La ilustradora nos habla de sus trabajos recientes, temas como el feminismo y cómo conquistar el mundo del arte
Los “caminos del arte” no son inescrutables. Lara Lars (Salceda de Caselas, Pontevedra, 1986) se formó como arquitecta, pero, a través del coleccionismo de láminas vintage, terminó siendo una de las ilustradoras más importantes del panorama nacional.
El haber conocido la arquitectura desde lo académico también le permitió apreciar su belleza y ayudarse de ella para realizar sus famosos collages en los que combina edificios brutalistas con imágenes de mujeres.
En ellos las figuras femeninas, cosificadas por el machismo de los años cincuenta, se convierten en heroínas gracias al hábil giro que les da esta artista gallega.
Platillos volantes, monstruos de cartón piedra, postales ‘kitsch’, completan la fórmula de elementos anacrónicos con los cuales la artista elabora sus seductoras estampas retrofuturistas.
Lara Lars colabora mensualmente con ilustraciones para la revista ‘Vanity Fair’ y es colaboradora del programa ‘Entre dos luces’ de Radio Nacional, en el que tiene su propia sección.
Actualmente sus ilustraciones son la imagen del festival Veranos de la Villa en Madrid y así como el cartel del Orgullo de 2021 para el Ministerio de Igualdad. Sus creaciones han servido para ilustrar artículos en ‘AD’, ‘Vogue’, ‘Glamour’, ‘Marie Claire’, y en colaboraciones con editoriales y marcas como Seix Barral, Anagrama, Paradores de España, Netflix, Bombay Sapphire, HM, Gran Teatre del Liceu, Museo Thyssen-Bornemisza, Shiseido, entre otras.
Ha expuesto tanto individual como colectivamente en gran parte del territorio nacional y en ciudades como Chicago, Hong Kong y Zúrich.
P. En muchos de tus collages combinas edificios brutalistas con imágenes de “mujeres florero” de los años cincuenta que reconviertes en heroínas. ¿A qué se debe ese contraste?
R. En un principio lo hacía solo por combinar elementos que formaban parte del imaginario de cosas visuales que me gustaban. En el momento en el que empecé no lo hacía nadie (aunque en otras épocas gente como el grupo Archigram había hecho cosas similares), quizás fue una de las cosas que hizo que mis collages llamasen la atención. Yo lo hacía porque me imaginaba a esas mujeres visitando edificios que le interesasen (y que me interesasen a mí).
Por otra parte, creo que funciona porque añade un contraste más a lo que es el collage: al contraste de escalas entre las protagonistas y los edificios, aparece también un contraste de estilos, entre la delicadeza aparente que tienen esas imágenes de mujeres y la fuerza visual que tienen ese tipo de edificios.
P. También te has atrevido con animaciones para la publicidad, ¿qué tal esa experiencia?
R. La verdad es que las animaciones que yo hago son muy sencillas, son gifs hechos a base de fotogramas. Como cuando hago un collage muchas veces hay una historia dentro. A menudo me lo imagino con un poco de animación para ampliar la narración y por eso decidí empezar a animar algunos. Al poco tiempo me propusieron el primer encargo para una marca y fue un gif.
Me gusta cuando me proponen hacer gifs para marcas porque te dejan jugar un poco más con ella, y a la vez intento que la historia sea más entretenida para los espectadores.
P. Utilizas una gama cromática en la que los colores pastel tiene casi todo el peso, ¿qué emociones crees que generan estos tonos?
R. A mí siempre me da la sensación que son colores quemados por el sol, por lo que aportan mucha luz, alegría y añaden contraste muchas veces a imágenes donde aparecen edificios que son casi siempre grises, sea porque utilizo postales antiguas o porque son edificios brutalistas. Equilibran los colores de la imagen final, y a veces según como los combine los aprovecho para poner el foco en zonas que necesito resaltar.
