Nicolás Romero: «Trabajar en el espacio público es un ejercicio de responsabilidad»

María von Touceda Por María von Touceda
12 Min lectura
El pintor y muralista nos habla de su imaginario y su proceso creativo

Pintar en la calle conlleva mucha responsabilidad porque lo que los artistas pretendan expresar llegará a un gran número de personas.

Quizá sean los muros de nuestras ciudades los que más están haciendo reflexionar a una sociedad aún reticente a entrar en los museos.

Gracias a artistas implicados como Nicolás Romero (Buenos Aires, 1985) la crítica social toma las calles a la vez que convierte a la ciudad en un lugar más amable y humano.

Con un estilo cercano al pop, sus pinturas y murales presentan productos e iconos de la cultura popular pintados en colores vivos, y convierten sus obras en una visión muy fresca del presente, utilizando temáticas pictóricas de diferentes épocas de la Historia del Arte, como es el caso de sus bodegones.

Nicolás Romero se formó en pintura y dibujo en 1999 con Ariel Olivetti y entre 2007 y 2008 estudió en el Centro Cultural Ricardo Rojas de Buenos Aires. Fue seleccionado para el Programa de artistas de Facebook en 2014 y desde 2019 participó en el método de estudio Work Clinic con la artista Diana Aisenberg.

Ha realizado exposiciones individuales en la galería The Diogenes Club de Los Ángeles, en Varsi Gallery en Roma, Galería Libertad en Querétaro y Galería Dinámica en Buenos Aires. Su obra también ha sido incluida en exposiciones colectivas en Francia, Italia, Países Bajos, Sudáfrica, Austria, Australia, México, España y Estados Unidos.

En estos momentos expone para la Galería Ochi de Los Ángeles su muestra on line ‘Estado de Alarma’, en la que presenta sus trabajos realizados durante la cuarentena en España y lo que ha significado para Nicolás vivir esta situación en nuestro país.

 

 

 

Nicolás Romero, Empatía, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. La crítica social está muy presente en tus murales planteando cuestiones sobre el lugar donde se encuentran. ¿Crees que no debe haber estética sin ética?

R. Creo que trabajar en el espacio público es un ejercicio de responsabilidad. Es un área en donde convergen muchos factores sociales, es un espacio de manifestaciones. También el hecho de haber nacido en Buenos Aires, que es una ciudad politizada, me hizo plantearme la necesidad de generar una obra que agrupe las identidades del espacio. La obra latinoamericana es, en general, una obra que demanda derechos.

 

 

 

Nicolás Romero, 2016-2020, 2018. Cortesía del artista

 

 

 

P. Muchas de tus obras son naturalezas muertas, ¿por qué piensas que los bodegones siguen siendo una temática tan contemporánea?

R. Los bodegones siguen siendo una temática contemporánea porque siguen cumpliendo las mismas funciones que hace quinientos años, que es, ofrecer al artista un formato de mayor libertad, menos rigidez y con multiplicidad de significados. Esto adquiere mayor fuerza por el sistema capitalista actual en donde lo que consumimos nos representa tanto individualmente como políticamente. Actualmente, si no estamos de acuerdo con la política de ciertas empresas en vez de ir a manifestarnos a la calle, directamente no la consumimos.

 

 

 

Nicolás Romero, Naturaleza Muerta, Cancún, Proyecto Panorama Cancún México, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. Utilizas muchos elementos de la cultura popular, ¿qué les dirías a los que afirman que el arte pop es superficial?

R. Creo que estamos entrando en una fase en donde todo se ha vuelto superficial por la velocidad en la que estamos. Los nuevos dispositivos condicionan nuestra relación con las palabras y las imágenes. El pop en sí es un recurso que utilizo porque nací dentro de esa cultura e influenciado por la publicidad. Mis murales muchas veces pueden ser leídos como publicidades, es una delgada línea lo que me separa de ello.

 

 

 

Nicolás Romero, Continente Americano, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué te ha aportado el estado de alarma?

R. Me transformo en inmigrante, me cambió de país de residencia, me dio amor y melancolía.

 

 

 

Nicolás Romero, Naturaleza Muerta, Madrid, Urvanity. Cortesía del artista

 

 

 

P.¿Hay alguna búsqueda emocional o simbólica en la elección de tu gama cromática?

