María von Touceda: “La felicidad para mí reside en la libertad absoluta”

Javi Camino Por Javi Camino
18 Min lectura
La escritora nos habla de su última novela ‘Coito ergo sum’ y nos lleva por una ruta de peregrinación de sus principales localizaciones

En esta casa María von Touceda (Santiago de Compostela, 1979) no necesita presentación. Escritora, crítica de arte y colaboradora habitual de elemmental, seguro que muchos ya habéis leído alguno de sus artículos y entrevistas. Lo que quizás aún no conocíais era su faceta de autora erótica.

Residente desde hace años en Liérganes, Cantabria, aprovechamos su visita a Santiago para charlar un rato antes de la presentación de su segunda novela ‘Coito ergo sum’.

El encuentro tuvo lugar una lluviosa mañana en la clásica cafetería El Muelle, la misma a la que suele acudir Sara, la joven farmacéutica protagonista de su nuevo libro. Enseguida, hicimos una ruta de peregrinación por las principales localizaciones de la novela.

 

 

 

 

P. Perteneces a una reciente generación de escritores que se forjaron en redes sociales como Facebook, donde tienes un ejército de fieles seguidores.

R. Sí, aprovecho Facebook para ver lo que le va gustando a la gente. Fui amoldando mi estilo por los likes, aunque nunca dejé de hacer lo que me salía de la cona. También abrí una página para hacer textos a medida, luego ya me puse con cosas más largas como mi primera novela Crítica del vicio.

 

P. Muchas veces veo como algunos posts buenísimos pasan casi desapercibidos mientras que otros que me parecen mucho más triviales son un éxito. ¿Suelen coincidir los gustos de tu público con tus propios gustos?

R. El público quiere costumbrismo. Por ejemplo, cuando hablo de cosas que me pasan en el pueblo, rollo el supermercado, el carnicero y ese tipo de cosas a la gente le encanta. En cambio textos mucho más currados se la sudan. Sobre todo cuando son cosas de trabajo, artículos que escribo para Cáñamo y cosas así, a la gente se la suda por completo. La gente quiere carnaza, que les cuentes tu vida.

 

P. ¿No te da miedo ese nivel exposición de la vida privada?

R. Yo cuento solo lo que quiero contar. Ahí cada uno debe medirse. No cuento cosas íntimas que a mí no me interese proyectar. No, no tengo ningún miedo. Lo que sí que pasa es que por ejemplo a veces pongo un post de la presentación del libro y nadie se entera pero sin embargo sí que saben hasta la marca de café que tomo (risas). Mi pareja no lo lleva tan bien. Una vez lo pararon en La Rioja en plan “tú eres el Cachorro” [así se suele referir María a su pareja en Facebook] y claro, él es una persona muy discreta, si lo paran así en medio de Logroño se lleva un susto (risas). Pero yo no tengo ningún problema.

 

 

Localizaciones de ‘Coito ergo sum’: Cafetería El Muelle, Santiago de Compostela

 

 

P. Por otro lado, imagino que también muchos trabajos te habrán salido gracias a Facebook.

R. Sí, antes decía que el 100% del trabajo me salía por Facebook pero desde que estoy establecida en Cantabria, a través de unas confluencias con otros críticos y artistas me salieron más trabajos como de guía en galerías o escribiendo en El Diario Montañés sobre la Feria de Arte de Santander.

 

P. Entonces, ¿Facebook merece la pena pese a todo?

R. Sí. Aunque quite mucho tiempo, para mí es un como trabajar la tierra, porque luego los seguidores son también la gente que te compran los libros. Yo edito con pequeñas editoriales que no me prometen estar en todas las librerías, y aún así me leen en todas las partes de España e incluso en Costa Rica. Eso todo es gracias a las redes sociales.

 

P. Si no me equivoco el libro surgió como un encargo a raíz de Crítica del vicio.

R. Sí, leyeron Crítica del vicio y me encargaron un libro que también fuera erótico. Estaba meando en Liérganes cuando justo me llamó un número que no conocía, lo cogí y me dijeron “te llamamos de una editorial”. Justo en ese momento me estaba secando la cona, pero si llama una editorial, yo atiendo aunque esté con una mano en el papel higiénico (risas). Escribí el libro, pero al final no llegué a buen puerto con ellos y saqué el libro con otra editorial de Murcia.

