Gala Knörr: «Los memes son un imaginario universal de la era en la que vivimos»

María von Touceda Por María von Touceda
28 Min lectura
La artista nos habla de su trayectoria y del imaginario de su generación

Quizá uno de los reflejos del profundo pensamiento de la generación millennial sea el trabajo de la artista Gala Knörr (Vitoria-Gasteiz, 1984).

De los neones al videoarte, la artista trabaja múltiples lenguajes visuales en diferentes técnicas y materiales, y realiza pinturas, instalaciones y esculturas inspiradas en la cultura de Internet, y directamente conectadas con los memes y la política.

Gala Knörr pone al servicio de su trabajo una mirada panorámica sobre lo que sucede en el presente más acuciante. Su amplio bagaje hace de esta mirada algo poliédrico que es capaz de recoger las distintas visiones internacionales sobre el hoy.

No se le resiten ni las nuevas técnicas ni los nuevos temas que van aparaciendo en su recorrido vital, y esto hace de su trabajo algo muy fresco con un potente background, fruto de su formación y de su espíritu jovial.

Aunque sus obras ya son reconocidas por la crítica internacional, esta joven artista dará mucho más que hablar porque tiene la capacidad de anticiparse a lo que se convertirá en tema principal de discusión intelectual en un mundo globalizado, pero con diferentes tiempos según el lugar que habites.

Knörr pone de manifiesto que Internet puede ser un referente visual a la altura de la ventana renacentista de la que bebió la Historia del Arte en toda su modernidad.

Esta joven vasca ha estudiado Liberal Arts en la Richmond University, London, completando su formación con un BFA Fine Arts en Parsons Paris, The New School y un máster en Bellas Artes en la University of the Arts en Londres, entre otros workshops, masterclass y residencias artísticas.

Pese a su juventud, Gala posee un curriculum envidiable que la hace conocedora de la escena artística internacional. En España, pudimos ver recientemente sus obras en Arco 2020, con la galería T20, y en la exposición Generación 2020 en La Casa Encendida, en Madrid.

 

 

 

Gala Knörr, People of the World, Spice up your life, 2020. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Muchas de tus obras se inspiran en imágenes de Internet. ¿Crees que un artista contemporáneo puede hablar del contexto actual rehusando esta valiosa herramienta?

R. Internet genera lo que puede llegar a componer o dar forma a un interminable imaginario universal que represente y englobe a los que habitamos y navegamos en ella. Es imposible no «intoxicarse» visual o teóricamente de alguna manera a través de ella. El imaginario electrónico no cesa de crecer, su cuerpo y forma está en constante cambio haciendo difícil ver su comienzo o visualizar su posible final. Y lo queramos o no desde nuestra primera búsqueda en Google formamos ya parte de él. Esa es nuestra ficha, sería difícil hablar del contexto en el que vivimos sin tener en cuenta el poder que ejerce Internet sobre el mismo.

 

 

 

Gala Knörr, Rumble in the jungle, 2018. Vistas de la instalación. Logroño. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Parte de tu trabajo se basa en la memética. ¿Crees en los memes como un nuevo paradigma de la comunicación?

P. Quizá no sean el paradigma, pero desde luego es una de las maneras más infecciosas de comunicación. Son contenedores culturales, siempre abiertos a su alteración. Con esas mismas alteraciones, generan a través de sus diferentes versiones un sinfín de significados. Esos estratos de significación fabricada son su verdadero valor cultural. Son una herramienta de comunicación viral porque tienen el poder de ejercer, de alguna manera, como un espejo en el que podemos vernos reflejados. Esa habilidad relacional hace que algo se active en nuestra cabeza, quizá incluso active nuestra imaginación. A su vez, está nuestra experiencia como usuarios, tanto en Internet generalmente hablando, como específicamente en las redes sociales. Consumimos tal cantidad de información y contenido que nuestro sentido de la orientación puede llegar a aturdirse, o incluso lleguemos a tal nivel de asimilación e hipernormalización que nuestro yo se confunde con objetos materiales y referencias culturales, cada uno de los cuales citando y conectando nociones dispares. Los memes analizan inteligentemente todo lo que sabemos sobre el arte, la raza, el objeto artístico, el género, nosotros mismos y nuestra percepción de los demás. Son un imaginario universal de la era en la que vivimos. Una era en la se circula en todas las direcciones posibles, en todos los tiempos y espacios. Los memes actúan como entidades autónomas, como interconectores. Nuestra existencia siempre ha estado esparcida a través de mar y tierra, pero ahora tenemos un espacio que históricamente será recordado por acoger conexiones y ofrecer oportunidades de intensa autoexpresión en plataformas digitales. Y especialmente a través de la imagen de naturaleza adulterada, pobre y furtiva que puede llegar a ser el meme.

