Yayoi Kusama en el Museo Guggenheim Bilbao: récord de visitantes

Bego R. Orbezua Por Bego R. Orbezua
14 Min lectura
Más de 160 mil personas se han pasado por el Museo Guggenheim Bilbao este verano para ver la exposición ‘Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy’

En el verano más tórrido de la historia, el Museo Guggenheim Bilbao ha engalanado su estanque con refrescantes lunares rojos. Son los característicos polka dots de la artista y escritora japonesa Yayoi Kusama (Matsumoto, 1929), que dan la bienvenida a Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy. Una de las muestras más esperadas del calendario artístico del Museo Guggenheim Bilbao.

La exposición se inauguró a finales de junio y podrá verse hasta el 8 de octubre. Es una retrospectiva que abarca desde los primeros dibujos que una Kusama adolescente realizó durante la Segunda Guerra Mundial hasta sus obras inmersivas más recientes.

Doscientas pinturas, esculturas, performances, imágenes en movimiento, instalaciones de grandes dimensiones y material de archivo de una de las máximas figuras del arte contemporáneo.

La exposición está comisariada por Doryun Chong y Mika Yoshitake con la cooperación de Lucía Aguirre y organizada por el M+ de Hong Kong. En colaboración con el Museo Guggenheim Bilbao y el patrocinio de Iberdrola.

Como parte del proyecto Didaktika, el Museo Guggenheim Bilbao ofrece diferentes actividades para abordar la exposición. La última será la proyección de Kusama-Infinity, documental dirigido por Heather Lenz, que reunirá a todos los aficionados de su carrera el 26 septiembre.

 

Yayoi Kusama, La muerte de un nervio
Yayoi Kusama, La muerte de un nervio (Death of a Nerve), 1976. Técnica mixta con tela rellena diámetro 15 cm, longitud 100 m. Colección Lito y Kim Camacho © Yayoi Kusuma

 

Una exposición sin precedentes en Europa

 

Durante los últimos cuatro años, Doryun Chong y Mika Yoshitake han trabajado con Kusama para crear esta exposición sin precedentes en Europa. Bilbao se lo ha agradecido cerrando el mejor julio de toda su historia con 165.418 visitantes.

Hasta el momento todas las exposiciones retrospectivas de la japonesa se habían realizado siguiendo criterios cronológicos. En este caso, sin embargo, también se atiende a lo temático, explorando las perspectivas y preguntas más sobresalientes que han guiado su creatividad.

Así, la exposición se divide en: Autorretrato, Infinito, Acumulación, Conectividad radical, lo Biocósmico, la Muerte y la Fuerza de la vida. Los mismos campos que se han visto influidos por los acontecimientos políticos, sociales y económicos, los conflictos bélicos y la escena artística en constante cambio. Se expone también Sala de espejos del infinito – Deseo de felicidad” para los seres humanos desde más allá del universo (“Infinity Mirrored Room –A Wish for Human Happiness Calling from Beyond the Universe”, 2020).

Esta instalación solo se ha expuesto antes en el Museo de Yayoi Kusama en Japón. En esta instalación mágica y envolvente, Kusama transforma sus inquietantes alucinaciones en visiones místicas. Como si verdaderamente se sumieran el visitante y la artista en el polvo de estrellas de un universo infinito.

 

 

Yayoi Kusama - Guggenheim Bilbao
Yayoi Kusama, Sala de espejos del infinito – Un deseo de felicidad humana llamando desde más allá del Universo © Yayoi Kusama

 

Una artista en continuo movimiento

 

La retrospectiva comienza con un espacio dedicado al género del autorretrato, práctica fundamental a lo largo de toda la carrera de Kusama. Carrera que abarca más de siete décadas. El trabajo de Yayoi Kusama se fundamenta en la auto-afirmación, la auto-destrucción, la auto-promoción, la auto-invención, lo auto-referencial y el autorretrato.

