Los Bravú: “Ponemos todo en común, tanto las ideas como el proceso de trabajo”

María von Touceda Por María von Touceda
16 Min lectura
El dúo nos da las claves de su proceso creativo y nos cuenta cómo la figuración clásica ha sido determinante en su imaginario

En la facultad se suelen hacer grandes amistades, no solo por tener los mismos intereses intelectuales, sino también porque se trata de una época donde, gracias al ambiente universitario y a sus fiestas, se afianzan las relaciones de una manera natural. Encontrar ahí tu pareja artística y forjar una carrera juntos es más que un golpe de suerte. No creo en el destino, pero si así fuese, tendría claro Los Bravú son fruto de él.

Con ese término gallego que alude a lo salvaje acuñaron a su colectivo. Los Bravú: Dea Gómez (Salamanca, 1989) y Diego Omil (Pontevedra, 1988), se conocieron en la facultad de Bellas Artes de Salamanca y juntos han desarrollado una carrera multidisciplinar donde intercalan pintura, escultura y cómic.

A través de diferentes disciplinas, esta pareja de artistas indaga en problemáticas contemporáneas como la turistificación, la vida de los jóvenes en el entorno rural o la relación humana con los medios digitales.

Su trabajo exuda un potente clasicismo, pero también una gran personalidad que lo hace diferenciarse del resto del panorama artístico en cuando a forma y contenido. Hasta febrero de 2022, podemos ver su obra en una intervención mural en el Palacio de la Música de Madrid a través de una propuesta de La Casa Encendida. El mural de 170 metros cuadrados recupera el azulejado típico de Madrid a partir de un dibujo hecho con acuarelas y rotulador.

El próximo 18 de septiembre se inaugura en la Galería Yusto/Giner de Marbella su exposición, Desperté con esta cabeza de mármol en mis manos que agota mis brazos y no sé dónde dejarla.

En esta ocasión, Los Bravú se desvían de su temática religiosa hacia la propia raíz: han decidido indagar en la mitología griega para trazar paralelismos entre ella y la condición psicológica de los millennials. Para ahondar en esto, retratan historias relacionadas con el narcisismo, la ansiedad, el aburrimiento y el hedonismo, hilando estos conceptos que predominan en la mitología clásica con el presente más acuciante, en el que los jóvenes (y no tan jóvenes) continúan haciéndolos vigentes en su forma de relacionarse con los medios digitales.

 

 

Los Bravú, Mural en el Palacio de la música, 2021
Los Bravú, Mural de azulejo. Palacio de la música, Gran Vía, Madrid, 2021. 4,5 x 30 m. Foto: Tamara de la Fuente

 

P. Pintáis juntos, ¿cómo abordáis las obras entre los dos?

R. Ponemos todo en común, tanto las ideas como el proceso de trabajo. Solemos comenzar compartiendo sugerencias sobre qué nos apetece hacer o cómo resulta coherente que sea la siguiente pintura. Esto ocupa buena parte de nuestro tiempo y el día a día lo pasamos charlando. Dando un paseo por el monte o en un museo siempre surgen detalles que vamos apuntando, y sobre lo que le damos vueltas a la cabeza, hacemos apuntes y guardamos nuestros textos que más adelante pueden resultar útiles.

Es muy importante comenzar trabajando con bocetos, muchas veces simples collages que nos ayuden a que los dos sepamos cuál es el aspecto de la pieza. Una vez diseñada, hacemos un rápido dibujo sobre el lienzo para marcar los elementos principales y a partir de ahí nos repartimos el trabajo según nos hayamos levantado ese día de la cama.

A veces a uno le apetece trabajar en un rostro o quiere manipular los fondos. Como nos gusta explorar, y aumentar el registro de texturas y técnicas, es muy habitual que los dos estemos a la vez con una misma cuestión, simplemente haciendo pruebas y controlando la ejecución. Es muy divertido hacerlo juntos, y verbalizar lo que se tiene dentro de la cabeza ayuda a ver con claridad y espabilar.

 

 

Los Bravú, Argos e Ío, 2021
Los Bravú, Argos e Ío, 2021. Acrílico vinílico sobre lienzo. 270 x 200 cm. Cortesía de los artistas

 

 

P. ¿A qué se debe ese peso del arte clásico en vuestro trabajo?

R. El año que fuimos becados en la Academia de España en Roma a través de un proyecto de novela gráfica fue un revulsivo para nosotros. Intuimos que había una fuerte relación formal entre nuestros gustos referentes a la ilustración o el diseño gráfico contemporáneo y la pintura italiana del renacimiento.

