El artista nos habla de su imaginario pictórico en lienzos y murales
Habitar las ciudades es algo menos violento para la naturaleza humana cuando éstas se tornan más amables, gracias a la obra de grandes muralistas como Sebastián Velasco (Burgos, 1988).
El gris del cemento puede ser un elemento muy alienante. Aportar calidez a estos lugares a través del arte es un manifiesto en sí mismo más allá de las temáticas de los propios murales.
En el caso de este artista, los neones, los automóviles, la arquitectura, la nostalgia y la propia espontaneidad y la modernidad de sus retratados hacen de las ciudades un lugar mejor.
Este pintor y muralista, afincado en San Sebastián, está licenciado en Bellas Artes por la UPV y completó sus estudios con una beca Erasmus en Sheffield Hallam University, Reino Unido. Tiene estudios superiores de Ilustración por Escuela Massana, Barcelona, una beca de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores y un Máster Universitario en Pintura por la Universidad del País Vasco, Leioa.
Una amplísima formación que queda patente en la calidad técnica de su trabajo. Ha expuesto tanto individual como colectivamente en gran parte del territorio nacional y en ciudades como Los Ángeles, Miami, Roma, Colonia, entre muchas otras.
Sus murales se encuentran en multitud de lugares como Sarajevo, Kiev, Lioni y muchas otras ciudades que este artista ha humanizado con su obra.
P. Uno de los motivos recurrentes en tu pintura son los carteles luminosos, ¿qué te atrae de los neones?
R. Creo que hay una atracción primaria hacia el contraste de esos colores luminosos contra la oscuridad. Además, en el caso de los neones de la Polonia Socialista, por ejemplo, también me atrae la calidad de los diseños y las tipografías. Esto se debe a que durante aquella época se contrataba a los mejores diseñadores del país para aportar modernidad y optimismo a las ciudades de la posguerra. Sin embargo, al cambiarlos de su contexto original e introducirlos en mis imágenes, estos adquieren otras cualidades; ya sean compositivas y formales, o de extrañeza espacial y temporal.
P. La arquitectura, los vehículos y la ropa deportiva también están muy presentes en tu obra, ¿cuál es la razón?
R. Las razones son similares a las de la pregunta anterior. Siempre me han llamado la atención las formas rectangulares en la arquitectura o los vehículos. Del mismo modo uno desarrolla cierta tendencia a buscar cualidades plásticas cromáticas y lumínicas en los materiales que representa. Ya sea en el cemento, el metal, o las telas en el caso de esa ropa. Por otro lado, y de manera menos consciente, la combinación de estos elementos en la imagen final enlaza con espacios temporales un poco ambiguos entre el pasado y el futuro que se me hacen atractivos o me producen algún tipo de nostalgia. Quizá por eso también me fijo a menudo en cómo eran esos elementos durante los años 80 y 90.
P. ¿Qué actitudes buscas en un modelo para que sea inmortalizado en tus pinturas?
R. Es una búsqueda un poco espontánea, pero suelo preferir que transmitan cierta quietud o silencio.
P. ¿Trabajas a partir de fotografías o de apuntes del natural?
R. De fotografías.
P. ¿Qué crees que jamás se debe de plasmar en el arte urbano?
R. Bueno supongo que eso depende de cada artista. En mi caso las limitaciones en el muro suelen venir más por razones técnicas y porque no se pueden abordar cambios drásticos con la misma facilidad que en el estudio. Quizá en el mural también exista la tendencia a realizar imágenes de lectura e impacto más directos que algunas obras de estudio.
En cualquier caso, quizá sea una pregunta que se plantean más los artistas que trabajan más con el significado político de sus temáticas. En mi caso, aunque a nivel personal me interesan mucho los conflictos políticos (tanto en la actualidad como a nivel histórico), mi pasión por la pintura tiene más que ver con cuestiones formales y de lenguaje. Lo mismo me pasa cuando veo murales de otros artistas. Me siento más atraído por aspectos cromáticos, compositivos o de plástica, que por si existe o no un mensaje detrás de esas obras. Aun así, también me gustan algunos artistas que supeditan el lenguaje de su trabajo al mensaje que quieren transmitir.
