El artista nos habla de su proceso creativo y de su trayectoria
Santiago Ydáñez (Puente de Génave, Jaén, 1969) es uno de los artistas españoles más valorados de la actualidad. Su trabajo se caracteriza por un gesto personal lleno de fuerza y movimiento y un cromatismo particular de colores terciarios que lo hace único.
El artista fue becado por el Colegio de España en París en 2001 y por la Fundación Botín en 1998. También fue galardonado con varios premios importantes, entre ellos el Premio BMW de Pintura en el 2018.
La fuerte personalidad de su obra traspasa fronteras y llega a cualquier espectador que ve en su trabajo un modus vivendi, caracterizado por un gran bagaje cultural y una mirada universal, sin alejarse de su infancia y del arraigo a su tierra.
En pintura, Ydáñez es capaz de mostrarnos la espiritualidad más elevada y la carnalidad más mundana. Un artista que parte de la naturaleza para comprender un mundo, muchas veces hostil, transformándolo en potentes imágenes que van más allá de sus soportes, para quedarse en el imaginario colectivo de una Historia del Arte que se escribe a diario. Charlamos con él sobre su vida y obra.

P. Tu conocimiento de la naturaleza parte de tu infancia en el pueblo. ¿En qué medida crees que continúa ese niño en el devenir de tu trabajo?
R. Yo creo que cada vez más, no paramos de hacer el gamberro. Eso sí, con tacto. Nunca he perdido la conexión con mi tierra. Allí tengo a mi familia, mis amigos de la infancia y mi taller de referencia.

P. Utilizas una técnica casi expresionista para realizar figuración. ¿En qué etapa vital has logrado dar con este camino tan fértil?
R. Empecé a pintar algo tarde con 19 años. Mi primera vocación fue la de paleontólogo. En mis comienzos ya utilizaba colores terciarios, que casualmente coincide con los colores de los paisajes de la zona donde vivo, a caballo entre Sierra Morena y La Sierra de Segura. En cuanto al gesto también similar, quizás ahora con más registros.

P. Gracias a esta técnica eres capaz de asumir grandes formatos, con lo que parece, mucha facilidad en una suerte de «danza» que aún le da más personalidad a tus obras. ¿Cómo afrontas estos retos de gran tamaño?
R. Con mucha concentración y cambiando de brochas. Es una batalla física así que debo haber dormido bien. La pieza de Caravaca de la Cruz que realicé para Místicos mide 14 x 8 metros y la pinté en dos horas y media. Tuve agujetas cuatro días.

P. Sin embargo, tus obras más pequeñas, como esas pinturas en las cajas de cuchillos, poseen una poética especial. ¿Cómo llegas a este formato tan maravilloso?
R. Estos últimos 15 años los he repartido entre Berlín, Puente de Génave, Granada y Málaga. En Berlín hay unos mercadillos maravillosos, allí empecé a comprar libros antiguos e intervine alguno y de ahí pasé a otros objetos también del pasado. Empecé a trabajar sobre la iconografía centroeuropea relacionándola con la mediterránea y con la mía personal en el 2013 en una expo que hice en la galería Invaliden1 llamada Nieve sucia (en alemán). Más tarde (hace dos años) hice una expo sólo con objetos intervenidos en la Galería de Viena Mario Mauroner que se tituló Crossing haciendo referencia a ese diálogo de culturas.

P. En relación a esa exposición de la que hablabas, Místicos, comisariada por Nacho Ruiz, dejas patente tu mirada más espiritual. ¿Te reconoces religioso o por el contrario crees que la espiritualidad va más allá de las religiones pautadas por los hombres?
R. Sin duda creo que la espiritualidad no es patrimonio de la religión, solo es un camino más. No soy religioso.

