En contra de Salustiano

danielle-cruz Por danielle-cruz
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La críticas al cartel de la Semana Santa de Sevilla desvelan las contradicciones de los que eligen el cinismo como política

Hacía veintisiete años que Sevilla no veía una obra de Salustiano (Sevilla, 1965). Lo dijo ayer el artista en entrevista al ABC, sobre la polémica de su cartel de la Semana Santa.

Mientras unos miran por primera vez atónitos el Cristo semidesnudo, como es representado desde hace siglos, las obras de Salustiano ya han viajado regularmente por todo el mundo. En casi todas las ferias que he visitado, dentro y fuera de España, he tenido el gusto de encontrarme con alguna obra del pintor andaluz.

Salustiano, a secas, es como el artista es conocido en varios países. Tan singular como su nombre de pila, son los tonos sólidos que hacen contraste de fondo con la piel blanca de la mayoría de sus personajes. Es su seña de identidad.

Y el cartel de la Semana Santa de Sevilla es absolutamente fiel a su estética. «Con respeto y con educación. Y con ternura, por supuesto. Ése soy yo. El cuadro es un mensaje de espiritualidad, amor y respeto. El Cristo que represento es bello, por supuesto, porque ya es un espíritu de Dios que va a ascender a los cielos. Esa piel que tenía de hombre, mancillada, herida, flagelada, se queda en la Tierra», matizó al ABC.

Si hubiese que criticar al este pintor figurativo, de técnica impecable, sería por la evidente falta de diversidad de sus retratados. Este eurocentrismo al que estamos tan acostumbrados pasa desapercibido por su hegemonía también en esta ocasión. Es la imagen de la imagen de Dios. Un Dios que es eso: imaginado.

 

 

Salustiano
Salustiano, And Earth will reach to infinity like before Galileo (Zahara Music), 2019. Cortesía del artista y galería Stoa

 

 

“Para ver sexualidad en Cristo hay que estar enfermo”, dijo Salustiano.

 

Según un estudio de Ipsos, España es el segundo país con mayor porcentaje de población LGTBI+ del mundo, por detrás solo de Brasil, siendo 14% de la población parte de esta comunidad.

Mientras España es menos cristiana que nunca y las iglesias se llenan pero de turistas, el problema de una supuesta «mala representación» de un símbolo religioso, imaginado por uno de los mejores retratistas de España ni siquiera tiene sentido.

No hace falta, pues, «una mínima cultura artística», como dijo el artista. Hace falta solo educación. La calidad de su trabajo es evidente. De manera que la polémica nunca ha sido sobre arte, sino hacer valer o no la arbitrariedad de opinión. Esta ha sido la fórmula que se utiliza últimamente para patrullar a quiénes trabajamos en cultura. ¿Por qué?

A lo mejor porque luchar contra molinos de viento sea más divertido que el trabajo artístico o la política objetiva. No obstante, es imposible que se tenga miedo a un puñado de artistas armados con plumas, pinceles y pintura. Sobre todo porque muchos de ellos representan al país fuera y venden más en el mercado internacional que en el local, como Salustiano.

En términos de comparación, el mercado del arte español representa solo un 0,5% del mercado global y un 2% del mercado europeo. Se trata, segundo profesionales del sector, de un mercado en crisis “permanente”.

Teniendo en cuenta que muy pocos artistas logran vivir de sus obras en este país, me pregunto si la revuelta no debería ser al revés, partiendo de problemas concretos. Ya es hora de dejar de aprovechar la difusión de cualquier trabajo artístico para crearse pautas artificiales e infantiles ante la propia incompetencia política.

Cabe preguntarles, pues, ¿va todo bien por Sevilla? ¿Todos ricos, sin hipotecas? ¿Acaso pueden pagar sus alquileres cómodamente? ¿Contentos con su pensión, su sueldo? ¿No estaban orgullosísimos de lo suyo? No lo parece.

 

 

Salustiano - Cartel Semana Santa Sevilla 2024
Cartel de Salustiano para la Semana Santa de Sevilla 2024

 

 

¿Están realmente enfermos?

 

Parto de la premisa de que para que alguien esté enfermo, primero tiene que existir. No he visto ningún análisis del mapa de las redes sobre este asunto. Así que no podría afirmar si la polémica ha sido coordinada por bots, pero en mi opinión los linchamientos virtuales son sospechosos siempre.

Lo que sí sé, es que se trata de una discusión que se basa en el subjetivísimo campo del gusto personal. La polémica del cuadro de Salustiano trata de enviarnos dos mensajes. Primero, que es legítima la inversión de lo privado hacia lo público, tratando de imponer la arbitrariedad del gusto particular como si fuera el de todos. Como el gusto es contingente, es imposible que todos se queden satisfechos. Segundo, intenta transmitir el mensaje de que una reivindicación claramente homófoba, sin pies ni cabeza, es relevante más allá de su ruido. Y que nuestro gran problema, de repente, es éste. Como si no supiéramos cuáles son.

Misteriosamente, los gritos por la libertad de expresión en este caso fueron nulos. Habrá que recordárselo, no obstante, que en España existe ley en contra de la homofobia. Que el país garantiza la libertad de expresión en todos los medios de reproducción, en el artículo 20 de la Constitución. Que hay que buscar mejores problemas. Canalizar la energía a algo verdaderamente útil.

Con todo, me sigue alegrando el hecho de que el arte llegue como pólvora a todos medios. Salustiano seguramente también esté encantando, «aunque no como quisiera», así como toda la comunidad artística a la que orgullosamente tratamos de darle voz.

Que a usted no le guste, estupendo, está en su derecho. El objetivo del arte, de generar conversación, se ha cumplido una vez más. Discútelo, sí, pero sé educado.

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