Noemi Iglesias: «No se trata un sentimiento como un objeto»

Tatylla Por Tatylla
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Hablamos con la artista asturiana Noemi Iglesias. Su exposición «Bling Bling Romance» puede verse en estos momentos en la galería valenciana Shiras

Son innumerables las pinturas, poesías, películas y músicas que hablan sobre el amor, pero Noemi Iglesias (Langreo, 1987) lo hace desde una perspectiva distinta. Ella cuestiona los patrones del enamoramiento y la utopía romántica.

Pone en evidencia la objetualización emocional y critica la mercantilización del romanticismo. Lo hace utilizando el arte y la ironía, con rosas talladas y performances que incluyen citas románticas.

La porcelana es el principal componente de sus esculturas. En sus manos, el material florece, a través de una técnica tradicional desarrollada en el siglo XIX. La aprendió durante su estancia en China. Pero ya vivió y trabajó también en Grecia, Inglaterra, Finlandia, Italia, Hungría y Taiwán.

En su obra se observa la influencia de los lugares por donde pasa la artista. Viviendo actualmente en Lisboa, empezó a trabajar con murales de azulejo como soporte para contar historias. De hecho, una de sus creaciones más recientes es un mural de azulejos repleto de rosas grabadas a láser.

La pieza trata de resumir la intención de Bling Bling Romance, muestra individual de Noemí Iglesias que hemos visitado, en su compañía, en la Sala Refugio de Galería Shiras de València.

Las flores negro-mate simbolizan el amor, que se nos presenta de manera brillante. Pero ¿será esa la manera que tenemos de sentirlo?, se pregunta la artista a través del contraste y de las formas. Bling Bling Romance, podrá verse en València hasta mediados de noviembre.

 

 

Noemi Iglesias - artista - Bling Bling Romance
Noemi Iglesias, Bling Bling Romance, 2022. Vista de la instalación. Cortesía de la artista

 

 

P. Trabajas principalmente con esculturas y performances. ¿Cómo es tu proceso de creación?

R. Normalmente parto de procesos performativos para crear las esculturas. No siempre. Pero muchas veces sí. Esos procesos performativos son los que sientan las bases conceptuales de lo que será la instalación final. Y ahí pueden aparecer diferentes técnicas como la ilustración, la escultura o la fotografía.

Empiezo con esos procesos inmateriales, performáticos, y al final es el cuerpo dentro del proceso el que genera material. Las fuentes de inspiración no vienen dadas tanto por agentes externos, sino por la propia experiencia a la que me submeto dentro del proceso.

 

 

Noemi Iglesias
Noemi Iglesias, Summer Boyfriend, 2013. Cortesía de la artista

 

 

P. Hiciste recientemente una performance en el Museo Thyssen-Bornemisza. ¿Cómo fue la experiencia de Summer Boyfriend Wanted?

R. Sí, era una performance comisariada por Semíramis González, dentro del ciclo Visión y Presencia, en la que contaba la historia de un amor de verano. Esa historia vino de otro proceso performativo que hice en Inglaterra.

En aquel entonces, lo que hice fue publicar un anuncio que se repartió a modo de flyer. En él se anunciaba que buscaba un novio para el verano. El contenido explicaba que era un contrato temporal, etc. Con eso recibí unas 468 aplicaciones. Quince candidatos fueron llamados a una entrevista personal en la que se adjudicaron los papeles de Summer Boyfriend y Summer Lover.

Las actividades eran clichés románticos, como cogerse de la mano, besarse, dormir juntos… Es decir, comportamientos que son considerados románticos a través de acuerdos sociales que sugieren cómo tienes que comportarte en el caso de que estés enamorado.

Cada actividad generaba un objeto sensible que utilicé para contar la historia, a través del formato de subasta. Esta subasta de emociones fue la que se llevó a cabo el pasado 21 de septiembre en el Museo Nacional Thyssen Bornemisza en Madrid.

 

 

Noemi Iglesias
Noemi Iglesias, Quarantine, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. Ahora, cuéntanos un poco sobre el proyecto Quarantine.

R. El proyecto se desarrolló en 2018, cuando vivía en Taiwán. Lo que hice fue una cuarentena. Es decir, descargué la aplicación Tinder y la utilicé durante cuarenta días para concertar cuarenta citas con cuarenta usuarios diferentes. Cada cita podía tener una duración máxima de 24 horas; transcurrido ese tiempo, se eliminaba al usuario y se iba a la siguiente cita.

Ese proceso es más performativo, más inmaterial. A la hora de materializarlo, lo que hice fue recuperar uno de los símbolos que hoy lo conocemos todos de las cuarentenas: las máscaras. Realicé cuarenta máscaras de porcelana con un trabajo floral muy delicado en los ventiladores.

 

 

Noemi Iglesias
Noemi Iglesias, Everlasting (Red), 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿De dónde surge tu interés de hablar sobre el amor, el romanticismo, la intimidad?

R. Creo que es porque siempre fui una persona muy enamoradiza y fantaseaba mucho con esas ideas de como tiene que ser el amor. Y también con esa parte de sufrimiento, es decir, el drama amoroso.

