Judas Arrieta: «Mi obra refleja una generación que ha crecido pegada al televisor, los cómics y el cine»

María von Touceda Por María von Touceda
19 Min lectura
Los proyectos del artista vasco, su paso por China y sus reflexiones sobre el mundo del arte

Judas Arrieta (Hondarribia, 1971) ha conseguido establecer un equilibrio perfecto entre el espíritu de la niñez y las responsabilidades adultas para lograr una obra muy fresca y divertida, pero sin prescindir de un discurso detrás sobre el mundo que nos rodea y los cambios que en él se han establecido.

Un juego que transciende a la categoría de arte gracias a la reflexión que lleva implícita y a una estética sorprendente lograda por su amplio bagaje cultural y el trabajo diario que implica ser un gran artista.

Judas Arrieta es el vivo ejemplo de cómo las pasiones pueden convertirse en un trabajo donde la diversión se proyecta en cada obra que realiza.

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco, completó sus estudios en la  École Nationale Supérieure des Beaux-Arts de París y ha expuesto en lugares tan diversos como Tokyo, Singapur, Santiago de Chile, Beijing, Dublín; además de en múltiples ciudades del territorio español.

 

 

 

Judas Arrieta, Progressive Aesthetics, 2016. Técnica mixta sobre lienzo. 195 x 435 cm. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué lleva a un hombretón de Hondarribia a fijarse en la cultura oriental?

R. La verdad es que mi primer contacto con la cultura oriental fue a través de los dibujos animados, no sabía que eran cosas que venían de Oriente. Desde pequeño he visto anime en la televisión francesa. Recuerdo muchas series de dibujos animados y otras de imagen real como Ultraman y todo tipo de proto Power Rangers. Así que ese fue el pozo en el que se cimentó mi cariño o gusto por lo oriental. También las visitas de fin de semana al videoclub en las que siempre alquilaba pelis de kung fu.
Antes de eso también tengo grabado en el subconsciente series como Mazinger Z, Heidi y Marco que también eran producciones japonesas.

 

 

 

Judas Arrieta, I’d rather be an artist than lose you!, 2012. Cortesía del artista

 

 

 

P. Te has licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco. ¿Se estudia allí algo relacionado con las técnicas orientales de dibujo o, por el contrario, es una Universidad eurocentrista como la mayoría de las españolas?

R. Mi experiencia en la Universidad fue muy buena, allí aprendí a que no era la primera persona a la que le atraía lo oriental. Conocí movimientos como el japonismo, algo que influenció mucho en las vanguardias de principios del siglo XX. Sobre técnicas y demás todo lo que aprendíamos era primero lo tradicional y una vez dominado esto, transcender y destruir lo aprendido. No había clases de caligrafía o dibujo en tinta, pero si estabas interesado podías conseguir información. En esa época es cuando el manga, el anime y demás empieza causar furor en los jóvenes. No era algo que se aprendía en la uni, pero es algo que ahora se ve de otra manera por la repercusión social que ha tenido. Por aquellos años la globalización era algo de lo que se hablaba pero no era muy real, lo digo porque ahora podemos ver y disfrutar de lo que queremos sólo con un click, antes era más complicado.

 

 

 

Judas Arrieta, Heros have no homeland, 2010. Cortesía del artista

 

 

 

P. La superposición de diferentes figuras y caligrafías es tu marca de la casa. ¿Qué carga emocional o simbólica crees que suma esta técnica a tu trabajo?

R. Me considero un pintor abstracto, por lo menos, cuando pinto o dibujo, soy muy consciente de lo que hago formalmente. Trabajo como Pollock pero no hago dripping. Dibujo y dibujo, superpongo líneas formas y colores. Son elementos básicos de la abstracción como decía Kandinski, pero también hablo sobre la sobreinformación, desinformación, sobre cómo hemos evolucionado a nivel representativo de la imagen. He crecido viendo el cambio de lo analógico a lo digital. Dibujo con mis manos pero también con ordenadores y no sólo con el ratón o una tableta gráfica, también programando en Basic.

Así que existe una reflexión de cómo se construye y disfruta la imagen. Muchas veces hablo de cuando cargaba juegos en el Spectrum y como escuchamos el sonido de la información binaria, ceros y unos, y ver cómo se va formando una imagen, la portada de un juego y cómo ha evolucionado esto a no escuchar las tripas de la programación y convertirse en algo diferente.

 

 

 

Judas Arrieta, Vistas de la exposición «Cómics abstractos». Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En tu trabajo lo lúdico pesa más en la forma o en el mensaje?

R. Lo lúdico es una vía, una forma de transmitir o experimentar el mensaje y la forma es el reflejo de una actitud frente al medio con el que comunicamos. Todo importa. Lo que sí me interesa es que la gente disfrute con mi trabajo. Primero disfrutar y luego preguntarte por qué te lo has pasado tan bien. Podríamos hablar de un “arte parque de atracciones”.

