El qué, el cómo y el por qué en la investigación y creación de virales
Miles de usuarios de Internet invierten su tiempo en editar y divulgar, todos los días, ciertas imágenes y videos. El resultado de estas ediciones son parodias, a veces amateurs y rudimentarias. Pero muchas veces bien elaboradas, cargadas de humor hiperbólico, ironía y subversión.
Estas creaciones, ampliamente conocidas en el mundo digital como memes, se presentan cada vez más como una forma de expresión a la que las masas recurren para generar remezclas inusitadas de cultura popular, ideologías y tendencias político-económicas globales.
La concepción de «meme» engloba aspectos fundamentales de la cultura digital contemporánea. Una cultura participativa, en red, cuyos individuos se sirven de la facilidad de compartir para llenar la necesidad de inclusión en un grupo.
Debido al exceso de información, la era digital ha pasado a exigir compactación. Tuits de 140 caracteres o stories de 15 segundos son frutos de eso y los memes atienden con plenitud a esa demanda.
De este modo, si no estoy de acuerdo con la opinión de alguien, en vez de responder a la persona con un texto altamente elaborado que demuestre desaprobación y exponga cada uno de los absurdos que juzgo haber encontrado, puedo simplemente dejar que el célebre meme Side Eyeing Chloe argumente por mí:
El concepto de meme
Cuando Richard Dawkins inventó el término meme en 1976, en su libro El gen egoísta, lo definió como “una unidad de transmisión cultural o de imitación”, para diferenciarlo del concepto de gene.
Lo que Dawkins probablemente no imaginaba es que su neologismo pasaría por un proceso de meta-terminologización. Es decir, la migración de un dominio de especialidad para otro, y se convertiría en un concepto que traduciría casi todos los rasgos fundamentales de la era digital.
Al migrar de la Biología para Internet, el concepto acabó adquiriendo las características particulares de la nueva área, como en todo el proceso de terminologización.
A los rasgos de “imitación y transmisión” propuestos por Dawkins, se suman las influencias del medio digital, la estructura mediática y la velocidad a la que estos fenómenos se producen en Internet.
En su texto, Dawkins explicó que la raíz del término proviene del griego mímeme (un “elemento” de imitación, mímesis) y llegó a considerar utilizarlo de esa manera. Argumentó, sin embargo, que prefería “un monosílabo que suene algo parecido a gen”, pidió perdón a los helenistas y lo abrevió: meme.
Saussure hizo algo semejante al proponer el signo lingüístico. Para enfatizar la oposición entre sus componentes, cambió las denominaciones de concepto e imagen acústica para significado y significante. He ahí una sugerencia para los creadores de dicotomías.
A los rasgos de “imitación y transmisión” propuestos por Dawkins se suman las influencias del medio digital, la estructura mediática y la velocidad a la que estos fenómenos se producen en Internet.
Como “compartir” es un fenómeno inherente a la comunicación digital, la transmisión de los memes en Internet, en comparación a los de Dawkins, es lógicamente más rápida. Un meme publicado por un individuo en su red social se puede propagar en una escala descomunal en cuestión de horas.
Con el uso exponencial de esta nueva forma de comunicación en redes sociales, aplicaciones de mensajes, blogs y foros, el fenómeno llamó la atención de entusiastas e investigadores que empezaron a proponer limitaciones a la definición de meme.
Características del meme
El investigador de la Universidad de Copenhagen Carlos Castaño Diaz (2013) lo conceptualiza en base a la teoría de la comunicación. “Una unidad de información (idea, concepto o creencia) que se replica por transmisión vía Internet (email, chat, foro, redes sociales, etc.) en forma de hiperlink, video, imagen o frase. Puede ser repasada como copia exacta o puede cambiar y evolucionar”.
A su vez, Limor Shifman, en su libro Memes in Digital Culture (2014), prefiere retratar el meme no como una simple unidad cultural que se propaga profusamente, sino que lo define como: (a) un grupo de elementos digitales que poseen características comunes de contenido, forma y/o posicionamiento; (b) cada uno creado con base a lo anterior; (c) que son propagados, imitados y/o transformados a través de la red por diversos usuarios.
La observación del fenómeno de los memes posibilita una forma inédita y poderosa de reflexionar sobre cuestiones como, por ejemplo, la creatividad. Para los creadores de memes casi todo puede servir de inspiración: hechos graciosos, costumbres, músicas, gestos de personas famosas o ciudadanos comunes, expresiones de presentadores de telediarios, errores de arbitraje deportivo, discursos políticos.
Por su naturaleza imitativa, la intertextualidad es inherente a la creación de los memes. Cuando un usuario recibe un meme y lo comparte, demuestra tener ese conocimiento de mundo que le ha inducido a juzgar la imagen o video como gracioso, irónico o certero sobre el tema.
Es decir, algunos de los memes pueden ser comprendidos (y creados) por prácticamente cualquier persona, pero otros requieren un conocimiento más profundo sobre determinado aspecto de la cultura digital.
Para Shifman, vivimos en una era dirigida por la lógica hipermemética, en la que todos los grandes eventos públicos conducen a la creación de un aluvión de memes. Pese a que sean parte de la cultura popular, desarrollan un papel esencial en los principales eventos del siglo XXI.
Basta con que miremos a eventos como los Oscar y, recientemente, el Mundial de Fútbol. Los memes expresan, en este sentido, aquello que la audiencia digital tiene interés en un determinado momento.
Las fotos meméticas, como las denomina Shifman, constituyen generalmente montajes hechos con Photoshop. Uno de los tipos de foto memética es la frozen motion, en el que el movimiento intenso de los personajes es congelado por medio de la fotografía.
En este tipo de meme, los creadores insertan a los personajes en un contexto que juzgan más adecuado y que complemente el “movimiento inacabado”. Por ejemplo, Neymar y Tite jugando capoeira (con la participación de Ronaldinho Gaúcho).
En el caso de los videos, tienen más propensión a convertirse en memes aquellos que tienen movimientos repetidos por lo que demuestran más potencial de imitación.
Ejemplo de eso es el video Practising the Neymar. Hecho por un club suízo de fútbol juvenil, ele meme se ha hecho viral durante el Mundial de 2018.
Además de eso, una imagen o video se puede convertirse en meme si presentan un problema a ser resuelto de manera creativa. Es como un puzzle que permite que los usuarios puedan intervenir y completar sus incongruencias. Fue lo que ha llevado el meme Distracted Boyfriend a hacerse viral en todo el mundo.
Cada versión de un meme refleja la creatividad y el conocimiento de mundo de su creador. Al mismo tiempo, incluye a ese individuo en una comunidad más amplia que comparte la misma historia y los mismos artefactos culturales. Quien los recibe puede modificarlos y reiniciar el ciclo.
Precisamente por eso, los memes desafían la concepción de los derechos autorales, muy cara desde la Modernidad. La idea de “origen”, sin embargo, es casi incompatible con la sociedad colaborativa (sharing society). Una sociedad que asume como fundamental –y no indebida– la apropiación de textos, imágenes y videos, su modificación y propagación.
Referencias:
CASTAÑO DIAZ, Carlos Mauricio (2013): “Defining and characterizing the concept of Internet meme”, CES Psicología, Medellín, vol. 6, n. 2, p. 82-104. Disponible en: https://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2011-30802013000200007&lng=en&nrm=iso
DAWKINS, Richard (1976): The Selfish Gene, Oxford, Oxford University Press.
SHIFMAN, Limor (2014): Memes in Digital Culture, Massachusetts, The MIT Press.
Imágenes: https://knowyourmeme.com, https://giphy.com