A veces, sobre todo para las mujeres, el amor se nos presenta como un proceso en el que hay que sufrir, y hay que aguantar. Cuando, al final, hay que liberarse de todo eso. Porque este tipo de concepciones crean unas expectativas totalmente irreales, y se las crea a una sociedad entera.

 

 

Noemi Iglesias
Noemi Iglesias, Off Love, 2020. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Qué piensas sobre el amor?

R. Yo creo que los seres humanos somos seres sociales y que, no siempre, pero en general preferimos no estar solos. O que en algunos momentos de la vida nos gusta compartir nuestro camino con alguien que está al lado, que camine con nosotros.

Eso lo noté también cuando hice Quarantine. Porque yo les preguntaba: «¿qué buscas en Tinder?». Y muchos me decían: «Nada, pues, alguien con quien hablar, una persona a quien preguntarle ¿qué tal?, ¿qué tal te fue el día?». Era lo que hacían muchos de ellos. Así a las seis y media, cuando volvían de trabajar, me preguntaban: «¿qué tal te fue el día?, ¿qué estuviste haciendo?». Algo muy humano.

Mucha gente me pregunta: «¿y qué conclusiones sacaste de ese proyecto?». Una de las conclusiones a las que llegué es que muchas personas se sienten muy solas. Dentro de la sociedad, tal y como está planteada la arquitectura social, no es favorable que conozcas gente, y, tal vez, menos aún en Asia. Porque trabajas todo el día, sales, vas a cenar, te vas a casa, descansas y al día siguiente, otra vez lo mismo.

 

 

Noemi Iglesias
Noemi Iglesias, Everlasting, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. En muchos de tus proyectos cuestionas los procesos industriales, incluso con las propias rosas de porcelana que haces de manera artesanal. ¿Qué te interesa de ello?

R. La repetición y la reproducibilidad, el hecho de que puedas hacer infinitas copias de un mismo modelo. Por ejemplo, el hecho de que haya millones de camisetas iguales provoca que a ti no te importe tanto esa camiseta. Piensas: «¿qué más me da esta camiseta? Si la perdí, la perdí, total… Mañana puedo comprar otra igual o muy parecida».

Pero cuando ese tipo de mentalidad se aplica a un proceso amoroso, creo que genera un sistema emocional jerárquico y narcisista. De alguna manera, no te importa la persona que está a tu lado. Es como pensar: «Pff, ¿qué más me da esta persona?, si mañana abro Tinder y tengo otras treinta opciones en la palma de mi mano».

Esa falta de empatía emocional, cuando se trata de una camiseta no es importante. Pero cuando se trata de una persona, creo que hay que ser un poco más consciente de ese proceso y lo que está provocando. Me gustaría que las personas se concienciaran un poco más de que no se trata un sentimiento como se trata un objeto, como algo banal. Tampoco hay que glorificarlos ni nada de eso. Pero ser conscientes de que seguir un proceso industrial dentro de un terreno emocional quizá no es lo más acertado.

 

 

Noemi Iglesias, Rebel Heart, 2019. Cortesía de la artista

 

 

P. ¿Cuáles son tus influencias de pensamiento y en el arte?

R. Hay un libro de Roland Barthes que se llama Fragmentos de un Discurso Amoroso, y es de mis libros favoritos. Es una especie de diccionario. En él se recopilan fragmentos de otros escritores u otros lingüistas que se dedicaron a ese tipo de pensamiento. Y me parece, vamos, sí, de mis libros favoritos.

Y me gusta mucho Sophie Calle. Es una artista francesa que también sigue esos procesos performativos, así un poco fuera de lo que es el ritual performativo de por sí. Ella también tiene una serie de obras en las que sus performance no son concebidas para una audiencia, sino que son procesos performativos anónimos, por decirlo de alguna manera. Procesos que se extienden en el tiempo, como si llevases una especie de doble vida.

 

 

Noemi Iglesias, Mural de azulejos en la exposición Bling Bling Romance, 2022. Detalle. Foto: Tátylla Mendes

 

 

P. Tú estás haciendo un doctorado en que estás investigando sobre el cobalto. ¿Qué planes tienes con ello? ¿Puedes contarnos sobre tus próximos proyectos?

R. Está la exposición, Bling Bling Romance, que tenemos en Valencia hasta el 12 de noviembre. Además, en octubre, tengo la presentación del libro Arctic South. La obra es en colaboración con la Universidad de Bellas Artes de Oslo y con la de Lisboa, donde estoy cursando el doctorado. Aquí es donde empiezo a hablar un poco del proyecto que estoy desarrollando sobre el cobalto.

También me gustaría publicar un libro sobre el proyecto Summer Boyfriend Wanted. Tengo mucha documentación, y creo que el formato libro sería la manera más adecuada.

 

‘Bling Bling Romance’ de Noemí Iglesias, podrá verse hasta el 12 de noviembre, en conjunto con la muestra de Rafael Canogar, en la Galería Shiras, en València.

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