Ana Esmith: «En foto o en una performance, Miss Beige cuestiona los estereotipos establecidos»

María von Touceda Por María von Touceda
13 Min lectura
La artista y performer nos habla de la construcción de ‘Miss Beige’

La España del toro de Osborne, paella y flamenca queda ya muy lejos para las nuevas generaciones que ya tienen otros iconos de este país, con mucha más enjundia, como es el caso de Miss Beige.

Este personaje de performance construido por Ana Esmith, (Madrid, 1976) representa para muchos una figura tan reconocible como necesaria que recorre toda nuestra geografía sin dejar indiferente a nadie.

Esmith es licenciada en Periodismo por la UCM y diplomada en Arte Dramático por la International Drama School Philippe Gaulier en Londres y estas dos vertientes de su formación han confluido de manera natural en Miss Beige, su primera pieza actoral no verbal.

Desde su creación en 2016, Miss Beige ha sido invitada a importantes ferias y festivales nacionales e internacionales como las madrileñas ArcoMadrid, JustMad, Hybrid, Chrom-Art en Londres, entre otras.

También estuvo en el Centro Dramático Nacional en el Teatro Valle Inclán en Madrid, en la última edición del festival de cine independiente Rizoma y en una reciente aparición en la gran pantalla en el largometraje ‘Tristesse’.

A ello se suma la exposición monográfica ‘Miss Beige Taking The sTreeT‘, recientemente en la galería Ponce+Robles, Madrid, la participación en el II Gabinete de Resistencia, Madrid, y cinco instalaciones performáticas: ‘La Miss Beige de MichelAngelo’, ‘Maison Beige, la familia crece’, ‘En la cama con Miss Beige’, ‘Se Nota, Se Siente, el Beige es Incluyente’ y ‘Paseo En Glovo’.

Muchos se han sumado a este fenómeno con atuendo y martillo. En varias ocasiones, acompañando a la protagonista vestidos de este color, en apariencia anodino, pero que, en el caso de este maravilloso personaje, cargado de simbolismo, le da una fuerza arrolladora.

 

 

Miss Beige, No quepo en mí, 2020. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Qué lleva a una artista a decantarse por la performance como medio de expresión?

R. Yo vengo de las artes escénicas y, por lo tanto, de la creación e interpretación de personajes. Cuando surge Miss Beige descoloca todo lo aprendido hasta el momento porque por primera vez en mi trayectoria la potencia de la imagen me obliga a prescindir de la voz. Al tratarse de una exploración en un trabajo no verbal, comienzo a investigar a través de la performance, el vídeo y la fotografía. Para humanizarla, decido salir a la calle, el espacio público por excelencia, para poder interactuar con las miradas y las reacciones ajenas.

 

 

Miss Beige, No me gusta destacar, 2018. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Cómo ha surgido la construcción de este personaje?

R. El detonador fue el vestido. Lo encuentro enterrado en un montón de ropa en el típico puesto del rastro de Madrid de “Todo 1 Euro” y me propongo en esas tardes largas de domingo darle vida sin transformarle. Pero este proceso está conectado con mi formación actoral que procede principalmente del teatro de creación donde aprendo que el juego es todo, que el espectador, el mirón es siempre más importante que el artista, y que la individualidad de cada artista es el foco donde potenciar la creación.

 

 

Miss Beige, Performance grupal ‘Se nota, se siente, el beige es incluyente’, 2019. Foto: Ivan Pinilla. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Qué valores emocionales o simbólicos hay encuentras en el color beige?

R. En mi búsqueda inicial encontré una definición que creo que contesta mejor de lo que yo podría a la pregunta: «En nuestro abigarrado mundo, que ya ni siquiera el negro riguroso logra neutralizar, surge el beige, un tono imparcial que transmite paz y sosiego. Pero a su vez, el beige, una tonalidad insípida y poco popular, va más allá porque con su sola presencia consigue suavizar a otros colores más fuertes».

 

 

Miss Beige, Mójate. Foto: Maria Moldes. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Ha corrido peligro alguna vez Miss Beige?

R. No, pero si ha habido momentos tensos, pero es lo que pasa cuando mezclas realidad y ficción. Y accidentes que han dejado magulladuras pero ningún hueso roto.

 

 

Miss Beige, Releve. Foto: Maria Moldes. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Cuál ha sido la reacción del público más rara que has vivido?

R. Me han pedido que les escupa.

 

 

Miss Beige, Apropiacionismo, 2018. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Cuánto crees que ayuda el humor a tus reivindicaciones?