 

P. ¿Es el libro que te apetecía escribir?

R. Cuando me dijeron que querían un libro erótico, me puse delante del Word y no tenía ni idea de lo que iba a hacer. Pensé en una protagonista farmacéutica para que fuera algo totalmente distinto a Eva, la protagonista de mi anterior libro, que era historiadora del arte. Fui hilando poco a poco y al final, el grueso del libro salió de un porro de una marihuana más fuerte de la que suelo fumar. Me dio como una especie de brote psicótico y me vinieron todas las ideas a la cabeza. Sí, es el libro que quería escribir. No me veo escribiendo novela histórica o poemarios. Realmente el sexo, las drogas y el arte es lo que a mí me mueve.

 

 

Nunca he leído una novela erótica y ni siquiera tengo claro que la mía lo sea porque no sé qué significa.

 

 

P. ¿Sueles leer novela erótica?

R. No, nada. No tengo ni muy claro lo que es una novela erótica. En la adolescencia leía a Bukowski, pero vamos, una cosa de adolescente, que es cuando se lee a Bukowski. Por el resto, hablo de los cómics de Milo Manara en el libro, que sí leía los que tenía mi madre en casa, pero nunca he leído una novela erótica y ni siquiera tengo claro que la mía lo sea porque no sé qué significa.

 

P. ¿Y entre erotismo y pornografía? ¿Sabrías decir la diferencia?

R. En el papel de la mujer. En el erotismo la mujer no está tan cosificada. En el erotismo la mujer parece que disfruta mientras que en la pornografía solo lo hace el hombre, aunque ellas pongan cara de que se lo están pasando bien. Además el erotismo se puede extrapolar a la realidad y la pornografía no. La pornografía cuando se encuentra en la realidad a mí me violenta. En cambio el erotismo no. Aunque hable de sexo y a veces sea bastante gráfica, a mí las películas porno no me gustan nada.

 

P. En el libro incluso das a entender que el porno incluso puede afectar negativamente a los hombres.

R. En mi círculo los hombres consumidores de pornografía, que algunas veces incluso hacen discursos feministas, a la hora de las relaciones yo creo que la pornografía los lleva a una cosa muy machista y a solo buscar unos prototipos de mujer que están relacionados con el porno. Son actitudes que nada tienen que ver con el feminismo. Puede que haya alguna actriz porno que sea feliz haciendo pornografía y lo haga sin presiones pero el resto de mujeres no creo que lo pasen bien.

 

 

‘La mujer adúltera’, portada de Platerías, Catedral de Santiago de Compostela

 

 

P. Coito ergo sum funciona casi como un díptico junto a Crítica del vicio. La acción transcurre en la misma ciudad e incluso sale Eva, la protagonista de tu anterior libro, como personaje secundario.

R. Sí, se conectan. Incluso usé a Denís Galocha, el diseñador de la portada del primer libro también para hacer la portada de Coito ergo sum. Las líneas de “La mujer adúltera” de la portada son fucsias como un guiño a Crítica del vicio. Como quería hablar del tema de la marihuana, aproveché el personaje de Eva. Si sigo viva incluso puede que haya un tercer libro para hacer una trilogía (risas).

 

P. El libro empieza con una cita de Yung Beef, un trapero al que haces múltiples referencias, que resume a la perfección el tema del libro: “Las bitches no son bitches, solo quieren ser felices”. ¿En qué consiste la felicidad para ti?

R. La felicidad para mí reside en la libertad absoluta.

 

P. ¿Y para Sara, la protagonista del libro, también?

R. Ella es una chica que se dedica a follar a salto de mata y empieza a cuestionarse si eso realmente le da libertad o si realmente lo que necesita en vez de tanto folleteo es un abrazo. La libertad al final también depende del momento vital en el que estés. Es lo que pasa en los tiempos que corren con el Tinder. Muchas chicas se ven de repente liberadas por tener muchas relaciones con chicos diferentes pero después se dan cuenta de que a veces eso también las lleva a caer en un pozo negro bastante chungo.

 

 

Localizaciones de ‘Coito ergo sum’: Cine Yago, Santiago de Compostela

 

 

P. Algunas mujeres sufrieron una decepción similar con la liberación sexual de los años sesenta y setenta. Hay teóricos que dicen que lo que vendieron como una revolución feminista era en realidad un revolución para la industria farmacéutica que se forró vendiendo la recién creada píldora anticonceptiva. ¿Crees que esa banalización del sexo ha sido positiva para la mujer?