 

 

 

Judas Arrieta, Mini Cooper Beijing. Cortesía del artista

 

 

 

P. Dibujas, creas art toys, tablas de skate, haces murales, esculturas, ¡has pintado hasta un coche! ¿En qué formato te encuentras más cómodo?
R. El laboratorio lo tengo en casa, es donde dibujo, es donde pruebo cosas. Luego esa experiencia se traslada a todo tipo de formatos. Me encuentro cómodo haciendo cosas grandes [risas]. Es cuando uno hace deporte de verdad. De todas formas dibujar es mi pasión. Papel y rotuladores como cuando era un enano. Cuando hablo de deporte, suelo relacionar pintar con el kung fu, como si pintar o dibujar fuera un arte marcial. Me encanta controlar mi cuerpo, las pinceladas, los gestos, al final pintas con todo el cuerpo y se transforma en un estado en el que todo está conectado.

 

 

 

Judas Arrieta, The wonder of youth, 2012. Cortesía del artista

 

 

P. Ahora trabajas entre Hondarribia pero has estado muchos años en Beijing, ¿cuáles crees que son las principales diferencias entre el mercado del arte de España y el de China?

R. Todavía trabajo con una galería de Beijing y todos los años mando obra para participar en exposiciones y eventos que organizan asiduamente por todo el país.  Sobre el mercado, casi todo lo vendo fuera, Europa, EEUU y Asia. En España vendo muy poco. Trabajo con un par de galerías de aquí y dejo en sus manos el tema de las ventas.

 

 

 

Judas Arrieta, Judas 5x5M, 2008. Cortesía del artista

 

 

P. En 2007, durante tu estancia en Beijing, creaste MA Studio, el primer programa de residencias dedicando principalmente a artistas españoles. ¿Cómo valoras esta experiencia?

R. La valoro como una experiencia muy enriquecedora. Cuando llegué a China en el 2005 me encontré con un país increíble, una ciudad en construcción, viva y en crecimiento. A nivel artístico tenían una larga historia y en ese momento empezaba un repunte de lo que podríamos llamar arte contemporáneo chino. Beijing estaba lleno de poblados de artistas, zonas de galerías, era un terreno virgen a la espera de ser colonizado. Había mucho dinero y se invertía en arte, así que, bueno, era un momento en el que había que estar en Beijing. En esa época me dieron el premio de Caja Madrid e invertí lo ganado en montar un estudio y crear un programa de residencias. En 7 años pasaron unos treinta artistas españoles y montamos más de treinta exposiciones dentro y fuera del estudio. La que recuerdo con más cariño fue la que realizamos con diez artistas chinos y diez españoles en el 798 Art Space, una de las galerías más importantes de la capital China.

 

 

 

Judas Arrieta, Calamari, 2010. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué movimiento artístico encajarías tu obra?

R. Paso de movimientos artísticos, mi obra refleja una generación de personas que ha crecido pegada al televisor, los cómics, el cine, y sobre todo a una generación que ha vivido una evolución en la forma de disfrutar día a día de la vida. Lo que está claro es que en estos momentos mi trabajo se mueve en círculos relacionados con el arte urbano. Aunque, bueno, yo me considero un amante de la pintura pura y dura. Lo que pasa es que no pinto con óleo, siempre he hecho apología de los rotuladores, son mucho más inmediatos. Trabajo muy muy rápido y no me mola esperar a que se sequen las cosas. Por eso, tal vez, también trabajo en muchas cosas a la vez. Podría decirse que soy multitask. Menos aburrir y aburrirme, cualquier cosa.

 

 

 

Judas Arrieta. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuáles son tus principales referencias dentro y fuera de la Historia del Arte?

R. Como he estudiado Bellas Artes, y es en la Universidad donde decidí convertirme en pintor, la Historia del Arte es una de las principales referencias, que se ha hecho y que hay por hacer. Me refiero a reflexionar como artista cuál es mi lugar en la Historia del Arte, no por quedar reflejado en ella, sino por dar un sentido a una elección de vida. Y luego representar lo que sucede a nuestro alrededor, no solo representándolo, sino también reflexionándolo. Con esto quiero decir que como artista hay que ser consciente de que vivimos en un mundo en un continuo cambio de social, tecnológico, de formas de entender y disfrutar la vida.

