Guillermo García Cruz: «Tengo la necesidad de que la obra se extienda y habite el espacio»

María von Touceda Por María von Touceda
19 Min lectura
El artista uruguayo nos habla de su carrera y de su proceso creativo

La mirada incisiva de Guillermo García Cruz (Montevideo, 1988) se dirige hacia cuestiones institucionales sin que estas pierdan el atractivo estético del que hace gala el artista uruguayo.

García Cruz sostiene un discurso de peso abalado por un amplio currículum tanto en gestión cultural, docencia y expositivo. Esto hace que la rotundidad de su trabajo se reconozca en cada una de sus piezas.

Sus obras son de carácter conceptual, en las que el espectador puede deleitarse a través de la pureza de una estética muy cuidada o indagar en las razones que llevaron a este artista a concebirlas.

Interesado en la estética y la filosofía del arte, García muestra un profundo conocimiento teórico que se extiende al ámbito institucional, y universaliza estos cuestionamientos en todas sus obras.

Como director del MAG, Espacio de Arte en Montevideo y profesor en Universidad Católica del Uruguay (Licenciatura en Artes Visuales) su conocimiento sobre el estado del contexto artístico va más allá del que puede tener un artista visual, puesto que indaga en un lado y en el otro del telón que separa lo práctico de lo teórico. Hablamos con él sobre los porqués de su obra.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Proyecto Isla de las Gaviotas, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. En tus obras atraviesas varios planos de entendimiento: el estético y el institucional. ¿Qué te ha llevado a trabajar sobre esta temática?

R. Desde niño me ha interesado mucho el mundo del arte, si bien mi aproximación es desde el dibujo y la pintura, hace un tiempo comencé a interesarme en la filosofía del arte y en las grandes preguntas que se plantean sobre su funcionamiento. Fue allí cuando empecé a tener un abordaje diferente, más conceptual, y a trabajar más directamente desde la idea, por eso conscientemente comencé un proceso de desarrollo que me llevó a interesarme por el asunto de la validación institucional. Me parece que trabajar de manera metalingüística es una buena manera de generar preguntas sobre lo que pasa hoy en el arte contemporáneo. Y, si bien es arte que habla sobre arte, tiene varias capas que intencionadamente se extienden a otros planos fuera del mismo, dependiendo de la indagación en la que profundice el interlocutor.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Untitled Space, 2018. Espacio de Arte Contemporáneo, Montevideo. Vistas de la instalación. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿A qué se debe la elección de los colores flúor en tus piezas?

R. Continuando con lo que comentaba anteriormente, este trabajo tiene un trasfondo conceptual claro para mí, por eso la elección cromática no escapa a eso. En mis obras pictóricas el factor expresivo siempre está enfrentado a lo estructural, representado estéticamente como una pared en perspectiva. Entonces en esta relación de tensión, lo importante al final siempre es la estructura validadora, es por eso por lo que utilizo el color amarillo neón para ello, que en nuestra cultura occidental es el color del subrayador, el que marca lo importante en una situación visual. Así, la metáfora va en la dirección de que al parecer no es tan importante lo que pase en términos pictóricos o expresivos, siempre la importancia va a estar en el espacio de validación, hacia allí va la pregunta.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Wall VIII, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué aportan los neones a tu discurso?

R. Hace un tiempo que tengo la necesidad de que la obra se extienda y habite el espacio, entonces las líneas amarillas de neón son una manera de representar la estructura de manera volumétrica. Aunque esta serie de trabajos de neón refiere a otro aspecto de la arquitectura institucional, habla del espacio anterior, de la arquitectura fantasma que alguna vez habitó ese lugar. Pero la intención es la misma, generar un cuestionamiento sobre el poder institucional de un lugar en particular. Esta vez relativizándolo a través de la presencia de su función anterior.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Proyecto Evidencia, 2019. EAC Uruguay. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Dónde encuentras la inspiración?