Esto fue un punto de partida que aprovechamos para estudiar con detalle la forma de componer el dibujo y la pintura de esa época. Pero al poco tiempo nos obsesionamos con el mundo clásico, no solo sus artes plásticas si no también su literatura, su historia y las raíces que una y otra vez asoman a lo largo del tiempo. Seguir aprendiendo y trabajando con todo ese material nos divierte enormemente y nos permite agarrarnos a un cabo firme cuando queremos hablar de cuestiones de nuestro momento a través del arte.

 

 

Los Bravú, Obra selfie en el palazzo, 2019
Los Bravú, Obra selfie en el palazzo, 2019. Acrílico vinílico sobre lienzo. 152 x 210 cm. Cortesía de los artistas

 

P. Usáis una paleta cromática muy particular. ¿Qué emociones creéis que despierta?

R. Tratamos de controlar la paleta para no hacer un colorinchi empalagoso. Pese a trabajar con figuración, nos alejamos de la pieza y la valoramos como si de una pintura abstracta se tratase. Color y texturas deben estar equilibradas entre sí y en coherencia con el tema a tratar. Una vez logrado un efecto general del conjunto, nos divierte aproximarnos a los detalles y jugar con la técnica, producir diferentes efectos que ayuden a materializar los elementos representados o transmitir sensaciones que lleguen al espectador.

Estas pueden variar según el tema de cada pieza, pero nuestra línea de trabajo suele tratar cuestiones protagonizadas por personajes de tono melancólico, seres distraídos o incluso adormilados de apariencia solitaria, rodeados de una naturaleza que retorna triunfante a recuperar el lugar que le pertenece. Son algunos ejemplos al azar, pero todas comparten una belleza que esconde una lección incómoda, lo fútil de nuestras costumbres.

 

 

Los Bravú, Escena en el taller, 2020
Los Bravú, Escena en el taller, 2020. Acrílico vinílico sobre lienzo. 120 x 150 cm. Cortesía de los artistas

 

 

P. ¿Qué tiene que tener un objeto contemporáneo para que lo incluyáis en vuestras pinturas?

R. En ocasiones nos ayuda a ubicar la escena, un contexto, un tema. Palos selfies cuando hablamos del problema de la turistificación; blisters de pastillas que parecen dejados por descuido dentro de un bodegón costumbrista para hablar de problemas mentales que nos abordan en estos tiempos; un teléfono como un tótem de la ansiedad que generan las redes; plásticos y botellas de unos muchachos sin expectativas en la España vaciada. En otras ocasiones, no hay necesidad de introducir en la escena este tipo de objetos, la expresión corporal de las figuras o lo poética que transmite la propia pintura es suficiente para expresar conceptos y dotar de narrativa a la composición.

 

 

Los Bravú, Bodegón con repollo, bolsa y blister de pastillas, 2021. Acrílico vinílico sobre papel. 40 x 50 cm. Cortesía de los artistas

 

 

P. Habéis disfrutado de residencias artísticas en varios países, ¿qué os ha aportado cada uno de esos lugares a vuestro trabajo?

R. En el caso de Italia estudiar en profundidad el arte clásico. Podíamos dedicar una jornada entera solo a estudiar la forma de construir los párpados en la escultura romana y cómo estos volúmenes se tradujeron a la pintura durante el Renacimiento. No dejamos de lado, tampoco, el valor cultural de cada pueblo que visitamos, los contrastes y las similitudes en los usos y costumbres que pueden inspirarnos nuevas pinturas.

Por ejemplo, aprendimos mucho viajando por la costa occidental africana, Dakar y Saint Louis (Senegal) son lugares fascinantes donde las tradiciones centenarias alejadas de la mirada europea se mezclan ahora con el trauma del colonialismo y el efecto kitsch que produce el nuevo protagonista chino. Una mezcolanza vibrante que no dejaría impasible a ningún artista.

 

 

Los Bravú, Argos e ío, 2021
Los Bravú, Argos e ío, 2021. Acrílico vinílico sobre lienzo. 270 x 200 cm. Cortesía de los artistas

 

 

P. ¿A qué artistas de vuestra generación admiráis?

R. Esto que nos preguntas es siempre un movidón. Nos gustaría escoger con acierto y no repetirnos con otras tantas veces que hemos tenido que elegir unos cuantos nombres de todo el panorama que apreciamos. Así que diremos lo que hemos disfrutado esta misma semana: el martes vimos la última película de Catarina Vasconcelos, A Metamorfose dos Pássaros. El jueves estuvimos controlando la pintura de Ambera Wellmann en su web y hoy, domingo, mientras escribimos esto suena Tócame el culo de Rebe.

