Carlos León presenta ‘De todo aquello’ en Segovia

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El maestro de la abstracción inaugura su trabajo en un espacio inédito: el interior de una iglesia románica

Del 24 julio al 25 de septiembre se podrá visitar en la antigua iglesia de Santo Domingo en Pedraza, Segovia, De todo aquello de Carlos León (Ceuta, 1948).

La muestra organizada por la Fundación Villa de Pedraza, reúne dieciséis pinturas de gran formato, parte de ellas pintadas durante el confinamiento.

 

Carlos León, Ex nunc, 2019

 

La experiencia, motor de la reinvención

 

La crítica en torno al trabajo de Carlos León es unánime. Como ejemplo, cuando recibió el Premio de la Fundación Arte y Mecenazgo, el jurado –Francisco Calvo Serraller, María de Corral y Nimfa Bisbe– destacó su potencia expresiva, su capacidad de constante innovación, su singularidad y virtuosismo.

El último trabajo del artista supone algo más que un nuevo avance en su evolución, constituye un giro muy radical, una vuelta de tuerca arriesgada y ambiciosa que, no obstante, contiene buena parte de las claves de su anterior trayectoria.

«Toda obra de arte, toda composición musical, toda pintura o escultura está cimentada y construida en base a todo aquello que el autor supo absorber a lo largo de su existencia haciendo de ello la materia prima y también el combustible de su creatividad», explica sobre esta exposición. Y añade: «Experiencias del orden de lo vivido, de lo leído o escuchado, intuiciones, deseos y sueños, constituyen todo lo que desencadena el hecho artístico y que, unido a la intervención de ese daimon inspirador al que se refería Platón, dan a luz esas obras enigmáticas y cargadas de significados diversos, que llamamos obras de arte».

En las dieciséis pinturas que se muestran en De todo aquello, casi todas de gran formato, el espectador se encuentra ante obras altamente representativas de su más reciente producción, buena parte de las cuales han sido pintadas durante el período de confinamiento.

«Al abandonar el virtuosismo técnico y la riqueza sensual de mis anteriores trabajos, he logrado una pictoricidad diferente, más sobria, más urbana, más radical y directa en su encuentro con el espectador», afirma.

«Trabajo en estos momentos en varias series diferentes, pero hay entre ellas un común denominador perfectamente reconocible. Quien visita mi estudio actualmente puede tener la impresión, por un momento, de que en él estuviesen trabajando a la vez dos pintores diferentes. Una observación más detenida comienza a hallar el hilo conductor que une las piezas de ambos períodos».

El escenario elegido, la antigua iglesia de Santo Domingo, en la localidad de Pedraza, Segovia, impone a sus obras una arriesgada confrontación, un diálogo diferente del que se establece cuando los cuadros se sitúan sobre las impolutas paredes de un espacio expositivo convencional.

Los accidentados muros que fueron románicos en su inicio para rehacerse en el siglo XVI con aires renacentistas, constituyen, al mismo tiempo, un reto y una oportunidad para enfrentarse a la obra del artista en condiciones que ofrecen al espectador una compleja experiencia de lectura.

 

Carlos León, Ad portas, 2019

 

Vencer resistiendo

 

Fiel a la práctica de la pintura, su persistencia ha hecho de su obra una de las más codiciadas en el arte abstracto de los últimos cincuenta años. La encontramos en importantes colecciones privadas, pero también en algunas de las colecciones públicas (Triangle Artist Workshop, Nueva York; MOCA Cleveland, Ohio; Museo Reina Sofía, Madrid; Museo Bellas Artes, Bilbao; Museo Patio Herreriano, Valladolid…).

Carlos León es, ante todo, «un investigador incansable” afirma el crítico Fernando Castro Flórez. Se pudo comprobar en su última gran retrospectiva, Tomando distancia, en el CAC Málaga durante los primeros meses de este año, muestra en la que Castro Flórez ejerció de comisario. En las sesenta obras que en ella se presentaban, había una constante exploración de soportes inéditos, de materiales y técnicas.

Hoy son la madera y la pintura plástica las protagonistas en su trabajo. Pero también puede tener como invitado al neón. Antes fueron el lienzo, el poliéster o el dibond –una revolución–, «manchados» con acrílico u óleo. Su carrera es una evolución continua en busca de nuevos medios, influido por la filosofía, la poesía, la música, el psicoanálisis y la naturaleza.

«He conocido las inclemencias de la falta de medios, la impotencia de la escasez material y la ausencia de reconocimiento», confesó al recoger el Premio Arte y Mecenazgo de Obra Social ’la Caixa’ en 2016.

«Me sensibiliza muy especialmente toda manifestación relacionada con el mecenazgo y con el apoyo a la creación artística, algo que considero una de las más nobles expresiones de la generosidad, sin cuyo concurso no existirían ni habrían llegado hasta nosotros muchísimas de las grandes obras del pasado ni sería el presente tan fecundo y prometedor». Esta nueva etapa «bien meditada», según León, supone la culminación de todo el conocimiento adquirido.

 

Carlos León, Sine die, 2019

 

Carlos León iba para médico, pero el arte se interpuso en su camino. Estudiaba en Valladolid cuando descubrió la sala de exposiciones Castilla y con ella, a un grupo de paisajistas que llamó su atención.

«Los busqué, entré en contacto con ellos y nos hicimos amigos», recuerda Carlos León. La pintura lo atrapó y dejó la medicina. Con 20 años gana en 1968 el Premio de Pintura de la Caja de Ahorros Provincial de Valladolid. Dos años después celebra su primera exposición individual en la Galería Jacobo de Valladolid.

En 1972 se traslada a París y permanece allí durante buena parte de la década. En 1975 participa en su primera exposición colectiva en Madrid, 10 Abstractos, en la Galería Buades.

Introduce en España la corriente francesa Supports-surfaces. La primera muestra individual en la capital llega en 1976, en la galería Juan Mas. Ese mismo año es seleccionado para participar en la Bienal de Venecia. Y en 1978, en la Trienal de Nueva Delhi.

Regresa a París en 1979 con una beca de la Fundación Juan March, y en 1985 pasa otro año en Nueva York, becado por el Comité Conjunto Hispano-Norteamericano. En 1987 es nombrado miembro de la Junta Directiva del Círculo de Bellas Artes de Madrid y en el año siguiente comienza a impartir clases como profesor asociado en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, ejerciendo en la misma funciones de decano. Abandona la actividad docente en 1991.

En 1995 vuelve a Nueva York y permanece allí siete años más. Esta etapa completa su experiencia internacional y desemboca en lo que él mismo considera su momento de madurez. En 2002 retorna a España, se instala cerca de Segovia y comienza a a exponer en algunas de las más relevantes instituciones, como el Patio Herreriano de Valladolid, el CGAC de Santiago de Compostela, la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid, el Centro José Guerrero de Granada, el Museo Esteban Vicente de Segovia, o el CAC Málaga entre otras.

En 2012, el Museo Reina Sofía adquirió para su colección tres obras suyas de 1976. Ha sido galardonado con el Premio de la Cultura de la Comunidad de Madrid 2014 en la modalidad de Artes Plásticas y el Premio Nacional de la Fundación Arte y Mecenazgo, de Obra Social La Caixa 2016.

 

De todo aquello de Carlos León se podrá ver en la antigua iglesia de Santo Domingo, Pedraza, Segovia del 24 de julio al 25 de septiembre de 2020.

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