Ivan Prieto: «Deformar el cuerpo es una manera de romper los límites»

María von Touceda Por María von Touceda
14 Min lectura
El escultor nos habla de su visión del arte en España

Cuando el imaginario de un artista se transforma en identidad, las obras adquieren vida propia, como es en el caso del trabajo de Ivan Prieto (O Barco, 1978).

Este artista gallego está licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y ha completado sus estudios en Hogeschool voor de Kunsten, Utrecht, Holanda.

Con base entre Berlín y Valdeorras, sus trabajos de escultura y fotografía construyen una narración simbólica donde su personalísima estética marca la diferencia y crea una idiosincrasia única e irrepetible.

Ivan Prieto recrea un universo donde su imaginario se vuelve cercano al espectador. Sus obras narran las ensoñaciones del propio artista que acaban transformándose en universales.

El carácter de sus personajes tiene la capacidad de envolvernos en una narración abierta donde nosotros podemos interactuar emocionalmente con sus obras.

Prieto construye un mundo donde la libertad no es sólo una palabra que todos deseamos gritar, sino que es una realidad que podemos habitar y hacerla nuestra. Hablamos con él sobre su proceso creativo.

 

 

 

Ivan Prieto, Peggy’s mood, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. Por la deformidad de las figuras que moldeas se crea una sensación de inquietud que no deja indiferente. ¿Qué buscas en ese desasosiego?

R. Bueno, no sé si realmente pretendo crear desasosiego a través de la deformidad. Para mí, deformar el cuerpo es una manera de romper los límites, de poder imaginar formas extremas, pero pensando también en la belleza de éstas y de lo diferente. Hay algo de expansión y libertad, al igual que sucede en una frase jazzística improvisada. Quizás lo inquietante reside en la atmósfera de algunas instalaciones y las relaciones entre personajes.

 

 

 

Ivan Prieto, Bailarina en amarillo. Cortesía del artista

 

 

 

P. Muchos de tus personajes llevan orejas de conejo. ¿A qué se debe esa infantilización de tus esculturas?

R. El tema de las orejas hace referencia a la identidad. Creo que nos ponemos diferentes disfraces para hacer frente a la existencia y las diferentes situaciones. Tenemos muchas caras y tendemos a transformarnos en un animal. Algunas veces somos cerditos, otras conejitos… El conejo viene a simbolizar el exceso y lo sexual. Aunque las últimas piezas las llamo orejudas/os y las orejas se convierten en globos. Imagino que escuchan el silencio.

 

 

 

Ivan Prieto, Rabbit in yellow, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. Trabajas la cerámica, el metal y la fotografía. ¿Qué te aporta cada una de estas técnicas?

R. Cada material es un mundo, con sus particularidades y limitaciones. Las diferentes técnicas en definitiva te sirven para materializar las ideas que están en tu mente. Cuantos más medios utilices, más se enriquecen las ideas. Es como si tuvieses una paleta más amplia para diversificar el trabajo. Así la cerámica te permite jugar con formas blandas, cortar y pegar a modo de collage y trabajar de una manera directa, así como usar esmaltes muy coloridos. El metal es un elemento más sobrio y pesado. Los cuerpos se vuelven objetos o juguetes de cuerda. En cambio, la fotografía es una manera de documentar, crear atmósferas e integrar las figuras en espacios reales para hacerlas más creíbles. Es como imaginar posibles escenarios decadentes.

 

 

 

Ivan Prieto, Pasen y vean… ¡lo nunca visto!. Cortesía del artista

 

 

 

P. A veces recreas relatos con tus figuras, ¿de dónde partes para las narraciones que construyes?

R. Mi manera de trabajar y narrar es muy intuitiva. La mayoría de las veces no hay una historia concreta. La historia se va revelando en el proceso. Es como si el hecho de abandonarse a la intuición conectarse con esa parte del subconsciente donde están las ideas y sabiduría que desconocemos. Es a posteriori cuando las piezas adquieren un verdadero significado.

 

 

 

Ivan Prieto, El vouyeur, Galeria K, Madrid, 2004. Cortesía del artista

 

 

 

P. Cuando trabajas en cerámica sueles usas colores muy llamativos, ¿existe alguna búsqueda emocional o simbólica en la elección de estos cromatismos?

R. Mis primeras esculturas fueron siempre muy coloristas, pero durante unos años se transformaron en ocres y grises monocromos ya que quería desnudarlas y hacerlas más sobrias. En estos últimos tiempos he retomado el color con más fuerza. Los personajes así tienen dos lecturas. Una primera vitalista y festiva enfatizada por el color y una segunda más melancólica que deja paso a seres frágiles que buscan el equilibrio. Hay en el color algo de tragicomedia.

 

 

 

Ivan Prieto, Cabezudos. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué medida crees que han ayudado las redes sociales a dar a conocer tu trabajo?

R. Hay una parte de mi trabajo que se ha dado a conocer a través de las redes y se ha traducido en proyectos internacionales. Las redes no dejan de ser una buena plataforma para que te vean en todo el mundo. Pero desconozco el verdadero impacto que éstas hayan podido tener ya que procuro estar pendiente de las redes en su justa medida.