R. El papel del humor es del 100%. Para mí, el humor es una cosa muy seria que creo que solo funciona cuando muestras de frente tu vulnerabilidad.

 

 

Miss Beige, La última, por favor, 2018. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿En qué medida crees que han ayudado las redes sociales a dar a conocer tu trabajo?

R. Creo que al introducir un personaje en redes haces que pertenezca al momento que nos ha tocado vivir y lo humanizas. Miss Beige comenzó como una necesidad personal y, creo que a día de hoy, se ha convertido en una necesidad social.

 

 

Miss Beige, Siempre quise dar fruto, 2017. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Qué es para ti la belleza y dónde crees que reside?

R. La belleza reside en cualquier parte. Otra cosa son los cánones de belleza. La presencia de Miss Beige ya sea en foto o en una performance cuestiona los estereotipos establecidos que han influido en quien queremos ser y como queremos mostrarnos o, mejor, dicho quién quieren que seamos y como quieren que nos mostremos. Una buena muestra del poder transgresor de la imagen a la hora de presentar las calles y los cánones de belleza. Más allá, las mujeres, en general, están supeditadas a unos cánones de belleza universales. Yo misma he sido y soy víctima. Este hecho ha provocado que la mujer no sea ni se sienta libre a la hora de jugar con su imagen. Así que esta pescadilla que se muerde la cola nos tiene abocados a una desigualdad eterna. Solamente creando otros patrones y conductas podemos pelear por la utopía de la igualdad. Cuantos más patrones haya más fácil será destruir el binarismo de género.

 

 

Miss Beige, Allá donde fueres, haz lo que vieres, 2017. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. No tengo una rutina establecida. Cuando salgo a hacer fotos a veces voy con una idea clara de lo que quiero hacer y otras veces me lanzo a jugar y ver qué pasa. Por mi formación periodística me importa mucho el aquí y ahora, y muchas veces la actualidad me hace no poder tomarme el día libre o establecer unos horarios fijos.

 

 

Miss Beige, Soy marica, 2017. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. A Esther Ferrer, Jacques Tati, Adolfo Marsillach, Gilbert & George y las compañías de teatro Els Joglars y La Zaranda.

 

 

Miss Beige, Trankimazin, 2017. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te ha impactado más?

R. La primera exposición retrospectiva de Helmut Newton y Talking to strangers de Sophie Calle.

 

 

Miss Beige, The great escape, 2020. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. Si sólo pudieses comprar una obra de un artista coetáneo, ¿de quién sería?

R. De Cristina de Middel.

 

 

Miss Beige, Apropiacionismo, 2018. Foto: Maria Dain. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. El humor. Siempre el humor.

 

 

Miss Beige, La familia no se elige, 2017. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿En qué medida ha afectado la covid-19 a tu trabajo?

R. Pues, por desgracia, como a todos, pero creo que justamente en tiempo difíciles el artista tiene una responsabilidad social y toca tirar un poco más del carro con tus malos momentos como cualquier otra persona. Al trabajar con la actualidad, la covid ha sido la protagonista, sobre todo en el confinamiento, teniendo siempre en cuenta que el exceso de realidad endurece las cosas.

 

 

Miss Beige, Nunca digas de esta agua no beberé, 2016. Foto: Maria Dain/Marisa Gallego. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado artístico?

R. Entiendo el arte contemporáneo como un instrumento definitivo para el pensamiento crítico. Por ello, creo que hay que tratar de salvar la distancia entre el artista y el visitante, y emprender un diálogo y una investigación colectiva en vez de comunicar solo a través del monólogo. La obra abierta por excelencia y, por consiguiente, la obra en la que no hay ningún dogma posible ya que se encuentra destinada a dar rienda suelta a estímulos generados colectivamente en el aquí y ahora.

 

 

Miss Beige, Siempre. Foto: María Dain. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Acabo de terminar mi primera exposición individual en Madrid en la galería Ponce+Robles con cuatro performances presenciales. Así que cogiendo aire mientras preparo unas charlas que haré en los CaixaForum de Palma, Barcelona, Sevilla y Madrid. Y estudiando a Shakespeare, porque a partir de mayo formaré parte del elenco de Otelo que llegará al teatro de la Abadía en Madrid y luego irá de gira por todo el país.

 

 

Ana Esmith ha logrado introducir a Miss Beige en la conciencia colectiva de un país que pedía a gritos un revulsivo y una parodia de sí mismo como es este personaje.

El humor es la clave de esta performance y gracias a él ha logrado la fama que se merece.

 

Puedes acompañar a Miss Beige a través de su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.