El reciente trabajo de fotoperiodismo de Lizzie Sadin, galardonado con el Premio Carmignac, denuncia el tráfico de mujeres en Nepal
Ahí donde nadie desea mirar es donde más hacen falta las campañas de sensibilización. Es exactamente este el propósito de Lizzie Sadin: hacernos entender el contexto dramático en el que miles de mujeres nepalíes están expuestas en la actualidad.
La fotógrafa francesa que ha pasado entre febrero y mayo de 2017 en diferentes lugares de Nepal, y su trabajo ha valido el Premio Carmignac de Fotoperiodismo.
Las cifras del terremoto de 2015 son alarmantes. Con más de 9.000 muertos, y unos 650.000 desplazados, la situación en el país se ha agravado aún más a causa del desempleo y la precariedad.
Esta situación ha facilitado que el tráfico de seres humanos, sobre todo mujeres, engañadas con la promesa de un futuro mejor, se disparara.
Alrededor de 20.000 mujeres son explotadas por la industria del sexo en Katmandú; otras 300.000 emigran con la ilusión de conseguir un trabajo de “empleada de hogar” pero acaban en las redes de prostitución.
Lizzie Sadin retrató las condiciones en la que viven algunas de estas mujeres, muchas menores de edad, y también de sus hijos. Estuvo por diferentes burdeles (discotecas y los llamados cabin restaurants, cabinas donde el hombre puede tocar a la mujer), y ha documentado el trabajo de la policia en la frontera nepalí, donde cualquier sospecha es razón para un rápido interrogatorio.
La fotógrafa ha dedicado los diez primeros años de su carrera al reportaje de temas sociales. En 1994 se une a la agencia Rapho de Robert Doisneau, y concentra sus reportajes las cuestiones de violaciones de derechos humanos en su profundidad.
Su exposición, que hasta el 19 de julio está en la Saatchi Gallery de Londres, reporta historias personales, los ambientes y condiciones de trabajo, y el papel de la policia en los interrogatorios y detenciones. Fotografías duras y en algunos casos tomadas sin autorización. Muy recomendable si estás de paso por Londres.