Juanjo Viota: «Pinto desde la necesidad de contar historias del tiempo vivido»

María von Touceda Por María von Touceda
22 Min lectura
El artista nos habla de su proceso creativo y de su trayectoria

Juanjo Viota (Laredo, 1964) es un artista cántabro que vive su trabajo desde la más profunda fascinación por comprender lo que lo rodea a través de la mirada que plasma en sus lienzos.

Sus obras han sufrido una continua evolución, paralela a la de su bagaje vital. Orbitan en un contexto amable que se ha ido construyendo a través del realismo mágico y el surrealismo, con un sentido lúdico y misterioso. Hoy, él nos habla de su trayectoria.

 

 

 

Juanjo Viota, La capea, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. Desde tus comienzos tu pintura ha ido evolucionando de un realismo mágico, pasando por diversos movimientos artísticos, hasta llegar a lo que estás haciendo ahora ¿Cómo han sido las diferentes etapas por las que has pasado?

R. En realidad, debería trasladarme a etapas anteriores al realismo mágico. Mi formación fue del todo académica, de la mano de Fernando G. Valdeón, con el que estuve entre cinco o seis años en su estudio. Una vez que salí de él, mi inquietud por comprender lo que se hacía en el momento me llevaba a recorrer todas las galerías y museos de la provincia o de fuera. Veía lo que me gustaba y lo que no (o no lo entendía). Me incomodaba bastante esa cuestión, así que hice un esfuerzo por entender por qué ese tipo de arte era tan aceptado en los espacios expositivos más relevantes.

 

 

 

Juanjo Viota, Visto y no visto, 2012. Cortesía del artista

 

 

 

Todo esto, más la investigación y experimentación de nuevas fórmulas expresivas como abandonar el caballete, pintar con la tela grapada a la pared o en el suelo, y el empleo de recursos plásticos nuevos para mí (pigmentos, óxido de hierro, tierras minerales, cola de carpintero, polvo de mármol, arpilleras y madera…) produjeron en mí, un nuevo modo de ver y sentir la pintura. Los motivos aunque figurativos, eran muy gestuales y expresionistas. La temática se reducía a interiores, puertas, escaleras, espacios cerrados de habitaciones o espacios industriales abandonados, con ausencia de la figura humana. Una visión del mundo bastante crítica y dura que también acompañaba mi sentir de ese periodo.

 

 

Veía lo que me gustaba y lo que no (o no lo entendía). Hice un esfuerzo por entender por qué ese tipo de arte era tan aceptado en los espacios expositivos más relevantes.

 

 

Sobre el año 1994, encontré una buena excusa para acercarme a la abstracción, a través de la contemplación de los andamios y las mallas que los envuelven. Al ver esos campos de color pensé en la pintura de carácter espiritual de Rothko, y comencé una nueva etapa –abstracción lírica– cuyo tratamiento era la suavidad de la superficie de colores muy licuados y estirados, además de las líneas de tensión y estructuras ortogonales de sus composiciones, en un juego de geometrías blandas. El color se podría considerar dentro de una armonía ornamental.

Dos años más tarde, llegó la etapa de abstracción orgánica: formas vegetales y zoomórficas, recortadas de siluetas de difícil lectura, ligeras e ingrávidas, donde establecía jerarquías entre las más grandes y las más pequeñas, a modo de satélites. Una etapa lúdica, colorista y más luminosa.

 

 

 

Juanjo Viota, La confesión, 2005. Cortesía del artista

 

 

 

Más adelante, en el 2001 recuperé la pintura figurativa, más narrativa, donde las siluetas devenían en formas tridimensionales, sobre escenarios lisos, asépticos, compuestos por los planos del suelo y la pared. Dos series, la primera, titulada Convivencias I, se caracterizaba por esa continuidad en la viveza del color y la referencia al mundo del juguete. Una fauna variada de animales existentes, con otros antediluvianos, además de personajes enmascarados, híbridos y héroes del cómic. La segunda, Convivencias II, el número de personajes se iría reduciendo (por la evolución y selección de los elementos) hasta representar tan solo el oso, el gorila y la jirafa, donde establecen complejas relaciones. También el color se vuelve más discreto y austero.