Así, para mí, hay cosas que me parecen importantes reflejar en mi trabajo, asuntos personales, que dan mi punto de vista de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor. Y la inspiración viene de todas partes: Historia del Arte, avances tecnológicos, otras artes, cine, cómic, ilustración, literatura, miles de artistas, juguetes, videojuegos… Dentro del mundo del arte soy un loco de los pintores vanguardistas como Picabia (dadaístas), los alemanes de los años noventa, Polke, la generación de los enfants terribles, como Martin Kippenberger y los hermanos Oehlen; en EEUU, Pollock, Basquiat, Larry Rivers. A parte del arte me inspiran mucho los directores de cine, ilustradores o dibujantes de cómic. Actualmente con Internet y las redes sociales, hay miles de artistas a los que sigo, las cosas que te puedes encontrar en la red son increíbles. El mundo está lleno de monstruos creativos a los que adoro y de los que soy un auténtico fan.

 

 

 

Judas Arrieta, Obra de la exposición Boiseland. Cortesía del artista

 

 

 

 

P. ¿Recuerdas cuál fue la exposición que más te impactó de todas las que has visitado?

R. La exposición que más me ha impactado no la he visto pero me compré el catálogo: Gosse du Peintre de Beat Takeshi Kitano en la Fundación Cartier de Paris en el 2010. Admiro todo el trabajo y trayectoria de Takeshi Kitano, esta expo y su peli Aquiles y la tortuga son una especie de terapia para egos artísticos [risas].

 

 

 

Judas Arrieta, Moneda Rota, 2013. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Tienes alguna rutina para ponerte a trabajar?

R. Me gusta trabajar en casa, tengo una habitación donde dibujo y pinto piezas de formato pequeño. Soy padre de familia y me encargo de los quehaceres de la casa. Me encanta cocinar y comer, mi barriguita lo atestigua [risas]. Mi profe de procesos pictóricos decía que pintar y cocinar van de la mano, creo que ser euskaldun también influye. Normalmente dejo a Keiko, mi hija, en la escuela y suelo trabajar por las mañanas. Las tardes las paso con ella y hacemos de todo. La llevo a clases particulares, jugamos, pintamos, vemos dibujos animados, lo que sea me nos aburrirnos. Después de la cena curro por las noches otra vez. Siempre trabajo con música, ¡japonesadas mayormente! Mientras dibujo, pinto o trabajo siempre elijo yo mi banda sonora.
Desde que nació Keiko, hace 7 años, muchos de mis cuadros y dibujos tienes cosas pintadas por ella. Me encanta que haga cosas en los cuadros.

 

 

 

Judas Arrieta, Endless fury, 2012. Cortesía del artista

 

 

 

P. Tu hija estará encantada con el trabajo de su padre, ¿no?

R. Sí, por el momento sí. Luego hay otra faceta que es la de canalizar mi trabajo, comercializarlo. No todo es pintar y disfrutar.Con lo que vendo con las galerías que trabajo en España es complicado sobrevivir, aprecio el trabajo que hacen y sé que hemos pasado años complicados, pero un 70% de mi trabajo tiene poco que ver con estar en el estudio pintando. Ese 70% de mi tiempo se centra en promocionarme en redes, escribir proyectos, llamar a puertas, buscar clientes por todo el mundo. Yo lo llamo “la pesca”.

Creo en mi trabajo, creo en lo que hago y quiero vivir de ello, así que todos los días, o muchos días, me quedo sin pintar o dibujar, porque hay que mover el trabajo que uno tiene hecho y, bueno, como te he contado, hoy se puede hacer desde cualquier sitio, ya que mi mercado, mis clientes y la gente que me sigue y compra mi trabajo, está por todo el mundo y a estos hay que cuidarlos.

 

 

 

Judas Arrieta, Ultra Q Vol.2, 2013. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Puedes desvelarnos en qué estás trabajando ahora y si tienes alguna exposición a la vista?

R. Ahora estoy trabajando en una serie de cuadros y dibujos sobre Popeye para una exposición en Beijing con Yo!Gallery, la galería que me representa en China. Este año organizan un gran evento expositivo en el que hay artistas de todo el mundo y en el que se une arte, moda y diseño.

También voy a pintar un mural en un hotel nuevo que inauguran en Bilbao en breve y estoy trabajando con varias tiendas online con prints y obra gráfica. En Madrid trabajo con La Fiambrera y estoy preparando varias obras para las exposiciones colectivas que organizan este año 2019. Hay más cosas pero sin cerrar… ¡el arte consiste en no pararse! [risas]

 

 

 

Judas Arrieta, Honey Badger Takes Over Switzerland. Cortesía del artista

 

 

 

P. Y por último, ¿qué consejos le darías a alguien que se quiere dedicar al mundo del arte?

R. Que disfrute con lo que tiene, que no se preocupe por lo que tienen otros, que sueñe, que aspire a todo, que curre, que sea auténtico, que defienda su trabajo a capa y espada y que solo regale cosas a los que quiere y le quieren [risas]. Es muy importante que sepamos valorar nuestro trabajo como debe ser, si no lo hacemos nosotros no esperemos que otros lo hagan.

 

 

Puedes ver más obras de Judas Arrietas en su página web o en su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.