Virginia Postrel: un tapiz de civilización

David Lorenzo Cardiel David Lorenzo Cardiel
11 Min Lectura
‘El tejido de la civilización’, de la escritora americana Virginia Postrel, es una historia sobre la técnica textil y su relación con la economía

Hilamos palabras, urdimos estrategias y pensamientos. Enhebramos discursos, tejemos historias, amistades y tratos que nos permiten prosperar. Tras guardar fila, avanzamos en hilera. Un hilo no es más que una serie de fibras entrelazadas para optimizar las fuerzas físicas que se producen entre ellas al soportar tensión. Sin embargo, cambió para siempre nuestra manera de estar en el mundo. Las fibras vegetales (ahora las sintéticas también) no sólo cubren nuestra piel, sino que esconden las imperfecciones de la carne y del alma. Pronto se convirtió en símbolo indudable de la civilización. Y algunos tejidos, como la seda, en codiciado tesoro que ha trascendido su utilidad para convertirse en material artístico.

La reconocida escritora e investigadora Virginia Postrel (Greenville, EEUU, 1960) rastrea los vericuetos del desarrollo humano a través del tejido de la historia. Unos hechos históricos explicados o, mejor dicho, observados, desde el prisma del arte textil. El resultado de su trabajo es el aclamado ensayo El tejido de la civilización. Cómo los textiles dieron forma al mundo.

Publicado recientemente por Siruela para el orbe hispanoparlante, en estos momentos ya ha alcanzado la segunda edición en España. ¿Qué esconde este ensayo que investiga la condición humana desde nuestra capacidad para tejer comunidad?

 

 

 

Jan van Eyck, La Virgen del canónigo Van der Paele, 1434-1436. Wikimedia Commons

 

 

 

En el origen fue el hilo

 

Cuenta una leyenda china que en una lejana aldea vivía un anciano junto con su hija. Ambos cultivaban la tierra y criaban animales, y tras años de laboriosa entrega, con el escaso dinero que dispusieron, compraron un caballo.

Un día, la muchacha se extravió, y la oscura noche cayó sobre el océano de mijo y arroz. El padre suplicó a los dioses: a quién ellos enviasen para traerla sana y salva, con esa persona o ser la desposaría.

Apenas el anciano había terminado de sollozar, el caballo escapó del establo y se perdió a la carrera. Por la mañana, sobre su lomo, la joven regresaba intacta.

El padre recibió con júbilo a su hija y le confesó su promesa, que debían cumplir cuanto antes, pero ella se negó. Ultrajada por tener que casarse con un caballo, acudió al establo.

Con lentitud, amansando al corcel, rasgó su vientre con un cuchillo, extrayéndole las tripas y desollando su piel, que puso a secar. Ante este gesto de vileza, los dioses se enfurecieron. A la noche siguiente, la piel del caballo cobró vida y, enmudeciendo los chillidos de pánico de la joven, la envolvió por completo. De ese criminal ovillo nació el primer capullo de la seda.

En Occidente, mitos como el de Ariadna y Teseo también ligan la importancia de los telares con la deslealtad. Tal como Postrel narra, la relación del ser humano con la técnica textil es de amor y de odio. Los tejidos cubren los pudores, pero también ofrecen distinción, subrayan la sensualidad o enaltecen la elegancia de quienes los portan. Porque si algo es una prenda de vestir es un símbolo ante nuestros semejantes.

 

 

 

Artemisia Gentileschi, Judith and her Maidservant, 1618-19. Dominio público

 

 

 

Estética, necesidad y técnica

 

Es en este aspecto en el que Virginia Postrel consigue escribir un ensayo novedoso e interesante. El tejido de la civilización expone en un tono claro la relación de la humanidad con su propia cultura textil. Para ello, traza con sutil mesura el recorrido que nos hizo traspasar la necesidad para alcanzar el uso por capricho y moda. Una evolución que, como señala la autora a lo largo de las páginas, ha estado unida al desarrollo de la técnica y de la cultura.

Postrel nos sumerge en las peripecias que propiciaron el descubrimiento del algodón y de la seda, flor y crisálida de gusano, respectivamente. A la vera de las prendas de vestir lo hicieron, también, el arte, la arquitectura y el propio pensamiento filosófico y científico.

