La humanidad en Alex Gross y Tetsuya Ishida

La comparación de las obras de ambos artistas nos invitan a una reflexión profunda acerca de la realidad humana, espiritual y material de las sociedades de principios de siglo

Pocos años separaban a los pintores Tetsuya Ishida y Alex Gross. El primero nació en 1973, en Shizuoka, Japón, y el otro en 1968, en Nueva York. Realidades aparentemente tan diferentes, se encuentran, sin embargo, absortas en relación a una cultura que ya ha superado la resaca del postguerra y vive una intensa industrialización. Sus obras comparadas nos invitan a una reflexión profunda acerca de la realidad humana, espiritual y material, de las sociedades de la segunda mitad del siglo pasado y principios de este. Ambos artistas son fantásticos.

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Alex Gross Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida nos hace participar de una visión oscura y dolorosa de la ideología imperante, en un apelo drástico a la fragilización la consciencia, pero sobre todo, al vacío intelectual del materialismo de consumo que ha transformado Japón. Su obra es surrealista. Las toman escena fundiéndose en los personajes, en momentos representados como espacio, y en otros como los mismos objetos. Su obra nos dispara muchísimas preguntas. Es posible que su muerte en 2005 a causa de un accidente de tren, haya sido en realidad un suicidio.

Si en Tetsuya Ishida nos molesta el aspecto excesivamente espiritual y pesimista de los tiempos que corren, la obra de Alex Gross no queda atrás. Ambas retratan la inexpresividad del espíritu humano entregado al consumo. Alex Gross trabaja el simbolismo pop, y hace así una crítica fértil al marketing, a las comunicaciones y la pérdida de carácter y de autenticidad de la humanidad, el nihilismo, la globalización y los conflictos políticos a lo largo del mundo. “Somos” porque somos patrocinados, poseemos rótulos, y generamos envidia con los símbolos que cargamos. Nuestras ciudades son simbólicas, nuestra atención está dispersa, buscamos la diversidad, diversión, estatus, en los que identificarnos de manera jerárquica. Desde luego, tenemos delante a dos artistas impresionantes que invitan a una observación más consciente de nuestra actualidad y manera de vivir.