La escritora Azahara Alonso

Azahara Alonso: «Estamos sumidos en la prisa y en condiciones vitales y laborales pésimas»

David Lorenzo Cardiel Por David Lorenzo Cardiel
14 Min lectura
La autora de Gozo nos habla sobre su proceso de escritura, la elección de los aforismos y su relación con la poesía

«Quizá más allá de una boutade, esta ampolla es también y sobre todo un sentido: contiene el pneuma, el soplo vital, el aliento poético o divino. Y en el gesto está la clave: yo respiro, retengo la isla y cuento –como cada noche–: uno, dos, tres». Gozo (Siruela, 2023) es la peculiar búsqueda narrativa que ha emprendido la filósofa y escritora Azahara Alonso (Oviedo, 1988).

La autora había destacado con anteriores publicaciones en los géneros de la poesía y el aforismo por su certera mirada filosófica sobre nuestro tiempo. Un enfoque que recupera en esta novela, compuesta por fragmentos breves que se entrelazan en el retal de un singular marco narrativo.

Por un lado, una isla, un “aislamiento”, también, bajo un individualismo sibilino que impide una convivencia grata. Por el otro, una protagonista que vive y busca respuesta frente a los grandes retos de cualquier persona de a pie. La prisa y el atosigamiento de una sociedad que llama a nuestra atención permanente. También la auto-explotación, las distracciones banales y la frecuente precariedad laboral.

En poco más de doscientas páginas, Gozo ofrece una radiografía vitalista que ha alcanzado ya la séptima edición. De todos estos aspectos conversamos con la autora.

 

 

Azahara Alonso, Gozo, Cubierta
Cubierta del libro

 

 

P. ¿Por qué escogió este estilo a medio camino entre la narrativa, la biografía, el ensayo…¡el aforismo incluso!? ¿Cuál es la influencia y la motivación que impulsó la creación y la escritura de Gozo?

R. Muchas gracias por leer el libro y la propuesta formal con tanta generosidad, David. Desde que empecé a escribir y publicar, he tenido la intuición de que cada cosa que queremos contar se adapta mejor a un género determinado.

En el caso de Gozo no sería lo mismo escribir y pensar sobre la política de los tiempos, el trabajo y el ocio en términos puramente ensayísticos, en términos poéticos o en términos narrativos. Como me fascinan los libros cuyo género es híbrido, quería probar esa forma para esta historia, porque me era tan importante narrar la isla como pensar en esos temas desde un personaje que los vive.

 

 

En el caso de Gozo no sería lo mismo escribir y pensar sobre la política de los tiempos, el trabajo y el ocio en términos puramente ensayísticos

 

 

P. Hay un detalle apasionante de Gozo es la fuerza de su paisaje. La novela es como una pintura, salvando la distancia. Empezaré por la más evidente, una isla. ¿Por qué escogió un espacio físico tan limitado?

R. Las formas geográficas aisladas siempre han tenido un carácter idóneo para la elaboración de las utopías. En 1516, Tomás Moro publicó Utopía, en la que la nueva sociedad creó artificialmente esa isla, cortando el istmo que la unía al continente.

Mi deseo de narrar una isla que me obsesiona, unido al de escribir acerca de temas como los arriba señalados coincidían en ese espacio geográfico perfecto para poner todos los asuntos en suspenso y darles el carácter que pretendía.

 

 

Las formas geográficas aisladas siempre han tenido un carácter idóneo para la elaboración de las utopías.

 

 

P. El otro paisaje es más metafórico: el contexto en el que vivimos. La precariedad laboral, la prisa, la presión social. ¿Las generaciones jóvenes estamos inmersas en una espiral de la prisa?

R. Estamos sumidos en la prisa y, según la clase, en condiciones vitales y laborales pésimas, pero no creo que lo estén más quienes más jóvenes sean. Se trata de una atmósfera, la acelerada, que nos afecta a casi todos por igual, especialmente –o con peores consecuencias– a quienes pertenecemos a las clases trabajadoras. La salud mental y física, por supuesto, adolece.

 

 

La escritura fue en gran medida reescritura: tanto el trabajo de estilo como el de estructura fue fundamental

 

 

P. De hecho, la narradora de Gozo tiene una particularidad muy evocadora: podría ser cualquiera de nosotros. ¿Cómo fue el proceso creativo de la novela?

R. Quería poner por escrito esa isla y pensar narrativamente en algunos de los temas de nuestro tiempo, o así los considero. Hubo un proceso de documentación que disfruté mucho, pero la escritura fue en gran medida reescritura: tanto el trabajo de estilo como el de estructura fue fundamental, con la intención de no mostrar sus costuras y sí de intentar llevar por ciertos caminos ligeros a quienes leyesen la novela.

 

 

Quienes escribimos no tenemos por qué amoldarnos a ningún imperativo de género literario

 

 

P. En el libro hay potentes ecos de aforismo. ¿Por qué eligió el aforismo como un estilo característico de su obra? ¿Qué le inspira de este género literario?

R. Lo cierto es que el aforismo no es algo que yo haya elegido y tampoco sé si es el estilo característico de mi obra posterior a Bajas presiones [su anterior libro de aforismos], aunque obviamente hay elementos de mirada y estilo que perviven aún ahora.

