Pia Pera: un huerto, una nueva vida, la iluminación

David Lorenzo Cardiel Por David Lorenzo Cardiel
9 Min lectura
El relato de una relación transformadora de una filósofa, la naturaleza y el trabajo de la tierra

Cuando Pia Pera (Lucca, 1956–2016) llegó a aquella finca abandonada en la Toscana un nuevo universo estaba a punto de abrirse ante ella. La reconocida autora superventas italiana había pasado su vida inmersa en el conocimiento especulativo.

Primero, dedicada a sus estudios en Filosofía. Después, como profesora universitaria sobre literatura e historia rusas. Sin embargo, un antiguo sueño de juventud seguía resonando en su interior, al igual que hace vibrar el aire el zumbido de un abejorro. Vivir en la campiña, entregada a la tierra y a sus frutos. Alejarse de la teoría y comenzar a experimentar de una nueva manera.

El huerto de una holgazana. Confesiones de una aprendiz abarca el primer contacto de la escritora luquesa con la tierra, el huerto y el jardín.

Un ensayo confesional, a medio camino entre el diario y las memorias, que publica en castellano la editorial madrileña Errata Naturae. Un viaje hacia un descubrimiento que sigue renovándose en la mirada de personas de todas las edades y de todas las épocas.

 

El primer contacto de la escritora luquesa con la tierra. Un ensayo confesional, a medio camino entre el diario y las memorias.

 

Una confesión, un deseo

 

Pera Pia regresa a su Toscana natal, a una finca abandonada, casi ruinosa. El argumento, así presentado, parece el que anima el libro Bajo el sol de la Toscana, de Frances Mayes. La escritora que llega, cargada de su saber, a la campiña. El sol abrasador y cauto, según la estación. La rudeza del medio rural. El peso de la tierra, de la herencia. La generosidad inefable de los vecinos.

Como el famoso libro de Mayes, El huerto de una holgazana también son memorias. Es curiosa la existencia de una experiencia perenne que trasciende al tópico del locus amoenus, que obliga albergar un ideal. Al contrario que Virgilio en sus Bucólicas, que Thoreau en sus ensayos o que buena parte de la literatura joven europea.

Para Pera, el retorno al campo no tiene nada de digresión, tampoco implica una conciencia política. La académica italiana retorna a su tierra natal ante una necesidad interior. Su vida dedicada al saber teórico vira hacia la experiencia. De igual manera, lo hace su posición: de profesora se convierte en alumna. Es la tierra, exigente al mismo tiempo que caritativa, quien enseña sin concesiones. Es el deber de crear un huerto entre la maleza de la finca la que provoca una transformación.

En este sentido, El huerto de una holgazana presenta una confesión nacida de un deseo. Pero por esa misma naturaleza volitiva, el libro es capaz de alcanzar de lleno al lector que posea una mínima sensibilidad.

No estamos ante una obra de ficción pura. Tampoco ante un descargo del recuerdo y la vivencia mediante la divagación. Detrás de El huerto de una holgazana existe una voz cargada de verdad. La porción de verdad de una mujer que eligió la vida sencilla en una época que invita al gregarismo y al ritmo frenético.

 

Su vida dedicada al saber teórico vira hacia la experiencia. De igual manera, lo hace su posición: de profesora se convierte en alumna.

 

 

Nuevos retos y descubrimiento interior

 

La primera impresión que tuve nada más comenzar a leer este ensayo es la liviana profundidad que ofrece el libro. Quizá parezca una contradicción, pero no lo es. Pia Pera nos invita a recorrer su experiencia al frente de un huerto que debe crear desde cero. Ella no está acostumbrada a la vida rural, por lo que el impacto resulta, al inicio, colosal.

La autora se abre camino entre la maleza de la finca con la intención primera de domesticar el terreno. Sin embargo, pronto descubre una certeza oculta hasta ese momento. La razón es que el jardín, el huerto, prueba a la erudita. Sin grandes conocimientos de agricultura ni de jardinería, ni mucho menos costumbre, su aprendizaje práctico le devuelve su conexión original con la naturaleza.

Pera ofrece una comunión que han experimentado, o dicen experimentar, miles de personas a lo largo del mundo. El regreso a los trabajos de subsistencia y el contacto con plantas y animales permite alcanzar la pausa, y la creciente calma, interiorizar. El huerto ofrece la posibilidad de ser uno mismo sin exigencias.

Al mismo tiempo que Pera va adentrándose en una transformación interior particularísima, casi oriental, su lógica se rebela y se amolda. Por un lado, su mirada se enriquece de los saberes del pasado académico. Por el otro, todo aquel bagaje, ¿cuánto valor ofrecen a su nuevo yo?

La autora habla de iluminación pero desde una experiencia íntima. Es decir, de un camino. El trabajo de la tierra, el jardín, el huerto, como experiencias, como animal que pasa a formar parte de él, se convierte en un vehículo. Mientras tanto, la escritora italiana cuenta sus progresos, sus desafíos y sus aciertos y fracasos en su reconversión en jardinera-agricultora.

 

El huerto ofrece la posibilidad de ser uno mismo sin exigencias.

 

Un libro delicioso

 

Desde el punto de vista exclusivamente lector, El huerto de una holgazana se expande como un libro sosegado, apasionante. Pera escribe y describe, y lo hace con serenidad. La autora va narrando su vida en la campiña toscana con gran belleza, escogiendo la palabra justa.

El libro se divide en estaciones, en un orden cíclico. No es casual: invoca el tiempo circular propio de las filosofías indias y budistas. Tampoco debe causar sorpresa alguna siendo que el proceso que subyace a la narración es el encuentro de la autora con su propia iluminación.

Al relato de sus andanzas con la tierra, los animales de granja y la finca se unen conversaciones, alegrías, preocupaciones y pensamientos. Numerosas referencias y saberes terminan por tejer un libro elocuente, que no aburre en una sola línea. Al contrario, su lectura resulta enriquecedora en tanto que como narración y como experiencia que se sabe real resulta muy hermosa.

Su gran mérito: saber contar unas elecciones y una vivencia tan personales con humor, jovialidad y gran poso. No hace falta ninguna inclinación de pensamiento o creencia para disfrutar de ello. El libro, en su edición original en italiano, se publicó en 2003. No obstante, llega ahora a los lectores hispanoparlantes gracias a la destacada labor de Errata Naturae.

 

Pia Pera - El huerto de una holgazana - pixabay - Errata Naturae
Cubierta

 

El veredicto

 

El huerto de una holgazana es, sin ninguna duda, un grato libro. Está escrito con una naturalidad sorprendente teniendo en cuenta la multitud de planos expresivos y de pensamiento que ofrece.

De la mano de Pia Pera, el público encontrará un relato divertido y entretenido, un aprendizaje replicable y una experiencia mística. Alcanza así una verdad superior sobre sí misma a la que no había accedido mediante la razón y que el trabajo hortícola sí le ofreció.

En otro orden de cosas, El huerto de una holgazana (2022) está vinculado con Aún no se lo he dicho a mi jardín (2021) y Las virtudes del huerto (2023). La autora italiana, enferma de ELA, falleció en 2016, a los sesenta años.

Éste es, probablemente, su más luminoso legado. Queda en sus manos, en la de ustedes, recogerlo y disfrutarlo, o dejarlo pasar. Este buen libro les espera.

 

Pia Pera, El huerto de una holgazana, 2022. Errata Naturae. 272 páginas. 20,50 €

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