Kent Monkman: fluidez de género y represión colonial

Danielle Cruz Por Danielle Cruz
7 Min lectura
Cuadros monumentales recuperan la estética clásica y revisan conflictos sociales caros de nuestros días

La cuestión de género es sin duda una de las grandes problemáticas de nuestro tiempo y por ello mismo no está exenta de polémica. La vemos reflejada en los debates sobre la teoría de género, la teoría queer y, obviamente, en el feminismo, que son desde hace siglos los sustratos teóricos de algunos movimiento sociales.

La polémica en torno a la cuestión género se da sobre todo en la política, donde el discurso de la constatación de que éste es un constructo social molesta a los que se ya se habían acostumbrado a los privilegios de la naturalización del discurso contrario. Sin embargo, esta reflexión nos da cabida a entender mejor otros conflictos históricos que se extienden hasta el día de hoy.

 

Kent Monkman, Wedding at Sodom, 2017

 

Kent Monkman (1965) expresa la cuestión desde una doble perspectiva. Nacido en Canadá, Monkman pertenece a la tribu Cree –una tribu amerindia cuyos miembros, los crees, vivían mayoritariamente en el bosque– y tiene ascendencia irlandesa. Esta conexión y mezcla con los indígenas tiene una vinculación esencial en su obra, ya que a raíz de ella pudo profundizar desde otros puntos de vista el papel de la colonización y de la sexualización como un medio de opresión.

Históricamente, para que el proyecto de colonización se sostuviera, la sexualización tuvo que jugar un papel fundamental. Lo mismo sucede con el genocidio y las violaciones como estrategia de violencia política en los territorios en guerra –recordemos el genocidio de Ruanda en 1994, cuando el gobierno hutu llevó a cabo un intento de exterminio de la población tutsi, violando también a miles de mujeres que sobrevivieron a la masacre–. Para que allí se estableciera una nueva sociedad, no había solamente que mezclarse con los nativos sino que además había pautar una nueva estructura jerárquica en la sociedad.

Enseñar esta estructura social de represión desde el control de la sexualidad hasta los aparatos del Estado es lo que pretende la obra multidisciplinar de Kent Monkman.

 

Kent Monkman, The Scoop, 2018

 

Inspirado en las técnicas y paisajes de la pintura clásica combinadas con la tecnología actual como la fotografía digital y las proyecciones, el artista interroga a los visitantes más conservadores con narrativas que expresan tanto la hibridación cultural como los esfuerzos de resistencia y represión políticas.

Un ejemplo es la serie The Water Protectors inspirada en las manifestaciones de la Reserva india Standing Rock en Dakota del Norte, en contra la construcción de un oleoducto en 2016. La serie está pensada desde el punto de vista de los represores, en este caso la policía, y evocan estéticamente escenas históricas de batallas americanas y del romanticismo francés.

 

Kent Monkman, With Our Bodies We Protect the Land, 2018

 

Otro de los ejemplos más alucinantes es la obra Miss Chief’s Wet Dream, inspirada en el La balsa de la medusa (1819) de Théodore Géricault. Miss Chief es el alter-ego del artista, un personaje glamuroso que también aparece en sus performances. La obra en cuestión mide 7 metros de largo por 3,5 metros de ancho y es hasta el momento su lienzo más grande.

En ella salen retratados de un lado de la balsa algunos personajes de la historia europea como la Reina Victoria, Jesus Cristo, Maria Antonietta, soldados romanos y posiblemente a Napoleón con una cabeza de toro, todos pintados en un tono gris enfermizo. Del otro lado aparecen los indígenas en posición de ataque pero también ofreciéndoles la pipa de la paz. En medio vemos el personaje de Miss Chief durmiendo mientras mantiene una erección.

 

Kent Monkman, Miss Chief’s Wet Dream, 2018

 

El artista explica en su statement que su personaje Miss Chief Eagle Testicke funciona en sus obras como un viajante en el tiempo, un ser sobrenatural cuya característica principal es la fluidez de género.

Esta idea de fluidez de género le permite revertir la mirada colonizadora y derrocar las nociones históricas que estigmatizan hasta hoy a los pueblos invadidos, a la vez que evidencia su lógica: el control de la jerarquía social, la violencia sexual subyacente, el control de la sexualidad y la imposición de la performatividad de los géneros según la ideología del colonizador.

Monkman logra así hacer que el conjunto de su obra sea una emocionante reivindicación social. El resultado son composiciones intensas y provocadoras que, en definitiva, nos invitan a pensar más allá de nuestro tiempo.

 

Kent Monkman, Victory for the Water Protectors, 2018

 

Kent Monkman, La Pieta, 2018

 

Kent Monkman, The Daddies, 2016

 

Kent Monkman, Cain and Abel, 2017

 

Kent Monkman, Wild Flowers of North America, 2017

 

Kent Monkman, Saturnalia, 2017

 

Kent Monkman es posiblemente hoy día uno de los artistas más importantes de Canadá. Su segunda exposición nacional solo Shame and Prejudice: A Story of Resilience circulará por los museos canadienses hasta 2020. Si no estás en Canadá, visita su extraordinaria galería virtual. Vale la pena.

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Es editora de elemmental. Doctoranda en Comunicación. Estudió Edición y Filosofía. Amante del arte y los nuevos medios. Estuvo antes en el Cultura/s del diario La Vanguardia.