R. Hace un tiempo entendí que en mi caso la inspiración viene de todo el trabajo anterior, veo mi trabajo actual como un proceso que proviene de una larga investigación previa y que hoy me lleva a estar trabajando estos temas. Y, por otro lado, una gran fuente de inspiración son las charlas y las opiniones de mis colegas, yo creo que ese feedback ha sido fundamental para pulir y trabajar la idea y que se materialice en algo tangible con una estética y un objetivo conceptual determinado.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Disruption I, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuáles crees que son las grandes diferencias entre la escena artística americana y la española?

R. Creo que en Estados Unidos la diferencia mayor es el tamaño del mercado, eso permite que haya artistas de diferentes niveles y que todos tengan un lugar donde mostrar su trabajo. Si bien la cantidad de artistas en Nueva York es muy grande y la competencia más, también lo es la cantidad de oportunidades. Obviamente el techo es mucho más alto y llegar al nivel de los artistas trascendentes allí es lo más difícil del mundo, pero hay varias instancias intermedias que lo hacen una ciudad muy interesante en cuanto a oportunidades para artistas. Por otra parte, en mi experiencia, la ventaja de Madrid justamente también viene de la mano del tamaño del mercado, un mercado más pequeño tiene sus ventajas si uno le busca el aspecto positivo, aquí es más accesible poder hablar con los curadores, galeristas y colegas artistas. He encontrado un recibimiento mucho más cálido y abierto por parte de los colegas, tal vez por la similitud cultural, y las oportunidades de las que hablaba anteriormente se han dado naturalmente. Y, además, siento que al ser un mercado cultural menos denso, la exigencia para los artistas es mayor, las curadurías son más serias y no es tan fácil exponer en los pocos sitios que hay, comparado con Nueva York.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Disruption VIIB, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus referentes más directos?

R. A pesar de que claramente no está relacionado con la estética que trabajo, uno de los artistas que más me ha inspirado es Chuck Close, más allá de su trabajo, por su capacidad de transformación, incluso mi formación es como retratista académico y en su momento también fue un referente estético. Hoy en día estoy más abocado al arte minimalista y conceptual, es por eso que mis últimas series están muy influenciadas por el estudio de Malevich por ejemplo. Antes pensaba que el cuadrado negro no significaba nada, pero luego de estudiarlo mucho me di cuenta que, por el contrario, lo significa todo. Y en este momento estoy investigando un poco más el tema de la luz, el land art y los artistas instalativos, por eso últimamente he estado leyendo mucho sobre Dan Flavin, Sol Lewitt y James Turell, por ejemplo.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Wall II, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Recuerdas cuál fue la exposición, de todas las que has visitado, que más te impactó?

R. Una de las que más me impactó se llama La menesunda, es la recreación de un recorrido realizado por primera vez en el año 1965 por la artista argentina Marta Minujin. Sobre todo, me impresionó como se puede hacer arte a través de la experiencia sensorial del espectador y no del objeto en sí mismo y como la obra no había envejecido conceptualmente en absoluto luego de 55 años.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Wall I, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Crees que la docencia aporta nuevos conceptos a tu trabajo?

R. Sí, la docencia para mí es un intercambio constante de información y experiencia, es por eso que sobre todo en mi escuela de arte, donde mi estudio se ve intencionalmente desde la clase como un escaparate (para que los alumnos vean el devenir de los proyectos) recibo un feedback constante de su parte y es algo que aplico frecuentemente en mi trabajo.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Wall V, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué cambiarías del sistema universitario uruguayo?

R. En Uruguay hay dos escuelas universitarias de arte, La Escuela Nacional de Bellas Artes y la nueva licenciatura en Artes Visuales de la Universidad Católica del Uruguay. En la primera participé durante unos años como alumno y cambiaría un poco el sistema de asignaturas y la duración, ya que hay una asignatura por año y la licenciatura dura 6 años en lugar de 4 y allí recién puedes acceder a un máster. Y en el segundo caso donde participo como docente, afortunadamente tengo la oportunidad de generar o proponer los cambios desde mi trabajo, activamente. Lo cual me tiene muy entusiasmado como profesor, ya que son muy abiertos a los mismos, lo que si me gustaría es que como carrera nueva se pueda promocionar por si misma a través del trabajo de los recientes egresados para aumentar considerablemente la matrícula, pero claro eso lleva tiempo y está recién empezando a ocurrir.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Wall VI, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué te hubiese gustado aprender en la Universidad que luego has visto que te hacía falta para desenvolver tu carrera como artista?

