El artista nos habla de su carrera y las motivaciones por detrás de su estética
Fernando Navarro Vejo (Galizano, Cantabria, 1977) es un artista que reflexiona sobre lo “oscuro” de las emociones y plantea un diálogo con el espectador donde cada uno se posiciona desde su perspectiva vital. Replantea los porqués de la existencia con un lenguaje polisémico que da lugar a una poética de lo trascendente tan plásticamente atractiva como cargada de espiritualidad. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco, completó su formación como Técnico Superior en Gráfica Publicitaria y Artefinalista Gráfico.
Conversamos con él sobre las claves de su trabajo.
P. Sobre toda tu obra sobrevuela un halo de dolor. ¿Es el sufrimiento una buena fuente de inspiración o se sobrelleva mejor el sufrimiento trabajando sobre él?
R. Sí, mi trabajo siempre ha tenido ese halo de dolor que comentas y me ha acompañado desde que empecé a dedicarme al arte, no obstante me considero una persona optimista y casi todas mis piezas tienen ese contrapunto, siempre tienen un hueco de esperanza aunque la tristeza pese más.
P. En tus dibujos y pinturas son recurrentes los motivos como la sangre, calaveras, cruces, en una suerte de memento mori contemporáneo. ¿Continúa vivo el Barroco en tus trabajos?
R. Yo creo que sí, y Goya también está siempre presente [risas]. Ya no soy tan explícito y la sangre no aparece tanto, pero el blanco y negro, la iconografía cristiana, el sufrimiento siempre están. Creo que mi obra más actual habla de las emociones, miedos y frustraciones, son más poéticos, menos explícitos.
P. ¿Qué relación te une con el lobo, animal sobre el que has reflexionado en varios de tus proyectos?
R. Al igual que el búho son animales místicos, solitarios, nocturnos, que siempre se las ha considerado peligrosos, encarnan el mal, se les asocia con el diablo. Para mí son todo lo contrario, claro, me obsesionan los animales. Una temporada dibujaba animales muertos… Lo que no me gusta lo reproduzco.
P. En tus pinturas o instalaciones presentas un amor sediento de sangre, como una especie de abismo nietzscheano solo que la mirada amable que arrojas sobre él, el abismo te la devuelve cargada de crueldad. ¿El amor nos salva o nos destruye?
R. Yo creo que ambas cosas. El amor sostiene al mundo y todo el mundo lo necesita, pero el desamor es desgarrador como la vida misma y te destruye. Siempre intento hacer poesía del sufrimiento.
P. Tienes una pieza escultórica que representa a una virgen la cual en vez de sangrar por los ojos, sangra por los genitales. Haces de María una mujer real. Además del carácter feminista de la escultura, ¿qué otros valores o emociones plateabas proyectar?
R. Por supuesto que hago de María una mujer real, independientemente del factor provocativo que tiene esa pieza. A los católicos no creo que les haga mucha gracia, es un poco provocativa. Odio los valores y la opinión de la Iglesia sobre la mujer, bueno, y de algunos partidos políticos apoyados por la Iglesia, claro, que no apoyan el aborto por ejemplo, ni la igualdad de género. No obstante, no me gusta hacer obras polémicas, soy bastante discreto y prefiero ser sutil, pero a veces se me va la mano…
P. En otro trabajo contrapones el capitalismo al comunismo utilizando las banderas de los países que más los representan como símbolos. ¿Crees que estas dos posiciones están a la misma altura tal como planteas en la instalación?
R. No, yo creo que el capitalismo tiene mucho poder, pero me parecía interesante como los dos países económicamente más potentes a nivel mundial rivalizan y todos estamos a merced de ambos.
P. Además de Goya y el Barroco, ¿qué otros referentes tienes dentro y fuera de la Historia del Arte?
R. Me interesan muchos artistas: la poesía de Marcel Dzama, el macarrismo de Maurizio Cattelan, la ironía de Wim Delvoye, la provocación de Santiago Sierra, me encantan los dibujos de Eduardo Gruber… pero muchos de mis referentes están fuera del arte, me interesan muchos ilustradores, diseñadores y sobre todo tengo mucha influencia de la música. Me obsesiona la música y es una de las disciplinas que más me llenan y practico. Muchas de mis obras están relacionadas con letras de canciones, portadas de discos, etc; mis últimos trabajos se puede ver cierta influencia estética musical, sobre todo de la música extrema nórdica…
P. ¿Qué le dirías a una persona cercana que quiere ser artista y te pide consejo?
R. Que lo deje ahora que está a tiempo [risas]. Es broma. Le diría que se tire de cabeza al pozo, que es de las cosas más emocionantes e intensas que hay. Es muy gratificante. Es cierto que es complicado abrirse camino y vivir exclusivamente de ello, pero se puede perfectamente, de una manera o de otra.