R. Al principio siento que hay una búsqueda intuitiva más abstracta que tiene que ver con el color, en donde ubicar los elementos. Los mismos elementos son los que me determinan después por ejemplo cómo van a ser los fondos de las obras. No trato de generar ninguna búsqueda emocional personal sino más bien utilizar los mismos recursos que me pide la obra.

 

 

 

Nicolás Romero, Robot, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué es para ti la belleza y dónde crees que reside?

R. Nunca me plantee el concepto de belleza, creo que son palabras peligrosas que encierran muchas construcciones sociales personales. Creo que lo bello en sí es lo que genera curiosidad, actualmente la curiosidad la encuentro en una idea, en una acción, en un cielo, en una charla, una caricia, en algo que creía saber y que se descubre algo nuevo, en una emoción, en un cuadro que veía en un libro y que de repente está enfrente de mí, en una montaña que me hace sentir pequeño, el olor a un cuadro terminado, en extrañar, en las esculturas precolombinas.

 

 

 

Nicolás Romero, Naturaleza Muerta, 2019, Fortaleza, Brasil. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. Sí, soy muy rutinario, pero no quiere decir que se cumpla al 100%. Generalmente a la mañana café siempre para activar, luego emails o mensajes que quedaron del día anterior. Trato de almorzar en el estudio (generalmente al mediodía solo almuerzo como acción mecánica no son comidas muy elaboradas). A la tarde empiezo a pintar, pero creo que mi momento de oro pasa entre las 18 a las 20 de la tarde, es como que siento que, en ese lapso pinto bien, no sé si es porque estoy apurado para volver a casa o porque siento que no hice nada en el día. Pero en ese horario resuelvo mejor.

 

 

 

Nicolás Romero, Le Déjeuner sur l’Herbe, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. Van Gogh, Goya, Morandi, Frida Kahlo, Rivera, León Ferrari y De Kooning.

 

 

 

Nicolás Romero, They told me not to talk politics at the table, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te han impactado más?

R. Sarah Lucas en el New Museum de Nueva York y el mural de Diego Rivera en el museo de Detroit.

 

 

 

Nicolás Romero, The Entity V, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. Si sólo pudieses comprar una obra de un artista coetáneo, ¿de quién sería?

R. Neo Rauch.

 

 

 

Nicolás Romero, I miss you (but no so much), 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo ves el panorama artístico en Argentina?

R. Sigue sobreviviendo y sigue teniendo esa sed de juventud del hacer. En Argentina siempre existió una gran precarización en el rubro, hasta el día de hoy. Pero lo que tiene de bueno el arte en Argentina es la acción de crear a toda costa y mostrarlo como se pueda. No hay una dependencia a la aprobación de las instituciones, porque básicamente nunca se cuenta con ellas. En estos últimos años hubo avances sobre el tema y se plantearon problemáticas específicas que tienen los y las artistas, como por ejemplo un régimen de monotributo (autónomo) específico para el rubro. Creo que de a poco se está haciendo escuchar más, pero sigue siendo un sistema pequeño validado por unos pocos.

 

 

 

Nicolás Romero, Los últimos días de primavera, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. Entendiendo que como artista hombre estoy en una situación de privilegio. Que todo el sistema del arte invisiblemente está condicionado por un sistema patriarcal. Por parte de las instituciones debería existir un cupo obligatorio de mujeres que participen tanto como jurados o artistas en concursos o convocatorias privadas. Eso ya debería ser algo obligatorio.

 

 

 

Nicolás Romero, Naturaleza Muerta, La Sagrera, Barcelona. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado artístico?

R. El mercado es una plataforma muy difusa. Creo que cuando las obras se meten en esa esfera todo se vuelve más frío. Trato de acompañarme de personas o galerías que apoyen la obra no como un commodity sino que están en todo el proceso de creación. Que al final sea un crecimiento en conjunto. Cuando me meto en lo que tiene que ver con el mercado a veces me genera bastante frustraciones. Yo pinto porque no sé hacer otra cosa.

 

 

 

Nicolás Romero, La conquista de Lombardia, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. En unos cuadros que tengo pendiente, pero tengo mucho frio en el estudio así que voy muy lentito.

 

Puedes ver más obras de Nicolás Romero en su página web y su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.