 

 

Mi pintura se ha movido siempre entre dos conceptos y maneras de ver: por un lado, lo misterioso, y por otro, lo lúdico.

 

 

En la siguiente etapa figurativa las figurillas de juguete se transforman en personajes reales, personajes extraños, como sacados de un circo: zancudos, malabaristas, contorsionistas, bailarinas y algún que otro animal como rinocerontes y perros. El escenario pasa de ser, del plano del suelo y muro limpio, al contexto urbano e industrial, de la ciudad y la periferia. El realismo mágico y el surrealismo tienen aquí su mayor protagonismo.

 

 

 

Juanjo Viota, La visita, 2007. Cortesía del artista

 

 

 

Mi pintura se ha movido siempre entre dos conceptos y maneras de ver: por un lado, lo misterioso, y por otro, lo lúdico, pero no lo separo, van unidos. Lo lúdico, como una manera de contar y explorar con la pintura, y haciendo un símil, con un niño que juega, que es su manera inconsciente de mimetizar y comprender el mundo de los adultos, esa parte de las cosas que está por descubrir a través de la experiencia.

 

P. ¿Cómo vives la evolución de tu trabajo?

R. La evolución de mi trabajo la vivo con toda naturalidad, puesto que soy un artista inquieto. Puede haber un tránsito o mutación en cuanto a los modos de hacer, componer o construir la pieza artística, pero el contenido es menos variable, y por ello, creo que existe, en mi obra, una coherencia dentro de la diversidad.

 

 

Es la pintura que marca las pautas a seguir, cuando se repiten ciertos patrones que definen una estética y contenido simbólico, y que te identifican como artista.

 

 

También, me considero bastante intuitivo, y mi pintura habla de lo que me afecta alrededor. Es una necesidad (aunque suena a topicazo) de expresar, comunicar y contar historias del tiempo vivido y sobre el comportamiento humano y, por supuesto, dentro del compromiso (eso pretendo) con el arte actual. Cuando empiezo una nueva fase, o mejor dicho, experimento –cuadro–, pues hablar de serie o proyecto, es muy aventurado, porque no sabes en qué va a deparar, la idea y la técnica tienen que ir madurando. Fluir y reconocerse en otras obras similares. Es la pintura que marca las pautas a seguir, cuando se repiten ciertos patrones que definen una estética y contenido simbólico, y que te identifican como artista. Hacemos visible y creíble la obra artística, que fuera de ese lenguaje no existiría.

 

 

 

Juanjo Viota, Peso muerto, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

Me gusta observarlo todo (así que mi cabeza no descansa) y capturar con mi retina –objetivo– cosas que ocurren a mi alrededor. Así que mi pintura actual, está marcada por un tratamiento más realista de los elementos y escenarios elegidos, aunque sin deslindarme del todo de esa atmósfera surrealista. La razón se encuentra en que me valgo de fotografías hechas por mí, tanto de personajes (casi siempre amigos que “engaño” y posan en mi taller) como de escenarios urbanos, para después con ello, a modo de puzzle o collage sin sutura, construir y hacer coincidir perspectiva, temperatura de color y luz. En ese tratar de crear ese ajuste compositivo, se materializa el motivo, que produce cierta extrañeza, y que produce mi sello personal.

 

 

 

Juanjo Viota, Ligeropesado, 2012. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué temas pictóricos son de tu interés?

R. Los temas que me interesan y me motivan en su mayoría relatan historias que suceden al final del día o la noche (estados asociados a la noche y los sueños). Escenas cotidianas como las del paseante con su mascota, como nuestro amigo en común y artista Quique Ortiz con su perra Asia, que recorren un territorio que les es familiar; otros, de personajes anónimos en actitud ambigua que deambulan y reconocen esos lugares; por último, los personajes que ocultan su identidad y que producen cierta inquietud. Es la relación mujer-hombre con su entorno físico, pero también con su memoria y los sentimientos que nacen de esa cohabitación. Son los motivos que me inspira retratar y sirven de catalizadores para crear mis actuales composiciones.

