Iria do Castelo: «Todos nacemos fabulosos, solo que algunos no lo saben»

Javi Camino Por Javi Camino
13 Min lectura
Javi Camino visita a la artista gallega en su fantástico estudio en Culleredo, Galicia

Érase una vez una artista visual que vivía en un pequeño castillo en lo más profundo del bosque. Su nombre era Iria do Castelo. Entre aquellas paredes de piedra centenaria, bajo la atenta mirada de su perro Rocco, nuestra protagonista trabajaba día y noche para traer a la vida las más extrañas criaturas del inconsciente freudiano: niñas bicéfalas con cuerpo de llama, conejos con piernas de mujer, mujeres con cuerpo de oruga y teteras con brazos humanos correteaban libremente por el estudio. Mientras, en el exterior, el burro Lucas se deleitaba degustando una suculenta montaña de paja.

Iria solía decir que Lucas era el verdadero rey de la casa. “A mí aquí no viene a verme nadie. Incluso mis amigos vienen a visitar a Lucas en realidad”. Por el castillo también pululaba una banda de gatos liderada por el veterano Bisbirisbis, un gato negro como una sombra. Los felinos solían moverse como escurridizos fantasmas entre los montones de libros, pinceles, esculturas, insectos disecados y objetos dignos de un antiguo gabinete de curiosidades. Todas las criaturas, reales y fantásticas, convivían formando un jardín de las delicias que poco tenía que envidiar al imaginado por El Bosco.

Siempre pensé que todo era un cuento hasta que lo pude ver con mis propios ojos. Cuando llegamos a Castelo Studio y vimos asomar las grandes orejas de Lucas por encima del muro, no pudimos evitar sentirnos como Hänsel y Gretel cuando descubren la casa de chuches de la bruja. Sin embargo, Iria tiene poco de bruja y mucho de Alicia. Una Alicia que ha logrado crear su propio País de las Maravillas. Unas maravillas más cercanas al imaginario siniestro de Jan Švankmajer que al del almibarado universo de Walt Disney.

 

 

 

P. Cuando eras pequeña, ¿cuál era tu cuento favorito?

R. Mi libro favorito y el primero que me hizo enamorarme de la lectura fue Datrebil. 7 cuentos y 1 espejo de una colección, Austral Juvenil de la editorial Espasa Calpe. Era un libro plagado de historias súper locas con unas ilustraciones fabulosas.

 

P. ¿En qué momento tomaste conciencia de que tu vocación era ser artista?

R. Pues no fue una decisión fácil. Cuando todos mis amigos tenían bastante claro hacia donde dirigir su formación yo no tenía nada claro lo que quería hacer. Era como si ser artista no fuese algo aceptado socialmente como profesión.

Lo que sí tenía claro es que si quería ser buena en algo tenía que ser algo que me apasionase ya que tendría que dedicar gran parte de mi vida a ello, así que fui siguiendo a mi intuición y mis pasiones siempre.

 

 

Iria do Castelo, Ritual, 2018. Foto: Helm & Anchor

 

P. Hablemos de esas pasiones. ¿Cuáles son tus principales referentes pictóricos y literarios?

R. Uf qué difícil… me gusta mucho Neo Rauch, Paula Rego y Leopold Rabus en lo que a pintura se refiere. Uno de los autores que más disfruto leyendo es a Henry Miller. Me gusta la poesía de Lorca o Bolaño.

 

P. Imagino que el cine es otra gran influencia. ¿Cuáles son las películas que más te han marcado?

R. Entre mis favoritas están Freaks de Tod Browning, Delicatessen de Jean Pierre Jeunet, Pink Flamingo de John Waters, Alice de Švankmajer, In the Mood for Love de Wong Kar-wai y Only Lovers Left Alive de Jim Jarmusch.

 

 

Iria do Castelo, Creatures, 2013-2016. Foto: Helm & Anchor

 

 

P. Los comienzos casi siempre son difíciles. ¿Tuviste que desempeñar otras profesiones antes de poder dedicarte por completo al mundo del arte?

R. La verdad es que soy afortunada porque desde que salí de la escuela de arte empecé a trabajar como escultora en mi propio estudio. Fue muy emocionante sacar adelante nuestro propio proyecto siendo tan jóvenes (éramos tres socios y una media de cinco o seis personas trabajando) pero solíamos hacer principalmente trabajo de encargo, con lo que realmente no eran piezas que me definan como artista, el estudio se amoldaba a las propuestas. De aquel tiempo han quedado algunas piezas de obra pública que se pueden ver en la dársena del Puerto de Corrubedo o en el Faro de Laxe por ejemplo.

Más adelante me aventuré con un proyecto de hostelería (Bata de Guata) que duró diez años en el que se organizaban también exposiciones, presentaciones y conciertos. Pero nunca dejé mi actividad como artista, siempre lo mantuve en paralelo.

Ahora mismo trabajo sola como freelance en mi casa taller. Compagino mi trabajo como artista independiente con las actividades que organizo en mi estudio Castelo Studio.

 

 

Iria do Castelo, Bunny Pickwick. Foto: Helm & Anchor

 

P. ¿Sigues aceptando trabajos por encargo?

R. Sí, no cualquier cosa claro, pero trabajo a menudo en proyectos de ilustración y diseño. Castelo Studio realiza trabajos de branding, ilustración y diseño gráfico. Ahora mismo estoy trabajando en el diseño de la campaña de las Fiestas María Pita 2018 de la ciudad de A Coruña.

