Josep Tornero: “Trato mis imágenes con la intención de ocultar antes que revelar”

María von Touceda Por María von Touceda
14 Min lectura
El artista valenciano nos habla de su carrera y de su imaginario

Quizá sea la mirada puesta en la Historia de Josep Tornero (Manises, 1973) lo que potencia la contemporaneidad de su obra.

A través de la combinación de diferentes técnicas, el artista construye un imaginario de alta intensidad que envuelve al espectador. De gran valor estético, la mirada de Tornero contribuye a reconocernos en la línea temporal de la Historia y advertirnos de qué errores no debemos repetir.

Esa especie de fantasmagoría de la que hace gala constituye una memoria que, poco a poco, se va desvaneciendo. Ahí entra en juego la heroicidad del artista que la plasma para que nunca olvidemos de dónde venimos, y nos ubiquemos en un aquí y ahora con los pies en la tierra.

Doctor en Bellas Artes por la Universidad de Murcia, Tornero mantiene un discurso firme que contrasta con la distorsión de sus trazos. Ha sido premiado en el XI Certamen de Pintura Parlamento de La Rioja y también con una de las becas de residencia en la Casa de Velázquez en Madrid, entre otros. Su residencia en la Real Academia de España en Roma (2015-16), tal como él comenta, también ha sido de gran importancia en el devenir de su trabajo.

 

 

Josep Tornero, La desaparición de las luciérnagas, 2019

 

 

P. ¿Qué peso le atribuyes a la Historia y la memoria dentro de tu trabajo?

R. Creo que es parte fundamental en mi trabajo, de hecho, cada uno de los proyectos que he desarrollado durante los últimos cuatro años y en los que sigo trabajando se fundamentan en algún momento de la (des)memoria y de eso que llamamos Historia.

 

 

Josep Tornero, Camino a Damasco o La conversión de Saulo, 2019

 

 

P. ¿A qué remite la falta de nitidez de tus pinturas?

R. Posiblemente a eso que he apuntado anteriormente, a la (des)memoria, a una imagen confusa de un sueño al que no podemos llegar ni desvelar. Trato cada una de las imágenes con y desde esa intención, la de ocultar antes que revelar.

 

 

Josep Tornero, La hora del lobo, 2020

 

 

P. ¿Por qué has elegido el blanco y negro como los colores principales de tu obra?

R. Pues posiblemente el blanco y negro me eligió a mí. Fue casi un desencuentro con el color en la pintura. Debe hacer aproximadamente once o doce años, intentaba pintar un retrato que de repente empezó a no funcionar hasta que un día decidí pintar sobre él con grisalla y trabajar con veladuras para cambiar de alguna forma el resultado. Pero ya no hubo ningún tipo de veladura ni acercamiento al color, en cuanto empecé a pintar utilizando el blanco y el negro pude aproximarme a aquello que me inquietaba.

 

 

Josep Tornero, La desaparición de las luciérnagas, 2019

 

 

P. ¿A qué se debe la tímida introducción del rosa en algunas de tus pinturas?

R. Fue una época de cambios y de trabajar con la pintura de otra manera. Recuerdo que acababa de volver de mi estancia en la Real Academia de España en Roma, ya allí había intentado alguna cosa, y María Carbonell estaba empezando a trabajar en ese momento con spray. Ambos compartimos estudio en Murcia y hemos ido intercambiando inquietudes y compartiendo procesos a lo largo de estos años.

 

 

Josep Tornero, Helter Skelter, 2018

 

 

P. El diálogo entre diferentes técnicas (pintura, escultura y fotografía) dentro del mismo proyecto lo enriquece. ¿Hay una búsqueda emocional diferente en cada una de las modalidades?

R. No tanto una búsqueda emocional diferente en cada una de estas disciplinas, sino más bien llegar o lograr la misma intensidad con cada una de ellas.

 

 

Josep Tornero, Sin Título, 2019

 

 

P. ¿Qué te lleva a elegir un formato cuadrado, rectangular, ovalado o un tondo en cada una de tus pinturas?

R. Creo que la propia historia del arte y, en definitiva, la propia pintura aplicada a diferentes espacios arquitectónicos. Roma fue un lugar donde aprendí a trabajar con el espacio y el montaje a través de las pinturas y las diferentes posibilidades que ofrecían cada uno de estos formatos.

 

 

Josep Tornero, Sin Título, 2019

 

 

P. ¿Por qué has elegido a un filósofo como Nietzsche para uno de tus retratos?

R. Bueno, Nietzsche fue un “curador” que me acompañó durante muchos años. Y con él pude llegar a entender y aproximarme a diferentes inquietudes. Es también un filósofo de la contradicción y en ese sentido me siento bastante cercano a él.

 

 

Josep Tornero, Sin Título, 2017

 

 

P. ¿Por qué crees que la figura de Hitler sigue despertando fascinación en el siglo XXI?

R. Personalmente no siento ninguna fascinación por Hitler, de hecho, no acabo de entender que pueda despertar fascinación alguna. Pero sí es cierto que en tanto que imagen puede transmitir y evocar rápidamente nuestros más terribles presagios y nuestras miserias más oscuras y olvidadas.

 

 

Josep Tornero, Love will tear us apart n.III, 2017

 

 

P. Uno de mis profesores de Historia del Arte decía que se puede saber si un pintor es bueno o no observando como pinta las manos. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?

