Georgia O’Keeffe, la artista que rompió las fronteras entre figuración y abstracción

Miriam Varela Por Miriam Varela
16 Min lectura
Por primera vez en España podremos disfrutar de más de noventa obras de una de las artistas más importantes del arte moderno

A mediados de los años 40, el MoMA tiende una pasarela a Georgia O’Keeffe (Sun Prairier, 1887 – Santa Fe, 1986) para entrar en la Historia del Arte. Por primera vez la institución realizó una retrospectiva de una artista femenina. Casi ochenta años después el Museo Thyssen nos brinda la oportunidad de visitar una exposición única que recoge más de noventa obras fundamentales de toda la trayectoria artística de O’Keeffe, desde sus primeras obras abstractas de la década de 1910 hasta sus obras más tardías realizadas en el desierto de Nuevo México.

Si la Historia del Arte fuera un campeonato deportivo Georgia O’Keeffe sería medalla de oro en numerosas disciplinas. Como ya hemos mencionado fue la primera mujer en tener una retrospectiva en el MoMA, fue referente fundamental del feminismo en los años 60 símbolo de la mujer libre, moderna e independiente; fue pionera en la utilización del enfoque fotográfico en los cuadros; y su cuadro Estramonio. Flor Blanca Nº1 de 1932 hizo historia siendo vendido en el año 2014 por 44 millones de dólares: la cifra más alta alcanzada por una obra realizada por una mujer. Aprovechamos la ocasión para hacer un pequeño recorrido por su vida y acercarnos a las obras de esta figura fundamental.

 

 

 

Georgia O’Keeffe, Estramonio. Flor blanca n.º 1, 1932. 
Óleo sobre lienzo, 121,9 × 101,6 cm
. Crystal Bridges Museum of American Art, Bentonville, Arkansas, 2014.35
 © Georgia O’Keeffe Museum, VEGAP, Madrid, 2021
. Fotografía de Edward C. Robison III. Foto: Cortesía del Georgia O’Keeffe Museum

 

 

 

De la Academia a la Abstracción

 

 

A principios del siglo XX el panorama artístico en los Estados Unidos estaba dominado por el academicismo. No es de extrañar que cuando el galerista Alfred Stieglitz (1864-1946) – abanderado de la modernidad en Nueva York introductor de las nuevas vanguardias en el continente– recibe unos carboncillos de una compatriota con formas orgánicas indefinidas no pueda resistirse a exponerlos en su galería de arte 291 en la Quinta Avenida de Nueva York. Estamos hablando de la serie Specials de Georgia O’Keeffe. Estas obras serán las primeras en las que la artista juegue en esa dualidad entre abstracción y figuración y será esta la primera exposición colectiva en la que participará en 1916.

 

 

 

Georgia O’Keeffe. Abstracción temprana, 1915. Milwaukee Art Museum, Milwaukee. Donación de la Jane Bradley Pettit Foundationy The Georgia O’Keeffe Foundation. Foto: Cortesía del Georgia O’Keeffe Museum

 

 

 

La naturaleza estuvo presente en la vida de Georgia O’Keeffe desde su nacimiento en Sun Praire, Winsconsin, en noviembre de 1887, ya que vivirá sus primeros años en una granja. Allí pasará largas horas contemplando el paisaje. La necesidad de sentirse cerca de lo natural le acompañará toda su vida. De sus primeros años de estudio ligados a escuelas de arte conservadoras se llevará algunos rasgos que le acompañarán durante gran parte de su obra: la delimitación clara de los contornos o la materialidad del color. El cambio de estilo de lo académico a lo moderno lo realiza al tomar contacto con las ideas de Arthur W. Dow que conjuga modernismo y arte oriental creando un estilo propio de abstracción plana. A la vez comenzará a estudiar la obra de Kandinsky tanto sus cuadros como su recién traducido De lo espiritual en el arte.

 

 

 

Georgia O’Keeffe, Serie I. N.º 4, 1918. 
Óleo sobre cartón, 50,8 × 40,5 cm. 
Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau, Múnich. Donación de The Georgia O’Keeffe Foundation, G 17 854
 © Georgia O’Keeffe Museum, VEGAP, Madrid, 2021
. Foto: Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau München

 

 

 

En este momento inicia su propio camino como pintora reflexionando acerca de la necesidad de reinterpretación de la realidad a través de su propia mirada. En 1915 realiza la serie Specials antes mencionada en la que ya el título nos hace pensar que algo importante está pasando. Su primera exposición individual, su mudanza a Nueva York y su romance con Stieglitz se sucederán como si formara parte del orden natural de las cosas.