 

 

Los Bravú, Collapse on the Canal, 2020
Los Bravú, Collapse on the Canal, 2020. Acrílico vinílico sobre lienzo. 140 x 170 cm. Cortesía de los artistas

 

 

P. ¿Qué significa para vosotros el éxito?

R. Pagarnos con la pintura una casita con jardín para que pululen las gallinas y paste un burrito. En paralelo, poder hacer lo que nos venga en gana. Antes dibujábamos fanzines y hemos hecho también escultura cerámica o dirigido una pieza de danza. Es fundamental para nosotros que la aceptación de nuestra obra nos permita contar con la comodidad para afrontar otros proyectos nuevos, tocar distintas disciplinas y seguir disfrutando de hacer arte.

 

 

Los Bravú, Desnudo Mariquiña Terreshkova, Paula Valdeón y Dea, 2021. Acrílico vinílico sobre lienzo. 130 x 100 cm. Cortesía de los artistas y galería Yusto/Giner

 

 

P. ¿Cómo valoráis vuestra relación con el coleccionismo?

R. Es una pata fundamental para mantenernos trabajando con libertad. En nuestro caso no nos adaptamos al gusto del mercado ni al discurso imperante de la cúpula curatorial. Seguimos nuestra opinión y nos guiamos por nuestra propia percepción. Hasta ahora ha sido la mejor fórmula y parece que funciona.

Los coleccionistas que apoyan nuestro trabajo nos ayudan, sobre todo, a tener tiempo, con esto podemos continuar viajando y aprendiendo, y lo que es fundamental, dedicarnos en exclusiva a encerrarnos durante semanas en el estudio para poder sacar la obra adelante.

 

 

Los Bravú, Bodegón con lata y flores, 2021. Acrílico vinílico sobre lienzo. 40 x 30 cm. Cortesía de los artistas y galería Yusto/Giner

 

 

P. ¿Cuál creéis que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el ámbito artístico?

R. Hay que afrontar el asunto en varias direcciones y fijarse en los pequeños detalles, que es donde pasan las cosas. Un lugar importante que no se debe desatender y en el que hay que aumentar los esfuerzos deben ser las escuelas y universidades. Aportar mejores mecanismos de aprendizaje y motivar para permitir todas las oportunidades de formación es fundamental.

Sería cínico no valorar la mejoría en los últimos años. Se han multiplicado las artistas excelentes con presencia en las mejores galerías, museos y eventos. También ha mejorado el protagonismo de teóricas, comisarias o profesionales de las galerías. Por supuesto, es un buen indicador, pero no es suficiente y no debemos conformarnos. Exigir mejores apoyos a nivel educativo será siempre uno de los campos de acción fundamentales.

 

 

Los Bravú, Roma, testaccio, 2017
Los Bravú, Roma, testaccio, 2017. Acrílico vinílico sobre papel Canson Montval, 216 x 152 cm. Cortesía de los artistas

 

 

P. ¿En qué estáis trabajado ahora?

R. El parón que supuso la pandemia obligó a posponer muchas fechas, lo que nos permitió también bajar el ritmo de producción y aprovecharlo para reflexionar. Hemos podido mirar atrás, revisar nuestra obra hasta ahora y plantearnos qué camino queríamos seguir en adelante. Ha sido muy beneficioso y creemos que se puede apreciar en las piezas que iremos presentando en el futuro más inmediato.

Justo en este momento estamos preparando el montaje para inaugurar el día 18 de septiembre nuestra próxima exposición, titulada Desperté con esta cabeza de mármol entre mis manos que agota mis brazos y no sé dónde dejarla, una cita que pertenece al poeta griego Yorgos Seferis y que refleja la posición desde la que planteamos nuestra visión del arte. La exposición será en la Galería Yusto/Giner y mostrará un conjunto de pinturas todas realizadas durante este último 2021.

 

Desperté con esta cabeza de mármol en mis manos que agota mis brazos y no sé dónde dejarla podrá verse del 18 de septiembre al 7 de noviembre de 2021 en la galería Yusto/Giner de Marbella. Puedes ver más obras de Los Bravú en su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.