R. [Risas] Es un tópico que posiblemente tenga algo de certeza. No estoy muy seguro de poder afirmarlo, pero sí es cierto que unas manos pueden llegar a transmitir las mismas emociones que el rostro, y en este sentido es importante la intensidad, figuración o desfiguración a la que puedes llegar a representarlas por medio de la pintura.

 

 

Josep Tornero, The Fighters, 2015

 

 

P. ¿Cómo te preparas para trabajar?

R. No suelo levantarme muy temprano, normalmente suelo trasnochar y estoy castigado de alguna manera al placer de dormir. Además, me cuesta recuperarme del aturdimiento del sueño, así que empleo un tiempo en el desayuno y en apurar una cafetera para seis. Durante este primer momento de la mañana aprovecho y trabajo durante una hora u hora y media en el ordenador, elaborando algún proyecto o trabajando con imágenes, hasta que bajo al estudio normalmente al mediodía. Ya no vuelvo a casa hasta las nueve y media o diez de la noche. En el estudio apenas tengo luz natural, ya que es el bajo del edificio donde vivo, así que trabajo con una potente luz artificial. Lo normal es que no escuche música mientras trabajo, a veces me desconcentra y me cuesta trabajar, en otras ocasiones sí la necesito y me mantiene un tanto alejado de la imagen, algo que me ayuda a resolverla de otra manera.

 

 

Josep Tornero, The Disappearance, 2018

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. Afortunadamente hoy en día tenemos un acceso descomunal al trabajo de diferentes artistas y a la propia historia de las imágenes. En pintura es obvio que debo hacer una referencia obligada a Gerhard Richter, pero me interesa mucho el cine primitivo o el uso inicial de la fotografía. El cine de Bergman, Tarkovski, Pasolini y Lynch, las lecturas a propósito de Nietzsche, Celan, Didi-Huberman, Cioran, Pavese, los mosqueteros de Dumas, la poesía de Bukowsky, Pessoa, Caballero Bonald. Hay todo un universo referencial.

 

 

Josep Tornero, The Hooded Boy, 2019

 

 

P. ¿Qué exposición, de todas las que has visitado, te ha impactado más?

R. Pues tengo tres más o menos recientes que ahora mismo permanecen todavía en mi retina. La caja entrópica de Francesc Torres; la exposición de Darío Villalba, Pop Soul, que se llevó a cabo en Alcalá 31; y el trabajo de Ydáñez en Deus ex Machina. ¡Ah! Y Modelo eta Praktika (disciplinar) de Iñaki Gracenea. Han sido cuatro.

 

 

Josep Tornero, The Kids, 2019

 

 

P. ¿Cómo ves el contexto artístico en Murcia?

R. Pues francamente en Murcia existen artistas maravillosos y estupendos. Hay un muy reducido contexto cultural muy potente y a la vez extraordinariamente reticente a trabajar en común. Creo que todos y todas empleamos muchísimo esfuerzo en trabajar desde una ciudad periférica como Murcia y posiblemente acabamos agotados. Es un contexto difícil que invita a escapar a la menor ocasión.

 

 

Josep Tornero, La despedida ciega, 2017

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el ámbito artístico?

R. Desde hace unos años se está trabajando en fomentar la paridad y ahora mismo hay artistas brutales que es muy difícil no tener en consideración. Puedo poner como ejemplo los trabajos de Paula Rubio Infante o Alicia Martín, son dos artistas soberbias. La pintura lúdica y desenfadada de Ana Barriga o el tremendo trabajo sobre el feminismo activista explícito de María Carbonell, es un momento necesario para que ocurran estas artistas. Ellas se pueden enfrentar a una crítica abierta, pero tienen el valor y la fuerza necesaria para exponerse como en un cuerpo a cuerpo o en un cara a cara. De todas formas, me temo que en los próximos años no va a haber demasiado lugar para el machismo o para mantener estas actitudes abiertamente. Desde hace un año y medio doy clases en la facultad de Bellas Artes en Murcia y el 70 u 80% del alumnado lo ocupan mujeres.

 

 

Josep Tornero, Black Tide, 2019

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?

R. Intento no dejarme seducir del todo por él. Tiene un lado perverso y es que acaba por transformarnos a todos en artistas planos y tremendamente comerciales, artistas vacíos, diría yo. No es bueno para el arte, pero obviamente es necesario. Hay que aprender a lidiar con él, a ceder en ocasiones sin perder de vista aquello que te inquieta y te empuja a trabajar o desarrollar un proyecto artístico. Afortunadamente el mercado del arte y su complejo contexto me ha permitido llegar hasta ahora, desde hace unos años, a dedicarme exclusivamente a la producción. Pero si hecho la vista atrás siempre he convivido de una manera u otra con el arte y sus inquietudes.

 

 

Josep Tornero, Nuclear Family, 2019

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Pues me encuentro en una profusión de proyectos diferentes. Después del intenso trabajo con La desaparición de las luciérnagas pensaba que iba a poder meditar un poco más futuros proyectos y de alguna manera regresar con más calma a las lecturas y a cultivar cierto ocium, pero ha sucedido todo lo contrario, han estallado diversos proyectos diferentes y la necesidad de llevarlos a cabo.

 

Puedes ver otras obras de Josep Tornero en su página web y su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.