 

 

Me decidí a empezar de nuevo, a olvidar lo que me habían enseñado y a aceptar como cierta mi propia visión de las cosas

 

 

 

Las flores y el éxito

 

 

La consolidación de Georgia O’Keeffe como artista vino precedida de su consolidación como mujer moderna, libre y fuera de lo común. En 1921, Stieglitz realizará una exposición de fotografías en las que Georgia es mostrada como modelo y musa no como pintora. Son fotografías íntimas, en las que la artista aparecerá en numerosas ocasiones desnuda o con unos primerísimos planos que revelan su carisma ante la cámara. Su actitud cautivará al público neoyorkino que acudirá en masa a su segunda exposición individual en 1925 atraídos tanto por sus obras como por su personalidad. En esta exposición se podrán ver ya algunas de sus grandes flores.

 

 

Sé que no puedo pintar una flor. No puedo pintar cómo brilla el sol sobre el desierto en una resplandeciente mañana de verano, pero quizá pueda manifestar a través del color mi experiencia con la flor o la experiencia que la flor, en un determinado momento, me ha hecho sentir importante 1

 

 

Las flores son uno de los temas más conocidos de O’Keeffe. Estas “naturalezas vivas” (termino que pedimos prestado a Maruja Mallo ya que no podemos llamarlas naturalezas muertas por su vivacidad) son obras de gran fuerza visual. En ellas la pintora hace suya la técnica fotográfica de su amigo Paul Strand. El fotógrafo amplía motivos cotidianos hasta perder de vista las formas.

Ejemplo de estas obras es su cuadro más conocido: Flor blanca. Estramonio Nº1. Un óleo sobre lienzo realizado en 1932 en el que la flor, en un primerísimo plano, acapara casi la totalidad de la tela tan sobredimensionada que sus hojas no alcanzan a caber dentro del lienzo y sus contornos se pierden fuera del mismo. No existe nada entre el primer plano de la flor y el fondo. Sus obras alcanzan una gran perfección técnica gracias al modo que tiene de aplicar el color sobre la tela, con pequeñas pinceladas apretadas casi imperceptibles que nos pueden recordar más a la impresión digital que a un trabajo al óleo. El tiempo de ejecución de las obras es un aspecto a tener en cuenta ya que necesita acabarlas antes de que las flores se marchiten.

 

 

 

Georgia O’Keeffe, Amapolas orientales, 1927
. Óleo sobre lienzo, 76,7 × 102,1 cm
. Collection of the Frederick R. Weisman Art Museum at the University of Minnesota, Mineápolis. Foto: Cortesía del Georgia O’Keeffe Museum

 

 

 

O’Keeffe se dejó enamorar por las inmensas moles de hormigón que se están construyendo en la ciudad de Nueva York y a mediados de los años 20 realizó sus paisajes urbanos. Estos se caracterizan por un punto de vista muy bajo que enfatiza la verticalidad de los edificios y unas formas muy simplificadas que los asimila a bastidores de teatro. Estas particularidades se aprecian a la perfección en su obra Calle de Nueva York con luna, óleo sobre lienzo de 1925, en el que vemos los edificios reducidos a una oscura forma geométrica de colores casi planos con un contrapicado tan pronunciado que podrían llegar a tocarse en su extremo.

 

 

 

Georgia O’Keeffe, Calle de Nueva York con luna, 1925
. Óleo sobre lienzo. 122 x 77 cm
. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza 
© Georgia O’Keeffe Museum, VEGAP, Madrid. Foto: Cortesía del Georgia O’Keeffe Museum

 

 

 

Estas obras fueron muy cuestionadas en su momento ya que “los cuadros de arquitecturas” eran un tema típicamente masculino. Nada frenó a la artista que sitió esto como un reto. Su siguiente exposición fue todo un éxito vendiendo algunos de estos paisajes urbanos el mismo día de la inauguración.

 

 

La madurez en el desierto

 

 

A partir de los años 30 comienzan sus continuos viajes a Nuevo México. Pasó largas temporadas hasta convertir el paisaje árido de los Badlands es su nuevo hogar. Realizó numerosas obras en las que las montañas y muelas del desierto ocupan la totalidad del lienzo. En otras ocasiones estas se convierten en el fondo de los cuadros para dar protagonismo a los huesos de animales que encuentra en sus excursiones por el desierto y que se lleva a su casa como “trofeos”.

