El artista americano Jorge Rodríguez-Gerada nos recibió en su estudio y nos habló de sus últimas obras, su visión del arte, la familia y su trayectoria
Una escultura de bronce de una familia abrazada se inauguraba en el Lincoln Center de Nueva York el pasado mes de octubre, pocos días antes de la celebración del día mundial de la salud mental.
‘The Hug’ de Jorge Rodríguez-Gerada (Santa Clara, 1966) en colaboración con Neurocrine Biosciences, representa la necesidad de conexión nos afectó a todos en la pandemia. Es una de las varias obras que el artista expone su dilatada conciencia social.
En 2008, pintó un retrato de Barack Obama usando 650 toneladas de arena. Lo hizo pensando en una esperanza que podría desvanecerse con el tiempo. No se equivocaba. Con todo, el artista consideraba también en el impacto ecológico de sus materiales.
Con 2 mil toneladas de arena y 800 toneladas de tierra, más cuerdas, su obra podía verse desde el espacio por Google Earth
En colaboración con la Smithsonian National Portrait Gallery realizó un retrato de seis acres, en el National Mall de Washington. ‘Out of Many, One’ (2014), con 2 mil toneladas de arena y 800 toneladas de tierra, más cuerdas, era la suma de cincuenta retratos de niños americanos de diferentes orígenes étnicas. La obra a favor de la diversidad es tan grande que puede verse desde espacio con Google Earth.
Algo parecido hizo en Barcelona, donde vive desde 2001. En 2015, una decena de mujeres han contribuido con sus rostros para realizar el mural ubicado al lado del Centre Cívic de Sant Martí. En el 2020, hizo una gran obra en Huesca en colaboración con una fundación para personas con discapacidad.
Gerada me recibió en su estudio del Poblenou. Me enseñó sus obras recientes, esculturas y pinturas en las que trabaja con texturas de más de un siglo de antigüedad. También, los bocetos de sus obras que pueden verse en estos momentos en el pabellón de España en la Expo Dubái.
Me contó cómo ha viajado el mundo con su familia y su hijo Neuquén, fallecido en 2020, desplegando su arte en forma de ‘land art’ y murales. Hablamos de obras enormes que reflejan la vida de su autor y de todos nosotros.

Jorge Rodríguez-Gerada, Monumental Monuments – The Hug, 2021. Lincoln Center, Nueva York. Cortesía del artista
P. Está en todas partes, estás en ferias, estás en la calle. ¿Qué te gusta más?
R. Me gusta todo. Yo creo que todo es parte de ser artista. Hace poco estaba en Nueva York para hacer una escultura en bronce y a la vez estaba en una exposición en Sotheby’s en Nueva York. Ha sido muy divertido porque estaba haciendo muchas cosas a la vez. Muy lindo, la gente que conoces y todo. Al final, como cualquier cosa, es más gente que está a tu lado y que conoce en tu obra.
P. ¿Y la escultura The Hug de Nueva York salió de este modelo?
R. Sí. Esa es como la tercera que hice. Sin embargo, las otras las tiré porque no funcionaba bien y hasta esta pieza después la manipulé más de nuevo, después de escanearlo, ya en lo digital, pude suavizarlo más. Luego va a un sistema muy novedoso donde puedes hacer impresión 3D ya en cera. Es una locura porque te ahorras una cantidad de dinero importante. En vez de tener un original sólido y hacer un molde de ese molde, después hacer tu cera original en positivo para ya llevarlo a fundir, ahora va directamente a fundir. Esa pieza no era para copias, era única. Entonces claro, se ahorró mucho dinero.

Jorge Rodríguez-Gerada, Memorylithics. Serie de esculturas creadas con ladrillos hecho a mano, de más de 100 años de antigüedad. Cortesía del artista
P. ¿Es la primera vez que haces este proceso?
R. Sí, es un proceso es muy nuevo. Yo creo que no tiene más que dos años.
P. Algunas de tus obras tienen procesos muy complicados, con material antiguo.
R. Las texturas de las obras de la serie Fragments tienen un mínimo de 150 años de antigüedad. Son antiguas porque necesito que estén casi separándose ya del mortero, entonces esas son paredes que encuentro más que nada en España, que tienen un tipo de pintura que se llama azulete, que era como la cal. El azulete mezclado con pinturas acrílicas de principio se deja una textura muy linda.Y son colores que me gustan porque son casi siempre colores de tierra.
P. ¿Y dónde las consigues?
R. Palacetes, Tudela, fábricas aquí en Barcelona, en diferentes lugares donde puedo encontrar permiso para entrar y quitar las paredes, las texturas. Después hago una transferencia usando colas que no son tóxicas y una tela. Después quito la pieza y lo pongo a papel. Con ese papel sin ácido ya yo puedo ponerlo en cualquier material que quiera. Tienen un poder intrínseco para mí, que es que es muy, muy lindo. Tiene una memoria real. No es algo hecho en el estudio.