P. ¿Qué técnicas utilizas para tus trabajos?
R. Cuando es trabajo propio o tengo el tiempo suficiente para hacerlo de forma manual, utilizo solo las tijeras. Siempre digo que si pintase con pinceles yo sería pintora de brocha gorda, porque es cierto que la gente que trabaja con cúter es más exacta, sus cortes tienen más detalle. A mí, sin embargo, me gusta trabajar solo con tijeras, y que se vea el trazo muchas veces que en este caso sería el recorte.
Cuando tengo que hacer encargos de trabajo, por tiempo y por tener opción a modificaciones rápidas, trabajo digitalmente los collages, pero creo que el corte que hago de las imágenes, aunque sea digitalmente se parece mucho al analógico. Además, no me gustan mucho los collages cuando tienen ese toque demasiado digital (que en realidad es más perfecto) me gusta que no pierda la apariencia de collage hecho en papel.
P. Además de tus collages, realizas portadas de libros, publicidad y este año también has hecho el cartel para el Orgullo del Ministerio de Igualdad y el de los Veranos de la Villa. ¿Qué significa para una gallega como tú ver empapelado Madrid con tus trabajos?
R. La verdad es que son unos trabajos que prácticamente son unos regalos por el nivel de exposición que tienen. Si me lo dicen a principios de este año no me lo creería. Los Veranos de la Villa es prácticamente hacer una exposición gratuita al aire libre que va a ver toda la gente que pase por Madrid durante dos meses. Me hubiese gustado que el festival fuese como el de otros años, por toda la ciudad y no solo enfocado en el centro de Madrid. Antes había carteles colgados en mi calle, en el barrio de Carabanchel, y este año no hay. Pero la verdad es que impresiona muchísimo ir al centro y ver tus ilustraciones tanto en los carteles como animados en las pantallas de los edificios.
Cuando llegué a Madrid hacía collages de cómo me imaginaba que iba a ser mi vida en la ciudad y, al final, este año acabé decorándola. Por otra parte, que me encargasen el cartel del Orgullo me impresionó un montón. Cuando en la primera reunión me dijeron qué iba a decir el texto del cartel, sabíamos que sería un cartel criticado y me parece un honor ilustrar un tema con el que estoy totalmente alineada como es la defensa de los derechos trans. Ha sido una decisión valiente por parte del Ministerio, de hacer algo necesario sin la pretensión de contentar a todo el mundo, y es un gustazo poder haber formado parte de ello.
P. Hace unos años fuiste nombrada por un medio importante como una de las mujeres más influyentes de este país, ¿cómo vives esa etiqueta?
R. [Risas] Ya me gustaría a mí ser una de las mujeres más influyentes de este país. Muchas veces lees “el/ la artista más importante del mundo del collage”, y justamente a quien hacen referencia, con todo el respeto, no es ni de asomo desde mi punto de vista el/la artista más importante (que tampoco lo soy yo).
Creo sinceramente que cuando hacen ese tipo de afirmaciones, hay que cogerlo con pinzas y normalmente nunca es verídico. También por otra parte no se debería hacer ese tipo de afirmaciones por parte de las periodistas, porque las informaciones son totalmente subjetivas como para sentenciar ese tipo de cosas.
A veces da la impresión de que vivimos en el libro Guinness de los récords y que lo único importante en la vida es ser “lo más” en algo. A mí, cuando me toca, me alegro de la ilusión que le hace a mi familia o a mi entorno verme en esas listas. Aunque no esté de acuerdo, no me impide disfrutarlo.
Estos últimos años que he descubierto un poco más de cómo funciona el mundo de la gente que “influencia”. Muchas veces pienso en la frase “El secreto del éxito es empezar desde arriba”
Estos últimos años que he descubierto un poco más de cómo funciona el mundo de la gente que “influencia”. Muchas veces pienso en la frase “El secreto del éxito es empezar desde arriba”. Y creo que es verdad, hay un grandísimo porcentaje de gente en ese mundo que claramente ves que ha empezado desde arriba (sin tener que pagar todos los meses un alquiler porque viven en un piso familiar o porque directamente los padres le pagan el alquiler y las facturas).