 

 

 

Juanjo Viota, Quique & Asia I, 2018. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Con qué técnica pictórica te encuentras más cómodo?

R. Prácticamente toda mi obra actual la resuelvo con pintura al óleo, aunque tengo temporadas que me gusta trabajar la técnica de la acuarela, y que me invita a entrar en un espacio más íntimo y delicado. Con el óleo puedes acceder a realizar obras de mayor formato y más rotundas en cuanto a materia y color. En algunos de los últimos trabajos he trabajado el óleo en blanco, gris (en algún caso con matices de color) y negro. Esto viene, porque mi primera intención era la realización de una serie de dibujos a carboncillo que se frustró, y por ello tomé la decisión de trabajar en óleo en blanco y negro. Salir de la zona de confort y buscar nuevos recursos pictóricos siempre es positivo.

 

 

 

Juanjo Viota, Camuflajes, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo fue tu paso por Bellas Artes?

R. Cuando te da clase un solo artista, y le tomas por maestro, resulta, cuasi romántico y atractivo, pero corres el grave peligro de ser una réplica del que te hizo. Sin embargo, en la Facultad vas a pasar por diferentes asignaturas y profesores –buenos maestros y otros no tanto– con lo cual, la diversidad de gustos, teorías y opiniones te van a enriquecer más sin contaminarte. Además de la relación con compañeros (que aún conservo) de carrera que también te aportan.

Yo ya era pintor cuando entré en la Facultad, con 42 años ingresé en Bellas Artes de Leioa y fueron los años más felices de mi vida. Sabía muy bien lo que necesitaba: pintar, aprender y estar muy atento, con los ojos y oídos bien abiertos. También recuerdo de esa etapa el que te enseñaban a cuestionarte una y otra vez, a salir de tu zona de confort, y eso siempre es bueno.

 

 

 

Juanjo Viota, Piscinas VI, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué crees que no se enseña en la academia o en la facultad y que sí se debería enseñar?

R. Algo, que quizá no sepan transmitir u orientar en Bellas Artes, sea desenvolverte mejor, una vez licenciado, en manejar los instrumentos apropiados para discurrir dentro del campo artístico. Pero entiendo que es muy difícil y que en ninguna profesión te enseñan esa parte. Solamente la experiencia y la constancia en el trabajo marcan la línea correcta a seguir.

 

 

 

Juanjo Viota, Una ventana redonda (con el movil), 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo es tu día a día como artista?

R. Soy un pintor de rutinas, aprovecho las horas de luz para pintar, entre las nueve y la una y media, ahí hago un alto para comer, y luego una buena siesta de 45 minutos. Por la tarde, combino las poquitas clases de pintura que imparto, con la actividad de crear. Suelo trabajar todos los días. Aunque cuando tengo cerca una exposición amplio el horario de trabajo. Mientras pinto escucho CDs de grupos que conozco, algunos de ellos colegas: Tranki & Palos de Blues, The Blues Yeyés, meHnai, FunkIndigo, Phil Grijuela, SDR; además de otros que llego a conocer en sus directos, y que aprovecho a comprarles su música, como: The Congress, BOOM PAM, Núria Graham… También los de gran fama como: Radiohead, Franz Ferdinand y, por supuesto, los clásicos del Rock. Aunque hay veces, que cuando estoy muy metido dentro del proceso creativo, me resulta bastante cansino andar cambiando de CD, y opto por escuchar RADIO3, pues mi equipo de música se reduce a un viejo radio cd [risas].

 

 

 

Juanjo Viota, de la serie ‘Peso muerto’, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo valorarías tu relación con el mercado del arte?

R. Mi relación con el mercado del arte, diría que es «amable», pues desde mi visión, en este momento me siento más valorado por todos los sectores. Por un lado el público, y la otra parte, «la mirada experta»: artistas, galeristas, curadores, coleccionistas, que son los que legitiman tu posición. Quiero entender que esto sucede porque mi trabajo ha mejorado con la práctica y la experiencia, y que no es porque haya estudiado una carrera. O quizá sea por todo ello, pero lo importante es que me encuentro a gusto y me ofertan exposiciones en interesantes espacios artísticos.

