La escritora María Negroni

María Negroni y la transgresión al orden literario

Catherina Saavedra Por Catherina Saavedra
9 Min lectura
En su paso por Barcelona, la escritora argentina presenta Pequeño mundo ilustrado y El corazón del daño

Entre risas, la escritora y académica argentina María Negroni (Rosario, 1951) le respondió al escritor catalán Juan Vico que no quiere sistematizarse. Que no es, de manera alguna, su objetivo, al contestar si Pequeño mundo ilustrado (2023) le sirve a ella para sistematizar las anclas de su imaginario.

Esto fue en el marco de la presentación de la edición ampliada del libro, en la librería Laie del CCCB en la tarde del 17 de enero. “A mí me parece que los intentos de sistematización son una de las locuras más extraordinarias de los seres humanos. Ordenar el caos es una empresa condenada al fracaso”, recalcó Negroni.

El éxito, sin embargo, le acompaña. La autora se encuentra en una nueva tanda de publicaciones nacionales e internacionales. El año pasado presentaba su nueva entrega llevada a las tablas, El corazón del daño (2023), bajo la dirección de Alejandro Tantanian en el Teatro Español en Madrid.

Mientras la escuchábamos en Laie, la adaptación de esta novela se estrenaba en el Teatro Picadero en Buenos Aires, donde se presentará durante ocho semanas.

Asimismo, el pasado 22 de enero, finalizó con aula llena y un mar de aplausos el curso Miniaturas del mundo, organizado por el Institut d’Humanitats. Se centró en Jules Verne, en su Capitán Nemo y el Nautilus; en Joseph Cornell y la ciudad; y en Alejandra Pizarnik y sus poemas como miniatura.

 

 

María Negroni en el CCCB, el 22 de enero de 2024. Foto: Catherina Saavedra
María Negroni en el CCCB, el 22 de enero de 2024. Foto: Catherina Saavedra

 

 

Una escritura que difumina los límites entre géneros

 

La obra de María Negroni, híbrida en su totalidad, se desplaza despreocupada entre el ensayo, la poesía y la narrativa, cuestionando intencionalmente los límites intergenéricos. Circunstancia que inevitablemente nos recuerda a Roland Barthes. El autor recalca la sustitución del concepto de obra literaria por el del texto, noción superior a la de género literario.

Barthes, en un trabajo de 1971, persigue acabar con la concepción de obra como objeto concreto determinado para hablar más bien de texto. Este concepto implica una producción que puede estar presente en varias obras, lo que se traduce en la trascendencia de las limitaciones propias de la idea de género literario.

De esta manera, atiende a la forma en que el lenguaje se alza en diversas actuaciones de creación en las que se visualiza la ausencia de centro y, por ende, de estructura. De modo que al texto lo define la manera en que se revela aquella pluralidad de factores significativos, no la forma en que alcanza una realidad relativa.

Siguiendo esta línea, la escritura de María Negroni se instala libre y desafiante ante los límites intergenéricos, en el espacio de las letras latinoamericanas. Sobre todo, tomando en cuenta su vehemencia cada vez mayor por derrocar la delimitación estricta de los géneros literarios, dado que para la autora no existen.

De la misma forma, su proyecto tampoco es rígido, la diversidad es la conexión en lo que respecta a su posición frente a la industria editorial. Ha publicado tanto en grandes editoriales como en independientes. Desde Seix Barral hasta Alquimia, autónoma editorial chilena que se caracteriza por publicar textos experimentales que problematizan los géneros literarios.

 

 

Maria Negroni en la presentación de 'Pequeño mundo ilustrado'. Foto: Catherina Saavedra
Maria Negroni en la presentación de Pequeño mundo ilustrado. Foto: Catherina Saavedra

 

 

Una autora móvil en el marco de la literatura mundial

 

En la medida en que la literaturización de lo global requiere estipulaciones diferenciales de producción, surgen proyectos escriturales como el de María Negroni. George Steiner, en 1971, señaló que un aspecto sorprendente de la revolución del lenguaje fue el surgimiento del pluralismo lingüístico o “carencia de patria”.

Esto es un hecho en la biografía de algunos grandes escritores. La extraterritorialidad se ha vuelto cada vez más un lugar común. Sobre todo, en atención a un buen número de escritoras latinoamericanas con gran proyección internacional que se mueven entre Estados Unidos, Europa y América Latina.

María Negroni no es una excepción. Por más de veinte años vivió en Nueva York, capital del cosmopolitismo, además de efectuar variadas estadías en ciudades europeas. Estos múltiples trayectos, y la permeabilidad persistente del arte y la cultura mundiales expresada en sus textos permiten catalogarla como una autora móvil.

Este concepto en formación, basado en la idea de movilidad sobremoderna que propone Marc Augé, responde en gran medida a la ideología del sistema de la globalización. María Negroni, en específico, lleva a cabo esta movilidad sobremoderna en el plano profesional, que, ciertamente, trasciende a la movilidad de su imaginario.

El carácter de autora móvil que describe a Negroni surge a partir de una especie de condición en la que un/a escritor/a se mantiene en constante movimiento espacial. Trayectorias responsables de la variedad de representaciones respecto de las experiencias acumuladas.

Estas experiencias provenientes de distintos lugares son las que inciden, conscientemente o no, en su escritura desterritorializada. La otredad es asimilada e integrada a cabalidad, por lo que el viaje y el desplazamiento se sitúan como eje en varios de sus proyectos literarios.

 

 

 

Cubiertas de Pequeño mundo ilustrado y El corazón del daño de María Negroni
Cubiertas de Pequeño mundo ilustrado y El corazón del daño de María Negroni

 

 

Una apuesta por hacer lo incorrecto

 

Para escribir sus textos, María Negroni no solo cuenta con la tradición literaria hispanoamericana sino también con las estadounidense y angloamericana.

Ella hace uso de un engranaje en que estas lecturas cómplices fortalecen su escritura. Una práctica que se difumina entre la fragmentación y la carga autobiográfica. Es una coleccionista, cuyos objetos de estudio son el resultado de sus más diversas obsesiones y aficiones; fobias y filias, parafraseando a Fito Páez.

La infancia, la extraterritorialidad, el desarraigo, el sujeto migrante, el viaje, el concepto de flâneur, la melancolía, la fragmentación del discurso inundan sus textos. No obstante, su preocupación principal es el lenguaje y el efecto que las palabras le producen, así como sus grados de sofisticación.

De esta manera, la reflexión sobre el lenguaje ocupa un lugar fundamental en cada una de sus publicaciones, pero sobre todo en su última e híbrida novela El corazón del daño (2021). Este texto poético, desenfrenado y caótico, integra cada uno de los textos anteriores de Negroni; incluye algunos de sus fragmentos, además de citas de otros autores. Es un libro contenedor de otros libros, un archivo de su bibliografía que narra la vida de una escritora argentina y la relación con su madre.

Esta suerte de autoficción poética, constituye posiblemente el punto álgido de su labia, cuyo impacto de las palabras es determinante. Un extraño artefacto verbal, en el que el sujeto de la enunciación se interna en el lenguaje y cruza todo límite desde el punto de vista del sentido común.

Por un lado, despliega todo su ejército para ajustar cuentas con su madre y, por otro, le compone un homenaje a su memoria. María Negroni en El corazón del daño se sumerge en lo más profundo de la lengua y dice lo que no se debe decir, lo indecible.

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