R. En Uruguay hay cierto prejuicio sobre el mercado de venta del arte, por lo cual no se enfatiza en las estrategias de aproximación a los espacios de galería, hablar de eso es casi mala palabra.  Por el contrario, recuerdo que hace un par de años un colega que estudio arte en una Universidad de Francia me contaba como en una asignatura cada semana un galerista diferente iba a visitarlos y contarles a los alumnos como debería ser su approach si querían formar parte de su espacio, lo cual le ayudó mucho a él luego de graduarse. Entonces me parece que lo que falta es la preparación para el mundo laboral en el arte y el aprendizaje de las estrategias que pueden llevar a que uno viva de su trabajo.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Disruption VIII, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo te preparas para trabajar?

R. Generalmente cambio mucho de modo y de ritmo de trabajo porque depende mucho del espacio y la ciudad donde esté preparando la exposición, pero algo que intento repetir es el orden en los horarios, me levanto, desayuno y luego de eso hago el trabajo con el ordenador, responder mails, armar proyectos, redactar ideas, etc., así que mi trabajo con la pintura generalmente se da en la tarde después de almorzar y preparar todo en el estudio. De todos modos, en el momento que trabajo más intensamente es en la noche, cuando me quedo solo y concentrado.

Por otra parte, disfruto mucho también cuando hay compañeros de taller cerca y es algo que necesito para poder estar motivado. Mi forma de trabajo en el estudio es bastante práctica porque generalmente planifico todo con antelación y el estudio es el momento de la ejecución de esas ideas. Lo cual no quita que al enfrentarme a ciertos resultados que nunca son los imaginados totalmente, eso me dé lugar a cambiar de rumbo estético o conceptual de manera bastante frecuente.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Wall IV, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo arte?

R. Primero que se hable de ello y el tema esté sobre la mesa, luego a través de la revisación de la historia del arte y el redescubrimiento del rol de las mujeres que trabajaron bajo las sombras o que no se conocieron por ese mismo asunto, como ha ocurrido últimamente por ejemplo con las investigaciones sobre Hilma Af Klimt y otros casos.

Y, por otra parte, mirando hacia adelante, con la concientización de los artistas de las nuevas generaciones sobre la existencia y el enraizamiento profundo del tema, luchando contra la banalización que se pretende implementar en la opinión pública sobre ello, ya sea en el campo del arte como en otros campos.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Disruption II, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?

R. Creo que el mercado en Uruguay es muy pequeño, por eso los artistas que nos formamos allí buscamos ingresar en contextos más amplios. En este momento me encuentro más en una etapa de expansión en ese sentido, no puedo decir que tengo tan claro el funcionamiento de los grandes mercados pero de a poco comienzo a relacionarme con coleccionistas además de los compradores ocasionales.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Disruption IV, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué nuevos proyectos se vienen este 2020?

R. Por suerte este 2020 empezó con mucho trabajo y nuevos proyectos desde el inicio, he tenido una muestra individual en Madrid comisariada por Programa Taide, quienes han sido un factor fundamental para que me pudiera integrar al ambiente artístico de Madrid, actualmente se puede ver en Around Lounges Madrid.

Por otro lado, participo de una muestra colectiva sobre paisaje en uno de los centros de exposiciones que más me interesan de Montevideo, llamado Subte Municipal. Y en este momento me encuentro en NY inaugurando mi primera muestra individual con Latchkey Gallery.  Ahora el próximo proyecto que me tiene muy entusiasmado es el solo show que inauguraré en la Galería Impakto de Lima, en el cual ya me encuentro trabajando.

 

 

 

Guillermo García Cruz, Disruption V, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. El mundo sin arte sería…

R. Exclusivamente funcional, por lo tanto, imposible de sobrellevar para los que buscamos algo que vaya más allá de la superficie.

 

 

Puedes ver otras obras de Guillermo García Cruz en su página web y en su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.