El debate ético de “Saving Banksy” (2017)

Danielle Cruz Por Danielle Cruz
7 Min lectura
Saving Banksy se estrenó este año y pone en relieve cuestiones como la propiedad intelectual y el estatuto de las obras de arte en el espacio público

Después del éxito Exit Through the Gift Shop, documental dirigido por Banksy que se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en el 2010, candidata a los Oscars y a los premios BAFTA, nos encontramos ahora con el otro lado del debate del arte: el arte en dominio público.

Si el primer documental exploraba la escena del arte urbano, el anonimato de Banksy y el mercado del arte aprovechados por estos colectivos, Saving Banksy (2017) propone cuestiones muy complementares: ¿es correcto que alguien se apropie de una obra en espacio público y la venda por cientos de miles de dólares sin el permiso del artista?

Brian Greif y la Haight Street Rat, Saving Banksy

El documental se ha estrenado al principio de 2017 con dirección de Colin M. Day, y tiene como productor y uno de sus protagonistas a Brian Greif, coleccionista y curador de obras de arte.

Brian recuerda el tour que hizo Banksy por San Francisco. Las obras que dejó allí benefició enormemente a la ciudad. No obstante, éstas desaparecieron rápidamente y tan solo quedaba una, la Haight Street Rat, una de las ratas comunistas del artista que Brian consiguió rescatar. Pero lo que vendría después era solo el principio.

Rescatar a la rata no había sido una decisión facil, pero tuvo su buena intención. El arte urbano se asume como un arte efímero. En muchos casos su ejecución es ilegal y está sujeta a que los propietarios de los inmuebles la quieran tapar o incluso que se vean obligados a hacerlo por orden de los ayuntamientos.

Las negociaciones para rescatar a la Haight Street Rat fueron largas, aunque el objetivo era muy concreto desde un principio: donarla gratuitamente a un museo para su exposición permanente al público.

La odisea de Brian para conseguirlo, sumada a los comentarios de, entre otros, Ben Eine –artista cercano a Banksy– se choca con la figura del marchant: Stephan Keszler. Precisamente uno que se dedica a retirar las obras de Banksy de la calle y venderlas a precios exorbitantes a coleccionistas. Keszler está convencido que lo que hace es un favor al artista ya que así mejora su imagen y quiso, como otros, adquirir a la Haight Street Rat.

El rescate de la Haight Street Rat, Saving Banksy

La polémica está, pues, servida. ¿Las obras pertenecen a sus espacios o son los espacios los que hacen las obras? ¿Sacarlas de la calle significa sacarlas de su contexto? ¿Es la calle parte de su mensaje? Son cuestiones que vale la pena reflexionar.

El caso de Banksy, un artista que prima por su anonimato y autentica sus obras a través de su página web, es aún más llamativo por el discurso y el enigma que se ha tejido a su alrededor. Si su obra se encuentra explícitamente en dominio público, entonces ¿qué derechos tiene Banksy sobre la decisión de su venta?

El paso del dominio público al dominio privado parece tan sencillo cuanto cortar una pared, pagar por el arreglo y llevarse una obra al mercado que, si bien han tardado 10 minutos en hacer, está rodeada de leyenda. El paso contrario –del dominio privado al público– puede suponer la cárcel. La mercantilización, que es parte de la crítica corrosiva que hace el artista a lo largo de su carrera, parece más que nunca una batalla perdida.

Obra de Banksy originalmente hecha en Palestina, expuesta y vendida a coleccionistas en Miami, Saving Banksy

Un ejemplo. En abril de 2017, estuve en a la exposición The Art of Banksy que tuvo lugar en Amberes, organizada por su ex agente Steve Lazarides. Me había parecido una buena excusa para conocer la ciudad, aunque la ciudad ya es una buena excusa en sí misma. Mi sorpresa fue saber que, además de que exponían a Banksy, eso se hacía en un centro comercial. La anomalía me ha dejado aún más curiosa, y no es menos cierto que ha sido una buena oportunidad para ver en directo su obra y estuvo bien.

Sin embargo, en la pagina de la exposición, te encuentras con este mensaje: ALL ARTWORKS DISPLAYED IN “THE ART OF BANKSY” EXHIBITION ARE THE COPYRIGHT OF THE RELATED COLLECTORS WHO OWN THEM. GIVEN THE FACT THAT BANKSY HAS PLACED THE MAJORITY OF HIS WORKS IN THE PUBLIC DOMAIN, GRACIA LIVE, NOR IEG HAVE NO INTENTION OF TRYING TO CLAIM ANY COPYRIGHT.

Banksy no trabaja exclusivamente en el dominio público y eso tiene un peso. Es posiblemente un caso único del debate de la propiedad intelectual por el valor de mercado de sus obras. En su seno se encuentra el estatuto de una obra de arte en espacio público, pero lo realmente importante es que la cuestión se extiende a todos que hayan decidido poner su obra literalmente en la calle. Es el escenario inverso al que enseña Exit Trought the Gift Shop. Una situación que afecta a todo un movimiento artístico: lidiar con lo efímero sí, con la ilegalidad, pero también con una injusta o indeseada perpetuidad.

“Esto quedará guay emarcado”, obra puesta en San Francisco, Saving Banksy
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Es editora de elemmental. Doctoranda en Comunicación. Estudió Edición y Filosofía. Amante del arte y los nuevos medios. Estuvo antes en el Cultura/s del diario La Vanguardia.