 

 

 

Georgia O’Keeffe, Cabeza de carnero, malva real blanca. Colinas (Cabeza de carnero y malva real blanca, Nuevo México), 1935. Óleo sobre lienzo, 76,2 x 91,4 cm. 
Brooklyn Museum, legado de Edith y Milton Lowenthal, 1992.11.28 © Georgia O’Keeffe Museum, VEGAP, Madrid, 2021

 

 

 

En estas obras los cráneos, a veces acompañados con flores, ocupan una vez más un primerísimo plano, como podemos ver en la obra Cabeza de Carnero, malva real blanca. Colinas (Cabeza de carnero y malva real blanca, Nuevo México), un óleo sobre lienzo pintado en 1935.  Al igual que hizo con las flores, la repetición de los temas en series la llevó a la abstracción figurativa representando los huesos de una forma tan cercana que pierden su forma y solo podamos identificar el objeto representado gracias al título de la obra. Un buen ejemplo de esto es la serie Pelvis de 1944 en la que el elemento principal del cuadro es un agujero en la cavidad ósea, el protagonista en definitiva es la ausencia de hueso.

 

 

 

Georgia O’Keeffe, Paisaje de Black Mesa, Nuevo México. Desde la casa de Marie II, 1930
. Óleo sobre lienzo, 61,6 × 92,1 cm. 
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe. Donación de The Burnett Foundation, 1997.6.15 
© Georgia O’Keeffe Museum, VEGAP, Madrid, 2021
. Foto: Cortesía del Georgia O’Keeffe Museum

 

 

 

Con la muerte de Stieglitz a mediados de los años 40 se mudó definitivamente a Abiquiu, Nuevo México. En su nueva casa, una construcción austera restaurada por ella misma siguiendo la arquitectura tradicional de la zona, un elemento llamará poderosamente la atención: la oscura puerta de madera que destaca en el patio. Este motivo será repetido en numerosas obras tendiendo una vez más con la repetición a la simplificación hasta acabar reduciendo los motivos a formas geométricas minimizadas de colores planos. Esta tendencia que podemos ver en Puerta Negra con Rojo (1953).

 

 

 

Georgia O’Keeffe, Puerta negra con rojo, 1954. Óleo sobre lienzo, 121,9 × 213,4 cm. Chrysler Museum of Art, Norfolk. Legado de Walter P. Chrysler, Jr., 89.63 © Georgia O’Keeffe Museum, VEGAP, Madrid, 2021. Foto: Cortesía del Georgia O’Keeffe Museum

 

 

 

El último gran tema de O’Keeffe deriva de los viajes en avión que realizó a partir de mediados de los años 50, y que la llevaron con 71 años a recorrer todo el mundo desde España a Singapur. Los paisajes aéreos parecen cerrar un ciclo en la obra de la artista que iniciándose en el microcosmos de primerísimos planos de flores acaba en la representación de elementos macroscópicos del paisaje. Esta serie iniciada en 1959 nos propone una desconcertante perspectiva totalmente plana y vertical de los ríos, desfigurándolos, llevando sus formas una vez más al plano abstracto. La serie de las nubes surge igualmente de sus viajes en avión.

La creatividad de O’Keeffe era imparable y a pesar de la vejez y los problemas de visión siguió pintando con la ayuda de colaboradores como Juan Hamilton, un ceramista que la animó a explorar esta nueva forma artística. En 1984 se trasladó de Ghost Ranch a Santa Fe por motivos de salud donde morirá en 1986 a la edad de 98 años.

Georgia O’Keeffe pasará a la Historia del Arte como una mujer libre que supo abrirse camino en el panorama artístico a partir d los años 20 con un estilo personal de elementos sobredimensionados y simplificados consiguiendo representar a la vez la realidad y la abstracción, lo que es y lo que no parece ser.

 

 

Georgia O’Keeffe se podrá visitar entre el 20 de abril y el 8 de agosto de 2021. Comisariada por Marta Ruiz del Árbol, Área de Pintura Moderna del Museo, la exposición ha sido organizada por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el Centre Pompidou y la Fondation Beyeler con la colaboración del Georgia O’Keeffe Museum de Santa Fe, Nuevo México. Después viajará a París y Basilea.

  1. Carta al director del Cleveland Museum of Art, William Milliken, 1930.
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Divulgadora cultural. Licenciada en Historia del Arte por la USC, máster en Escritura Creativa en Hotel Kafka. Cofundadora y coordinadora en La Roldana Plataforma.