El visitante podrá ver obras ya míticas de la autora, como Autorretrato (1950), una de las primeras obras que recibió ese título. Es cuadro oscuro donde un girasol de un tono rosa carne flota sobre una boca humana. El espacio está presidido por el collage Retrato (2015), en el que aparecen algunos de sus característicos motivos: lunares, calabazas, redes y formas tentaculares.

Continúa la retrospectiva con pinturas de enorme formato, que exploran el infinito a través de redes y puntos. Las redes y los puntos sugieren dimensiones galácticas, con lunares que representan estrellas, planetas y la Tierra. La dualidad del infinito y la nada constituye la base de la característica trama de redes y lunares de Kusama. Ésta los concibe como partes recíprocas: los lunares son espacios negativos dentro de la red, y viceversa.

 

La profundidad de lo cotidiano

 

Sorprenden a la vista sus collages surrealistas de la década de 1970, un grabado de la década de 1990. O los lienzos con pintura acrílica de vivísimos colores del siglo XXI y los collages de Acumulación de letras (1961). Estos últimos son una de las obras de acumulación más tempranas de la artista y esta idea evolucionará hasta hacerse tridimensional.

Encontramos objetos y mobiliario doméstico, prendas de ropa, zapatos, maletas y otros elementos con protuberancias de tela con relleno. De lo que resulta una serie de objetos misteriosos que presenta complejas e insólitas asociaciones orgánicas y eróticas. Más tarde, traspasando los límites, comienza a incluir en sus obras espejos que virtualmente multiplican su trabajo.

Hay en Kusama un deseo compulsivo de multiplicar estas formas suaves que la lleva a expandirse a través de salas de espejos infinitos en 1965. La obsesión continua con los efectos de profundidad y de reflejos infinitos crea estructuras luminosas que evocan lo imposible, lo mágico, lo galáctico. Es una artista en continuo movimiento, deseosa siempre de encontrar nuevos campos para explorar sus obsesiones y sus miedos.

 

 

Yayoi Kusama, El momento de la regeneración
Yayoi Kusama, El momento de la regeneración (The Moment of Regeneration), 2004. Tela cosida, espuma de uretano, acrílico y madera, 54 partes 54 piezas. Colección de K11 © Yayoi Kusama

 

De Japón a Nueva York

 

Hay que tener en cuenta que, en sus inicios, su fuerza creadora estaba limitada por el conservadurismo de la sociedad japonesa de la época. Yayoi Kusama decide romper los esquemas impuestos por su familia, una familia acomodada de clase media. Será en el Nueva York de finales los años cincuenta donde encuentre el escenario perfecto para desatar todo su talento.

A finales de los 1960 Yayoi, desarrolla una práctica artística pionera alejada de lo material, centrada en la participación del público y la performance. En las décadas siguientes transita por el Pop, el Minimalismo o el Posminimalismo.

En Estados Unidos, adopta una postura inconformista y abiertamente provocadora a favor de los derechos de los homosexuales. Denuncia también las discriminaciones de raza y de género, parodia y critica la política estadounidense y protesta contra la guerra de Vietnam. Lo hace siempre a través de su arte de instalación y multimedia.

Debido sobre todo a los desnudos que muestra en sus performances, sus actuaciones recibieron gran atención por parte de la prensa. Unas veces de forma positiva, como manifestaciones de la contracultura; a menudo de forma negativa, como ardides publicitarios de mal gusto.

Trabaja con el diseño de moda, los espectáculos de luces y audiovisuales, las manifestaciones políticas, las instalaciones y el cine expandido. Crea performances en las que Kusama pinta lunares sobre los cuerpos desnudos de los participantes. Lo llama «auto-obliteración». Se trata de concepto de liberación del individuo, mediante la destrucción del «yo», de las limitaciones que le impone la sociedad, incluidos los modelos femeninos imperantes.