El aforismo me dio y me da muy buenos ratos como lectora. Y en la época en la que yo escribí aquel libro me permitió comprender vivamente que quienes escribimos no tenemos por qué amoldarnos a ningún imperativo de género literario; fueron muchas las ocasiones en las que me dijeron que mejor escribiese o publicase una novela, un libro de relatos, un poemario… Sigo sin entender qué había de malo en publicar un libro de aforismos.

 

 

Fueron muchas las ocasiones en las que me dijeron que mejor escribiese o publicase una novela, un libro de relatos, un poemario…

 

 

P. Usted también es poeta. En 2020 publicó Gestar un tópico, ¿cuántos podemos llegar a gestar a lo largo del día? Y, lo que me parece más importante, ¿observa cierta reticencia tópica de parte de los lectores a la hora de leer poesía, en comparación con otros géneros, como la narrativa o el ensayo?

P. No sé si publicar un poemario me hace poeta, pero si es así… Sobre los tópicos, y en relación con lo que intentaba investigar en ese libro, creo que al día no gestamos ninguno, requieren muchísimo más tiempo. Me preocupaba mientras lo escribía (y me preocupa ahora) cómo los tópicos y lugares comunes del lenguaje anquilosan nuestro pensamiento. Ya de ser tópicos, pensaba, ojalá gestemos alguno nuevo con el tiempo.

En cuanto a la segunda pregunta, no sé si se trata de una reticencia o de dos cosas, en mi opinión. Por una parte, la poesía nos llega como el lugar común de lo cursi, cuando en realidad es la forma más potente de lenguaje y pensamiento y emoción; por otra parte, no olvidemos que el aparato mediático que sostiene la venta de libros de narrativa no es el mismo que el que respalda la poesía, tan minoritaria.

 

 

La poesía nos llega como el lugar común de lo cursi, cuando en realidad es la forma más potente de lenguaje y pensamiento y emoción

 

 

P. ¿Qué le atrae de la expresión poética? ¿Tiene algún significado especial para usted escribir un libro como poemario o como otro género literario?

P. Creo que forma y contenido son indisociables, y que, como decía, cada cosa que queremos contar encuentra su acomodo idóneo en un tipo de género literario. Hasta ahora, mi experiencia ha sido así, y también ha sido esforzado y divertido hacerme yo a una u otra forma de utilizar el lenguaje literario. En cualquier caso, creo que lo que surge espontáneamente es una intuición valiosa, pero que a partir de ahí hay que tener el ojo crítico para tratar de perfilarla.

 

 

El aparato mediático que sostiene la venta de libros de narrativa no es el mismo que el que respalda la poesía, tan minoritaria

 

 

P. ¿Cuál es el grado de influencia de su propio pensamiento, como filósofa, en su obra de ficción? ¿Y de sus vivencias?

R. Lo que vivo es también lo que leo y pienso, y las tres cosas confluyen en cualquier escritura que afronto. Cuando una escribe –y esto se lo he oído a muchas personas– intenta ponerlo todo en esos textos. Yo también lo intento. Lo pongo todo en la escritura y luego intento darle la forma que más le convenga, la verdad o la mentira que más hagan crecer al libro, que no es ni debe ser un testimonio estricto de ninguna vivencia, sino una obra literaria con la mayor calidad posible.

 

 

Lo pongo todo en la escritura y luego intento darle la forma que más le convenga, la verdad o la mentira que más hagan crecer al libro

 

 

P. Según tengo entendido, usted toma notas a diario. Sin ánimo de ser indiscreto, ¿por qué es tan importante tener siempre un cuaderno personal cerca? ¿Qué impulsa en usted esta costumbre?

R. Es difícil descifrar la razón primera de una costumbre que lleva muchos años arraigada en mi rutina. Para mí, anotar es una forma de estar en el mundo. Escribo para comprender, para ordenar, para que los destellos que a veces nos alcanzan no se escapen del todo y consigan darle sentido a algo. Por todo esto no persigo nada concreto al escribir, sino que me siento como un miope que con gafas ve mejor el mundo. Yo lo veo mejor con libros y un cuaderno.

 

 

Escribo para comprender, para ordenar, para que los destellos que a veces nos alcanzan no se escapen del todo

 

 

P. ¿Cómo está siendo la acogida de Gozo por parte de los lectores? ¿Hacia dónde van encaminados sus próximos proyectos?

R. Mi contacto con lectores hasta ahora está siendo muy bueno: cálido, dialogante, entusiasta. Me impresiona en la medida en la que una no sabe cómo se va a recibir el libro que ha escrito.

También he comprobado que algunas cosas del libro se han dulcificado: para mí Gozo es un libro sutilmente político planteado desde la literatura, pero hay lecturas que van en la línea de la amabilidad y la respiración tranquila. Me parece bien, una vez ajeno a ti, el libro puede leerse de mil formas, pero yo no puedo defenderlas.

Sobre mis próximos proyectos, no es algo que me plantee así. La escritura forma parte de mi vida diaria y a partir de eso a veces unas líneas exigen más protagonismo, más atención, más escritura. Si escribo más libros, así nacerán.

 

Azahara Alonso, Gozo, 2023. Siruela. 226 páginas. 15,95 €

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