Monstruos, una pequeña licántropa lesbiana y bolis Bic

Begoña R. Orbezua Por Begoña R. Orbezua
7 Min lectura
La multipremiada novela gráfica aborda temas históricos, culturales y de identidades

Publicado en 2018 en España, Lo que más me gusta son los monstruos ya había triunfado en su debut en EEUU el año anterior. Convirtió a su autora, Emil Ferris, en «una de las autoras de cómics más importantes de nuestra época», en palabras de Art Spiegelman. También ha sido alabada por Alison Bechdel, ha aparecido en casi todas las listas de mejores cómics desde 2017, y ha supuesto varios premios y alguna nominación para su autora.

No sorprende, pues, la ola de expectación con que se le esperaba en España, que ha sido superada con el éxito de crítica y público. Y no es para menos, porque Lo que más me gusta son los monstruos es una maravilla de novela gráfica que nos hace debatirnos durante sus más de 700 páginas entre correr hacia delante, devorando hojas para desentrañar los misterios, o pararnos a disfrutar de cada detalle del dibujo, buscando los monstruos ocultos que aguardan detrás de las múltiples líneas.

 

Emil Ferris, Lo que más me gusta son los monstruos, Reservoir Books

 

Sin embargo, hay muchas cosas muy sorprendentes respecto a este cómic, como que sea la primera obra de Emil Ferris, ilustradora (y también guionista en este caso) norteamericana, nacida en 1962 y nieta de españoles.

Desde niña ha vivido protegida por los monstruos de las narraciones de terror, de los cuentos y las revistas, como Karen Reyes, la niña-lobo protagonista de su novela. Diferente al resto, debido a unas discapacidades físicas que la limitaron enormemente, los monstruos salvaron su infancia, según la propia ilustradora, y han vuelto para rescatarla en su madurez.

En 2001, otra vez la sorpresa, un mosquito pica a Emil y le contagia el virus del Nilo occidental, una rarísima enfermedad que la inmoviliza durante semanas. Paralizada de cintura para abajo y con la mano derecha impedida, no se deja hundir por el diagnóstico médico y decide volver a estudiar para desarrollar las habilidades que le quedan, se apunta así al máster de escritura creativa, donde nace la idea para Lo que más me gusta son los monstruos. Decide reaprender a dibujar y se matricula en el Art Institute de Chicago, donde desarrolla nuevas técnicas. Durante años elabora esta alucinante obra con una mano agotada y torpe que le exige jornadas de trabajo maratonianas de hasta 16 horas. Una efectiva terapia de rehabilitación que demuestra el poder sanador del arte.

 

Emil Ferris, Lo que más me gusta son los monstruos, Reservoir Books

 

El resultado es un cómic absolutamente innovador, bellísimo en sus imágenes, tierno a la vez que cruel y descarnado en la trama. Amalgama de forma magistral la novela negra, el panorama histórico, político-social del Chicago del año 68 (el asesinato de Martin Luther King nos da la clave de la fecha), monstruos y muertos vivientes, pequeñas licántropas de larguísimas y rizadas pestañas, el Holocausto, las revistas pulp, bullying, las pinturas negras de Goya, historias gore, conflictos raciales, las películas de serie B, enfermedad y muerte, descubrimiento de la homosexualidad, queer, Delacroix, la mafia, Seurat… Todo relatado por Karen Reyes en su libreta que funciona de diario en el que va registrando su día a día, la misteriosa muerte de su enigmática vecina, la enfermedad de su madre o la relación con su hermano.

Karen Reyes se caracteriza a sí misma como una niña-lobo detective capaz de desentrañar todos los misterios que la rodean, al mismo tiempo que nos hace partícipes de unas fantásticas lecciones de arte. Una niña latina de diez años, que se cree fea, diferente pero orgullosa de su diferencia, con su gabardina y su sombrero, y que se va descubriendo como lesbiana al llegar a las puertas de la preadolescencia. Una niña rara que encuentra el refugio ideal entre los monstruos de ficción, porque sabe a ciencia cierta que los monstruos de verdad no se esconden bajo la cama o dentro del armario en la oscuridad de nuestros dormitorios, los monstruos de verdad caminan por las calles, residen dentro de las personas de carne y hueso.

 

Emil Ferris, Lo que más me gusta son los monstruos, Reservoir Books

 

También en la forma Emil Ferris nos reserva una sorpresa. Simulando ser sobre un papel rayado de libreta infantil, con sus agujeros o espiral, el dibujo está realizado con boli Bic y rotuladores, materiales estos con los que contaría efectivamente una niña de origen humilde de finales de los años sesenta, que coinciden con los materiales con los que comenzó a dibujar Emil Ferris en su infancia. Karen nos va escribiendo el relato de sus vivencias que ilustra capa a capa, va añadiendo personajes, tramas y temas, del mismo modo que complica el dibujo. Visualmente potente y bello, pero complejo como un patchwork, quizás no resulta apto para todo tipo de lectores. Requiere su lectura paciencia y una actitud activa.

Pero sin duda alguna está más que justificada la, a menudo dudosa, etiqueta de fenómeno editorial en el caso de Lo que más me gusta son los monstruos. Celebramos que Emil Ferris haya podido despedirse de sus trabajos como camarera, limpiadora, diseñadora de juguetes o ilustradora médica y técnica, y le deseamos un largo y fructífero camino produciendo su propia obra.

Ojalá sea siempre tan deslumbrante como ha resultado ser este primer volumen. Esperamos con ansia que Reservoir Books publique la segunda parte para poder resolver los grandes misterios de la mano de Karen Reyes, la pequeña licántropa lesbiana, para poder disfrutar con ella de su historia que invita a superar las diferencias y buscar el amor que nos une e iguala a todos.

 

Emil Ferris, Lo que más me gusta son los monstruos, Reservoir Books, 2018. 416 páginas. 33,15€

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Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto y licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada. Es profesora de Literatura, dinamiza clubes de lectura y talleres de escritura.