Hablamos con Teresa Moro sobre ‘El efecto reliquia’, su muestra en el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) de Vigo
Conocí de primera mano la obra de Teresa Moro (Madrid, 1970) cuando, en 2017, guié una visita a la muestra colectiva Dibujar la tormenta en la Biblioteca Central de Cantabria. La artista presentaba una serie en la que reflexionaba sobre los no lugares, a través de dibujos sobre atracciones cerradas y stands de feria vacíos.
Su trabajo me impactó por la fuerza, no solo estética, sino también discursiva. En el verano de 2021 me volví a topar con ella en su proyecto solo Soñar en el estudio, pensar en la cocina, pintar en la cama, con la Galería Siboney dentro de la feria Artesantander. Sin duda uno de los ‘stands’ más atractivos del evento gracias a la disposición de las obras y su vivaz cromatismo.
Del 14 de enero al 2 de mayo tenemos la oportunidad de visitar su exposición El efecto reliquia, comisariada por Miguel Fernández-Cid y Pilar Souto Soto en el MARCO, Museo de Arte Contemporáneo de Vigo. Una muestra en la que Teresa Moro reivindica la experiencia de la creación, homenajeando a artistas emblemáticos a partir de los objetos comunes.
Con obras en gouache sobre papel y las telas pintadas con acrílico, Moro recrea el recorrido casi litúrgico de El efecto reliquia. Ella pone de manifiesto estos rituales que marcaron la práctica artística de sus maestros, reflexionando sobre el quehacer artístico de ayer y de hoy.
Las obras de Teresa Moro han viajado el mundo. Hacen parte de colecciones destacadas como el MoMA de Nueva York, el CGAC, el Ministerio de Cultura de España, la Diputación de Cádiz, entre otras.
P. ¿Qué han significado para ti los artistas de los que has «tomado» objetos para conformar El efecto reliquia?
R. El efecto reliquia es un homenaje al oficio de artista, y en especial a la pintura. Siento veneración hacia los creadores a los que pertenecen esos objetos. Muchos son maestros que me han acompañado durante mi evolución como artista, algunos incluso desde que empecé a pintar cuando era niña.
De todos he aprendido, y me han hecho amar el arte. La huella de todos ellos permanece latente en sus enseres y la podemos percibir en la obra realizada bajo su invocación.
Aunque debo confesar que la forma de escoger los que están en la exposición responde casi siempre a motivos subjetivos y personales. De uno envidio su colección de mobiliario moderno, otra tiene una bandeja igual a una mía, aquel me compró un dibujo. De aquella me llama la atención que la disposición de sus tubos de pintura se parece a su obra, etc.
P. La cama ha sido un motivo que ha recorrido la Historia del Arte desde la antigüedad. Podríamos citar a artistas tan relevantes como Tiziano, Van Gogh, Manet, Rauschenberg, Tracey Emin. ¿Qué tiene este objeto para que alcance tanto protagonismo en tu exposición?
R. Siempre digo que es la relación íntima de los objetos con sus dueños la que los vuelve únicos. Y no creo que haya un sitio de mayor intimidad que el dormitorio. En cada cama descubro algo de la personalidad de su ocupante. Yo pienso y resuelvo problemas de trabajo acostada por la noche o antes de levantarme al despertar. En la cama se sueña y estoy convencida de que allí comienza muchas veces el acto de crear. ¡Algunos hasta pintan en la cama!
P. ¿Qué paralelismos con la liturgia presenta El efecto reliquia?
R. Con la liturgia religiosa propiamente dicha ninguna. He usado el término por su significado de ritual. La práctica de la pintura tiene procesos que pueden calificarse de ceremonia: la preparación de los soportes, la colocación de la pintura en la paleta, la disposición de los pinceles, la mezcla de los colores, el mismo acto de pintar o la posterior limpieza y recogida de todo. Son pasos que en el mismo orden se repiten a diario en el estudio. Eso quería decir con liturgia.
P. ¿Encuentras espiritualidad en los objetos que representas?
R. A veces me he referido a la disposición de la obra en la pared del estudio como un altar votivo. Los cuadros y los dibujos como exvotos o ofrendas. En otras ocasiones he tratado el concepto metafísico del aura de las cosas. Al bautizarlos como reliquias, busco en ellos una cierta cualidad protectora. Que me guarden ante las amenazas que yo siento que asedian al arte contemporáneo, y en concreto a la pintura.
Los espectáculos inmersivos de realidad virtual sobre artistas famosos, los NFT o esta pandemia por ejemplo. Todo esto está haciendo que se pierda la experiencia de la materia. La gente consume por Internet, por Instagram y no ve en directo las obras que son algo extraordinario. Por eso digo que pintar es un acto de resistencia, casi subversivo.
P. ¿Con qué técnicas abordas esta exposición?
R. En esta exposición me mantengo fiel a mis técnicas habituales: gouache sobre papel y las telas pintadas con acrílico. Parafraseando una cita de Morandi que se puede leer en la pared de la sala acompañando a la obra: «¿Por qué voy a cambiarlas? Funcionan bastante bien».
P. ¿Crees en la utilidad del Arte?
R. El arte es necesario. Gracias a la historia sabemos que en el pasado lo fue y yo creo que sigue siendo útil hoy en día. Aunque el capitalismo y el ritmo frenético que impone la vida urbana hace que a veces lo olvidemos. Yo no concibo la vida separada del arte.
P. ¿Cómo definirías tu relación con el coleccionismo?
R. Me interesa la actividad de rastrear y archivar. Uno de mis escritores de cabecera es Georges Perec. A él le leí que la enumeración era, antes de todo pensamiento, la marca misma de esa necesidad de nombrar y de reunir, sin la cual el mundo carecería de referencias para nosotros.
Trabajo en series que nunca se agotan. Para mí el placer de juntar una colección se basa en ser consciente de que es una tarea interminable. Soy clasificadora, podría decirse que ejerzo un coleccionismo mental que me ayuda a entender y a contar la vida.
Pero no me hace falta coleccionar físicamente. En un texto de hace veinte años que se titulaba Hacer listas, conté que pintar cosas me liberaba de la necesidad de poseerlas.
P. ¿De qué manera ha afectado la pandemia a tu producción?
R. Al principio se cancelaron algunas ferias y retrasaron exposiciones. Pero tengo el estudio en casa e incluso durante el confinamiento más estricto pude trabajar con bastante normalidad. Además VEGAP me concedió una de sus ayudas en 2020, la cual agradezco mucho.
Esta exposición de Vigo, así como otra que se inaugurará en primavera, eran compromisos cerrados antes de la covid. Así que no me ha afectado mucho. La verdad es que a pesar de lo que está pasando estoy en un momento muy bueno con muchos proyectos y me siento afortunada.
P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el ámbito artístico?
R. Soy firme defensora de que la unión hace la fuerza. Estoy en la asociación de Mujeres en las Artes Visuales, MAV, desde que se fundó en 2009. Y no hay duda de que se están logrando avances gracias a que las denuncias y reivindicaciones son respaldadas por una base de socias muy numerosa.
También admiro muchísimo el trabajo de colegas que de manera muy inteligente está ayudando visibilizar este problema. Por citar tres, que son además amigas, María Gimeno, Diana Larrea o Marisa González.
P. ¿En qué estás trabajando ahora?
R. Estoy trabajando en la obra para la exposición que tendré en el CEART de Fuenlabrada en mayo. Es obra que continua la línea y las series de la que se puede ver ahora en el MARCO.
‘El efecto reliquia’ podrá verse en el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) de Vigo hasta el día 2 de mayo de 2022. Puedes seguirla en su perfil de Instagram.
