Cesc Abad: «Plasmo la distopía como algo ya instaurado y que todos lo tenemos normalizado»

Maria von Touceda Por Maria von Touceda
12 Min lectura
El artista barcelonés nos habla de su trayectoria y de su imaginario

Cesc Abad (Barcelona, 1973) es un artista que abandonó su puesto como director de una empresa familiar para dedicarse en exclusiva a su pasión: el arte.

En su trabajo proyecta esa la pasión, logrando un discurso potente en los mensajes distópicos que pretende manifestar. Abad es un artista tenaz que ha logrado hacer de la insistencia en sus sueños una realidad palpable de la que alegrarse a diario.

Cesc Abad tomó una de las decisiones más importantes de su vida al abandonar el negocio familiar en pro de su carrera artística y es la prueba fehaciente de que, a veces, la dirección correcta no es la que te promete más seguridad sino la que de verdad te llena. Hoy sus obras ya han viajado en exposiciones individuales, colectivas y ferias de arte por España y Europa.

Trabaja el concepto de distopía en pintura y cerámica creando un imaginario muy personal fácilmente reconocible. Sus obras retratan simbólicamente relatos que podrían pasar y que, de hecho, ya están pasando. Hablamos con él sobre su vida y obra.

 

 

 

Cesc Abad
Cesc Abad, Distopic Landscape, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. Te reconoces como artista distópico. ¿Qué representa para ti la distopía?

R. Sí, me reconozco como tal. Para mí la distopía representa una herramienta de crítica social. La misma puede existir en un mundo limpio, lleno de naturaleza, de animales y en definitiva, de vida. En nuestro imaginario colectivo, la distopía nos aparece como un nuevo mundo destruido o agonizante debido a la acción del hombre, sin embargo yo plasmo la distopía en nuestro propio presente, como algo que ya está instaurado y todos lo tenemos normalizado.

 

 

 

Cesc Abad
Cesc Abad, Programmer, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. La naturaleza tiene un papel importante en tu obra, incluso has dispuesto un estudio en medio de los Pirineos para rodearte de ella. ¿Qué valores, tanto estéticos como emocionales, le aporta ésta a tu discurso?

R. En mi formación como artista la naturaleza siempre tuvo un lugar preferencial. Para mí lo es todo, sin ella estamos mal. Como artista necesito el contacto con la naturaleza y ella forma parte de mi obra, porque considero que la distopía se puede producir en nuestro propio entorno. El estudio en el bosque surgió por una necesidad emocional de compartir con la naturaleza el proceso pictórico. Nació de la necesidad de comprender el ritmo de la vida y poderlo plasmar en mi obra.

 

 

Cesc Abad, Goodbye, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo ha sido tu proceso artístico-vital hasta llegar a esa pincelada postimpresionista como seña de identidad?

R. Ha sido un proceso autodidacta. Desde los 15 años, que empecé pintando paisaje bajo la influencia de los impresionistas, para centrarme luego en los expresionistas, siempre figurativo, y así he ido evolucionando buscando mi identidad.

 

 

 

Cesc Abad
Cesc Abad, The call of the wild, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. El simbolismo también tiene un papel importante en tu trabajo, ¿qué deseas transmitir como las armas y semáforos que se repiten en tus obras?

R. Las armas simbolizan las decisiones individuales, y cómo pueden afectar al conjunto de la sociedad, y los semáforos y otros elementos tecnológicos, en los que mutan los animales que pinto, simbolizan el cambio que pueden llegar a producir las tecnologías en nuestras vidas. Evidentemente es una caricatura muy maximizada, que me sirve para señalar que podemos estar viviendo, ya, en una distopía.

En cuadros como First Time, que salen dos figuras bañándose en el río y un cisne con un televisor en la espalda, aparece frente a ellos como la primera vez. Son los cambios a los que nos les damos importancia pero que configuran el mundo del futuro… distópico.

 

 

 

Cesc Abad, First Time, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. Comenzaste a pintar en un espacio secreto, «El muro», que construiste al lado de tu despacho, en el negocio familiar que tu regentabas tras la muerte de tu padre. Tus empleados no sabían lo que allí ocurría. ¿Qué sensaciones recuerdas de estar pintando allí «escondido»?

R. Ahora, viendo en la distancia, me alegro mucho de haber tirado el muro al suelo, ya que fue una etapa dura porque tuve que llevar una doble vida. En aquel momento creí que mostrar mi faceta artística podría ser un elemento de debilidad en el mundo de los negocios. Emocionalmente me pasó factura y tomé la acertada decisión de dejarlo todo para dedicarme exclusivamente al arte.

