Pamen Pereira pone a los valencianos a soñar

Tras años sin hacer una intervención ‘ex profeso’ en la capital valenciana, Pamen Pereira trae al Centre del Carme ‘El final del sueño’, una exposición llena de misterio y poesía que reflexiona sobre el universo onírico de los frailes del Siglo de Oro

En el Centre del Carme de Cultura Contemporánea (CCCC) en Valencia, una llama brota en medio de una cama, aunque no la acaba de consumir. El ambiente es cálido, ligeramente oscuro y en el aire hay un suave olor a mirra. De fondo, se oyen los latidos de un corazón. Pamen Pereira. El final del sueño es una exposición que despierta todos los sentidos de sus visitantes. Y esa es solo una de las muchas paradojas que se pueden encontrar en la muestra.

De hecho, Pamen Pereira (Ferrol, 1963) se confiesa obsesionada en reconciliar las paradojas. Gallega afincada en Valencia, la artista presenta un trabajo polifacético y muy vinculado a la naturaleza.

“He hecho obras en piedra con granito, con chocolate, con cera, con cuernos de vaca y de toro o de oveja, con lana, con pelo, con semillas, con barro, utilizo muchas raíces. Pinto con el humo de las velas, sobre papel, madera o tela de terciopelo. Pero también con muchas otras cosas”, nos dijo la artista.

 

 

 

 

 

 

Esa versatilidad de la artista para transitar entre distintos materiales se vuelve patente en la exposición Pamen Pereira. El final del sueño. Hay instalaciones flotantes, esculturas hechas con huesos, objetos variopintos y dibujos sobre partituras musicales. Todo ello reunido para hablar sobre los misterios del sueño.

Puesto que el sueño es el acto de dormir, el reposo, la inacción, la suspensión de los sentidos y movimientos voluntarios. Pero, a la vez, se refiere también a los sucesos o imágenes que se representan en la fantasía de alguien mientras duerme. En la fase final del ciclo de sueño (REM), en particular, hay gran actividad cerebral. Para reconciliar esa paradoja, nadie mejor que Pamen Pereira.

 

 

 

 

 

 

Un dormitorio místico

 

Mucho antes de convertirse en un espacio cultural, el Centre del Carme fue un convento carmelita. La sala que acoge las más recientes obras de Pamen Pereira era el antiguo dormitorio de los frailes que ahí habitaban. «Me gusta trabajar sobre el lugar y hacer obras específicamente para un espacio concreto, muy especialmente en este caso tan peculiar», comenta ella.

En su investigación sobre el sitio, la artista se encontró con dos figuras clave. Una de ellas fue el profeta Elías, quien, por sus experiencias en el Monte Carmelo, inspiró la orden. El segundo fue el escritor religioso Juan de la Cruz. Cofundador de la orden de los Carmelitas Descalzos, él es considerado uno de los autores más destacados de la mística española.

Son de ese poeta los versos estampados en una de las paredes de la exposición. Asimismo, la obra Por aquí no hay camino trae grabadas en bronce algunas de las palabras de Juan de la Cruz. De hecho, ese gran pasamanos torcido –obra central de la muestra– está inspirado en los dibujos del Monte de la Perfección hechos por el religioso.

 

 

 

 

 

 

El fuego y el reposo

 

Según la tradición cristiana, Dios consumió con fuego la ofrenda que le hizo el profeta Elías en la cumbre del Monte Carmelo. Más tarde, cuando decidió alzar Elías al cielo, Dios envió un carro de fuego con caballos de fuego. “Llevaba ya algún tiempo trabajando con el fuego, así que fue una sincronicidad muy interesante”, dijo.

El año pasado, por ejemplo, la artista presentó La sospecha del fuego y El fuego y el reposo I y II. Un par de zapatos en llamas y un par de dibujos hechos con humo de vela, respectivamente. “En la imagen del fuego aparece la preocupación por la duración de la materia, la naturaleza efímera del ser humano, y la evidencia de la fugacidad del mundo. Y es también sinónimo de persistencia. Esta imagen ígnea es catarsis destructora pero también reveladora de la naturaleza cíclica de la materia”, comentó en esta ocasión.

Ahora, en Pamen Pereira. El final del sueño, la artista amplía esa noción, añadiendo a ese conjunto una nueva instalación. Una cama con la manta rasgada a la altura del corazón por donde sale una llama constante. En la pared al lado, están las palabras de Juan de la Cruz:

 

«Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres
¡rompe la tela de este dulce encuentro!»

 

 

 

 

 

Los pájaros y lo efímero

 

Los pájaros –especialmente, las golondrinas– aparecen en muchos trabajos de Pamen. En su más reciente exposición no es diferente. Quinientas golondrinas de resina se llevan volando una cama, en la obra Life, I’m your lover.

Según la artista, “los pájaros hablan del aire, del espíritu, de la gravedad, de lo ligero y de lo pesado, del vuelo, de lo efímero y de lo eterno. Cada uno que saque sus conclusiones, en cada instalación dibujo con ellos de manera diferente”.

Al investigar las influencias de la artista, encontramos, además, interesantes referencias al tema. Una de ellas viene de la mano de Gastón Bachelard en El aire y los sueños, libro que ha acompañado muchos viajes de Pamen Pereira.

En palabras del autor, “los pájaros son el pretexto del gran vuelo de nuestra imaginación. Lo que es bello, primitivamente, en el pájaro, es el vuelo. Para la imaginación dinámica el vuelo es una primera belleza”.

A su vez, su maestro zen, Dokushô Villalba, enseña que hace falta recordar que todo pende de un hilo. “A pesar de que la percepción común representa los objetos anclados en el espacio y en el tiempo, todo es tremendamente frágil. Todo pende de un hilo”, escribió Villalba.

 

 

 

 

 

 

Influencias externas en el sueño

 

Según los científicos, durante el sueño REM (fase final del ciclo de sueño), nuestro cerebro puede captar informaciones del exterior, del ambiente que nos rodea. De manera similar, la exposición Pamen Pereira. El final del sueño incluye diversas influencias externas de la artista.

“Pereira traslada sus viajes a su obra, y el público puede encontrar en ella una fuerte carga espiritual”, explicó el comisario de la muestra, Victor Segrelles.

Ejemplo de ello es la vitrina Nada, nada, nada, que complementa el espacio, dándole aires de habitación. En el antiguo dormitorio de los frailes carmelitas, probablemente, no habría una estantería como esa. Pero podemos plantearnos: ¿qué misterios hubieran ocultado ellos dentro del armario?

 

 

 

 

 

 

Aquí el armario no tiene detrás un escondite. Es una vitrina de cristal y revela un contenido tan variopinto como asombroso. Una calavera humana con una mano de Fátima grabada en la frente, algunas espinas de pez y una piel de serpiente. Hay inscripciones en japonés y en árabe. Plantas, raíces, semillas, cáscaras de coco y de huevos. Y si paramos por aquí, todavía nos quedamos cortos.

Hasta el 24 de abril puede visitarse la exposición Pamen Pereira. El final del sueño en la sala Dormitorio del Centre del Carme. El recorrido suele durar entre 15 y 30 minutos –lo mismo que el sueño en fase REM–.  Aunque, si en esa fase final del ciclo de sueño es fácil despertar, con la muestra sucede lo contrario. Al salir de ahí, seguimos pensando en todo lo que hemos visto y sentido, soñando con los ojos abiertos.

 

‘Pamen Pereira. El final del sueño’ puede visitarse en la Sala Dormitori del Centre del Carme de Cultura Contemporànea del 28 de enero al 24 de abril de 2022.