 

 

 

Gala Knörr, I felt impotent and out of control, 2020. Vistas de la instalación. La Casa Encendida. Cortesía de la artista

 

 

 

P. También has reflexionado sobre las relaciones afectivas a través de las redes dentro del colectivo trans. ¿Internet nos acerca o, por el contrario, nos aleja cada vez más?

R. Internet es un arma poderosa, tiene el poder para acercarnos, moldearnos, exaltarnos, calmarnos, y un múltiple sinfín de emociones que a veces son el efecto de nuestro propio uso de esta herramienta. Quizá Internet comenzó de una manera casi utópica en la que podríamos experimentar la libre información constante sin ningún tipo de consecuencia, ni influencia externa. Con la llegada de las redes sociales, ahora no solo tenemos acceso a información, quizá tengamos hasta un exceso ella misma que haga que nos estanquemos casi en una especie de anestesia discursiva. Las redes han hecho que estemos hiperconectados sin la necesidad de hablar. Continuamos puestos al día sobre la vida de los demás a través de múltiples feeds, pero las redes sociales están construidas a través de algoritmos que predicen qué mostrarnos o sugerirnos basado en los datos que nuestro uso dentro de ellas genera. La persona es ahora un producto, la mercantilización de la persona ha sido clave para definir el capitalismo electrónico. En las redes sociales debemos de recordar que el cliente no somos nosotros, somos el producto por el que a través miles de compañías analizan su mercado. Las redes son un playback de nuestra propia voz, lo cual hace del diálogo algo fútil, una eterna reverberación con efecto boomerang. Puede que suene casi siniestro, pero también las redes sociales han ayudado de manera positiva a cambios en nuestra sociedad a través de la reclamación de derechos y espacios IRL (in real life, en la vida real) de personas frecuentemente excluidas de la conversación mainstream de los medios y el entretenimiento.

 

 

 

Gala Knörr, The time to hesitate is through, 2016. Vistas de la instalación. Fundación BilbaoArte Fundazioa. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Te has formado en multitud de países, ¿dónde has sentido que valoran más el trabajo de los artistas?

R. Mis experiencias han sido muy diferentes, quizá el lugar donde verdaderamente sentí que el trabajo de los artistas y la cultura tenían un espacio en la vida diaria de sus habitantes era en Francia. Quizá también le tenga particular cariño a mi experiencia gala porque fueron casi cinco años en los que crecí como persona y artista de manera exponencial, me convertí en una esponja. Llegué como adolescente y me marché como adulta, quizá embriagada por una cultura a la que me sentía afín. Pero creo que no he visto ningún otro país donde despidieran a estrellas de la música nacionales como si fueran presidentes o altos dignatarios tanto como ahí. Aun así, creo que, desgraciadamente, la precariedad que conlleva el trabajo del artista es prevalente en todos los sitios donde he vivido.

 

 

 

Gala Knörr, Alternative Facts, Kayne West, 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Tu trabajo es multidisciplinar pero, ¿con qué técnica te encuentras más cómoda?

