Hablamos con Zohar Fraiman en Arco Madrid 2022. La artista israelí expone por primera vez en España con la galería Russi Klenner
Una chica mira insistentemente su móvil. Tiene delante una tarta deliciosa pero no parece importarle. Su rostro está ya tan fragmentado que se nos hace difícil decir quién es. El retrato que plasma Zohar Fraiman (Jerusalén, 1987) en su ‘Orangen Käsekuchen’ es un símil de nuestra vida virtual.
Los rostros multiplicados aluden al movimiento de deslizar para el lado que hacemos cada día. En ocasiones, la cara es sustituida por personajes de dibujos animados o directamente inexistentes. Todo tiene una razón. Esta incógnita es quizás la indagación crucial, en estos momentos, en la obra de Zohar Fraiman.
La artista, que se presenta por primera vez en España en esta edición de Arco Madrid, lo tiene claro: la construcción de la identidad la hacemos cada día y hay que debatirla.
Zohar Fraiman me recibió en el estand de la galería alemana Russi Klenner el viernes, 25, y hablamos sobre la éstetica del mundo virtual. Formada en Bellas Artes en la Universidad de las Artes de Berlín, la capital alemana ya es su casa, donde vive desde hace trece años. Por eso reconoce el lado bueno de la tecnología, como poder hablar con los que están lejos.
Sin embargo, ella retrata nuestras obsesiones. Cuestiona constantemente lo que es real, utilizando también referencias directas a pintores históricos como Modigliani, Georges de La Tour, Balthus, entre otros. Además, confiesa que trata de seducir al público con los colores brillantes de la pantalla. Los mismos que me atrajeron a fotografiar ‘Orangen Käsekuchen’ por primera vez.
P. ¿Qué tal en Arco?
R. Fantástico. Me gusta aquí. Me encanta Madrid. La feria es maravillosa. Genial. Y un poco de sol tampoco está mal, porque yo vivo en Berlín y allí no hace mucho sol.
P. En tus obras representas el teléfono muy a menudo. ¿Somos esclavos de nuestros móviles?
R. Interesante pregunta. Muchas de las pinturas que he estado haciendo en los últimos años hablan sobre la identidad que las personas sienten que tienen, frente a los roles que sienten que deben desempeñar en la sociedad. Luego en cómo nuestras identidades digitales en las redes sociales y en plataformas como Instagram, Tinder, Facebook, etc., son solo un reflejo de nosotros mismos. “Curamos” nuestra identidad en línea, deseamos tener una imagen determinada. Pero por otro lado, eso no es realmente nosotros. Es como un eco de nosotros.
Están los pros y los contras, es algo con lo que estamos obsesionados. Nos volvemos narcisistas: cómo nos vemos en línea y cuántas selfies me tomo para lucir genial. Pero también es una herramienta para comunicarnos unos con otros y llegar a otras personas, especialmente durante la pandemia. Me di cuenta de que muchos de mis amigos tenían citas, literalmente en línea, porque no podían conocer gente. Y realmente tenían se inventaban un personaje con diferentes reglas y diferentes formas de responder a alguien y qué decir.
P. ¿Será por eso que los rostros de tus personajes están fragmentados?
R. Sí. Esto es como una versión destrozada de nosotros mismos, estas identidades digitales que creamos. Como en esta pintura [Orangen Käsekuchen]. Su rostro es como un glitch. Como si se estuviera tomando una selfie o una foto de nosotros. La cara, es como este ‘glitch’ digital, como cuando estamos deslizando fotos hacia un lado. Y ves la siguiente imagen o la siguiente historia o el siguiente perfil.
Simultáneamente, ves un eco por aquí [señala la obra], de una figura de la pintura de Balthus, que me influye y también habla de estos roles femeninos. Soy muy crítica con él, pero al mismo tiempo, también disfruto mucho con su pintura.
P. Balthus es polémico en varios aspectos.
R. Muy provocativo, exactamente. Pero creo que eso es algo de lo que sí quiero hablar en el trabajo. Sobre todas estas idealizaciones que tiene la sociedad sobre la belleza. La cuestión no es cómo debemos lucir y si es bueno o malo. Pero es una discusión, creo, que debe hacerse. Sobre todo porque las redes sociales y nuestras identidades digitales se han convertido en una parte tan importante de nuestras vidas. Y más para los más jóvenes que ni siquiera conocen la vida sin eso.
