Nagarjuna: silencio, discusión e iluminación

David Lorenzo Cardiel Por David Lorenzo Cardiel
13 Min lectura
‘Abandono de la discusión’ gana una nueva edición. Se trata de una de las obras filosóficas más analíticas del filósofo indio Nagarjuna

Cuenta una leyenda tibetana que Nagarjuna (Reino de Andhra, 150-250), siendo niño, recibió una amarga profecía: su hálito no superaría los siete años de edad. Desesperados ante el trágico desenlace, en el momento en que acariciaba su destino, le enviaron a lejanas tierras donde habitaba un afamado sabio.

Este maestro enseño al muchacho una serie de mantras que le permitieron alargar su vida y convertirse en el erudito que terminó por convertirse.

Tomando distancia de la fantasía que rodea al relato, Nagarjuna fue, en la vida real, un filósofo de destacada relevancia en su época.

La India de los primeros siglos de nuestra era aún palpitaba en el esplendor pretérito de la dialéctica. Ascetas, gimnosofistas, maestros y monjes dialogaban acerca del brahmán, de la existencia o no de un alma que sostiene las cosas. E incluso de la naturaleza misma de las apariencias.

 

 

Las aportaciones de Nagarjuna a la doctrina del Buda que influyeron para siempre en la concepción de esta doctrina en Asia

 

 

En ese fértil contexto de intercambio de ideas, donde pensamiento y creencia se entremezclaban sin aniquilarse el uno con el otro, Nagarjuna escribió su obra. Tratados budistas y comentarios a las ideas que circularon en su época. Aportaciones a la doctrina del Buda que influyeron para siempre en la concepción de esta doctrina en Asia. Pero, también, textos de un elevado valor filosófico.

Abandono de la discusión es un libro singular, en especial cuando estamos acostumbrados a mirar la Antigüedad subrayando el acervo occidental.

En él, Nagarjuna trata de buscar un punto de inflexión ante la palabra, convertida en ruido, en charlatanería o en cíclica divagación. Ante ello, propone una solución muy particular. Tanto que impactó no sólo en oriente, sino que agitó la filosofía occidental.

 

 

 

Ilustración de Nagarjuna con treinta de los ochenta y cuatro Mahasiddhas, 1770-1799. Wikimedia Commons. Haz clic en la imagen para ver detalles de la obra

 

 

 

India, Nagarjuna y el origen de la lógica

 

Pensamos en Aristóteles o en Parménides cuando nombramos a la lógica. Desde el prisma europeo, la paternidad de la disciplina corresponde en gran medida a los esfuerzos de ambos pensadores y de sus posteriores discípulos. No es tan obvio ni reconocido que un poco más al este de la Hélade el estudio de la lógica llevaba siglos desarrollándose.

En la India eran habituales los “torneos” dialécticos. Poco se sabe sobre bajo qué contexto exactamente se regían, si religioso, político, intelectual o simplemente lúdico.

Sí conocemos, en cambio, que llegó a existir una miríada de ascetas y eruditos por todo el subcontinente. También, que buena parte de los encuentros se realizaban bajo el mecenazgo de príncipes y soberanos.

Hay bastantes conocidos, como el célebre que mantuvo la filósofa Gargi Vachaknavi mientras Homero, en Grecia, apenas se había compuesto la Ilíada. Los encuentros continuaron produciéndose siglos después, manteniendo muy vivaz el deseo de saber.

 

 

Dialogar, discutir, oponer y demostrar la veracidad de los argumentos expuestos alcanzaron el rango de auténticas exhibiciones de belleza y templanza.

 

 

Las discusiones habían conducido a los indios a un amplio desarrollo de la dialéctica y de la oratoria. Por supuesto, también de las reglas de la lógica. Alrededor de este último aspecto llegaron a expandirse diversas escuelas que estudiaban la realidad mediante la palabra, que se consideraba sagrada.

Dialogar, discutir, oponer y demostrar la veracidad de los argumentos expuestos alcanzaron el rango de auténticas exhibiciones de belleza y templanza.

De aquel fulgurante desarrollo de la filosofía y de las artes se nutrió Nagarjuna. Como budista sus esfuerzos intelectuales fueron el ejemplo perfecto de la idea india de que el pensamiento debe aunarse siempre con la acción.

Para el monje, su experiencia vital bajo los preceptos de Gautama Buddha debían enriquecer a su reflexión.

 

 

 

Nagarjuna
Ilustración del siglo XIX de Nagarjuna y Aryadeva como dos grandes escolásticos budistas indios. Wikimedia Commons

 

 

 

El esfuerzo de Nagarjuna

 

Así pues, el filósofo dejó como legado una serie de obras que se relacionan estrechamente con su profesión del budismo. Su trabajo fundó una tradición entera de pensamiento, la Escuela del Camino Medio, o Madhyamaka.

Y se preguntará el lector: ¿qué tiene de especial este enfoque respecto de tantos otros que proliferan dentro y fuera del budismo?

En primer lugar, porque la influencia de la filosofía de Nagarjuna y de sus continuadores fue trascendental en Asia. En áreas como China o el Tíbet, el pensamiento de la Escuela del Camino Medio fue debatida durante más de un milenio.

Corrientes tan actuales y de moda como el budismo zen beben de la disciplina de Nagarjuna. Pero también en otras escuelas y planteamientos, como en el jainismo o el taoísmo.

 

 

Nagarjuna estableció dos verdades, la convencional, limitada por los sentidos, y la final, la vacuidad, sólo alcanzable mediante la iluminación.

