Hannah Arendt, Una biografía intelectual, 2025. Anagrama

Una nueva biografía intelectual redefine el legado de Hannah Arendt

Basado en documentación inédita, el libro de Thomas Meyer reconstruye su vida y obra, y homenajea el carácter cívico de la autora alemana

David Lorenzo Cardiel
12 Min Lectura

En uno de los momentos más emocionantes de la memoria intelectual europea, la filósofa Hannah Arendt (Linden-Limmer, 1906–Nueva York, 1975) pronunció la laudatio de su amigo, Karl Jaspers. El pensador oldemburgués había recibido el Premio de la Paz del Deutschen Buchhandels, otorgado por el gremio librero alemán en 1958. Pero más allá de realizar un discurso emotivo y personal, la filósofa elevó aquella oportunidad en un hermoso reconocimiento a la obra de su amigo.

«En la laudatio todo debe permanecer relacionado con la dignidad de la persona, como así lo creían los romanos, que eran más expertos en estos asuntos que nosotros: “La dignidad –dijo Arendt, citando a Cicerón– que es inherente al ser humano en la medida en que es más que todo lo que crea”».

«Reconocer y celebrar esta dignidad no es tarea propia de colegas o de expertos», continuó Arendt. «Tan sólo puede probarse a sí misma y demostrarse en público a través de una vida expuesta al público. Los elogios no hacen más que confirmar lo que el público ya sabe desde hace mucho tiempo».

La obra y la persona, la acción cívica, ese «estar en el mundo» propio del genuino intelectual, constituye la humanität proclamada por Jaspers bajo inspiración kantiana. Arendt, perspicaz y elocuente, incidió en este concepto que en nuestros días se desliza, fugaz, al paso de los reels de los influencers de moda.

A diferencia de nuestros días, aquella Alemania dividida en pedazos, atravesada por la tragedia de la destrucción bélica, necesitaba recuperar la voz de los olvidados. Jaspers, Heidegger y Arendt se erigieron en el núcleo de la nueva intelectualidad europea. Una que miraba al futuro desde una perspectiva democrática, reconstructiva y con la esperanza depositada en un futuro por definir.

El acierto de Meyer

«Actual» es el adjetivo que repite Thomas Meyer, profesor de la Universidad de Múnich y autor de Hannah Arendt. Una biografía intelectual, publicada el pasado mes de febrero por Anagrama.

Así resuenan las ideas de la pensadora alemana en nuestros inciertos, convulsos y extraños días, cuando el totalitarismo, reformulado, amenaza con abolir la libertad democrática. También en un momento delirante de la historia de la humanidad en la que el intelectual ha sido barrido de la esfera pública.

Saliendo al encuentro del lector del siglo XXI, Meyer ha escrito una biografía que va más allá de la imagen intelectual de la célebre filósofa. En este libro, el autor homenajea el carácter humano y cívico de Arendt. Porque, al hacer filosofía, al exponerse en la res publica, Arendt trascendió toda impostura académica y se elevó como la voz perenne que hoy es.

Y para poder resaltar el alcance de la humanität arendtiana, Meyer ha enfocado este libro desde dos perspectivas, a mi juicio, acertadas. La primera es la elección de un tono dialogante, sereno, enfático en ocasiones, en un justo medio entre el carácter académico y el ensayo literario.

La segunda, en cambio, está relacionada con una selección de pasajes de la vida de Arendt que Meyer considera trascendentales para resaltar su impronta intelectual.

Cartas, obsesiones y trabajo duro

Desde el principio de esta biografía, Meyer dibuja a la Hannah Arendt más humana. Como para comprender la obra de un autor es necesario remontarse a su intrahistoria personal, él emprende esta búsqueda en sus orígenes familiares.

De esta manera, Meyer introduce al lector en el contexto de Aron Arendt, comerciante prusiano y fundador de la dinastía familiar de la filósofa. Sin embargo, fue Paul Arendt quien transmitió un ánimo intelectual a su hija. Aquel hombre fue un miembro más de una larga cadena de pequeños burgueses dedicados a las actividades comerciales. Pero a diferencia de sus ancestros, Paul tenía una férrea inclinación hacia el estudio y el saber; sus inquietudes trascendían las cuestiones pecuniarias.

No obstante, Paul falleció pronto, en 1913, cuando Hannah apenas contaba los siete años. Su madre, Martha Cohn, volvió a casarse con un acaudalado ricohombre que tenía, a su vez, dos hijas.

La relación entre Arendt y su padrastro fue difícil, también con sus hermanastras. Pronto, a la futura filósofa sólo le quedó su inclinación hacia el conocimiento, heredada de su padre, y la necesidad de reconstruir sus lazos afectivos. La amistad y la consecuente independencia de espíritu constituyó así el pilar de la sociabilización de Arendt.

A partir de estos primeros compases, la biografía de Meyer centra su mirada en las relaciones personales de la pensadora. También, por supuesto, en sus obsesiones académicas, en su recorrido, en la búsqueda de los pequeños resquicios de su vida intrapersonal.

