Ivana de Vivanco nos habla de su proceso creativo y de su visión del arte. La obra de la artista puede verse en España en la galería The Ryder Projects
Ser consciente de las injusticias que vivimos y criticarlas a través de algo tan hermoso y complejo a la vez. En el arte, el mensaje mucho más eficaz cuando también atrapa a los visitantes en una estética atractiva.
La obra de la artista chilena-peruana Ivana de Vivanco (Lisboa, 1989) es la prueba fehaciente de cómo la denuncia puede ir acompañada de volúmenes y cromatismos seductores que introduzcan al espectador dentro de la cuestión criticada.
De Vivanco realiza pinturas, esculturas y grabados con un marcado estilo que bebe del arte colonial y de la contemporaneidad más absoluta.
Sus figuras inciden en el poder de lo corpóreo y su gama cromática trabaja como un anzuelo que nos introduce, de manera amable, en temas espinosos sobre los que debemos reflexionar.
Ivana de Vivanco vive y trabaja en Leipzig, Alemania. Profesora de pintura en la Universidad, ella es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Chile en Santiago y completó sus estudios artísticos en la Academia de Arte de Leipzig.
Ha expuesto, tanto individual como colectivamente, en ciudades como Londres, Nueva York, Milán, Berlín, entre muchas otras. Las más recientes, en las galerías 68 Projects (Berlín), The Ryder Projects (Londres) y Breach (Miami).

Ivana de Vivanco, Santiago Mataindias Destronado, 2021. Óleo sobre lienzo. 220 x 190 cm. Cortesía de la artista
P. En tus pinturas destaca la rotundidad de las formas de los cuerpos, ¿a qué se debe?
R. Siempre me ha fascinado trabajar con el cuerpo como foco de mi obra. No soy una buena pintora de naturalezas muertas o paisajes y cada vez que me asomo hacia alguno de esos géneros el cuerpo aparece, si no completo, al menos de forma fragmentada: una mano, un pie, una huella. Y sí, los cuerpos representados en mi trabajo se han ido volviendo en los últimos años cada vez más escultóricos y presentes. Es un desafío lograr darle una forma a ese movimiento pendular entre formas claras y pinceladas resueltas, por un lado, y, por el otro lado, toda la ambigüedad que encierran los rostros, las poses, la comunicación o incomunicación entre los personajes.
Creo que es tremendamente interesante pensar los conflictos sociales de nuestro tiempo a través del cuerpo. Todas y todos venimos al mundo con un solo pack de carne y huesos y éste es la condición para poder experimentarlo. Siempre que comienzo una nueva pintura intento encontrar una forma visual que encierre algo de cómo la vida y los acontecimientos se instalan en el cuerpo, cómo se sienten en él y cómo le dan forma.
P. ¿Qué valores esconde el cromatismo tan particular que utilizas en tus obras?
R. La gama cromática en mi trabajo se ha transformado mucho en el transcurso de los últimos diez años. Al principio mi paleta era muchísimo más oscura y las escenas eran también más sombrías en su temática. En las obras de aquel tiempo hay siempre momentos de humor escondidos en la escena, pero me gusta pensar que éstos pueden ser descubiertos sólo por los espectadores y espectadoras que logren sobreponerse al primer impacto del cuadro.
Creo que mis pinturas recientes funcionan al revés y el color es el principal responsable de esta transformación. Ahora los espectadores se quedan muchas veces embelesados por los colores brillantes y festivos de las representaciones y bajan la guardia. Entonces, cuando ya han puesto un pie adentro de la obra, se dan cuenta de que lo que está pasando allí es cosa seria y muchas veces de suma violencia. El color puede funcionar en la pintura como trampa y consuelo al mismo tiempo.

Ivana de Vivanco, The Ship of Fools II, 2017. Óleo sobre lienzo. 260 x 240 cm. Cortesía de la artista
P. En algunos de tus trabajos denuncias el colonialismo, ¿debe el arte ser crítico más que puramente estético?
R. Yo sería bien radical en esta respuesta y diría que toda obra de arte es crítica de manera directa o indirecta. Diría también que muchas de las creaciones que ambicionan ser las más críticas y que tratan temas políticos de una manera literal, se quedan atoradas en esa literalidad y no aportan realmente nada crítico. En todo caso, no creo que se pueda hablar de una estética acrítica que nos remeza radicalmente. Sería un contrasentido. Estoy convencida de que el arte debe removernos y hacernos abrir los ojos frente a situaciones problemáticas de nuestro tiempo, pero debe hacerlo a través de las formas, los materiales, los colores y el espacio.
Creo que el desafío está siempre en encontrar una forma lo suficientemente fuerte como para que logre contener, sin quebrarse, las contradicciones del ser y estar en el mundo. Es tremendamente ambicioso, pero yo diría que las obras de arte más increíbles han justamente logrado darle una forma a ese torbellino de contradicciones.
P. Además de pintar y dibujar también realizas esculturas y grabados, ¿a qué temáticas adecúas cada técnica?
R. A menudo me interesa trabajar una temática en diversos medios y ver qué pasa. Al transitar por diferentes materialidades, los temas se van modelando y van ganando nuevas aristas. Al final los motivos se vuelven más complejos y desafiantes. Creo también que el hecho de transitar entre medios ha enriquecido muchísimo cada uno de ellos.
Por ejemplo, mis experimentos en escultura tienen para mí algo tremendamente pictórico (son como figuras que se han salido del cuadro) y la pintura, por su parte, se ha vuelto muchísimo más libre y segura luego de haber empezado a hacer escultura. El dibujo y el grabado con toda su gestualidad gráfica han influido igualmente en mi pintura y viceversa: también hay momentos pictóricos en los dibujos que los hacen mucho más interesantes.