P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?
R. Bueno, nunca me ha interesado mucho la verdad, pero si quieres vivir de ello es algo por lo que tienes que pasar. He estado bastantes años trabajando con una galería de Barcelona, y si quieres que tu obra sea visible, tenga difusión y se venda tienes que entrar en ese circuito. El estar en una galería me ha dado la oportunidad de que se vea mi trabajo a nivel nacional e internacional y son los pros y contras de formar parte de este sistema. Por una parte está el arte y por otra el mercado (que no me gusta tanto) pero hay que entrar si quieres visibilidad.
P. ¿Qué rutinas tienes para trabajar?
R. Desde que era joven he tenido tres pilares (disciplinas) que me han acompañado y que desarrollando con energía hasta día de hoy. Arte, música y diseño. Trabajo diariamente en MUTTA Estudio, una agencia creativa de la cual soy socio fundador. Tengo la suerte de tener ingresos y cobrar por algo que me apasiona. Cuando salgo del estudio, me voy a ensayar, toco en varias bandas y me tengo que repartir como buenamente puedo durante la semana. Como ya he mencionado antes, me apasiona la música, el arte y el diseño y me retroalimento de todas ellas.
Cuando estoy en plena producción artística estas tres disciplinas están presentes. Cuando tengo una exposición me gusta trabajar en casa, suelo trabajar en pequeño o medio formato, con lo cual lo hago en el salón de casa. Me gusta trabajar siempre con música, a veces con la tele, con una cerveza. Trabajo con el ordenador, casi siempre boceto o presento ideas digitalmente y luego las desarrollo. No me gusta mucho trabajar en estudio a no ser que tenga que manchar mucho o hacer formatos gigantes. Me gusta estar acompañado de mis animalejos o con mi chica rondando por casa. Me encanta la esencia de hogar, el calor, el pijama, la birra, la música, la luz… los estudios me dan un poco de grima.
P. Háblanos de los proyectos en los que estás trabajando.
R. La verdad es que en los últimos años, la actividad artística (a nivel expositivo) la he dejado un poco en segundo plano, he estado muy centrado en MUTTA y en la música, y si cierto es que nunca he dejado de producir obra, sí que lo he hecho con menos intensidad y sin mostrarlo. He hecho lo que me ha apetecido, me han ofrecido cosas que he rechazado, por falta de tiempo o porque simplemente me suponía mucha presión mental el enfrentarme a una exposición individual en ese momento. Cuando te metes en un proyecto se va toda la fuerza en ello, a mí me supone mucho estrés. Los proyectos en los que he participado en estos últimos años han sido exposiciones colectivas que me apetecía hacer con los artistas participantes, o proyectos interesantes en los que me sintiese a gusto. No quiero hacer por hacer.
La última exposición en La Central 1987 junto a Quique Ortiz, Mina K., y Bruno Ochaita me ha encantado, porque son gente molona y el espacio me gustaba mucho… eso es lo que quiero hacer a partir de ahora en todos los sentidos, hacer lo que me apetezca hacer. Tengo dos proyectos expositivos en mente que me han propuesto, que aún no están cerrados y que me parecen interesantes para 2019 y 2020. Llevo varios años pensando en una publicación, quiero hacer un libro de artista completo, me gustaría grabar un disco y hacer un proyecto global (libro disco conceptual) pero es bastante ambicioso, espero tener fuerzas y tiempo para llevarlo a cabo.
Fernando Navarro crea su propia iconografía de salvación donde es el arte es la única religión. A través de sus obras mantiene la esperanza en un mundo que, para cualquier persona, resulta aterrador. La muerte, el amor y el desamor, tiñen de dramatismo un discurso que da lugar a la esperanza.
Sus trabajos nos hablan del mal que acecha y de cómo sólo reflexionado sobre él podremos vencerlo. Un poeta siniestro que dispara dolor, aunque siempre se deja una última bala cargada de redención, para todos aquellos que estén dispuestos a repensar su postura.
Puedes ver más obras de Fernando Navarro en su página web y también a través de Facebook.