R. Yo creo que todo va por fases. Por ejemplo si sales de una duración muy duradera a lo mejor lo que te alegra la vida es estar acostándote con 3000 personas. Pero al fin y al cabo eso es solo carne, saliva y demás flujos, y puede también arrastrarte al abismo. Según la edad que tengas y el momento en que te encuentres puede ser más liberador o más condenatorio. Con 20 años puede apetecerte follar en los baños del Maycar [una discoteca de Santiago de Compostela] pero con 40 es normal buscar algo que te llene más.

 

P. Hay mucha gente que piensa que el discurso de Yung Beef es machista. ¿Cómo lo interpretas tú?

R. Bueno, ya sabes que de una misma cosa se pueden hacer dos discursos totalmente antagonistas. Yung Beef puede ser considerado lo máximo del machismo o todo lo contrario. Yo de lo que hablo en el libro es de que llevan toda la vida llamándonos putas y Yung Beef y la Zowie como que le quitan el peso de insulto y lo normalizan. Para mí son parte del discurso feminista, que igual me equivoco, pero es lo que te digo, son las dos caras de una misma moneda. Igual que cuando una chica enseña cuerpo en Instagram hay siempre quién lo defiende como feminista porque lo hace porque quiere y quién dirá que es machista.

 

 

No todo el mundo está preparado para drogarse y no a todo el mundo le va bien las drogas. No puedes andar aconsejando a tus amigos que se fumen un porro cuando tienen cualquier problema.

 

 

P. En el libro hay también una crítica a los fármacos legales. Los comparas con Un mundo feliz de Huxley y los vendedores de “soma”, la droga de la felicidad. ¿No crees que también la marihuana, cuando ya no hablamos de un uso recreativo, sino sistemático, se convierte también en “soma”?

R. Sí. Al igual que el sexo, las drogas también son épocas en la vida. Yo por ejemplo a mi hermano pequeño no le haría apología de las drogas. No todo el mundo está preparado para drogarse y no a todo el mundo le va bien las drogas. Así como critico que los psiquiatras en vez de escucharte muchas veces lo primero que hacen es coger el talonario y recetarte Trankimazin. Lo mismo con las drogas. No puedes andar aconsejando a tus amigos que se fumen un porro cuando tienen cualquier problema.

 

P. En la farmacia del libro lo que más se vende son antidepresivos y lubricantes de sabores. ¿Es el lubricante una especie de “Prozac genital”?

R. (Risas) Puede ir unido. Muchas personas depresivas tienen carencia de flujo. Pero también puede jugarse igual que un dildo. Como una herramienta para cambiar un poco el sexo. También he metido muchos condones porque en Crítica del vicio una chica me dijo que le había gustado mucho el libro pero que no aparecía ningún condón y me pareció una crítica muy acertada. Habrá chicas jóvenes que me lean y también tendrán que saber que es importante usar preservativo. No se tiene por qué perder el erotismo porque en medio de la relación aparezca un preservativo.

 

 

Localizaciones de ‘Coito ergo sum’: Plaza de Platerías, Santiago de Compostela

 

 

P. Santiago de Compostela está muy presente en la novela. Haces una referencia al siempre controvertido Centro Galego de Arte Contemporáneo. ¿Crees que el CGAC ha logrado acercar el arte a la gente?

R. En mi caso, con las exposiciones de los años noventa de la etapa de Gloria Moure, sí. Lo que pasa que luego fue entrando en una decadencia. Aunque ahora de vez en cuando también hay cosas interesantes. Pero de aquella Santiago era un poco como Las Hurdes. En la USC en cinco años de carrera no dabas ni una sola mujer. En cambio en el CGAC empezaron a llevar a mujeres artistas como Ana Mendieta y arrojaron un poco de luz.

 

P. ¿La ruta por Santiago de Compostela, que en el libro le hace Sara a su amiga Nuria y su prima, coincide con la de tus sitios favoritos de la ciudad?

R. Sí, son mis sitios favoritos. Es la misma ruta que cuando yo viví aquí les hacía a la gente que venía de fuera. A la Catedral siempre va todo el mundo pero la Iglesia de Salomé, la Plaza del Toural y sus leyendas, son cosas que a muchos visitantes se les pasan.

 

 

Portada de ‘Coito ergo sum’ (2019), La Marca Negra Ediciones

 

 

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Director de cine y periodista. Colaboró con Vice, Tentaciones, entre otras publicaciones. "Jacinto" es su nuevo largometraje.