Empezando de esa forma claro que es mucho más fácil hacer fotos bonitas, ir a buenos restaurantes y sacar fotos o tener tiempo para pensar en hacer una obra artística. Por eso valoro el trabajo de la gente que no pertenece para nada a ese mundo, y a base de currárselo y siendo fiel a sus valores sin tener que hacer la pelota a nadie o regalando su arte a sus amigos y amigas famosas para que le promocionen, han conseguido hacerse un hueco en ese universo en general tan cerrado.
Y también me hace valorar lo que yo he conseguido a lo largo de estos años, habiendo empezado sin tener ni idea de cómo funcionaba el mundo artístico o de la ilustración. A veces hecho la vista a atrás y da un poco de gustito ver todo lo que hecho, más por intuición, cabezonería y trabajo que por otra cosa, y todo lo que voy haciendo. Siempre es una alegría porque en realidad he partido de cero, sin tener ni idea ni contactos en el mundo del arte.
P. Además de tu trabajo artístico también colaboras en Radio Nacional, ¿qué temas tocas en tu programa?
R. A lo largo de los tres años que llevo en el programa Entre dos Luces haciendo mi sección, he intentado en hablar de los temas que me inspiran tanto para crear como en mi día a día, y que creo que puede ayudar a acompañar a la gente mientras los escucha. Como el programa es musical, siempre tengo que pensar canciones para acompañar a los temas, y reconozco que a veces las relaciones son marcianas, porque al final siempre pongo la música que me gustaría a mí escuchar.
El resultado es que siempre intento hablar de mujeres en el mundo del arte, de arquitectos o arquitectas interesantes o de temas de los que creo que son importantes para tratar por algo que esté sucediendo en ese momento. Y lo mejor de todo es que aprendo, tanto del mundo de la radio como de los temas que decido tratar en cada sección.
P. ¿A qué artistas de tu generación admiras?
R. Viviéndolo desde dentro admiro casi a toda artista que haya hecho del arte su profesión, porque es difícil y requiere mucha constancia y trabajo. Pero reconozco que tengo preferencia por las artistas que se mojan, que utilizan su arte para hacer que el público reflexione o que lo utilicen para defender o hablar de causas sociales. Gente como Flavita Banana, Moderna de Pueblo, María Herreros, etc., llevan años currándoselo y evolucionando según va pasando el tiempo y es bonito ver cómo van creciendo artísticamente.
P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir en machismo en el ámbito artístico?
R. Básicamente la misma que en el mundo real: pelear un poco todos los días, afear las actitudes machistas que nos rodean y también las propias, e intentar buscar un lenguaje o una fórmula en la que nos sintamos cómodas y podamos luchar todos los días porque el proceso es largo e infinito. También es importante escuchar otras voces y otras perspectivas, para poder aprender de ellas, porque si algo se está demostrando es que la lucha va evolucionando incluso conceptualmente. Es importante estar dispuesta a que tus ideas evolucionen en ciertos aspectos. Cuanto más investigas, más aprendes y más eres consciente de lo muchísimo que queda por hacer y de lo poco que sabías de muchos temas.
A nivel artístico, es cierto que hay muchas mujeres artistas con voz a día de hoy, pero también es importante aprender de los errores y darles voz a otras artistas de otras épocas, para que las artistas que vengan y la sociedad en general no tenga la carencia que tuvimos nosotras de casi no tener referentes de mujeres a nivel artístico en la vida cotidiana.
P. ¿En qué estás trabajando ahora?
R. Ahora estoy trabajando en tres proyectos totalmente diferentes entre sí (que también es lo divertido de esta profesión) y preparando charlas y talleres para después del verano.
En la radio quedan un par de programas por salir. Seguiré ilustrando la columna de “protocolo” para Vanity Fair, hasta diciembre haré colaboraciones con Dolce Gusto, ilustraré algún artículo más para la revista Idees y me quedan un par de ilustraciones para acompañar textos de escritoras para Netflix en su perfil de Instagram. En septiembre saldrá alguna portada más que he hecho de distintos libros.
Puedes ver otras obras de Lara Lars en su perfil de Instagram.