Yann Leto: «He tenido que lidiar con la censura desde que he empezado a producir obras»

Maria von Touceda Por Maria von Touceda
17 Min lectura
El artista nos habla de sus proyectos y nos comenta sus principales obras

Yann Leto (Burdeos, 1979) es un artista francés que lleva instalado en España desde el 2005. En su trabajo destaca la pintura aunque también utiliza instalación y performance para abrir interrogantes sobre cuestiones que le atañen como ciudadano.

Muchas de sus obras parten de premisas que de alguna manera le han molestado a lo largo de su vida, para crear piezas de gran poderío estético, que funcionan como una «ráfaga Ilustrada» en los ojos del espectador.

A través de su mirada, viajamos a un mundo interior que no es más que el vivo reflejo de un espacio exterior pasado por la trituradora de la Razón y expuesto de una forma exquisita y elegante como si de un verso de su compatriota Rimbaud se tratase. Yann Leto nos recuerda por qué el arte es arte. Conversamos sobre su trabajo y sobre cómo ve el mundo.

 

 

Yann Leto, Blonde Cross Followers, 2015. Cortesía del artista

 

 

P. ¿En qué medida crees que afecta ser francés para realizar un trabajo con ese cariz tan marcadamente revolucionario?

R. Cierto que mi trabajo tiene un contenido claramente social, inspirado en lo popular y quizás en la visión que tiene el pueblo de la política. No creo que mi obra sea definidamente política. Pero es cierto que nuestra historia está cargada de revolución y sangre… y lo sigue estando a la hora en la que estamos hablando. Y en este aspecto supongo que es un bagaje que llevo dentro. Además llevo muchos años en España, con lo cual esto le da más contenido aún a mi obra.

 

 

Yann Leto, La lutte, 2018. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Crees que existe algo en esta vida que no sea político?

R. Hace seis años, antes de tener a mi hijo, ¡te hubiera dicho que no! Suena ñoño y romántico pero ahora creo que todo lo que no tiene que ver con política, el amor, el desamor, la lucha individual, la traición y todas esas cosas de la mitología tienen mucha más cabida en esta sociedad que la política. Hay que recordar que somos ovejas y que necesitamos líderes. En este único aspecto cabe la política.

 

 

Yann Leto, Everything is true if you convince, 2015. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Has tenido algún problema con la censura a causa del tipo de aspectos que criticas en tus obras?

R. Bueno, pienso que he tenido que lidiar con la censura desde que he empezado a producir obras. La instalación es un medio muy directo en el que claramente me he metido con decisiones políticas que no me parecían adecuadas a la situación social en la que vivíamos. Y en este aspecto hay gente a la que le molesta. Curiosamente sobre todo a los políticos. Siempre he tenido un apoyo galerístico e institucional que me ha permitido no solo expresar mis ideas, sino también exponerlas al gran público. Así que me siento privilegiado en este sentido. Se ve claramente que el país puede evolucionar si seguimos ejerciendo presión contra la censura que sigue vigente, hoy en día, aquí y en muchos países.

 

 

Yann Leto, La chasse, 2018. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Qué feedback, por parte de los ciudadanos o instituciones de Zaragoza, te has encontrado tras tu magnífica intervención urbana Primary Colors?

R. Me hace gracia que me hables de esta intervención. Para mí, de las cosas más bonitas que he podido hacer. Primero porque se quedó en nada. Tampoco intenté exagerar la presencia de esos carteles en redes ni prensa. Me pareció más interesante dejarlo estar. Que la obra se hiciera sola. No había firma, nada más que el logo de un partido político imaginario. Lo llame “social romantic happening”. Lo vio muchísima gente pero muy pocos saben que fui yo el autor.

 

 

Yann Leto, Primary Colors, 2014. Cortesía del artista

 

 

P. En tu serie Tótem cuestionas eso que algunos llaman “normalidad”. ¿Qué significa para ti «ser normal»?

R. La normalidad representa un concepto filosófico muy denso e interesante. Porque trata del individuo pero también del grupo. Es muy interesante ver cómo la gente cree que se sitúa en la normalidad cuando en lo que está es en una burbuja creada por un sistema, una administración, que mete en peligro la condición humana en su sentido más puro. Ser normal es que te caiga una multa y la pagues cagándote en la policía y en el mundo en general. No ser normal es que te caiga una multa, pases de ella, al minuto siguiente te has olvidado de ella y después te llega con recargo y te obligan a pagarla y te cagas también en todo pero más tarde. No me siento muy normal. (Me acaban de multar mientras hacíamos esta entrevista).