R. Desde que estudiaba en la facultad de bellas artes la creación pictórica ha sido de alguna manera la base de todo lo que hacía. Mi manera de entender el contexto en el que vivía iba fuertemente atado a las imágenes que se podían generar dentro de él. Durante un largo tiempo, me centré más en incorporar la fotografía en mi trabajo, en el máster en Central Saint Martins, en Londres, mi bad painting (término con el que no me identifico en realidad) no se sujetaba a la norma del tipo de trabajo que esperaban de mí, y decidí salirme de mi camino un tiempo. Quizá tardé demasiado en darme cuenta de que no tenía que centrarme en un solo lenguaje visual, sino expandir y encontrar maneras de comunicar, y hacer cuyo elemento de conexión fueran mis ideas. De todos modos, la pintura al óleo aunque me da muchos dolores de cabeza, literalmente, quien viniera el año pasado a mi estudio parisino mientras pintaba mi proyecto de Generaciones, tenía que sentarse en un butaca cinco minutos hasta aclimatar las fosas nasales, pero junto al dibujo con tintas son dos técnicas que me dan mucha paz.

 

 

 

Gala Knörr, Tiger King of The Fake News, 2020. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Existe alguna búsqueda emocional o simbólica en la elección de tu paleta de colores?

R. Ninguna en particular, suele ser bastante orgánica, soy con el color como alguien que come con los ojos. Últimamente he incorporado pigmentos irisados a mi obra al óleo, pero esos cambios experimentales suelen ser bastante compulsivos, momentáneos, necesito ver como algo funciona a través de mi lente.

 

 

 

Gala Knörr, Self Identity is a Bad Visual System, 2016. Vistas de la instalación. Fundación BilbaoArte Fundazioa. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿En qué medida crees que han ayudado las redes sociales a dar a conocer tu trabajo?

R. En gran medida, mi trabajo y el archivo visual con el que normalmente opero se nutre de ellas, es una relación simbiótica, siempre las he considerado como un complemento. He conocido a mucha gente a través de ellas. Siempre ha habido una relación entre ellas y mi experiencia vital, embrollos y encuentros en los diferentes contextos por los que me he movido, observado y aprendido. Han hecho que profundizara en la manera que me comunico. A veces mi cabeza funciona como un Google Translate, y quizá eso también haya sido clave para retratar mi trabajo y mi propia persona online. Excepto por el hecho superficial de que cuando la gente me conoce en persona lo primero que les sorprende es mi altura, ¡ja!

 

 

 

Gala Knörr, When doves cry (version meme), 2020. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Qué es para ti la belleza y dónde crees que reside?

R. La belleza es un sentimiento que te inunda inexplicablemente y te deja KO. Es una reacción en cadena que cada uno experimenta individualmente, reside hasta en las cosas más mundanas, pero de vez en cuando hay que respirar profundamente para poder entregarte a ella.

 

 

 

Gala Knörr, Inner Light, 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. No tengo una rutina particular para trabajar. Trabajo por normal general en proyectos largos, así que a veces me voy a dormir (generalmente tarde) y mi cabeza todavía está pensando en que manera quiero hacer una pieza u otra. Me enfrento muchas veces a ideas que tengo, que no sé cómo darles forma, hasta que me tiro al agua de cabeza, como si de un arrebato se tratara. Hay gente que tiene un horario religiosamente estricto con su rutina en el estudio, para mí lo único religioso es el poder dormir, sino mi cabeza no funciona y me quedo en blanco. He compartido muchos años estudio en Londres, ahora prefiero tener mi propio espacio para pensar y trabajar. Otra de las ventajas de tener tu propio estudio es poner la música que te apetezca. Para mi es importante, subir el volumen cuando necesite un chute de energía, a veces necesito a Bowie para arrancar, otras a MC5, otras a William Onyeabor. La «banda sonora» cuando trabajo va en acorde a mi estado de ánimo muchas veces, y cuando compartes estudio te tienes que encerrar en tus auriculares, a veces sin darte cuenta cuando alguien te habla. Prefiero dejar que el sonido invada el aire y el trabajo fluya. Me gusta trabajar sola, pero me gusta que mi estudio sea un punto de pensamiento tanto como lo puede ser de reunión, a veces invito a gente que creo que debería conocerse para tomar algo. Los contrastes siempre hacen las mejores conversaciones. Al trabajar en proyectos que me llevan a residir fuera de España, mi estudio no tiene una forma particular de funcionar, me tengo que adaptar a nuevos espacios de trabajo frecuentemente.