 

 

 

Ivan Prieto, Dolor, 2014. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué es para ti la belleza y dónde crees que reside?

R. Para mí, la belleza reside en lo diferente y no del todo aceptado. Me gustan los contrastes, la sombra… el cuerpo que no está estandarizado. La belleza de lo rugoso, la curva y los extremos. El misterio de lo bello que no suele corresponderse con la belleza impuesta socialmente. Pero esto es sólo una parte. Hay belleza en todas las cosas, sólo depende del ojo que mire.

 

 

 

Ivan Prieto, Birth (Más dura será la caída), 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. Necesito trabajar durante el día y suelo repartir el trabajo durante las mañanas y las tardes. Me gusta aprovechar la luz natural y la vitalidad del día. Normalmente escucho música, sobre todo autores contemporáneos de jazz, pero en muchos momentos hay silencio en el estudio, ya que mi trabajo lo contemplo como una meditación. Los últimos meses he trabajado en Valdeorras, en una casita de campo conectada con la naturaleza. La creación sucede en un espacio de soledad y retiro, alejado de estímulos. A lo largo del día hablo con mis gatos y doy largos paseos en bici (cultivo mi vida interior). Berlín era todo lo contrario, trabajar con muchos artistas y estar siempre hacia afuera.

 

 

 

Ivan Prieto, Magenta. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. Creo que los referentes están muy presentes en el período de formación, pero con el paso del tiempo dejas de pensar en estos artistas y te centras en ti mismo. Cuando estaba en la universidad me fijaba en Leiro, Juan Muñoz, Kienholz, Segal. Ahora creo que retengo cosas de muchos artistas que están en las redes, un simple post de Instagram puede ofrecerme ideas interesantes.

 

 

 

Ivan Prieto, Casilleros. Cortesía del artista

 

 

 

P. Trabajas entre Ourense y Berlín, ¿cuáles crees que son las principales diferencias en el trato a los artistas por parte de las dos ciudades?

R. No encuentro mucha diferencia en el trato hacia los artistas en ambos contextos, o al menos hacia los artistas no consagrados. Al final los artistas tenemos que buscarnos la vidilla e ir sobreviviendo como podemos en cualquier parte del mundo. Pero por supuesto la escena berlinesa es completamente diferente y más enriquecedora. Con miles de artistas en la ciudad y asociaciones que fomentan estudios a precios razonables. Así como talleres con maquinaria para realizar proyectos y cientos de lugares donde realizar exposiciones a nivel underground. Sí que se vive un mayor interés hacia la cultura y el gobierno da soporte al artista. Sí existe la consideración de ser artista a ojos del estado. En Galicia no hay mucho que decir acerca del panorama y menos a nivel institucional, pero siento que aquí hay mucha gente de a pie fiel a la cultura.

 

 

 

Ivan Prieto, Berliner Punky, 2013. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te ha impactado más?

R. En el 1999 visité la exposición de Louise Bourgeois en el Reina Sofía. No conocía su obra. Realmente me fascinó e impresionó. No sólo las atmósferas que recreaba en sus instalaciones. Me llamó poderosamente la atención el olor que desprendían. Era un deleite para los sentidos con toda su crudeza y dramatismo.

 

 

 

Ivan Prieto, Red rabbit, 2018. Cortesía del artista

 

 

 

P. Si sólo pudieses comprar una obra de un artista coetáneo, ¿de quién sería?

R. Una obra de Berlinde de Bruyckere.

 

 

 

Ivan Prieto, Deformed, 2014. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. Para combatir el machismo hay que acudir a todos los ámbitos, no solo el artístico, e ir a la raíz del problema: la educación. Mientras se siga educando a través de un modelo patriarcal cuya finalidad es que formemos parte del engranaje del sistema capitalista mal vamos. Necesitamos más escuelas para la vida.

 

 

 

Ivan Prieto, Aparición. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado artístico?

R. Mi relación es buena con el mercado. Me siento afortunado de haber vivido siempre de este oficio y poder realizarme en lo que me gusta y siento que mi trabajo ha sido aceptado por el público que me rodea. Siempre he tenido en cuenta la idea de arte para la gente, para todo el mundo, y no me han faltado coleccionistas de diferentes ámbitos. No podría quejarme. Mi mercado son personas que les llega mi obra y deciden que ésta le acompañe para hacer más bella sus vidas. No puedo pedir más.

 

 

 

Ivan Prieto, Sin título. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Ahora estoy preparando una serie de bustos que combinan la figura humana con elementos naturales tipo hortalizas y vegetales denominadas Esculturas Comestibles. Si todo va bien con la situación coronavirus se verán expuestas el año que viene en Versalles.

 

 

 

Ivan Prieto, El Recuerdo. Cortesía del artista

 

 

 

P. El mundo sin arte sería…

R. Un lugar con el alma empequeñecida.

 

Puedes ver más obras de Ivan Prieto en su página web y su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.