 

 

Yann Leto, Tótem #1 y Tótem #2, 2016. Cortesía del artista

 

 

P. Has realizado varias obras en neón, ¿qué emociones crees que suscita en el espectador esta técnica lumínica?

R. La verdad es que me importa poco lo que suscita o no el neón en el espectador. Hacer un neón es más bien una experiencia personal. Además tengo la suerte de producirlos con mi gran amigo Martin Maturen, un abuelo retirado que fue presidente de la asociación de neones de España durante 20 años. Creo que no si no existiera este vínculo, quizás no haría tantos. Los neones no se venden, no sé tampoco si interesa la gente. El mensaje de la pieza tiene que ser rotundo, sino rápidamente se convierte en un producto decorativo sin sentido.

 

 

Yann Leto, Farmacy Laws, 2013. Cortesía del artista

 

 

P. En muchas de tus pinturas hay una multitud de personajes en una especie de caos carnavalesco que, personalmente, me recuerda a James Ensor. ¿Cuál es la función principal de estos retratos colectivos? ¿A qué remiten?

R. Gracias por la referencia. Soy un gran admirador de Ensor y esta carga social, carnavalesca y emocional de la condición humana de la que hablábamos antes. En mi pintura, sobre todo la anterior, me gustaba mucho hacer un copia y pega de personajes en grandes formatos. Cada uno con una función. Como si tuviera algo que cumplir y después morir. Como si de ephemeropteras se tratara (por cierto, esos bichos también se llaman cachipollas). Los comparo mucho a la humanidad. Se mueven mucho, muy rápido, sin rumbo, molestan un poco pero se mueven en grupos y después mueren. Mi pintura es también una experiencia inspirada en lo que ofrecen las redes, la prensa, la inmediatez…como una cosa que llega y muere reemplazada rápidamente por otra.

 

 

Yann Leto, Turn off the Lanscape, 2017.
Yann Leto, Turn off the Lanscape, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. La sexualidad también está muy presente en tu trabajo y tiene como culmen tu obra Congress Topless, que se expuso con gran éxito por parte de la crítica durante Arco 2014. ¿Qué aspectos crees que suma el sexo al arte?

R. Congress Topless se presentó en Arco 2014 con la Galería T20. Se trata de una acción en respuesta a la ‘Ley Gallardón’ sobre el aborto. Representé un club de striptease con varios pases, como si de un lugar de reunión de empresarios y políticos se tratara. Una ley a la medida de cómo se hacían las cosas antes. De una forma opaca y anticuada. Quizás fue mi obra más feminista sin pretender hacerlo ya que fue una propuesta de ley indignante…

Pero mucha gente no lo entendió así y me llovió bastante críticas por el mundo del arte, del feminismo, etc. Me gusta que cada uno entienda mis obras de la forma que más le conviene. No me gusta dar muchas explicaciones. Prefiero caer mal que justificarme sin parar. Intento exponer un marco reflexivo sin dar muchas directrices. Me gusta que mis obras puedan cerrarme puertas, de esta forma me evita cerrarlas yo.

El sexo en el arte es tan evidente como la muerte, por ello es complejo poder contestar en pocas líneas, necesitaríamos sentarnos y abrir unas cuantas botellas de vino. Los artistas tratan de emplearlo de una forma más o menos acertada, como algo que da miedo tocar. Es una experiencia común pero a la vez avergüenza y por eso me interesa tratarla.

 

 

Yann Leto, Congress Topless, 2014. Cortesía del artista

 

 

P. Realizas muchos remakes de obras clásicas hasta hacerlas totalmente tuyas. Estos guiños a la Historia del Arte fortalecen aún más, si cabe, tu trabajo. ¿Crees que puede existir algún artista de calidad que tenga desconocimiento de lo que se hizo antes?

R. ¡Pues claro! ¡Estoy harto de escuchar que si tú no lees o no has estudiado arte pues no puedes pretender ser artista! ¡No tengo ni idea de mecánica pero me gusta conducir buenos coches! ¡Nunca he ido a una escuela de cocina pero me encanta cocinar a diario! Me gusta que la gente lea y se interese en ir a los museos. Pero si no lo hacen, ¿qué más da? Mis referencias artísticas son escasas. Realmente son las que a mí me interesan.