Es una cuestión que siempre plantea dudas. Sobre todo con los murales donde quizá esa parte de mensaje o significado se hace importante para la gente. Entre lo que yo hago, también hay casos en los que ese lado simbólico cobra más importancia que en otros. Por ejemplo, en el mural de Yugo 45 aparece un coche que se relaciona directamente con el periodo Yugoslavo. Ahí sí hay una intención de recordar ese país que ya no existe y que reivindicaba ciertos valores que se han visto relegados desde los años 90.
P. De todos los países donde has pintado, ¿en cuál crees que valoran más la figura del muralista?
R. Se me haría difícil decir uno. En Francia por ejemplo da la sensación de que a muchos ciudadanos les interesa el arte o la pintura. Pero por ejemplo en países más mediterráneos (Portugal, España, Italia, los Balcanes…) se nota mucho el carácter abierto y amigable de la gente, más allá de su conexión con el arte. Pero al final no sé cuánto hay de estereotipo y cuánto de realidad en esas observaciones.
P. ¿Qué significa para ti ser artista?
R. Desde luego que me siento muy afortunado de dedicarme a lo que me gusta y que no me imagino a mí mismo haciendo otra cosa. Aunque existan momentos de frustración, inseguridad etc., todo eso se compensa con la rutina cotidiana de venir al estudio o los lugares y gentes que he conocido durante los viajes.
P. Además de los propios enseres de pintura, ¿qué otros objetos te acompañan siempre cuando te pones a trabajar?
R. En el estudio suelo escuchar música o programas de radio y podcasts indistintamente. Y para los muros siempre llevo uno de esos altavoces portátiles para escuchar música todo el tiempo.
P. ¿Qué genio de la Historia del Arte crees que está sobrevalorado?
R. Está claro que los pintores más valorados no son siempre aquellos con los que uno siente más afinidad, pero habitualmente esas preferencias pueden cambiar con el tiempo.
P. Y, por el contrario, ¿qué artista contemporáneo crees que no está suficientemente valorado?
R. Ocurre un poco lo mismo, que los más reconocidos no siempre coinciden con los que más te gustan. Además, con los artistas coetáneos es difícil tener perspectiva para valorarlos o incluso saber si están o no reconocidos.
P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para erradicar el machismo en el ámbito artístico?
R. Afortunadamente, en mi círculo cercano tenemos una situación de naturalidad e igualdad entre compañeros y compañeras de profesión. Por desgracia no se puede decir lo mismo en otros ámbitos laborales o sociales.

Sebas Velasco, Młodość uroda i nadzieja miasta 1968 (Basada en una fotografía de Zbigniew Nowak del archivo Ośrodek Pamięć i Przyszłość), 2019. Cortesía del artista
P. ¿Crees que utilidad y arte tienen relación?
R. Esa es una pregunta que se ha debatido y de la que se ha escrito mucho a nivel teórico, y no creo que pueda aportar mucha cosa interesante. Diría que los pintores estamos muy absortos en nuestras propias obsesiones cuando trabajamos y no pensamos mucho en la utilidad o no de lo que hacemos. Es como si ese acto respondiera a una necesitad interior de hacerlo. Desde el otro lado, diría que por ejemplo hay algo de terapéutico y reconfortante en consumir lo que otros artistas hacen. Ya sea pintura, música, lecturas, cine…
P. ¿En qué medida ha afectado la covid-19 a tu trabajo?
R. Durante la cuarentena estuve trabajando en casa con todo el cambio que eso conlleva y, también, se cancelaron proyectos de ferias, murales etc. En estos momentos ya hay muchas cosas que se han reanudado. Así que con una mezcla de optimismo e inquietud de cara al futuro.
P. ¿En qué estás trabajando ahora?
R. Estoy preparando un conjunto de obras para una exposición individual y también tengo algún proyecto de mural a la vista.
Puedes ver más obras de Sebas Velasco en su página web y perfil de Instagram.