P. Y ¿el arte que produces hoy ha cambiado mucho de lo que hacías en los Estados Unidos?
R. Sí. Yo salí de Cuba con tres años. Mi formación es norteamericana. Allí estudié Bellas Artes y hacía parte de un movimiento artístico llamado Culture jamming, un arte crítico en las calles, previo a Internet, redes sociales. Hacíamos cosas antes o a la vez que Sheppard Fairey empezó con las pegatinas. Cambiando vallas publicitarias, cartelería, carteles de calle, señalización, haciendo instalaciones muy radicales. Esto se perdió con el tiempo.
Creo que la primera cosa que me impactó cuando llegué acá eran las medianeras. Cuando tienen un edificio y queda esa pared, que en inglés se llama party walls, que se usan los dos lados. Esas texturas que llenan las habitaciones y las escaleras y todo, me intrigó. Realmente fue una cosa que me parecía muy bella. Esa textura empezó a entrar más y más en mi obra. Eso pasó durante muchos años, hasta que llegar a la estética de texturas de pared antiguas que uso hoy en mis piezas.
A la vez, empecé a jugar con el diseño de línea para poder hacer rostros y imágenes en lo que sería land art. Y también hice esas dos cosas paralelas por mucho tiempo y bueno, esas cosas ya se mezclaron. Tengo ahora una dirección clara, que es la textura. En lo que es land art, murales, escultura, pintura, voy también en esa dirección de mezclar la línea dentro de lo que pinto.
P. ¿El land art cómo ha surgido para ti?
R. Mi primera idea fue hacer una pieza súper grande hablando de Barack Obama. Es una pieza aquí en el Fòrum de Barcelona. Quería hablar de que era un momento muy, muy importante para parar el mundo. Porque primero tienes una persona negra que va a llegar a ser presidente de un lugar muy racista y también el país más poderoso del mundo.
P. Eso fue antes de las elecciones.
R. Eso fue justo antes de las elecciones y la conversación era como: “Oh, mira, es famoso como Britney Spears” o algo así, como si fuera un pop star. Y yo quería decir: “No, es mucho más que eso”. Encima, toda esta esperanza, se puede deshacer como la arena. Es lo que vimos que pasó. Siempre cuando hay unos cambios buenos, hay mucha gente que no quiere ese cambio. El rechazo a ese cambio llega a ser tan fuerte como lo que pasó al principio, con el cambio original.

Jorge Rodríguez-Gerada, Out of Many, One, 2014. Smithsonian’s National Portrait Gallery. Washington. Google Earth.
P. Resultan en obras terrestres enormes.
R. Sí, muy, muy grandes. Hectáreas y hectáreas. Yo creo que es mi inquietud de tratar de hacer algo nuevo con cosas que existen, que se hicieron por otra razón. El GPS se hizo para navegación de barcos y posicionamiento global. Hay máquinas que usan el GPS que son increíblemente exactas. Puedes dibujar tu pieza, la escala que quieras. Utilizo materiales baratos –tierra, arena– suficiente para hacer algo tan grande sin que haga efecto ambiental.
P. Materiales orgánicos. Pero también también pintura.
R. Pintura casi nunca. Ahora, si hago pintura, por ejemplo, en [la obra] el doctor en Nueva York [Somos la luz, 2020]. Pero esto es pintura sobre asfalto en un parque que ya estaba previsto ponerle una nueva capa de asfalto. Si fuera una cosa donde la pintura iba a contaminar algo, no haría de esa manera, o usaría otra pintura que estoy usando ahora para hacer pruebas. Me deja hacer piezas en color, pero no tiene nada de efectos secundarios.
P. Y las cuestiones sociales están muy implicadas en tu trabajo.
R. Sí. A mí me interesa mucho que la obra no sea solo banalidad. Hay un porcentaje alto de gente que compra arte, muy conservadora, y todo lo que importa es negocio. La cultura llega a ser como una cosa basada en la ganancia, no en la importancia del arte. Compras un Warhol hoy, para venderlo en 10 años por el doble, pero eso no es arte. Yo voy por otra dirección para luchar contra esto.
P. Hay una obra aquí en Barcelona, Panorama, que has hecho como montando con características de varias mujeres.
R. Esto está en el Centre Cívic Sant Martí, en la Avenida de Guipúzcoa. Ahí vinieron muchas personas, sacamos muchas fotos, habían problemas técnicos con eso, porque la fotos de diferentes días tenían sombras en diferentes direcciones.