Creo que en mi obra artistas como Matisse, Kippenberger o Picasso son referentes tan evidentes que es obvio que tienen cabida en mis pinturas. Me interesan tantas otras cosas de las que me inspiro… desde el Canal Cocina hasta ver fútbol en los bares o jugar al piedras papel tijera y ver Forjado a fuego con mi hijo…

 

 

Yann Leto, Los Borgia #1 y Los Borgia #2, 2016
Yann Leto, Los Borgia #1 y Los Borgia #2, 2016. Cortesía del artista

 

 

P. En la entrevista que le hicimos a Eugenio Merino él te nombra como uno de sus referentes y tú, por tu parte, has metido su cabeza en una nevera en tu metaartística obra Eugène de Merinaud. ¿Puede haber algo más hermoso que esta amistad?

R. [Risas] Para mí, Eugenio, representa un artista necesario en este país. Es alguien que cuida su producción y hace entendible una situación política con mensajes potentes y directos. Tenemos muchas cosas en común y a los dos nos apasiona la comida. ¡Decidimos forjar una amistad alrededor de esto! También estamos preparando un proyecto conjunto. No sabemos cuándo, ni cómo, ¡pero todo llegará!

 

 

Yann Leto, «Eugène de Merinaud», 2017. Cortesía del artista

 

 

P. Ahora hablemos sobre poesía. ¿Qué hay de poético en una colilla? Mejor dicho, ¿qué hay de poético en 365 cigarettes?

R. La colilla es un elemento estéticamente perfecto. Al nivel de color, de aspecto y de simbología. Cabe en una mano y entre los dedos. Es un elemento fálico y consumible. Representa el capitalismo de una forma inigualable. 365 cigarettes es una pieza que hice a mano, uno por uno y son 365 cigarros de madera, esmalte y resina. Es mi torre de Babylon. La que empieza por el capitalismo y acaba por la muerte. En el tarot la torre representa el caos y la inestabilidad. Todo aquello representa una pieza que ilumina el resto de mi producción.

 

 

Yann Leto, 365 cigarettes, 2016. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?

R. ¿Qué mercado? A mí no me han dicho nada de mercado…

 

P. ¿Qué rutinas creas para ponerte a trabajar?

R. Vivo en Zaragoza desde hace más de 10 años. Y ahora tengo mi taller en una antigua fábrica de chocolate en el barrio arrabal de Zaragoza. Comparto taller con Jorge Julve, un artista de Castellón, y Alban, un amigo francés que hace collage. Y adecúo mis horarios de trabajo para poder pasar tiempo también con mi hijo. Así que voy a trabajar y pintar cuando él está en el colegio. Siempre me ha gustado trabajar por las mañanas. Me gusta tomar mis cervezas y mis vinos pero nunca cuando estoy pintando.

El alcohol me altera mucho el proceso creativo y sobre todo la definición. No suelo pasar mucho tiempo mirando y pensando sentado en una silla. Una artista, amiga mía, decía que cuando llegaba el taller entraba a matar. Me gustó bastante esta definición. También estoy compartiendo un taller durante unos meses con el artista Miguel Fructuoso al que admiro mucho. Estamos en Carabanchel, nada original. Pero me gusta tener un pied à terre allí en Madrid, porque es una ciudad de la que estoy enamorado a la par que me pierde…

 

 

Yann Leto, El pibe de oro, 2018. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Qué proyectos tienes ahora entre manos?

R. Acabo de inaugurar una exposición en Nápoles con A01 Gallery y ahora me encuentro en Los Ángeles realizando una residencia en The Cabin LA (Beverly Hills) con una exposición individual que se inaugurará el 28 de abril. También estamos ultimando detalles con mi galería para exponer la obra que realicé entre 2015 y 2017 titulada Mother Of All Battles, una pieza inmensa en un solo bastidor.

Y más adelante otra individual en Virginia, Richmond. También estamos preparando piezas desde hace más de un año con la artista Almudena Lobera que esperemos poder presentar algún día. No hay fechas ni compromisos…y eso lo hace interesante.

 

Puedes ver más obras de Yann Leto en su página web y su perfil de Instagram.

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