Marina Capdevila: “Me gusta visibilizar un colectivo que por desgracia no es el protagonista”

María von Touceda Por María von Touceda
11 Min lectura
La artista nos habla de sus últimos trabajos en pintura y arte urbano

Que la importancia de los abuelos es algo a reivindicar es algo que tiene muy claro Marina Capdevilla (Falset, 1985). En sus pinturas y murales retrata ancianos dotándoles de un aspecto cómico a la par que respetuoso. A través de la ironía y un marcadísimo estilo personal crea una serie de personajes entrañables a los que solo podemos amar.

Sus obras se encuentran en las paredes de muchas ciudades, nacionales e internacionales, donde plasma este emotivo guiño a la tercera edad.

Su trabajo se ha convertido en un fenómeno mundial que seguirá creciendo porque el hecho de homenajear a nuestros mayores traspasa cualquier tipo de frontera, tanto física como mental.

Esta artista catalana se licenció en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona, completando sus estudios en Willem de Kooning Academy de Rotterdam y un postgrado de Ilustración Creativa en la Escola Eina, Barcelona.

Ha expuesto tanto individual como colectivamente en gran parte del territorio nacional y en ciudades como Ámsterdam, París, Londres, Nueva York y Miami.

También ha participado en festivales como Cura Festival (Belo Horizonte, Brasil), Rexenera Fest (Ordes, Galicia), Desvelarte (Santander, Cantabria) The Crystal Ship (Oostende, Bélgica) entre otros, además de colaborar con empresas como Adidas, Netflix y Zara.

Marina Capdevila, 5º 1ª, 2020. Cortesía de la artista

P. Muchos de los protagonistas de tus obras son ancianos, ¿qué te llama la atención de esta franja de edad para que pongas en ella tu foco de atención?

R. Me gusta visibilizar un colectivo que por desgracia en la gran mayoría de ocasiones no es el protagonista. A la hora buscar inspiración me fijé en mis abuelos, que son tal cual mis personajes, personas de noventa años, alegres, con mucha vitalidad, pícaros. Y como me hacían mucha gracia, los empecé a retratar. También influyó que mi madre enfermó y de repente se convirtió en una persona mayor. De una forma más indirecta la quise representar en mis obras para darle la atención que se merecía desde un punto de vista humorístico y con amor.

Marina Capdevila, Salut, 2017. Falset, España. Cortesía de la artista

P. La exageración de los rasgos de tus retratados es un rasgo identitario de tu trabajo, ¿qué buscas en esta apariencia grotesca?

R. Busco huir un poco de los cánones tan marcados de belleza que abundan por desgracia en el mundo del arte, sobre todo retratos de chicas guapas, no lo soporto. Creo que precisamente los rasgos diferentes de cada persona, las arrugas, imperfecciones nos hacen más bellos y especiales.

Marina Capdevila, Cura Urban Art Circuit, 2017. Belo Horizonte, Brasil. Cortesía de la artista

P. ¿Existe alguna búsqueda emocional o simbólica en la elección de tu paleta de colores?

R. Puede ser, sí. Mi paleta de color se basa bastante en los colores de las casas de mi pueblo natal, el coral/salmón que es el color carne que más trabajo es un color muy común en las fachadas. Todas las tonalidades de colores que hay en las tejas también me inspiran. Es una gama de color bastante terrenal combinada con algún color más vibrante para darle un toque más contrastado.

Marina Capdevila, Afterparty, 2019. Cortesía de la artista

P. Has pintado murales en muchas ciudades de todo el mundo, ¿en cuál has sentido que se valora más a los artistas?

R. En Estados Unidos. La primera vez que fui a pintar a Art Basel Miami, hace 6 años, me abrió muchas puertas. Conocí a muchísima gente del sector y de ahí salieron bonitas relaciones de trabajo.

Marina Capdevila, The Raw Project, 2019. Miami. Cortesía de la artista

P. ¿En qué medida crees que han ayudado las redes sociales a dar a conocer tu trabajo?

R. Gracias a las redes sociales he podido viajar mucho, más que si no las hubiera utilizado creo, ya que al exponer mi trabajo allí, gente de todo el mundo lo ha podido ver y contactar muy fácilmente conmigo. Y al revés, yo he podido ver el trabajo de gente de diferentes países y llegar a contactar y colaborar. De ahí también salió la posibilidad de ir a Miami, a través de Instagram, hace 6 años cuando casi ni lo utilizaba.

