Geohumanidades: el giro espacial y los nuevos medios

Arantxa Serantes Por Arantxa Serantes
8 Min lectura
Con las nuevas iniciativas la cartografía colaborativa da paso al geoperiodismo

Cuando hablamos en tener de información, el periodista deja de ser el único observador participante y testimonial de la actualidad. Nos encontramos en un momento de transformación que no solo deja paso al periodismo ciudadano, bloggers o podcasts como imperativo de la interactividad que demandan los nuevos medios. Crecen los diarios digitales, las nuevas comunidades y los equipos multidisciplinares que ya cuentan con canales propios. Desarrollan, diseñan y modelan magazines, webs temáticas o plataformas cívicas que exploran noticias narrativas.

A nivel productivo, estos contextos hacen un uso intensivo del lenguaje gráfico y de historias en las que el factor determinante son los datos como recurso esencial para contrastar la veracidad de los hechos. También porque son un buen método para hacer un seguimiento, de tal modo que los contenidos tengan mayor vigencia en el tiempo. Los mapas, a nivel informativo, siempre fueron empleados para disponer los datos relativos a fenómenos meteorológicos o ambientales para tratar acontecimientos producidos la gran escala o temáticos, con un fin puramente estadístico o representativo.

 

Robert Szucs, Grasshopper Geography. Mapa de los ríos de la peníndula ibérica

 

La interactividad era un hecho que no solía contemplarse, a pesar de existir tipologías de mapas muy variadas: de puntos, de calor, coropléticos, etc no se veían más que como una representación estática que concentraba en la suya ser la pregunta por el donde, mediante usos de sistemas SIG.

Con la llegada de la web mapping, las redes sociales o las apps y sus sistemas de geoposicionamiento, unidas al efecto de los datos abiertos, hicieron posible que las posibilidades comunicativas se multiplicaran, ya que cualquier usuario puede tener acceso la esas fuentes y desarrollar contenidos fácilmente incrustables en las páginas, además de ser un recurso colaborativo en el que se puede participar importando nuevos datos y capas, en las que las imágenes e hipervínculos toman el mando.

Desde entonces, se pudieron apreciar nuevos desarrollos. Comienza a ser tendencia, la posibilidad de exponer encuestas geoposicionadas para conocer la opinión de la ciudadanía. Suele haber secciones de ese tipo en la prensa que normalmente dan lugar a visualizaciones estáticas, pero el geo- va ganando terreno y ya existen herramientas de software libre que permiten compartir en redes las encuestas sino que además puede obtenerse un csv sobre lo que poder hacer análisis de la información obtenida.

 

USGS geologic map viewer

 

Toda vez que los móviles y tablets, fundamentalmente, nos convierten en consumidores de información y de apps, la mayoría de los contenidos podrían tener un formato más interactivo. No es casualidad, que los podcasts y los vídeos experimenten un elevado crecimiento. Con todo, hay grandes volúmenes de datos que necesitan un formato que vaya más allá de una imagen fija en nuestra pantalla. Y digo pantalla, porque en el formato papel se echa en falta a realidad aumentada, los BIDIs o las referencias web, que amplíen los recursos informativos.

El periodismo de datos no solo abre el paso la una nueva fuente de consulta. Puede dar lugar a nuevos campos de investigación y hace viable un modelo de ciencia social prescriptiva mediante una serie de procedimientos que hacen balance de la toma de decisiones a nivel político y social, delimitando un plan de acción y mostrando, a su vez, los indicadores de impacto a partir del geoposicionamiento de los factores que condicionan esos cambios.

El periodismo de datos no solo abre el paso la una nueva fuente de consulta. Puede dar lugar a nuevos campos de investigación.

La convergencia entre lo social, el local y los móviles ya se puso de relieve en el The SOLOMO Manifesto (2011). Los servicios de geolocalización son más que unas simples coordenadas y aunque no faltan críticos alrededor de temas relacionados con la privacidad, cuando se trata de fines legítimos como el derecho a la información, los datos de localización que se recogieron pueden dar solución o hacer patente un problema social modo “just in time”.

Los límites que antes segmentaban ciertos tipos de herramientas segundo su uso entre lo profesional y el personal, el personal y lo público, exponen ahora otros dilemas con la llegada de la cartografía colaborativa. Del entorno Google se transita hacia la el Openstreetmap en busca del mapa perfecto que permita la integración con otras plataformas y facilite el control a los usuarios del on al off, a la hora de compartir acoplamientos y preferencias.

 


 Mapa interactivo de la deforestación de la Amazonia. Fuente: Infoamazonia.org

 

Esta evolución hacia el geoperiodismo se hace evidente desde proyectos como Infoamazonia.org coordinado por Gustavo Faleiros en Brasil. Un mashup de datos abiertos, mapas y storytelling que se centra fundamentalmente en causas ambientales.

Otro ejemplo significativo podemos encontrarlo en Oxpeckers Center for Investigative Environmental Journalism en Sudáfrica, centrado en temas de cooperación para el desarrollo y reservas naturales. Junto al Earth Journalism Network y Flag It! conforman una serie de equipos multidisciplinares que desarrollaron el Enviromental News Lab, un medio de comunicación no lucrativo que publicó el Geojournalism Handbook, el único compendio de herramientas para visualizar y compilar información, mediante software libre y aplicaciones de web mapping.

En un informe del Tow Center for Digital Journalism de la Columbia Journalism School sólo se registran estas iniciativas como pioneras en su ámbito, pero sí se refleja una tendencia hacia su integración. No hay que olvidar que los primeros experimentos en torno al geoperiodismo surgieron a partir de 2008, y que desde 2011 los mapas comenzaron a verse como un método de monitorización colectiva mediante aplicaciones como Ushahidi, Crowdmap o ikiMap.

Según el propio Gustavo Faleiros, están explorándose nuevas formas de distribución y organización de la información porque la idea es generar una sensación de comunidad, porque más que tratarse de una representación gráfica al uso es un incentivo para movilizar a los agentes sociales y que estos sean conscientes de la tendencia demostrada por los datos (favorables o no).

Se busca un periodismo factual en el que la hiperlocalidad y de la web se vincula la un tema de reputación en relación a aquel que facilita la información, como los reportajes de The New York Times. Un ejemplo paradigmático fue Inside Raqqa, the capital of Isis, una excelente y detallada muestra del arte de contar historias en el mundo digital. Una fórmula que no tardará en replicarse en cuanto tengamos mayor consciencia de la importancia del dónde.

 

Enlaces de interés:

Herramientas: http://geojournalism.org/

International Journalists Network: http://www.ijnet.org

Stamen: https://stamen.com/work/open-earth/

Tow Center, Git Book: https://www.gitbook.com/book/towcenter/the-art-and-science-of-data-driven-journalism/details




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Licenciada en Humanidades por la Universidad de A Coruña. Obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en Historia Antigua por la misma Universidad. Experta en Pensamiento y Creatividad por la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid), en Marketing, Publicidad y Comunicación por EUDE (Madrid) y en Humanidades Digitales (UNED). Doctora en Filosofía por la Universidad de Santiago de Compostela.