P. Entonces has hecho un casting allí.
R. Sí, sí. Después, unificando todo. Pero yo hice algo similar cuando hice la pieza Out of Many, One (2014) en Washington, con el Smithsonian, que eran cincuenta fotos de chicos jóvenes que ya nacieron en Estados Unidos, pero eran de etnias muy diversas de Tailandia y Zimbabue. Y todos son americanos. La pieza grande hablaba de que la diversidad de Estados Unidos es una cosa positiva. Es lo que va a dar un futuro a ese país cuando se quiten de encima el racismo tan endémico que tiene.
P. Tus obras están en varias de ciudades del mundo. ¿Cómo eliges la colaboración?
R. Cada proyecto es completamente diferente. Puede que vaya a pintar en Líbano, en Beirut, surge porque tengo un amigo que es un arquitecto que me invitó. Entonces empezamos a hablar, miramos el sitio, la historia que está pasando en la zona y hago una pieza basado en eso. Como en Buenos Aires, me encanta esta ciudad. He ido muchas veces y me choca mucho la cantidad de niños que están pidiendo para comida y dinero a las tres de la mañana, a cuatro de la mañana. Estamos hablando de niños de tres años, cuatro años. Es una locura. Quería hablar de eso con esa pieza. Es lo que me impacta. Es lo que pienso que se tiene que decir. Esa es la obra.
P. La salud también es un tema recurrente en tus obras.
R. Sí. yo creo que, como la escultura esta que era para decir que se debe hablar, y darse ese abrazo tan importante que todo el mundo quería dar y no podía. La conexión de familia y amigos es realmente lo que nos hace sentir como seres humanos. Por eso, la obra de Badalona [Siempre, 2021] fue mi manera de prestarle un homenaje a mi hijo también. Él era no solo una gran parte de mi vida, pero la gran parte de la vida de muchos, porque era como un ejemplo. El julio del año pasado falleció entonces ya con 20 años.
Él fue un gran maestro en la vida. De hecho, creo que las cosas grandes y complejas a las que me tiro sin miedo, vienen porque él me enseñó que realmente no tengo nada para frenarme. Él realmente tenía límites y aún con sus límites, luchaba siempre para estar. A mí me funciona todo, no tengo nada que me frene.
Este niño ha viajado por el mundo. La gente no estaba acostumbrada a que viajes con una persona en silla de ruedas en el desierto, o en Marruecos, o al sur de Argentina o Estados Unidos
Nosotros decidimos no hacer una línea entre la vida y el arte. Entonces sí viajábamos, viajaba toda familia y encontramos una manera de viajar con él. Encontramos una silla de ruedas de Alemania, una cosa increíble que se plegaba como una silla de bebé, pero es una silla de ruedas. Y así anduvo miles y miles de kilómetros. Este niño ha viajado por el mundo.
La gente no estaba acostumbrada a que viajes con una persona así al desierto, o en Marruecos, o al sur de Argentina o Estados Unidos, Europa subiendo por Magreb. Y él estaba contento. Él, claro, no podía hablar, pero podíamos ver que esto era vivir la vida realmente. Cuando él falleció, la cantidad de mensajes que llegaron del mundo nos chocó. No sabíamos que tendría ese impacto, ese efecto. Entonces este mural también es como para darle gracias a todo esto y que siempre va a estar ahí.
P. Los nuevos retratos también los acompañas con líneas. Me parece que eso es más reciente.
R. Es muy reciente, solo tiene un año y medio, dos. Fue estar atrapado en casa con covid. Como tenía obras en direcciones paralelas, quería realmente ya unificarlas. Después de hacer este trabajo para el pabellón de España, en Dubai, para la feria mundial, hice tantos dibujos de esa dirección ya me salen muy fácil.

Jorge Rodríguez-Gerada, Nutrir la estima, 2020. Fundación Crisálida. Fotograma
P. ¿Las líneas tienen más que tiene que ver con la textura, o tienen alguna otra función?
R. Curiosamente, las líneas empezaron para este estilo de grabado antiguo que siempre me ha gustado. La idea era llevarlo a algo más contemporáneo que me dejara agregar más narrativa. En principio, realmente era sólo para hacer la imagen, para ser oscuros y claros. Sin embargo, después como también eran diseñados de manera que podían entrar las máquinas entre ellas, para poder poner el material. Todo estaba pensado en el fluir del movimiento. Y resultó ser algo mucho más interesante para mí. Hago los dibujos de una manera que pueden ir al al land art, mural, pintura, escultura. Un diseño que me deja abrir esos campos. Trabajo en muchas direcciones a la vez. En escultura voy a darle muy fuerte. Ahora estoy con nuevos diseños, voy a sacar unos quince diseños más las pinturas para poder también llevarlos al land art. Viene un año de mucha producción.
Puedes ver más obras de Jorge Rodríguez-Gerada en su página web y en su perfil de Instagram.