Ucrania: historia de una cultura

David Lorenzo Cardiel Por David Lorenzo Cardiel
9 Min lectura
Hacemos un repaso a los principales rasgos del arte, la literatura, el cine y la música, el patrimonio cultural de Ucrania para el mundo

Ucrania siempre ha estado aquí, aunque sea ahora, con la tragedia de la guerra, cuando dirijamos nuestra mirada, de nuevo, hacia ella. Un país, pero, ante todo, una nación, fruto del legado de una miríada de pueblos y culturas que se han ido asentando en sus tierras.

Desde los nómadas de la antigüedad hasta posiciones estratégicas griegas y romanas. Del poderoso Rus de Kiev a las invasiones cosacas y la constante interferencia de los principales países de Europa.

Mediante aquella amalgama de culturas se fue curtiendo la cultura ucraniana, que nutre a la rusa por su idiosincrasia. No es de extrañar que ambos países combatientes mantengan una influencia mutua más que notable a lo largo de la historia.

Hacemos un repaso a los principales rasgos del arte, el pensamiento, la escultura, la ciencia, la música y el patrimonio de la nación eslava. Un recorrido en el que analizamos, además, la importancia que Ucrania ha tenido y tiene para la cultura universal, europea y rusa.

 

 

 

Anna Bilińska Bohdanowicz, Autorretrato, 1887. Wikimedia Commons

 

 

 

El arte ucraniano

 

Hablar de Ucrania es hablar de arte en el esplendor de su esencia. El carácter «rompedor» de sus artistas se desparrama como una constante ante el espectador. Cultivaron la pintura y la escultura, unos a merced de los tiempos y los gustos de su época, mientras otros crearon nuevas tendencias.

Significativa fue la presencia femenina. Entre muchas otras, destacan la célebre María Bashkirtseff, talento indomable de la música, la pintura, la escultura y la literatura. También la reconocida retratista decimonónica Anna Bilinska-Bohdanowicz. Pero no sería hasta la llegada del siglo XX y el despertar de las vanguardias.

La pintora abstracta Lea Nikel es ,quizás, la mejor embajadora viva del poderoso talento que el mestizaje es capaz de producir. Ya Oksana Mas, tan versátil como polifacética, admirada maga de la imagen, ha sido capaz de plasmar la ambigüedad en la consistente búsqueda de la esencia humana.

En el género masculino, nombres como Anton Losenko, de gran influencia en la pintura rusa durante el siglo XVIII, así como Apollón Mokritskiy. También Tarás Shevchenko, padre de la literatura ucraniana moderna e impulsor nacionalista. Todos ellos sentaron las bases de un futuro prometedor que ha sido recogido, con fruición, durante las últimas décadas.

Artistas de la talla del escultor Nikolái Shmatko, el neobarroco Oleg Tistol y Vladímir Tatlin, iniciador de la corriente constructivista, son algunos de los ejemplos.

 

 

 

Lea Nikel, Sin título, 1966. Óleo sobre lienzo. 116 x 73 cm. Colección privada

 

 

 

En literatura

 

¿Y qué decir del oficio de la escritura? Desde el Monasterio de las Cuevas, Néstor el Cronista puso al extinto Rus de Kiev en el contexto de la literatura de la época. Corría el siglo XII cuando los libros se copiaban a mano y se conservaban cuidadosamente en recintos monásticos.

El monje ucraniano redactó una serie de crónicas históricas que han permitido rastrear las raíces históricas del pueblo del Dníeper. Seiscientos años después llegaría Teófanes Prokopóvich, reformista religioso, además de escritor y uno de los fundadores de la Academia Rusa de Ciencias.

Tras estas primeras grandes piedras angulares se apoyaron los futuros escritores, unos en lengua ucraniana, otros en rusa. Por ejemplo, Nikolái Gógol es, quizá, el más sonado autor en emplear el idioma del actual invasor. Con la llegada de la época soviética, una eclosión de escritores, y también de escritoras, ha colmado desde entonces el panorama literario del país.

 

 

 

Ucrania - Arte - Oleg Tistol
Oleg Tistol, Egypt. Information, 2016. Artsy

 

 

 

Resuenan los nombres del Renacimiento Rojo como Mikola Kulish y Mikola Jvilovi, y el traductor y periodista Hrihori Epik. Algunos, como el poeta futurista y dramaturgo Mijailo Yalovi, fueron fusilados por su compromiso político. Hubo pioneras feministas, como Natalia Kobrynska, y supervivientes del gulag como la actriz Java Vólovich.

Irène Némirovsky, quien murió en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, es mundialmente conocida por su inacabada novela Suite Francesa. Lesya Ukrainka, quien cultivó diversos géneros, y mostró al mundo la belleza de la lengua de Ucrania.

Ya en el último siglo, nombres tan destacados como Emerich Roth, Maik Yohansen (miembro del VAPLITE, o Academia Libre de Literatura Proletaria). En la actualidad rutilan escritores como la directora de teatro Roza Sarkisian, la poeta Lina Kostenko y Irina Tsvila, muerta en la actual guerra.

 

 

 

Ucrania - Arte - Marie Bashkirtseff
Marie Bashkirtseff, En el estudio, 1881

 

 

 

Cine en Ucrania

 

En el séptimo arte, la pasión por aquella sucesión cuasi mágica de imágenes en movimiento enseguida cautivó a los ucranianos.

Destacan figuras como Aleksandr Dovzhenko, pionero junto con el documentalista Dziga Vértov y el reconocido Serguéi Paradzhánov, también del país, padres del cine soviético. Un formato de hacer cine, vinculado al Estado y al VUFKU, que se enmarcó dentro del realismo socialista.

Siguiendo la herencia vanguardista y atrevida del arte en general, el cine, sobretodo tras la caída de la Unión Soviética, vivió un esplendor de modernidad. Destaca la mayor experimentación en el cine de autor y en la mejora de la calidad de las producciones.

Cobran fuerza realizadores como Konstantín Lopushanski (autor de Cartas de un hombre muerto 1986) y Olena Demyanenko.

También el creador del Fondo Masoch, el artista visual Íhor Podolchak, el activista Oleh Sentsov y Kira Murátova, adscrita al cine postsoviético. Sin olvidar a Volodímir Zelenski, el actual presidente del país, que además de cómico también es cineasta.

 

 

 

Vladímir Tatlin, Counter-relief, 1914. Wikimedia Commons

 

 

 

En la música

 

La música de Ucrania vivió su particular época de esplendor durante el último siglo a medio camino entre la música clásica y las nuevas corrientes. Basilio Kaczurak, ucraniano-argentino, cultivó el folclore, obteniendo gran renombre por ello.

Eduard Drach, médico y bandurrista (un instrumento tradicional del país). También Ala Pávlova, vinculada estrechamente con la música clásica en Nueva York.

Pero en formas de expresión musical más internacionales Ucrania también ha exportado talento. En el Metal, Tatiana Shmaylyuk, vocalista de la banda Jinger, se encuentra al frente del estilo musical. El punk corre a cuenta de artistas de la talla de Eugene Hütz. Mientras el compositor Bohdan Sehin, conocido por sus programas musicales, sorprende al mundo con su imaginación y esmero.

Vanguardismo, disciplina, reinvención, excelencia y resistencia. Más allá de proclamas políticas, toda esta clase de valores podemos encontrarlos en el arte ucraniano. Unas manifestaciones de la naturaleza humana que nada tienen que envidiar a las del resto de Europa y Estados Unidos. Ucrania es cultura. Y de la mejor.

ETIQUETAS:
Compartir este artículo