Lidia Cao: «La mirada del ser humano es algo que me enamora y a la vez me inquieta»

María von Touceda Por María von Touceda
16 Min lectura
La artista nos habla de su carrera, sus influencias y su imaginario

Lidia Cao (Santiago de Compostela, 1997) es una jovencísima ilustradora y muralista que a pesar de su corta trayectoria ya se ha posicionado como una de las más importantes artistas nacionales dentro de su campo.

Presumiblemente técnicas, sus ilustraciones contienen una carga emocional poderosa centrada en la mirada de sus personajes.

La artista trasmite la inquietud arrebatadora de la juventud que contrasta con una pausada reflexión sobre la estética de sus trabajos y el devenir del mundo que la rodea.

Sus obras contienen un carácter que no se amedrenta, tal vez el mismo que ha tenido Cao para consolidarse como artista. Está claro que gozaremos de la evolución de su carrera y un arrollador mundo interior por exhibir y que esperamos con ansia ver en nuestra propia ciudad.

Lidia Cao es técnica superior en Ilustración por la EASD Pablo Picasso de A Coruña. Sus murales han sido vistos en festivales de arte urbano dentro y fuera de España. Hablamos con ella sobre su bagaje profesional y sus obras.

 

 

Lidia Cao, VICC, Vigo, 2018. Cortesía de la artista

 

 

P. En tus ilustraciones predomina la línea sobre el plano de color, ¿con qué dificultades te encuentras cuando planteas tus dibujos en el formato del mural?

R. En mis ilustraciones predomina la línea porque me encanta la capacidad de poder dar volumen y consistencia a una obra solo con ese elemento: la línea. Lo «malo» de trabajar así en papel es que cuando empecé a elaborar murales, no sabía muy bien por dónde empezar en cuanto a estilo se refiere. Nunca he recibido clases de pintura (hasta en Ilustración no nos enseñaban mucho sobre el tema), me costó pillar el ritmo del pincel. Decidí crear y experimentar con un estilo parecido tanto en papel como en digital para poder llevarlo también a formato mural. En este último cuesta un poco adaptarse al principio, ya que si en papel haces 15.000 líneas pequeñas en mural se convierten en 1 millón. Aún estoy intentando mejorar la fórmula para dar con el acabado que quiero. De momento me ayudo con hacer unas pequeñas marcas en el muro en cuestión para tener una referencia a la hora de colocar el boceto, luego el proceso es como en un papel, solo que del tamaño de 15 elefantes. También surgen las dificultades de pintar en andamio, ya que no permite ver el diseño muy bien y es un poco a ciegas. En cambio con grúa tienes mucha más libertad.

 

 

Lidia Cao, Brote, Cáceres, Muro Crítico, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. Reivindicas figuras femeninas fuertes, en tanto en cuanto sus miradas hablan de empoderamiento e independencia. ¿Es el mensaje que quieres transmitir?

R. Resumidamente sí. En toda mi vida (personal y profesional) aunque no sea muy larga, he observado que mayoritariamente los hombres ilustran o crean obras con figuras femeninas pero no siempre contando una historia más allá de lo puramente estético e idealizado. Desde un punto de vista externo, podrían decir lo mismo de mis obras, pero no es la idea. Aún estoy en la fase de descubrirme a mí misma, pero lo que tengo claro es que me guía la idea de crear personajes femeninos con su propia historia, la que lleva años siendo ignorada e infravalorada. No quiero crear musas, si no personas humanas con una carga psicológica detrás. La mirada del ser humano es algo que me enamora y a la vez me inquieta, hay un millón de expresiones; con nada que cambies una línea ya rehaces toda la mirada.

 

 

Lidia Cao, Las hermanas, Miño Loro Facu, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. Has realizado multitud de trabajos, portadas de discos, de libros, ilustraciones para organizaciones pero también sueles dibujar personajes de series que estás viendo. ¿Qué características tienen que tener estos personajes para que los elijas como modelos?

R. Desde pequeña me gustó dibujar personajes de las series o películas que veía. Mi madre, a día de hoy, ya puedo ir a pintar a París o a Edimburgo que solo presume de su hija porque, según ella, yo pintaba de maravilla a Lisa Simpsons. Los «fanarts» no me suelen gustar demasiado, pero sí que si ese personaje me transmite y hace que vea más allá a través de su expresión, me gusta ilustrarlos como ejercicio.

 

 

Lidia Cao, Pedras no camiño, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. Para combatir el machismo en el plano galerístico muchas comisarias optan por hacer exposiciones de solo mujeres. Hay quien lo ve como un error y quien cree que es la solución. ¿Cómo se combate el machismo en el ámbito del arte urbano? ¿Qué crees que se debería de hacer?

R. Es el eterno dilema. Yo tengo sentimientos encontrados. Hay ilustradoras muy buenas, casi todos mis mejores referentes son mujeres. Pero a la hora del arte urbano, no es una cuestión de quienes son mejores, si hombres o mujeres, eso es una chorrada. Es cuestión de que el «neomuralismo» es muy influenciado por el graffiti, y en sus años de apogeo no había tantas mujeres en las calles ya que, por la sociedad en la que vivíamos –y en la que aún vivimos, tristemente– ellas corrían el peligro plus de poder ser violadas o asesinadas. No era un mundo de mujeres según la sociedad. Para mí, eso conllevó a una discriminación para nosotras en ese terreno bastante notoria. Hoy en día se ven mujeres que pintan, y muy buenas, pero sigue existiendo esa ridícula idea de que nosotras no estamos tan preparadas o tratan de menos nuestras obras. Por otra parte, también me parece injusto que, por ejemplo, en un festival, pinten solo mujeres por el hecho de serlo. Discriminación positiva. No se paran a analizar su obra, solo interesa ver que hay mujeres que pintan y ya está. Para mí eso no es el camino adecuado. El eterno dilema, como te decía.

