Javi Camino: “La gran ventaja de internet es que por fin desaparecerán los intermediarios”

Danielle Cruz Por Danielle Cruz
8 Min lectura
El director compostelano entrega su humor negro esta vez en forma de webserie

Nuevos canales audiovisuales, nuevas revistas –como la nuestra– nacen cada día y acompañan el rumbo de las “nuevas tecnologías”. El antiguo monopolio de los medios de comunicación de las grandes corporaciones ha caído en una deseada fragmentación en donde el comportamiento de la audiencia juega el papel principal.

Nos hemos olvidado de las agendas televisivas y hemos creado nuestra propia parrilla informativa a través de Internet con total libertad. Y descubrimos así nuevos talentos que no pueden esperar a una gran empresa para salir al mundo, y excelentes contenidos que en la mayoría de las veces ya vienen pensados exclusivamente para el público de la red.

Este es el caso de El viudo quiere mimos, el nuevo trabajo del director Javi Camino (Santiago de Compostela, 1982), cabeza de la productora audiovisual Magnetova Entertainment. Por el título mismo lo que intuimos es puro humor negro.

Javi Camino
Javi Camino

Se trata de la historia de un joven viudo, Quique, que trata de rehacer su vida al perder su amada. Trágica, cómica, inteligente y con un montaje impecable, la webserie escrita por Enrique Lojo es más una señal de que los medios ya han cambiado y que en la revolución de la red no hay marcha atrás.

Virtuoso, Javi Camino empieza a grabar ya en la época de la facultad. Entre sus principales obras se encuentran La consulta del Dr. Natalio (2004), ¡Maldito Bastardo! (2008) Lvoluten Osken (2012). Presente en varios festivales, y en géneros que van del gore al thriller, sus producciones se caracterizan por la agudez y genialidad. La red, como vehículo para promover su trabajo, se ha hecho indispensable y es imposible no reflexionar sobre este fenómeno.

 

 

“Creo que la TV tal como la conocemos está condenada a la extinción. La gran ventaja de internet es que por fin desaparecerán los intermediarios”

 

 

Sobre estos y otros temas hemos hablado en esta divertida entrevista. Entre oráculos y ángeles, el joven director nos deja entrever la mística que suele guiar su trabajo. Presentamos a continuación el primer capítulo de El viudo quiere mimos.

 

 

 

 

 

P. El viudo quiere mimos, escrita por Enrique Lojo, y dirigida por ti, es el más nuevo bebé de Magnetova, con un concepto muy original y estéticamente muy bonita, ¿de dónde ha surgido la idea?

R. Enrique Lojo es lo que comunmente se conoce como un psicópata. Es incapaz de sentir empatía por nadie y el hecho de que alguien enviudara a edad temprana le parecía tan extremadamente cómico que decidió ponerse a escribir una webserie sobre ello. Así que supongo que podemos decir que la idea surgió a raíz de una enfermedad mental. Me propuso dirigir el proyecto y tras valorarlo con calma, me vi obligado a decir que sí, ya  que creo que es mucho mejor que este tipo de personas canalicen sus pulsiones psicopáticas de forma creativa en vez de andar por ahí ejerciendo violencia contra terceras personas.

 

 

“Habrá más series. Haremos todas las que haga falta hasta que consigamos una que nos haga ricos”

 

 

P. Por lo que he entendido, esta es vuestra primera serie, ¿estás contento con la experiencia? ¿Podemos esperar más series de Magnetova?

R. Es nuestra primera webserie “convencional”, aunque existe un precedente, una especie de microserie llamada “A tope siempre” de píldoras de poco más de un minuto. Trata sobre el día a día  y las reflexiones de Emilio, un chico de barrio. Habrá más series. Haremos todas las que haga falta hasta que consigamos una que nos haga ricos. El éxito económico es nuestra gran asignatura pendiente. Dicen que venderse es el camino fácil pero es mentira, lo realmente fácil es hacer lo que te gusta.

 

 

el oráculo porcino
El “oráculo porcino”

 

 

P. Magnetova hace videoclips super originales para grupos de música indie, con muchísimo humor y que son una pasada, ¿dónde te inspiras? ¿Eres metódico a la hora de plasmar tus ideas?

R. La inspiración la conseguimos a través del oráculo porcino. Una especie de tabla ouija (aunque actualmente ya jugamos sin tabla) con las que podemos contactar con el espíritu universal del cerdo para que responda nuestras preguntas y nos guíe en nuestra travesía vital. Escogimos el cerdo, y no otro, como animal totémico porque  es bonito, sabe muy bien y además representa un montón de conceptos interesantes que van desde el ahorro a la perversión sexual.

Soy muy metódico en la parte de postproducción, porque no queda otro remedio. Pero a la hora de grabar creo que me dejo llevar más por el instinto que cualquier otra cosa. No suelo usar nunca storyboards, ni guiones técnicos, a no ser que sea una escena muy compleja de realizar.

 

 

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Fotograma de ‘El viudo quiere mimos’

 

 

P. Se entiende que hoy vivimos en un cambio muy grande de paradigma, donde las televisiones son cada vez más dependientes de Internet y cada vez surgen más canales exclusivamente online, ¿crees que la tele va perdiendo importancia? ¿Cuáles son las ventajas que ves en la red respecto a los medios convencionales?

R. Sí, creo que la TV tal como la conocemos está condenada a la extinción. La gran ventaja de internet es que por fin desaparecerán los intermediarios. Cualquiera puede hacer un programa desde su pueblo y ponerlo a al alcance de todo el mundo con unos cuantos clics. ¡Es genial!

 

 

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Fotograma de ‘El viudo quiere mimos’

 

 

P. ¿Qué recomendas a los que están a punto de seguir el mismo camino que tú? ¿Cuál es el camino de Javi Camino?

R. Lo más importante es lograr sintonizar a tu Ángel de la Guarda. Escucharlo y seguir sus sugerencias sin importar lo que piense el resto. No sé cual es exactamente mi camino ni a donde me lleva, ¡pero el viaje será fantástico o no será!

 

 

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Fotograma de ‘El viudo quiere mimos’

 

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Fotograma de ‘El viudo quiere mimos’
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Es editora de elemmental. Doctoranda en Comunicación. Estudió Edición y Filosofía. Amante del arte y los nuevos medios. Estuvo antes en el Cultura/s del diario La Vanguardia.