Un buen ejemplo es la instalación Auto-obliteración (“Self-Obliteration”, 1966–74). Es una serie de objetos cubiertos de pintura de vivos colores, entre ellos seis maniquíes, sillas y una mesa de comedor con elementos cotidianos.

 

 

Yayoi Kusama, Auto-obliteración
Yayoi Kusama, Auto-obliteración (Self-Obliteration), 1966–1974. M+, Hong Kong © Yayoi Kusama

 

El interés por la naturaleza

 

Kusama se crio rodeada de plantas, en la finca y negocio familiar, y desde temprana edad sintió una estrecha conexión con la vida orgánica. La artista observa la anatomía de las plantas y sus ciclos de vida y muerte. El término «biocósmico» o «naturaleza cósmica» ilustra su concepto ilimitado de «cosmos» y su particular noción de la vida orgánica. Es una lente a través de la cual contemplar toda su filosofía y su producción artística.

A finales de la década de 1960, Kusama explica por primera vez sus lunares comparándolos con cuerpos celestes o símbolos cósmicos. Conecta de este modo el cielo y la tierra, lo macroscópico y lo microscópico, para revelar el misterio de la propia vida.

El interés de Kusama por la naturaleza es al mismo tiempo místico y literal, como sucede con sus calabazas. Aparecen en su léxico visual a principios de la década de 1980. Ofrecen una identificación inmediata con la naturaleza y con una especie de espíritu vegetal benévolo, reflejo de su propia alma.

 

 

Yayoi Kusama, Calabazas
Yayoi Kusama Calabazas (Pumpkins), 1998–2000. Técnica mixta 6 piezas, dimensiones variables. Colección de la artista © Yayoi Kusama

 

El arte como sanación individual y colectiva

 

Hacia 1988 su carrera empieza a tomar vuelo. Se multiplican las exhibiciones de sus obras y sus novelas son bien acogidas por los círculos literarios vanguardistas. Los temas clave de su obra pasan a ser la fuerza de la vida y el poder sanador del arte. Hay una idea y compromiso fundamental en la obra de Yayoi Kusama.

Ha de transformar su sufrimiento en arte para la sanación de toda la humanidad. Concibe su papel artístico como un sufrimiento sanador en beneficio de otras personas y de sí misma. Su obra en el nuevo milenio amplifica este mensaje. Tras cumplir los ochenta años, Kusama comienza la serie más extensa de su carrera, Mi alma eterna (“My Eternal Soul”, 2009–21).

Está formada por más de 900 pinturas alegres y coloridas, que destacan por su formato cuadrado, apenas empleado antes. Kusama sigue pintando actualmente, pero en escalas más pequeñas, en una serie llamada Ruego todos los días por el amor (“Everyday I Pray for Love”). Es la continuación de su decidida celebración del amor y la vida, mientras continúa luchando contra la oscuridad de la muerte y los pensamientos suicidas.

 

La vida convertida en arte

 

Queda patente en esta retrospectiva que Yayoi Kusama es mucho más que la parte más morbosa de su biografía. La artista más cotizada del mundo, lleva voluntariamente internada en un psiquiátrico desde los años setenta, decisión que tomó tras regresar a Japón, profundamente agotada. Acarreaba una severa depresión causada por la muerte de su padre y de su amigo, el también artista Joseph Cornell.

Lejos de rendirse y abandonar el arte, encontró un lugar que le aporta la tranquilidad necesaria para poder seguir trabajando. Un lugar que le ha permitido conocer su enfermedad y sus miedos y convertirlos en arte. Después de lo acontecido a nivel mundial durante la pandemia, las últimas pinturas de Kusama adquieren una resonancia aún más poderosa.

Ya no pinta en su estudio, ya apenas puede moverse a sus 94 años. Pero continúa creando sus obras en su habitación. Para la artista, la creación siempre ha sido una cuestión de supervivencia y ahora, además sostiene su vida.

 

‘Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy’ podrá verse en el Guggenheim Bilbao hasta el 8 de octubre 2023.

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