Marina Capdevila, Conga de Barcelona, 2020. Cortesía de la artista

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. Para tener un buen día de trabajo en el estudio lo primero que necesito es a decir buenos días a la naturaleza, ya sea ir a correr, en bici o simplemente caminar por un camino y ver el mar. De vuelta a casa desayuno y me pongo a hacer mails, y trabajo que sea más de ordenador en el estudio, siempre con música o voy ha hacer recados si necesito cosas. Me gusta mucho estar sola y trabajar sola en el estudio. Luego como temprano, normalmente en la terraza para que me dé el sol y no puede faltar una buena siesta de treinta minutos en la cama, para empezar la tarde a tope de energía. Me pongo a pintar hasta las 8 de la tarde normalmente. A la hora de trabajar en murales me suelo levantar bastante temprano, sobre las 6.30 o 7 y hago 20 minutos de estiramientos, desayuno y a las 9 ya estoy en la grúa pintando para poder aprovechar bien las horas de sol. Aquí no hago siesta.

Marina Capdevila, Flying Free, 2019. Cortesía de la artista

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. Pintores amigos de mi entorno me inspiran muchísimo, su trabajo, me gusta ver como piensan y afrontan los proyectos. Siempre en los festivales de street art aprendo muchísimo de los que están pintando esos días conmigo.

Marina Capdevila, The New Sunday, 2020. Cortesía de la artista

P. ¿Cómo ves el panorama artístico en Barcelona?

R. Bastante parado la verdad. Hay buenos artistas, pero creo que no hay mucha comunidad. Recuerdo una Barcelona de hace años que siempre había eventos, exposiciones, donde te encontrabas con todo el mundo y conocías gente nueva. Quizás soy yo que ya no salgo mucho, pero creo q es porque no hay un tejido fuerte. Barcelona se ha vendido a la gente de paso, al turismo. En tema de murales muy poca cosa hay. En cambio, en otras ciudades de fuera de España hay mucho movimiento y eso me da bastante pena.

Marina Capdevila, Desvelarte, 2017. Santander. Cortesía de la artista

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te ha impactado más?

R. La feria de Untitled del año pasado en Art Basel Miami me sorprendió muchísimo. Encontré muchos de los artistas que me gustan y ver las obras en directo fue un gusto. También descubrí la obra de artistas que me encantaron y me inspiran mucho: Audun Alvestad, Lilian Martínez.

Marina Capdevila, Last Cigarrette, 2019. Cortesía de la artista

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. No sé cual es, pero seguro que como estamos haciendo ahora, trabajar muy duro y sobre todo visibilizar este gran problema.

Marina Capdevila, The Crystal Ship, 2019. Oostende, Bélgica. Cortesía de la artista

P. ¿En qué medida ha afectado la covid-19 a tu trabajo?

R. Se me han cancelado algunos viajes que tenía programados y ha cambiado un poco mi dinámica de ir fuera a pintar murales para quedarme más en el estudio trabajando en obra nueva.

Marina Capdevila, Thank you, 2020. Cortesía de la artista

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. En desarrollar obra nueva en el estudio, tranquila con tiempo para pensar y experimentar un poquito. También estoy preparando unos murales para un proyecto personal que espero que vean la luz pronto. Y estoy trabajando en estar más conectada conmigo mismo y más tranquila, alejada de la ciudad.

Marina Capdevila, Women with no cigarrette, 2018. Cortesía de la artista

P. El mundo sin arte sería…

R. Muy aburrido.

Marina Capdevila despoja de sensiblería estos retratos de ancianos, pero sin perder la sensibilidad, el humor y la emotividad.

Un equilibrio que ha logrado encontrar y, creo que, es ahí donde radica el éxito de su magnífico trabajo.

Puedes ver más obras de Marina Capdevila en su página web y su perfil de Instagram.

Compartir este artículo
Seguir:
Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.