 

 

 

Gala Knörr, Self Identity Is a Bad Visual System, 2016. Vistas de la instalación. Fundación BilbaoArte Fundazioa. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. A John Baldessari y Patti Smith. Creo que son dos figuras muy diferentes pero cuyas carreras, humildad, humor y trabajo siempre me han acompañado e inspirado estuviera donde estuviera. Y quizá más cerca de mi generación me interesa mucho y me siento conectada al trabajo de Mark Leckey, y Jeremy Deller. La primera vez que vi Fiorucci Made Hardcore fue poco después de que Leckey ganará el premio Turner, y fue electrizante. Más tarde la vi proyectada junto a Dream English Kid en su retrospectiva el año pasado en Tate Britain, debajo de ese puente de autopista que construyó dentro del museo, en una absoluta oscuridad iluminando las caras de los asistentes a través de pantallas LED y proyecciones que hacía del estar sentada ahí algo casi espiritual. Me gusta como Leckey crea fantasías a partir de imágenes existentes, y por parte de Deller, me encanta su conexión y manera de explorar el folclore del Reino Unido, así como navega a través del storytelling momentos históricos grabados en las dinámicas sociales y políticas de la sociedad británica. Su último documental en colaboración con la BBC Everybody in the place, que relata el aspecto radical de la cultura rave y el house en el Reino Unido después de la era de la Dama de Hierro, me inspiró mucho a la hora de producir y editar mi pieza de video Alodoxafobia para mi instalación Good Bad Not Evil en La Casa Encendida este año.

 

 

 

Gala Knörr, Insert Witty Project Title, Calendar, 2019. Vistas de la instalación. Granada. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cómo ves el panorama artístico de tu generación?

R. Mi generación, los millennials, ya de por si nos hemos convertido en hombres y mujeres orquesta, por mucho que otras generaciones se quejen de nuestra actitud narcisista por abrazar las redes sociales como agua de mayo, y las tostadas con aguacate. Nos arrastró el fiasco global de dimensiones titánicas que fue la crisis de Lehman Brothers, nos dejó en nuestros primeros años de vida laboral en plena recesión. Vivimos los recortes y la precariedad normalizada por el neoliberalismo del capitalismo tardío. Si algo hemos aprendido, es a ser resolutivos para poder despegar, viviendo en un sistema que fomenta el individualismo competitivo. Me da cierta esperanza el haber conocido gente dentro del panorama artístico que celebra los éxitos de sus compañeros como propios, e intenta generar tejido cultural desde la periferia de la centralización del mercado en las grandes capitales. Hay gente de talento increíble, inteligencia inmensurable y de gran empatía, pero como decía Tim Leary, en su día, de los jóvenes de los sesenta (que en realidad son nuestros Boomers de hoy día): «tenemos la mente vestida de gala, sin un sitio a donde ir», al menos no todos. El sistema es insostenible, pero con la situación que estamos viviendo extrañamente me da cierta esperanza de cambio, y creo que hay que fomentar un sentimiento de comunidad ahora más que nunca.

 

 

 

Gala Knörr, The Brexit Collection, 2019. Vistas de la instalación. Nueva York. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te ha impactado más?

R. Hay un montón que me han impactado, pero una que particularmente me llevo a la memoria es la de Robert Rauschenberg Combines (1953-1964), en la que se ve su viaje personal a través de los diferentes materiales y objetos del día a día que iba incorporando a su obra pictórica, las cuales resultaron particularmente imponentes. Otras a las que tengo particularmente cariño son Islandia de Tom Sachs, en la que descubrí que la obra de arte puede contener una temática formal y utilizar el humor como medio de comunicación. Más recientemente vi una instalación impresionante de la colaboración de Mike Kelley y Tony Oursler, The Poetics Project, 1977-1997, en el Centre Pompidou, absolutamente estimulante para los sentidos.