 

 

En occidente, Pirrón de Elis (Elis, h. 360 a. C. – 270 a. C.) bebió profundamente del pensamiento de Nagarjuna, que niega el conocimiento verdadero mediante los medios de conocimiento aceptados.

De todas las ideas recogidas en la India tras acompañar a Alejandro Magno en su campaña militar surgió el escepticismo, del que fundó escuela. Es por ese motivo que se considera al monje indio uno de los eruditos más relevantes de oriente.

Nagarjuna estableció dos verdades, la convencional, limitada por los sentidos, y la final, la vacuidad, sólo alcanzable mediante la iluminación.

Sin embargo, alrededor de este principio, Nagarjuna trazó un profundo análisis sobre la lógica, la epistemología, la espiritualidad y, por supuesto, la ontología.

Se le atribuyen tratados muy estudiados y famosos, como Carta a un buen amigo, Sesenta versos sobre el razonamiento y los Himnos. Y, por supuesto, el más conocido de todos, Versos fundamentales del Camino Medio.

 

 

 

Escultura de Nagarjuna en el Monasterio de Samye Ling, 2004. Wikimedia Commons

 

 

 

Abandonando la discusión

 

Una de sus obras más filosóficas y analíticas fue Abandono de la discusión. En ella, Nagarjuna establece un diálogo, que en realidad es un monólogo, entre alguien que pregunta y la respuesta del autor. En él aporta una serie de discusiones sobre lógica, epistemología y ontología.

Para los indios, el lenguaje es sagrado: se trata de un instrumento con el que los dioses han permitido diferenciar las cosas.

Diferenciar sustancias y situaciones constituyó un elemento vertebral del desarrollo de la dialéctica y la oratoria del subcontinente. En este contexto, la lógica se desarrolló hasta niveles iguales o superiores a sus homólogos en Occidente.

A Nagarjuna, como buen budista, le preocupaba el uso de la palabra, en especial cuando implicaba discusiones encerradas.

 

 

Para el filósofo indio, todo está vacío, todo carece de atman (entidad).

 

 

Para el monje, la clave para alcanzar la sabiduría era abandonar el intercambio verbal para entregarse al vaciado mental, a la búsqueda de la iluminación. Pero Nagarjuna no se saca de la manga su posición sobre las artes del lenguaje. Emana ésta de su concepción ontológica.

Para el filósofo indio, todo está vacío, todo carece de atman (entidad). Aquella totalidad abarcó los propios medios de conocimiento.

La consecuencia directa es que la comprensión mediante los sentidos físicos y la razón acaba resultando una ilusión. Su producto, el supuesto conocimiento, un autoengaño.

Aquí se alcanza la epistemología de Nagarjuna: nada puede conocerse, la única verdad es que todo es vacuidad. ¿Y cómo conoce el buscador de la verdad esa particular ausencia de entidad? Mediante la práctica de técnicas que le permitan alcanzar la iluminación.

De esta manera, Nagarjuna retorna a la corriente budista de la que forma parte y a su propio comentario sobre la milenaria doctrina.

 

 

 

Cubierta del libro

 

 

 

Un libro muy actual

 

Como no soy un filósofo ni positivista ni postmoderno planteo a mi modo la vigencia del legado de Nagarjuna.

Nuestra era no es mejor ni preferible a cualquier otra del pasado. Simplemente, es distinta: otros enfoques, diferentes maneras de plantear la existencia, un desarrollo teórico y científico privilegiado por determinadas circunstancias.

Pensar que el pasado puede aleccionarnos de alguna manera es reducirlo a un utilitarismo atroz. Significa negar la dimensión, riqueza y complejidad que sigue caracterizando a cada etapa del devenir humano.

Dicho esto, Nagarjuna ofrece la paradójica posibilidad de discutir sobre su pensamiento. El evidente escepticismo del filósofo indio ya influyó sobremanera sobre Pirrón y en sus planteamientos. Y por consecuencia, sobre Sexto Empírico.

Pero, además, se adelantó al pensamiento de Berkeley y los idealistas. También podría adscribirse a Nagarjuna, retorciendo un tanto sus propuestas, a un nihilismo del que hubo corrientes en la India que lo reflejaron sin vericuetos.

 

 

Un libro que invita a reflexionar sobre el uso de la palabra y la notoriedad de su ausencia.

 

 

En cualquier caso, Abandono de la discusión y la obra en general de Nagarjuna siguen vigentes porque la discusión filosófica, atemporal y eterna, sigue viva.

Pensemos, por ejemplo, en los vacíos cuánticos y en el postulado en la teoría de cuerdas. Pero también en el planteamiento social y gnoseológico de nuestros días: nada importa, ansiedad ante las metas, externalización respecto del ser.

Más allá de común legado budista, Abandono de la discusión invita a reflexionar sobre el uso de la palabra y la notoriedad de su ausencia. Es decir, del valor del silencio, la importancia del cultivo de la serenidad y de la interiorización.

No es necesario seguir una religión para admirar el legado psicológico y filosófico del budismo. Resulta sencillo entrever la salubridad intelectual y vital de sus planteamientos para una época acelerada, irreflexiva y crédula como la nuestra.

 

Nagarjuna, Abandono de la discusión, 2022. Traducción y prólogo de Juan Arnau. 104 páginas. 17,95 €

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Filósofo y escritor. Columnista y crítico literario. A través de sus libros y artículos compagina reflexión y pensamiento desde una mirada filosófica y crítica.