 

P. Haces de todo: ilustración, escultura, instalaciones… ¿En qué campo te sientes más cómoda?

R. En todas ellas. En todas me queda mucho por aprender pero me valgo de ellas para contar lo que me interesa en cada momento. Unas alimentan a otras.

 

P. Švankmajer siempre dice que el nunca eligió el surrealismo sino que fue el surrealismo quien lo eligió él. ¿Cómo fue en tu caso?

R. No busco el camino del surrealismo realmente, pero trabajo con las emociones, el inconsciente y la distorsión que se genera. Mi búsqueda está en el sentimiento de lo siniestro según la definición freudiana y en crear mi propia fábula biográfica.

 

 

Iria do Castelo, Creatures, 2013-2016. Foto: Helm & Anchor

 

P. Hay ciertos motivos que se repiten en tu obra, como el conejo que es el tótem de Castelo Studio, o el pelo, que en proyectos como Be Loved es el absoluto protagonista. ¿Qué significa el pelo para ti? ¿Tiene algún significado concreto?

R. Más que un significado concreto es un recurso para crear una atmósfera determinada. Es un elemento fetiche sacado del pop, a veces me gusta recurrir a clichés del universo erótico. Creo que le confiere a las piezas un falso realismo que las hace más humanas y a la vez más inquietantes.

 

P. En 2016 colaboraste con Harrison Ford Fiesta. ¿Qué tal la experiencia de colaborar con músicos? ¿Tienes ganas de repetir?

R. Muchas ganas de repetir. Era la primera vez que preparaba un proyecto escenográfico y fue muy divertido. Ellos, los Harrison Ford Fiesta, además son fantásticos, tenemos muchísima afinidad en cuanto a gustos.

 

P. Si pudieras colaborar con cualquier músico de la historia, vivo o muerto, ¿a quién elegirías?

R. No lo sé… quizá Björk.

 

 

Iria do Castleo, Be Loved, 2015. Foto: Helm & Anchor

 

P. ¿Qué otra música te inspira?

R. Escucho muchas cosas distintas, depende de el momento. Si necesito concentrarme para sacar una idea es muy probable que escuche jazz. Si estoy terminando una pieza suelo poner música muy ruidosa a veces (garage, electro rock, electrónica).

 

P. Con Olimpia & Vivian Heimlich te acercaste al mundo de las esculturas animatrónicas. ¿Te gustaría crear una criatura fantástica para una película?

R. Sí, no me importaría seguir jugando a Doctor Frankenstein.

 

P. ¿Qué tipo de criatura harías?

R. No puedo imaginarme como sería, pero posiblemente terrible pero irresistible, extraña pero muy sexy, posiblemente tierna y dulce.

 

 

Iria do Castelo, Drawings. Foto: Helm & Anchor

 

P. Háblanos de Castelo Studio. ¿En qué te basas para elegir a los artistas invitados?

R. He leído artículos acerca de la Black Mountain College, una escuela de arte que funcionó entre los años 30 y 50 junto al Lago Edén en Estados Unidos. Se trataba de una universidad experimental que se convirtió en referente y por la que pasaron grandes artistas, poetas y diseñadores. La fórmula de la Black Mountain College siempre me fascinó. También la idea de la Factory de Warhol. Me gusta que mi estudio sea algo así como un centro de actividades alrededor de cualquier manifestación artística.

Tras compartir experiencias en distintas residencias con otros artistas me di cuenta de que la energía que se genera cuando un grupo de artistas trabajan juntos es increíble, es tremendamente inspiradora. En 2012, una amiga me pidió que le diese clases de escultura y poco a poco fueron tomando forma una serie de eventos en los que el aprendizaje de diferentes técnicas artísticas es el nexo común; aunque también se han impartido talleres que tienen relación con un estilo de vida sostenible, se han hecho presentaciones de proyectos de arte y diseño, se ha convertido en estudio de grabación para bandas, lugar de shooting para fotógrafos y videógrafos… En los eventos se reúnen personas venidas de diferentes campos que durante un fin de semana intercambian conocimientos y experiencias.

Castelo Studio es un proyecto que crece de una manera muy orgánica. A veces yo hago la búsqueda de artistas invitados y otras ellos me contactan directamente. Busco perfiles interesantes, gente que desarrolla proyectos de arte, diseño o actividades relacionadas con un estilo de vida sostenible y de relación de respeto con el medio. Intento traer a gente con una trayectoria que de alguna manera destacan en su campo.

 

 

Iria do Castelo, Olimpia & Vivian Heimlich, 2013. Foto: Helm & Anchor

 

P. ¿Cuáles son tus artistas contemporáneos favoritos?

R. Me gustan los Jake & Dinos Chapman, Louise Bourgeois, Kiki Smith, Sylvie Fleury, Berlinde de Bruyckere, Carsten Höller, Juan Muñoz, Rebecca Horn…

 

P. En tu proyecto Be Superfabulous hablas sobre lo fabulosos que todos podemos llegar a ser. ¿La gente fabulosa nace o se hace?

R. Todos nacemos fabulosos, solo que algunos no lo saben.

Puedes acompañar el trabajo de Iria do Castelo por su página web o la del Castelo Studio, y también a través de su perfil de Instagram.

 

 

Iria do Castelo, Creatures, 2013-2016. Foto: Helm & Anchor

 

Iria do Castelo, Bataille, 2015. Foto: Helm & Anchor

 

Iria do Castelo, Drawings. Foto: Helm & Anchor
Compartir este artículo