“Su trabajo ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales de una esencia profundamente humana”, comunicó el Jurado
La artista que revolucionó la performance, Marina Abramović (Belgrado, antigua Yugoslavia, 1946) ha ganado el premio Princesa de Asturias de las Artes 2021.
«La vida de un artista no es tarea fácil. Requiere sacrificio personal, plena dedicación y compromiso con su trabajo. El Premio Princesa de Asturias es un gran honor y reconocimiento en este momento de mi vida y carrera. Me siento conmovida, honrada y orgullosa de haber recibido este prestigioso premio», dijo Marina Abramović desde Nueva York este 12 de mayo de 2021.
El jurado convocado por la Fundación Princesa de Asturias se ha reunido en videoconferencia debido a la pandemia. Concurrieron a este galardón, el primero de los ocho Premios Princesa de Asturias, 59 candidaturas de 24 nacionalidades.
La candidatura de Marina Abramović ha sido propuesta por María Sheila Cremaschi, directora del Hay Festival Segovia (Hay Festival of Literature and Arts, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2020).
Presidido por Miguel Zugaza Miranda, el jurado ha sido integrado por José María Cano de Andrés, María de Corral López-Dóriga, Dionisio González Romero, Blanca Gutiérrez Ortiz, Sergio Gutiérrez Sánchez, Lucas Macías Navarro, Ricardo Martí Fluxá, Fernando Masaveu Herrero, Hans Meinke Paege, Helena Pimenta Hernández, José María Pou Serra, Sandra Rotondo Urcola, Benedetta Tagliabue, Patricia Urquiola Hidalgo, Tadanori Yamaguchi, Aarón Zapico Braña y Catalina Luca de Tena y García-Conde, marquesa del Valle de Tena (secretaria).
«La obra de Abramović es parte de la genealogía de la performance, con una componente sensorial y espiritual anteriormente no conocida. Cargado de una voluntad de permanente cambio, su trabajo ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales de una esencia profundamente humana», comunicó el jurado.
«La valentía de Abramović en la entrega al arte absoluto y su adhesión a la vanguardia ofrecen experiencias conmovedoras, que reclaman una intensa vinculación del espectador y la convierten en una de las artistas más emocionantes de nuestro tiempo», concluye.
La artista está presente
Marina Abramović nació en Belgrado (Serbia, entonces Yugoslavia) el 30 de noviembre de 1946. Finalizó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Belgrado en 1970 y completó sus estudios de postgrado en la Academia de Bellas Artes de Zagreb en 1972. Los años siguientes enseñó en la Academia de Bellas Artes de Novi Sad.
Allí realizó sus primeras performances de éxito mundial como Ritmo (1974), obra con la duración de seis horas que ponía la artista en relación directa con el público. En la mesa, setenta y dos objetos estaban disponibles para ser utilizados por el público, entre ellos, una pistola.
Se mudó de Yugoslavia a Ámsterdam en 1976. En esta ciudad conoció a Uwe Laysiepen, Ulay, artista de performance con el que empezó a colaborar explorando los conceptos de ego e identidad artística, las tradiciones de sus respectivos patrimonios culturales y el deseo del individuo por los ritos.
En 1988 realizó con Ulay, The Great Wall Walk, un viaje espiritual que daría fin a su relación: ambos caminarían por la Gran Muralla china, comenzando cada uno por el extremo opuesto y encontrándose en el centro para darse el último abrazo.
Abrazo que solo ha sido el último en marzo de 2010, cuando Ulay hizo la última aparición en la performance de Marina Abramović, The Artist Is Present, en el MoMA de Nueva York. Él falleció el 2 de marzo de 2020.
De la performance, el trabajo de Marina Abramović llevó su trabajo a otros medios, como el video y la realidad mixta.
Invitada por la Serpentine Gallery de Londres en 2019, creó The Life, obra en realidad virtual que consideró una «extensión natural» de The Artist Is Present. Una que ahora se pregunta ¿y si la artista está en otro sitio?