 

 

Lidia Cao, Refractaria, La Bañeza, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. Al sumarle juventud a tu condición femenina supongo que has tenido que aguantar muchas tonterías por parte de los hombres, ¿me equivoco?

R. Cuando pinto mural no hay sitio en el que no me digan que soy una chica muy joven como para estropearme así subiéndome a una grúa. A veces viene mi hermano a verme, y estoy yo cubierta de pintura en la grúa, y el abajo limpito, le preguntan todo a él como si fuese el artista o si me maneja la grúa desde abajo porque, claro, yo no puedo.

 

 

Lidia Cao, Linfa, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. En plena efervescencia del muralismo en España te posicionas como una de las propuestas más potentes. ¿Sientes que os están valorando como artistas o, por el contrario, queda mucho por hacer?

R. Considero que tuve mucha suerte, tanto por la situación en la que se encuentra el mural hoy en día, aunque sea una moda para muchos, que lo está siendo, como por las oportunidades que me dieron sin aún tener experiencia. Llevo pintando casi 2 años, en estos he vivido situaciones en las que respetan tu trabajo, lo valoran y te pagan por una obra lo que merece. Pero la gran mayoría de los casos no es así. Vivimos en una España rancia, llena de cultura pero, muchas veces, la tiran a la basura. No valoran el trabajo y esfuerzo que conlleva crear una obra, tanto en formato mural como en cualquier otro. Hay un enorme sacrificio en la vida de cada creador, procesos y procesos. Queda mucho por hacer, en España seguro, pero en casi todo el mundo también creo yo. Cuando fui a pintar a Francia no tuve la mejor situación. Fue un poco búscate la vida hasta con la comida. El alojamiento era una especie de residencia artística, convivir con otros artistas para compartir y aprender. Pero aún así fue todo un poco desmadre. No se trata de hacer una especie de rave de pintura, sobre todo si el artista viene de fuera con la idea de que estén los gastos y materiales mínimos cubiertos. En general, y basándome en mis vivencias, queda mucho por hacer.

 

 

Lidia Cao, Fronteras, Francia, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Recuerdas cuál fue la exposición, de todas las que has visitado, que más te ha impactado?

R. Pues fue justo este año, en el Palais de Tokyo de París. Fue la primera exposición que vi en la que todo tenía importancia. A esto me refiero a que las paredes, las estructuras del edificio, cada esquina, jugaban un papel. No era simplemente un cuadro o una escultura en el medio. Interactuabas con todo, podías tocar las texturas, escuchar en 4D una conversación de un barrio nigeriano, etc.

 

 

Lidia Cao, Cortiça, Urbanidades do Eixo, Portugal, 2018. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Cuáles dirías que son tus principales referentes, tanto en el mundo del arte como fuera?

R. Pues me saldrían todos del mundo del arte la verdad, igual la que más fuera de ello es mi madre. Me cuesta pensar en los que más me influyen, ya que son muchos. En ilustración Shaun Tan es uno de mis favoritos como Jared Muralt, Rebecca Dautremer, Laura Laine o Zoe Keller. En cuanto a los referentes del mural son varios; me encanta la artista china Satr, su técnica es impecable. El artista catalán Aryz, la artista gallega Doa, el vigués Liqen con su estética que recuerda a la de Moebius; la americana Lauren YS, Andrew Hem y muchos más.

 

 

Lidia Cao, The Fall, 2018. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. Intento no seguir una rutina en sí, ya que los procesos repetitivos acaban por minarme la inspiración. A veces hago unas cosas y luego otras. Este año me hice un nuevo estudio en casa lowcost, para estar más cómoda y poder trabajar mejor en proyectos en papel, en madera y en el ordenador a la vez. Tengo épocas de escuchar música todo el rato (la mayoria funk y rockabilly) y épocas en las que necesito silencio absoluto. En general cuando me pongo a trabajar mis sentidos se anulan, aplicable tanto en mural (exterior) como en estudio (interior); esto es, no tengo ganas de ir al baño, de comer o de beber, pero eso sí, una vez que acabo el proceso en el que estoy, todas esas necesidades vienen todas juntas como una ola de 15 metros. Lo bueno (o malo) de no ser fumadora es que no hago descansos entre medias, puedo estar trabajando 10 horas seguidas sin enterarme. Lo mejor de ser autónoma es que los horarios los eliges tú (aunque te crujan por todos lados).

 

 

Lidia Cao, O noso, Festiletras, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Cómo valoras el uso de las redes sociales en la proyección de tu trabajo?

R. Para mí las redes sociales son una fuente de gran potencia para visualizar tu trabajo, pero con doble cara. Al final le estás cediendo tu vida a ellas y dándoles ganancia a base de tu esfuerzo. Me parece bien a la hora de que más gente descubra tu trabajo (me ha salido mucho curro por ellas y muy bien pagado), pero al final es una herramienta social que abarca todo tipo de contenidos. Es una relación de amor-odio, quizás con más odio que amor.

 

 

Lidia Cao, Inconsciencia, Rexenera Fest, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Ahora que se acaba el verano, me toca descansar y ponerme las pilas en el estudio nuevo, ya que no lo he pisado casi por estar trabajando fuera. Estoy intentando aprender animación, hacer más cosas en digital y en pintura. Tengo proyectos que aún no puedo desvelar, tanto de mural como de ilustración. Siempre pasa con estas cosas, hasta que esté todo hecho no se puede enseñar ni la esquina.

 

Puedes ver más obras de Lidia Cao en Behance y en su perfil de Instagram.

 

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.