 

 

 

Juanjo Viota, La última esquina, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué exposición, de todas las que hayas visitado, crees que te ha impactado más?

R. Una de las exposiciones que más me impactó fue la realizada por el artista David Hockney en el Guggenheim de Bilbao. Me pareció impresionante como un autor tiene la capacidad de realizar una obra tan extensa y versátil, además de colorista. Su mirada en el modo de interpretar el paisaje y el ser humano me resulta fascinante y también su adaptación a las nuevas herramientas de tecnología digital, que le aportan velocidad y limpieza para llegar a unas conclusiones pictóricas de lo más vibrantes.

Otra cosa que me emocionó fue en el año 2010, mientras disfrutaba de un Erasmus en París, la visita a la casa donde Vicent van Gogh pasó sus últimos días. El pueblecito se llama Auvers-sur-Oise a 30 km de París. Su casa se componía de dos pequeñas y humildes habitaciones levemente abuhardilladas con claraboya. Recuerdo que fue una sensación flipante estar en el mismo lugar donde vivió y pinto el genio pintor.

 

 

 

Juanjo Viota, Mai & Bowie VII, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. En tu trabajo encontramos guiños a Goya. Además de este maestro, ¿cuáles son tus otros referentes?

R. Efectivamente, como muchos otros pintores, tomamos como referencia a los grandes maestros del arte, y por supuesto, no iba a ser menos. El guiño a Goya, como tú has sabido ver, se ha dado en contadas ocasiones. Otros referentes que me han inspirado, de los clásicos: Caravaggio, Velázquez, Vermer… Y más cercanos en el tiempo: Daumier, Valloton, Zuloaga, Hopper, Chirico, Balthus, Dalí, Hockney, Borremans, Paula Rego y muchos otros.

 

 

 

Juanjo Viota, Cualquier parecido es pura coincidencia, 2015. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo ves el panorama artístico cántabro?

R. Considero que nuestra región da buenos y grandes creadores, además existe un relevo generacional que mantiene viva la cultura de la ciudad y hay una efervescencia y ganas de hacer cosas, en todos los ámbitos: danza, teatro, pintura, música, cine, etc. Pero también observo que hay mucha más oferta artística que demanda pública. Las galerías están vacías cuando vas a ver una exposición, y la verdad, eso te produce incertidumbre. Por otro lado, también es necesario un poco más de apoyo a nivel institucional. Y no sé, tenemos un importante contenedor de arte que es el Centro Botín y que, hablando con compañeros, bien podrían dedicar alguna que otra exposición a jóvenes y no tan jóvenes creadores cántabros.

 

 

 

Juanjo Viota, En blanco, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando últimamente?

R. Pues hace poco en dos exposiciones de las que me siento orgulloso y ya han sido las realizadas: la retrospectiva Escenas de un imaginario mutante en la Central de Santander, dirigida por Nieves Fernández Pardo, y la otra, la realizada en el Centro Cultural Mauro Muriedas de Torrelavega La ciudad imaginada comisariada por Jesús A. Pérez Castaños, con el que seguiré trabajando en nuevos proyectos.

A medio plazo expondré en la galería Espacio de Arte Cris S. Villegas de Vilagarcía de Arousa, Galicia; en Inder Espacio, Santander y la patrocinada por UHY- Fay & Co, en en Art Gallery de Marbella.

 

 

 

Juanjo Viota, Recoveco, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. La vida sin arte sería…

R. Muy triste y gris y seriamos todos mucho más feos e involucionados.

 

Juanjo Viota es el espíritu del pintor apasionado que creen firmemente en lo que hace, y lucha por darle luz a lo que cree relevante para que sus pinceles le den forma.

Un artista de los que nunca deben faltar en estos tiempos donde lo único que rige el mundo es el hambre de dinero y poder.

 

Encontrarás más información sobre Juanjo Viota en su perfil de Facebook.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.