P. Durante la exposición El corazón manda en el CAC, varias obras tuyas mostraban escenas zoofílicas y algunas voces se alzaron contra ti dejando patente el total desconocimiento de ciertas temáticas mitológicas u otras manifestaciones artísticas con la misma temática. ¿Por qué crees que la gente prefiere censurar antes que comprender?
R. Bueno, es un caso particular de una chica muy joven con cierta sensibilidad para unas cosas y nula para otras. Fue más cómico que otra cosa.

P. Trabajas entre Berlín y Jaén. ¿Cuáles son las grandes diferencias que ves entre el sistema que sostiene el arte español y el alemán?
R. Alemania es un país que aún con sus oscuras lagunas tiene una tradición democrática mucho más larga que la nuestra y mima la cultura y la educación mucho más que nosotros. Están directamente en otra esfera. Por ejemplo, en educación para ser profesor de Arte priman los méritos artísticos sobre los académicos, invitan a los mejores artistas del país a ser profesores y súper bien pagados. En España la burocracia académica gobierna la universidad y con unos sueldos ridículos.
Para empezar desde la educación ya nos llevan mucha ventaja. Partiendo de ahí y con un país más potente económicamente que el nuestro la suerte está echada. En general el mundo del arte es un reflejo de lo fuerte que es tu país. Grandes países colocan a sus artistas en grandes museos y grandes galerías. Hablo siempre en general.

P. ¿Cómo te preparas para trabajar?
R. Suelo trabajar con luz natural de 10 a 13 y de 17 a 20. Eso en el pueblo, que es donde más trabajo últimamente. Suelo poner según periodos la misma música como clave de concentración. Trabajo muy rápido, esto me permite ofrecer mis servicios in situ, cuando quiero conocer un país o ciudad que no conozco, una suerte de «pintura a domicilio».

P. ¿Qué crees que no enseñan en la facultad de Bellas Artes y que sí deberían?
R. Creo que debería estar más vinculada con profesionales del mundo del arte que con meros docentes. Hablo de la tónica general ya que algunas facultades, como la de Cuenca, sí que hicieron un esfuerzo en ese terreno.

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?
R. Yo no me quejo, aunque todos queremos más.

P. ¿Qué exposición, de todas las que has visitado, crees que te ha impactado más?
R. Me volvió loco La caja entrópica de Francesc Torres en el MNAC.

P. Tú eres referente para muchos artistas pero, ¿cuáles son tus referentes?
R. Uno de los motores de mi trabajo es la infancia y todo lo que la rodea (paisajes, gente, ritos…). Y luego todo la Historia del Arte. Me apasionan las pinturas rupestres por su naturalidad, potencia y, a veces, delicadeza. Me nutro de todo: literatura, cine, artes plásticas y también de mi entorno sea rural o urbano. Del presente, del pasado. Bueno, lo normal. Los escritores germánicos como Thomas Bernhard, Robert Walser, artistas centro europeos con Roman Signer, que es muy divertido y entrañable. El Siglo de Oro español, el Romanticismo… son tantas cosas.

P. ¿Qué opinión te merecen las exposiciones solo de mujeres?
R. Poca. Si es buena artista o me llega pues bien. Básicamente igual que si fueran exposiciones de hombres. No creo que hagan mucho bien al arte ese tipo de eventos. El otro día vi en Berlín una exposición de una gran pintora alemana de entre guerras: Lotte Laserstein. Está en la Berlinische Galerie que es un museo de Berlín. Admirable.

P. ¿Cómo ves el panorama del arte español?
R. España es un país con unos artistas súper buenos pero donde no es fácil vivir del arte.

P. ¿En qué estás trabajando ahora?
R. Me he venido un mes a Berlín a relajarme pero he pintado bastante por compromisos con galerías. He pintado algunas piezas para Rarity Gallery en Mikonos y otras para Galería Estéreo en México. También alguna para Javier López & Fer Francés con los que debuto en noviembre.
P. La vida sin arte sería…
R. …menos chisposa.
Puedes ver más obras de Santiago Ydáñez en su página web y en su perfil de Instagram.