Obvious y el arte generado por inteligencia artificial

Danielle Cruz Por Danielle Cruz
7 Min lectura
El colectivo parisino se suma a un movimiento artístico que lleva años gestándose, pero ¿tendrá éxito?

¿Es posible que las máquinas piensen? Esta es la gran pregunta de todo aquel que se interesa por cuestiones como la filosofía de la mente y nuestra relación con las inteligencias artificiales. Si decidimos que no, no piensan, pero son capaces de reproducir sistemática y coherentemente nuestros símbolos a punto de que lleguemos a una suerte de entendimiento, ¿es posible que lleguen a ser creativas?

Una puede argumentar que el arte está en los ojos de los espectadores, más allá de las intenciones o la historia del artista. Que hay que abrir paso a la generatividad, que en la naturaleza misma no hay ninguna finalidad y que el arte, al fin y al cabo, es cualquier cosa que haya sido hecha. Punto y pelota. Colgamos en la pared el cuadro hecho por la IA.

Sea como sea, los productos artísticos derivados de las inteligencias artificiales son cada vez más frecuentes. Hay algunos ejemplos que son verdaderamente significativos. Recordemos que en 2015 Google ha puesto a disposición del público su red neuronal, el DeepDream Generator. Cargado con millones de imágenes, el sistema es capaz de generar nuevas obras a través de del aprendizaje automático (machine learning).

 

 

 

Obra realizada con Google DeepDream. Google

 

 

 

Los resultados son como mínimo curiosos. Un grupo de 29 obras realizadas por el Google DeepDream ha sido subastado al año siguiente. La más cara ha sido vendida por 8000$.

En muchos casos la belleza o la coherencia son lo menos importante. Se trata sobre todo de una celebración de la técnica y la exploración artísticas de sus resultados, por lo que la práctica se da en distintos ámbitos de las artes visuales.

En 2016, se ha estrenado el corto Sunspring totalmente escrito por una inteligencia artificial. La llamaron “Jetson” y ha sido alimentada con centenares de guiones de ciencia-ficción para televisión y película. El resultado, que se puede ver a continuación, ha sido grabado en 48 horas.

 

 

 

 

 

 

 

¿Comprendes algo? No hace falta. La magia está en que lo haya hecho una máquina. Pero sí hay casos en los que la máquina lo hace sorprendentemente bien.

En el ámbito de las Bellas Artes el ejemplo más significativo de eso puede que haya sido el proyecto The Next Rembrandt, realizado en 2016. Aquí, todos los 346 cuadros del pintor holandés fueron meticulosamente analizados por una inteligencia artificial para generar obras con su mismo ADN.

La intención del proyecto era básicamente estimular la conversación sobre el arte y su relación con la tecnología y los algoritmos. Es innegable que el resultado ha sido impresionante, además de haber sido una increíble acción publicitaria.

 

 

 

 

 

No tan impresionantes son, desgraciadamente, los resultados de Obvious. El colectivo parisino, que levanta la bandera del arte en base al machine learning, tendrá subastada su obra Edmond De Belamy (2018) en Octubre en Christie’s, con un precio estimado entre 7000€ y 10000€.

Las expectativas sobre a cuánto se puede llegar a vender una obra de arte de este estilo, generada por un ordenador, son varias teniendo en cuenta que pueden llegar a ser muy prolíficas, y contemplando además su estética. Que el trabajo figurativo, especificamente de retratos, hechos por inteligencias artificiales a través una base de datos muy amplia pueda ser más complicado es un punto a tener en cuenta. Hay que añadir que se ha generado todo el árbol genealógico ficticio de la familia Belamy, en un intento de emular una historia [haz clic aquí para ver la galería].

 

 

 

Obvious, Edmond de Belamy, 2018. Obvious

 

 

En el caso de Obvious, el camino parece ser más interesante que la llegada. El proceso del colectivo se basa en el Generative Adversarial Networks (GANs). Su algoritmo está compuesto de dos partes, un Generador y un Discriminador. El Generador crea una nueva imagen a partir de su base de datos, mientras el Discrinimador trata de encontrar las diferencias entre una obra de arte hecha por humanos y por una máquina. La idea es engañar al Discriminador para que llegue a considerar la nueva imagen como una imagen hecha por un humano y que de ahí se produzca la nueva obra.

Obvious ha buscado 15.000 retratos pintados entre el siglo XIV y el siglo XX. Una vez analizados, la máquina es capaz de producir nuevas imágenes muy distintas de las originales. Este sentido de novedad se afirma en el hecho de que cada vez que se realiza una renderización el algoritmo trae un resultado distinto.

El colectivo se pregunta así cuál es la importancia de la tecnología en la consecución de imágenes, que sin duda es muy grande, pero además comprende la utilización de las IAs como herramientas y no como sustitutas de los artistas.

No podemos calcular el éxito del grupo con la venta sus obras de arte todavía. Sin embargo, podemos decir que ya ha tenido éxito al alimentar ciertos interrogantes: ¿son las máquinas capaces de crear? ¿Son artistas? ¿Serán responsables? ¿Son capaces de emocionarnos? ¿Qué tipo de autenticidad le asignaríamos las obras creadas por máquinas?, y en definitiva, ¿llegarán amenazar el papel de los artistas involucrados? Yo, personalmente, creo que no.

Si quieres conocer más sobre el colectivo Obvious, pásate por su página web. Otros artículos interesantes sobre el tema los encuentras aquí y aquí.

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Es editora de elemmental. Doctoranda en Comunicación. Estudió Edición y Filosofía. Amante del arte y los nuevos medios. Estuvo antes en el Cultura/s del diario La Vanguardia.