Vista de sala de la exposición de Ivana de Vivanco ‘Good Look en Spinnerei, Leipzig, 2020. Cortesía de la artista
P. ¿Cómo surgió la idea de crear Coronavirus Colouring Book, un libro para colorear sobre el coronavirus?
R. Pues la idea original fue de mi pareja Steffen Elsner, que es psicoanalista y trabaja con niños en el hospital. Un día Steffen regresó a casa –al inicio de la pandemia– y me dijo que sería genial poder contar con algún tipo de material para los niños y niñas que les ayude a pensar la crisis actual a través de una acción creativa. Me encantó la idea de hacer un libro para colorear sobre este tema y le dije que sí ipso facto. Entonces nos pusimos manos a la obra y en más o menos un mes hice cincuenta dibujos, él escribió los textos, los tradujimos del alemán al castellano y al inglés y trabajamos con Patric Dreier, quien armó el bellísimo diseño final del libro.

Vista de la instalación de ‘The Partial Object House’ de Ivana de Vivanco en The Ryder, Londres, 2021. Cortesía de la artista
P. Has expuesto en lugares muy diversos, ¿dónde has sentido que valoran más tu trabajo?
R. Creo que en cada lugar en el que he exhibido las personas han valorado mi trabajo de diferentes maneras. Es siempre emocionante observar cómo las obras se resignifican hasta cierto punto dependiendo del lugar en el que estén expuestas, pues los espectadores y espectadoras traen consigo una manera de mirar y un bagaje cultural que las transforma. Me interesa mucho esa condición de espejo que tienen las obras de arte. Siempre hay un trocito de quien las mira que logra colarse en su materialidad y saltar nuevamente hacia afuera a la manera de un reflejo.
P. Eres chilena-peruana, naciste en Lisboa y vives en Alemania, ¿qué aportan tus raíces y tu lugar residencia a tu manera de crear?
R. Pues sin duda aportan muchísimo. El arte colonial de la escuela cuzqueña y quiteña con el que he crecido, por ejemplo, tiene una influencia enorme en mi trabajo. Al principio no era muy consciente de esto, pero desde el momento en el que entendí cuánto habían moldeado dichas imágenes mi manera de ver y producir arte, mi trabajo se volvió mucho más potente.
De los años en Alemania vienen también una serie de aprendizajes que se manifiestan igualmente en las obras recientes. Creo que cada lugar en el que he estado ha ampliado mis perspectivas del mundo y confío en que estas diversas estaciones y vivencias van a ir haciendo madurar mi trabajo cada vez más.

Ivana de Vivanco, Falling Eyes, 2021. Óleo sobre madera, resina, cordones, cemento, cadenas metálicas. 80 x 47 x 120 cm. Cortesía de la artista
P. ¿A qué artistas de tu generación admiras?
R. Hay muchas y muchos artistas jóvenes que admiro. Por ejemplo, me siento muy orgullosa de ahora estar empezando a trabajar con una galería como The Ryder que le ha dado un lugar a otras artistas jóvenes súper potentes como Saelia Aparicio, Anna Perach y Rosana Antolí.
P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el ámbito artístico?
R. En el plano institucional, me parece muy relevante continuar luchando por la paridad de género y a nivel individual creo que se debe mantener una perspectiva crítica. En mi caso, éste es un tema que intento criticar en múltiples esferas: a través de mi trabajo, por supuesto, pero también en los conversatorios con otras y otros artistas y asimismo en la Universidad aquí en Alemania, donde enseño pintura a los estudiantes de segundo año.
Los nombres de artistas que los docentes ofrecen como referencias son, diría yo, en un 99% masculinos y yo me he propuesto ayudar a cambiar esto. Es difícil, pues obviamente las mujeres artistas, por más talentosas y extraordinarias que hayan sido, han recibido menos atención de los medios y muchas veces es más difícil encontrar material al revisar la Historia del Arte. POr ello, enseñando me he dado cuenta de cuánto tengo que investigar yo misma para ampliar mi repertorio de artistas mujeres. Hay mucho que estudiar.

Ivana de Vivanco, The Real Long-Necked Virgin, an Ancient Story in Three Acts, 2017. Óleo sobre lienzo, 430 x 250 cm. Cortesía de la artista
P. ¿En qué estás trabajando ahora?
R. Tengo varias exposiciones en los próximos meses: las próximas estaciones son nuevamente Londres y Berlín y también Miami. Así que ¡sigo trabajando intensivamente en el taller!
Puedes ver más obras de Ivana de Vivanco en su página web y perfil de Instagram.