La artista nos habla de su salto a las artes visuales, sus técnicas de trabajo y sus influencias
Alba Galocha (Santiago de Compostela, 1990) es una cara conocida por sus trabajos como modelo y actriz. Ahora nos sorprende y encanta con su lado artístico.
A través de la técnica del dibujo y el bordado, ella traza en sus trabajos un discurso que va más allá de las telas y papeles que decora. En sus obras, trata de profundizar en cuestiones filosóficas en torno a la naturaleza y su organicidad.
Alba Galocha se trasladó a Madrid para estudiar diseño de moda en 2008. En los años siguientes su carrera de modelo despegó. Ella pisa con garbo y no solo en la pasarela donde es la reina. Sus obras sorprenden por su originalidad y una sencillez que, frente a lo que se pueda pensar, nada tiene de sencilla. A la vez, delimitan pensamientos y la belleza que logra en cada uno de sus trabajos los hace únicos e irrepetibles.
Desde elemmental, le deseamos que tenga la misma suerte en el arte que en sus otras facetas y que podamos seguir su evolución como artista con la misma gracia e ilusión con la que ha empezado esta carrera del largo recorrido.
P. Tus trabajos parecen mapas de recorridos sensoriales. ¿Qué es más importante para ti, el camino o el fin?
R. Sin duda el camino. Cada trabajo es un proceso interior que conlleva evolución y al que necesito y me gusta dedicarle tiempo.
P. Tanto en tus dibujos como en los bordados, ¿tienes claro antes de empezar cuál es el patrón a seguir o se construye de manera espontánea?
R. En los dibujos es algo espontáneo, más libre y sin cálculo, sin mucho pensamiento. Los bordados están más estudiados o pensados, creados en base a algo tangible; por ejemplo ahora estoy trabajando en una serie de bordados que surgen de un árbol, cinco piedras y un lago.
P. ¿Hay algún tipo de búsqueda emocional en la elección de los colores que utilizas?
R. En un principio no, surgen de forma instintiva, pero una vez el trabajo está terminado reconozco que el color es lo que da luz a lo representado. Mis dibujos los siento como momentos especiales que no son necesariamente un buen recuerdo. Pienso que todo buen recuerdo está manchado de algo negativo y los colores me ayudan a sanar esto. Creo que esto de los colores es algo que está empezando a cambiar a la hora de trabajar los bordados y, a veces casi de manera inconsciente, me doy cuenta de que van tomando significado. Por ejemplo, últimamente el rojo lo siento como casa, por el calor. Me parece que estoy empezando a crear mi simbología, y esto es importante porque creo que pasa cuando dedicas tiempo, horas y días al trabajo. La constancia me ayuda a crear vínculos que me ordenan y es así como creo que aparece el lenguaje de la artista.
P. Además del resultado final, ¿qué te aporta la actividad de coser?
R. Es un momento conmigo, tranquilo, silencioso y en el que el tiempo casi desaparece. Es un estado de templanza que me gusta tener presente en mi vida en general.
P. ¿Qué es para ti la belleza?
R. Cualquier cosa si se observa en detalle. Con esto me refiero a que, al mirar una cosa con detalle, ésta pierde el significado real que tiene y se convierte en algo diferente, puede que mucho más grande y bello, para la persona que esté observando. Esto es lo que suele pasar en mi caso.
P. ¿Has encontrado buena acogida desde que decidiste empezar tu carrera como artista? ¿Crees que tu fama como actriz y modelo te ha ayudado o por el contrario estás más expuesta a críticas?
R. No le doy muchas vueltas a esto del intrusismo, ya se las di cuando decidí empezar a trabajar como actriz y creo que tener esto en mente solo frena, crea miedos y desconfianza en una misma. Esto no me sirve como artista.
P. ¿En qué medida crees que te ayuda Instagram en dar a conocer tu fase artística?
R. Tengo muchos seguidores y eso, está claro, da visibilidad. Creo que es una ventaja que debo utilizar, también es verdad que la mayoría de estos seguidores vienen de cuando trabajaba full time como modelo y me gusta mostrar que las personas somos muchas cosas, y el tomarme la libertad de investigarme más allá de la comodidad del sistema capitalista y estético en el que vivimos. Me parece una suerte y de los movimientos más inteligentes que he podido hacer hasta la fecha.