P. Y siempre tienes la referencia a los pintores clásicos. ¿Cuáles son tus mayores inspiraciones?
R. Me formé en pintura clásica en Jerusalén. Y en esta pintura, Swipe Sisters, en realidad miré una pintura de Georges de La Tour y vi que había gente jugando a las cartas. Y literalmente imaginé a personas que conozco, especialmente durante la pandemia, sentadas con sus teléfonos celulares y diciendo: “¿Cómo puedo conocer a alguien?” O “¿puedo hablar con mi familia desde lejos?” o “¿cómo puedo ir a estas interesantes citas en línea?”.
Y luego los vi de inmediato y tomé la composición literalmente de Georges de La Tour. Pero, por supuesto, las mujeres y las figuras aquí son más contemporáneas y también se mezclan con figuras de dibujos animados.
P. ¿Ella es una pin-up, o tal vez una actriz?
R. De hecho, esto está basado en una imagen de Rita Hayworth, esta actriz clásica de Hollywood. Mucha gente la reconoce. Siento que cada era tiene estos diferentes tipos de idealizaciones de la belleza, y las reconocemos a través del tiempo. Hoy nadie diría necesariamente que tiene que ser bonito, porque hoy en día hay otros ideales de belleza que están por todas partes en la publicidad.
También diferentes cambios en nuestro cuerpo que hoy en día se consideran hermosos. Que hace 30 años o hace 100 años ni siquiera se consideraban. Hoy son como una norma, y se ve en todos lados en los medios, en las redes sociales, pero también en los anuncios, la televisión, las películas, etc. También los dibujos animados también son un elemento que se repite en las pinturas.
P. ¿Qué pasa con los dibujos?
R. Para mí, los dibujos son como una caricatura de cómo deben expresarse ciertas cualidades o características de las figuras. También es muy parecido a nosotros cuando niños. Vemos estos dibujos animados y actúan de manera muy dramática, pero luego, como adultos, se esperaba que actuaran de manera diferente. Hay como un filtro. Cuando te conviertes en adulto, no debes volverte loco como estos dibujos animados.
También el elemento de traer ficción y difuminar la línea entre lo que es real y lo que no lo es. Que es exactamente de lo qué se tratan estas identidades digitales. Quiero decir, las hicimos nosotros. Tienen nuestros nombres, tienen fotos de nosotros, pero no somos realmente nosotros. Y estas caricaturas también son algo que no es real, por eso las pongo, para desdibujar la idea de lo real. Lo que estoy viendo para descifrar esta pintura pero tiene algo que es muy ficticio.
P. Tus pinturas recientes son más vibrantes que las anteriores, de tono más oscuro, pero que había algo mágico y espiritual. ¿Qué te hizo cambiar?
R. ¿Qué pasó? Una vez noté momento que mi estudio era muy brillante. Y, bueno, con todas las pantallas también estamos como hipnotizados. Abrimos nuestro teléfono y es como “¡woo!”. Esta luz nos succiona y está el‘scrolling sin fin, además de la luz. “¡No puedo dejar de mirar!”. Es como una polilla que tiene que ir a la luz. Es un poco lo que todas estas pantallas nos están haciendo. Sentí que en un momento que quería que ese tipo de estética, esta luminosidad y estos colores también estén en la pintura. Y estoy seduciendo al espectador, diciéndole “mírame”.
P. También leí que el color amarillo tiene un significado. En España tiene que ver con la mala suerte.
R. Muy interesante. Creo que es fascinante. Porque el color amarillo, en primer lugar, es brillante y resalta, como en el caso de esta pieza [Minette and Me]. Nos llama mucho la atención y nos traga. Yo, por supuesto, también uso las papas fritas de McDonald’s, para hacer referencia al lado comercial.
P. Crees que las redes sociales crean una economía de la envidia?
R. Bueno, siempre estamos todo el tiempo poniendo nuestras cosas en la red. Alguien pone unas fotos, la luz siempre clara, la cara casi mejor que la realidad. Por ejemplo, en esta otra pieza [FOMO II] quise trabajar el concepto de FOMO. No sé si lo utilizáis en España. Tiene que ver con el miedo de perderse algo. Aquí ella se queda dormida mirando el teléfono, pero tiene su “ojo ficcional” abierto. Me inspiré en el Alicia en el País de las Maravillas.
P. Sé que tu exposición en Berlín termina estos días. ¿Qué viene luego?
R. Mi exposición en Berlín se acaba ahora, pero vienen más que se supone que no puedo decir nada. Y más pinturas que finalizar. Estoy muy contenta.
Puedes ver otras obras de Zohar Fraiman en su página web y en su perfil de Instagram. También en la página web de la Galerie Russi Klenner.
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