 

 

 

Gala Knörr, Lost Hope, 2016. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Si solo pudieses comprar una obra de un artista coetáneo, ¿de quién sería?

R. Qué difícil elegir uno, quizá una de las increíbles esculturas de Marguerite Humeau. Las que mostró en el Prix Marcel Duchamp en el Centre Pompidou el año pasado eran magia.

 

 

 

Gala Knörr, Monument to Noman and Everyman, 2018. Vistas de la instalación. Londres. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. PEDAGOGIA. La educación es fundamental para erradicarlo no solo en el mundo del arte sino en general. La inteligencia emocional es algo que parece no importarle a los sistemas hegemónicos que perpetúan los roles de género, la discriminación racial y de clase. La educación ha de romperlo, y cuanto antes mejor, tenemos que invertir en las generaciones venideras.

 

 

 

Gala Knörr, Self Identity Is a Bad Visual System, 2016. Vistas de la instalación. Fundación BilbaoArte Fundazioa. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿En qué medida ha afectado la covid-19 a tu trabajo?

R. En su principio cerrando exposiciones de las que formaba parte, cancelando otras, y moviendo una residencia artística que iba hacer en Lisboa al año que viene. El confinamiento me pilló bajando de Vitoria-Gasteiz a Málaga visitando mis padres antes de irme a Portugal. Me encontré sin ápice de ganas de crear, pero eventualmente monté un estudio en la terraza y he estado trabajando desde ahí. He tenido que reformular mi modus operandi, recomponerme y encoger, pensar y hacer a otro ritmo. Al haber restricciones y complicaciones para viajar, también he buscado oportunidades «en casa». La verdad me siento afortunada de cómo he podido llevarlo todo en compañía de mi familia, y la red de apoyo de mis amigos, aun estando todos en una esquina diferente de España o del mundo.

 

 

 

Gala Knörr, Kaltes Klare Wasser, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado artístico?

R. Mi relación con el mercado artístico está todavía en edad escolar de Primaria, pero estoy bastante alerta en lo que se refiere a las dinámicas del mismo. Es algo que no encuentras en el programa de enseñanza de ninguna Facultad de Bellas Artes. Hay que saber a quién pedir consejo y embarcarse con cierta astucia y muchísimo trabajo. No tuve mi primera exposición en una galería hasta el año pasado en Pablo’s Birthday en Nueva York, gracias al voto de confianza de su directora Clara Andrade hacia mi trabajo y visión artística. Empecé a trabajar con Galeria T20 el año pasado, recibí una llamada de Nacho Ruiz cuando estaba en mi estudio (entonces en Paris), y me dio mucha energía el encontrar a alguien con quien trabajar en España que me entendiera. Con ellos he ido por primera a Arco este año, y el que viene se celebrará mi primera exposición individual en su espacio en Murcia.

 

 

 

Gala Knörr, Alternative Facts (version meme), 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Ahora mismo estoy construyendo una Dreamachine como la que creó el artista canadiense Brion Gysin en el Beat Hotel de Paris. Será uno de los elementos que incluya en mi siguiente exposición Tumbleweeds en Torre de Ariz en Basauri, en la que exploro una relación epistolar ficticia que mantengo con Jack Kerouac. El mes que viene, si la covid-19 lo permite, me voy a Breslavia a realizar una residencia artística en AIR Wro en cooperación con el Instituto Vasco Etxepare. También estoy preparando una colaboración especial para La Pera Projects en Nueva York junto a otros artistas hispanos, Art Genève junto a Pablo’s Birthday, mi individual en Galeria T20, y otra individual en Centro Cultural Montehermoso de Vitoria-Gasteiz. Voy a estar muy ocupada, y me siento muy afortunada por seguir con los motores en marcha.

 

 

 

Gala Knörr, Good Bad Not Evil, 2020. Vistas de la instalación. La Casa Encendida. Cortesía de la artista

 

 

 

P. El mundo sin arte sería…

R. Un mundo muy gris.

 

 

 

Puedes ver más obras de Gala Knörr en su página web y perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.