P. ¿Cuáles dirías que son tus principales referentes?
R. Tengo muchos, pero justo ayer en el bus iba pensando en esto, a lo largo de mi vida quiénes han sido mis referentes dentro del mundo artístico y del espectáculo, cronológicamente sería algo así; Aaliyah, Erin Brockovich, Janis Joplin, Kate Moss, Vivienne Westwood, Patti Smith, Rei Kawakubo, Louise Bourgeois, Yayoi Kusama. Algo así, pero hay muchos más: tengo una vecina muy mayor que me sonríe muchísimo cada vez que la veo y ella también podría ser un referente. Mi abuelo y la forma de ser que ha tenido durante su vida con respecto a la familia y el trabajo, que podrían definirse como honestidad y constancia respectivamente, también es un referente para mí. Solía decirme: “Tes frío? Pois traballa”. Y la verdad es que funciona.
P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te impactó más?
R. Una de Kandinsky que vi en el Palazzo Reale de Milán en enero de 2014, después de tres meses trabajando en Tokio. Fue toda una revelación de mi sensación del mundo en ese momento, o al menos así la recuerdo.
P. ¿Cómo ves la escena artística de tu generación?
R. Despierta, activa, con miles de posibilidades y sin miedo. Creo que estamos solos en esto y para mí la soledad es una forma de libertad.
P. Si solo pudieses comprar una obra de un/una artista coetáneo/a, ¿de quién sería?
R. Eloy Arribas.
P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?
R. Me gusta trabajar durante el día, levantarme relativamente temprano e ir al estudio. Me concentro con facilidad por lo que las horas que paso en Carabanchel, donde tengo el taller, las paso trabajando. No me distraigo mucho hasta que no estoy cansada, percibo muy bien el momento en el que dejo de ser productiva y empiezo a mariposear, y no me cuesta recoger y volver a casa, prefiero eso que sentir que estoy perdiendo el tiempo. A veces me traigo algo de trabajo a casa y si veo que después de cenar me puedo poner otro ratito me pongo, depende del proyecto que tenga entre manos y del tiempo que dispongo para terminarlo, pero me gusta ser capaz de desconectar un rato, creo que duermo mejor cuando es así. Me gusta el silencio y, al compartir estudio con tres compis, me doy cuenta de que trabajo más tiempo en silencio que con música. Cuando tengo que cortar tela, planchar, coser a máquina, hacer cosas que requieren menos trabajo conmigo, que son más automáticas aunque requieran concentración, me gusta escuchar la radio. Deforme Semanal es mi podcast favorito y, en cuanto a música, depende del día pero me gusta estar tranquila, siento el estrés que me provoca una canción movida y disfruto más trabajando con calma; Big Thief, Mac Miller, Brian Eno, David Axelrod, Kate Tempest (People’s Faces me emociona cada vez que la escucho).
P. ¿Cuáles crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en los ámbitos artísticos por los que te desenvuelves?
R. No darle valor, como mujer estoy harta de que se nos haya educado de una forma tan diferente a unas y a otros y esto tiene que cambiar en todos los aspectos de nuestra vida. Creo que está cambiando, pero la lucha sigue y tenemos que seguir trabajando hasta llegar a un punto de igualdad. Tener seguridad en nuestro trabajo y defenderlo a pesar de lo que opine el otro creo que es el primero de los pasos para que se nos valore como es debido, la fuerza tiene que salir de nuestro interior, si no cambiamos nosotras no cambiará nada.
P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?
R. Creo que todavía no tengo mucha como artista. Me gusta comprar arte y tengo muchas cosas, sobre todo de amigos. Creo que es importante el apoyarnos entre nosotros. En cuanto a los precios, creo que también es importante que, como artistas, seamos capaces de valorar desde un punto de vista real el valor económico de nuestro trabajo, y llegados a un punto de dicha reflexión, tener en cuenta al comprador.
P. El mundo sin arte sería…
R. ¡Apuf! Me cuesta imaginármelo, pero lo primero que me viene a la cabeza es algo parecido a la sociedad de 1984 de Orwell. Me imagino el mundo como un lugar gris, oscuro, con mucho calor y sin sonidos ni cielo. Bloques de hormigón hasta el techo.
Puedes ver más obras de Alba Galocha en su página web y en su perfil de Instagram.