Una característica del libro es su enfoque, en unos momentos inclinado hacia el carácter cronista de Postrel, en otros hacia sus ideas económicas. Si algo puede criticarse es, quizá, el martilleo de ese subjetivo punto de vista. O, dicho con otras palabras, tras el relato principal sobre la historia de los textiles se oculta una oda a la tecnificación, a la industria.

Un matiz más luminoso y, a mi juicio, interesante por humanístico es la relación entre tejer y narrar. Los telares, casi siempre en manos de la mujer, ha estado vinculado con la repetición de historias y la educación de las siguientes generaciones. No es extraño que el léxico relacionado con la agricultura, la tierra y la tela inunde multitud de acciones cotidianas de nuestro día a día.

De China a Mesopotamia, Japón, India, Egipto, Fenicia, Roma y Grecia, o incluso los pueblos precolombinos. El comercio y la necesidad de agilizar los métodos para fabricar las diversas prendas, en especial las más exclusivas, despertaron la codicia de poderosas naciones.

 

 

 

Walter Crane, Illustration from Beauty and the Beast, ca. 1875, (London- George Routledge & Sons, 1875), 27 x 54 cm, facing p. 4. Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University, New Haven. Via British Arts Studies

 

 

 

Ceremonia, religión y arte

 

Pero además del desarrollo económico y científico, Virginia Postrel narra cómo el refinamiento a la hora de vestir influyó en los rituales y ceremonias. La evolución en el devenir religioso se explica, en buena medida, por la influencia de comerciantes.

En paralelo, la filosofía se nutrió de esta relación mundial. En el siglo VI a.C., la colonia griega de Mileto, en Asia Menor, se convirtió en uno de los principales nexos con Oriente. Es decir, con las naciones persas, los ecos reverberados de la India, el muy influyente imperio del Nilo.

Desconocemos con qué productor comerciaba la familia de Tales de Mileto, pero su posición privilegiada le permitió estudiar Astronomía en Persia y Matemáticas en Egipto. Quizá debamos al intercambio textil el auge del amor por el conocimiento.

Hay casos como el prohibitivo tinte púrpura, monopolizado durante siglos por la ciudad de Tiro, que se obtenía del gasterópodo Bolinus brandaris (cañadilla). Hasta que en el siglo XIX nos se descubrió un proceso químico para obtenerlo de manera artificial y a bajo coste, pocas banderas lo incorporaban. Sólo los reyes muy ricos y los emperadores, o las clases muy pudientes, podían permitírselo. De ahí la expresión «vestirse de púrpura».

Y en América del Sur, los huacos. Tapices de las culturas previas a la llegada española de gran colorido y figuras geométricas. Hasta mitad del siglo XX, cualquier turista con un poco de dinero en el bolsillo podía empacar joyas centenarias o milenarias adquiridas a “huaqueros” locales.

Algo similar a lo que sucedió hasta la década de los sesenta del pasado siglo con el comercio de momias. No sólo como piezas de museo, sino como producto medicinal primero, y posteriormente para realizar tintes como el «marrón momia», presente en reconocidos lienzos.

 

 

 

Cubierta de El tejido de la civilización de Virginia Postrel
Cubierta del libro. Siruela

 

 

 

Un ensayo monumental

 

La lectura de El tejido de la civilización me ha dejado el peculiar placer de haberme sumergido en un libro deslumbrante. Se trata de una lectura meticulosa en su exposición y colmada de un saber desarrollado sin extravagancia a lo largo de los capítulos. Un libro capaz de deleitar a cualquier clase de lector, tenga conocimientos previos en Historia y Economía como para quién no domine tanto estas disciplinas.

A la curiosidad que sostiene el ensayo se une la muy mimada edición en castellano que ha realizado Siruela. De hecho, está publicada en su prestigiada en su Serie Mayor, con una portada colorida, que invita a su lectura desde el primer instante. Cuenta asimismo con la traducción de Lorenzo Luengo. Ante el lector curioso se presenta este texto apasionante que, sin duda alguna, enriquecerá con creces su acervo cultural.

 

 

Virginia Postrel, El tejido de la civilización, 2021. Siruela. Traducción de Lorenzo Luengo. 344 páginas. 26 €

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Filósofo y escritor. Columnista y crítico literario. A través de sus libros y artículos compagina reflexión y pensamiento desde una mirada filosófica y crítica.