La prolífica y dispersa correspondencia de Arendt constituye el núcleo central que sostiene la investigación recogida en esta biografía. Por ejemplo, la peculiar construcción de la compleja relación con Martin Heidegger, con quien tuvo amores en Marburgo, pero que trascendió a una amistad perenne. Meyer destaca la influencia de Heidegger y el teólogo Rudolf Bultmann que facilitaron el escepticismo arendtiano.

Amor por la filosofía

A partir de estos compases de la biografía vital de la filósofa, el libro comienza a centrarse en la gestación de su obra filosófica. En su estancia en Heidelberg, Arendt conoce a Karl Jaspers con quien compartirá una estrecha amistad que, junto con Heidegger, durará toda su vida.

Meyer destaca también la rica vida parisina de la pensadora, donde se mudó en 1932, cuando la República de Weimar estaba a punto de sucumbir. Como referente, Arendt llevó consigo su trabajo de investigación sobre Rahel Varnhagen, la salonnière berlinesa del siglo XVIII que defendió la libertad civil femenina.

En Francia, «que significa libertad», como recalca el autor de la biografía, la pensadora extendió sus redes, afinó su mirada cívica, clave para la posterior redacción de sus grandes obras.

Desde París apoyó la Aliá Juvenil, en apoyo continuo a los judíos perseguidos en territorio alemán. Además, estrechó relaciones personales vitales que favorecieron su capacidad de movimientos, como es el caso de su posterior huida a los Estados Unidos.

La parte que considero más rica y representativa de esta peculiar biografía sucede cuando el autor busca el impacto de la obra Arendt. La Segunda Guerra Mundial había concluido y Europa estaba devastada. La diáspora intelectual de los centroeuropeos era parte de la idiosincrasia de la filósofa.

Sobre la herencia de Arendt, Meyer escribe: «¿Arendt pensaba de forma sistemática, fragmentaria, o tenía su propio estilo, o mejor, sonido, y al mismo tiempo le importaba un bledo algo como la bibliografía secundaria?».

En efecto, en este último tramo de la biografía, Meyer se cuestiona la aparente paradoja, eterna en cualquier filósofo, es decir, con inclinación reflexiva propia. ¿Un filósofo es un intérprete que reformula el pensamiento de otros o sólo apoya su propia e independiente búsqueda en ese otro decir, como en una interlocución?

Aunque Meyer deja la pregunta en el aire, mi conclusión aboga por el segundo escenario. Como esta biografía demuestra, es más fácil comprender el alcance duradero de la obra de Hannah Arendt desde la hilatura de su propia reflexión que desde sus referentes académicos.

Si hoy leemos a Arendt, si hoy buscamos respuestas en sus palabras que nos auxilien en nuestras propias reflexiones es porque, indudablemente, prevalece el diálogo. Una conversación escurridiza, sibilina y cautiva, con autores vivos y muertos, atemporal y escogida, a través de la quietud y el silencio de la lectura y el pensamiento individual.

Una biografía necesaria

Todas las biografías vitales se parecen, sólo se diferencian entre sí aquellas que miran en los resquicios. Parafraseo la celebérrima frase de León Tolstói en su Anna Karénina sobre las familias felices y las desdichadas. Pero lo hago a modo de alabanza, quizá de laudatio, el que este libro merece.

El trabajo de investigación de Thomas Meyer me parece sencillamente majestuoso. El autor ha recopilado una amplia selección de documentos que abarcan desde partidas de nacimiento hasta correspondencia de personajes secundarios de la vida de Arendt.

Lejos de limitarse a un estudio académico o a un trazado biográfico lineal, Meyer bucea en los datos y encuentra patrones. Patrones vitales que introduce en los hechos históricos de sobra conocidos, y reconstruye a la Hannah Arendt intelectual. Es decir, a la Arendt de múltiples facetas y, sobre todo, expósita, expuesta al público. Cívica. Rebosante de humanidad.

Este detalle es el que le permite a este libro trascender de una biografía más sobre una pensadora archiconocida y estudiada con suficiencia. Esta biografía intelectual, por cuanto es capaz de aportar mediante nuevos datos, la convierte en una obra necesaria, imprescindible para todo aquel interesado en la filósofa.

Como detalle final deseo destacar el estilo. La elección de un tono neutro, sin atajos intelectuales para el lector, capaz de mantener la excelencia desde el rigor absoluto. Contando con la alternancia de fragmentos de cartas, legajos y confesiones, considero que esta biografía ofrece también una buena guía sobre cómo escribir ensayo.

El autor diferencia opinión de sospecha, el análisis racional del hecho, la voz narrativa de una mezcla de contenidos conjuntados en perfecto equilibrio. Leer este libro es algo más que un deleite intelectual, significa adentrarse en la alta literatura, aquella que enriquece el espíritu y perdura más allá del instante.

Referencias

Arendt, H. (1958). Karl Jaspers. Friedenspreis Des Deutschen Buchhandels. Múnich

 

Thomas Meyer, Hannah Arendt. Una biografía intelectual, 2025. Anagrama. 576 páginas. 29,90 €

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Filósofo y escritor. Columnista y crítico literario. A través de sus libros y artículos compagina reflexión y pensamiento desde una mirada filosófica y crítica.