 

 

 

Cesc Abad, Maman, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuándo introdujiste la cerámica en tu imaginario?

R. Como artista uno va siempre probando muchas cosas, técnicas, etc. La cerámica es un elemento que te da unas opciones plásticas increíbles. La fui introduciendo poco a poco hasta ver que se complementaba con mi pintura. Hay elementos de mi imaginario que los puedo explicar mejor a través de la cerámica, ya que la escultura cerámica es el resumen del concepto que quiero transmitir, sin elementos que distorsionen.

 

 

 

Cesc Abad
Cesc Abad, Naturaleza Distópica, Cerámica, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Recuerdas cuál fue la exposición, de todas las que has visitado, que más te impactó?

R. He visto miles de exposiciones en mi vida… es un poco compleja tu pregunta [risas]. Visité una exposición de Monet en Barcelona, en el Palacio de la Virreina. Me impactó muchísimo. Los nenúfares, sus pinceladas, sus colores, todo. Cómo expresaba en el límite de la abstracción.

 

 

 

Cesc Abad, Distopian Food, Instalación. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuáles dirías que son tus referentes?

R. Ha ido por épocas. En la inocencia de los 15 años me gustaba Dalí, pero pasó rápido. Lógicamente Picasso es el monstruo que todo lo cubre, pero durante mi proceso de aprendizaje artistas como Oskar Kokoschka, Soutine, Van Gogh, David Hockney, Francis Bacon, Munch, han tenido un lugar importante. Hoy me gusta mucho la pintura de Leon Golub o Walton Ford, los dibujos mordaces de David Shrigley o la pintura emergente de Robert Nava. Y referentes clásicos Goya, que fue un pintor distópico sin saberlo.

 

 

 

Cesc Abad, Bilateral Biology, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. Mi anterior etapa empresarial me ha dado las herramientas para poder organizar el trabajo de forma rigurosa. Empiezo mi jornada sobre las 10 de la mañana. Escucho música en Spotify, la radio me aburre, siempre hablan de lo mismo y profundizan poco [risas]. La música que escucho es muy variada: jazz, clásica, actual, Rosalía incluso, y hits de los 80.

No fumo, pero hago descansos en los cuales aprovecho para leer o incluso para acabar algún capítulo de alguna nueva serie de Netflix [risas] que también las hay distópicas, como El cuento de la criada o Black Mirror. Suelo finalizar sobre las 8 de la tarde.

 

 

 

Cesc Abad, Paradise, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?

R. El mercado del arte es un negocio y, como tal y viniendo de donde vengo, respeto su complejidad. Eso no quita que en muchas ocasiones el mercado del arte solo busque rentabilidad incluso prescindiendo de si lo que está ofreciendo es bueno o no, pero no se diferencia mucho de cualquier otro mercado. Como artista necesito este mercado como vehículo profesional.

 

 

 

Cesc Abad, Crazy man for president, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. Para combatir el machismo en la cultura, muchas artistas y escritoras optan por hacer exposiciones, conciertos, antologías, fanzines donde las participantes solo son mujeres. ¿Qué opinión te merece esta estrategia?

R. Mira sobre este tema te cuento una anécdota de la pasada semana. Estoy preparando una exposición para París para final de octubre y estoy realizando retratos distópicos de personajes icónicos del siglo XX. Me refiero que, con solo verlos, reconoces al personaje. Pues me ha sido muy difícil introducir personajes femeninos. Respecto a la pregunta que me haces sobre el papel de la mujer en las exhibiciones, es intolerable que el 80% de artistas en las galerías sean hombres. Por eso soy muy respetuoso con las armas que las mujeres quieran emplear para visibilizar su trabajo. Estoy completamente a favor de cualquier actuación o acción en la cual la mujer sea la protagonista, aún y cuando excluyan al hombre.

 

 

 

Cesc Abad, Valentina, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué lema dirías que te representa?

R. Te diré lo que tengo escrito en una pared de mi estudio que creo que también es muy distópico, aunque quien lo dijo no lo sabía: «Encuentra lo que amas y deja que te mate» de Charles Bukowski.

 

 

 

Cesc Abad
Cesc Abad, Man and machine, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. Además de esa exposición en París, ¿qué nuevos proyectos tienes entre manos?

R. Lo inminente es París, inauguramos el día 22 de octubre. No sé si es bueno hablar de proyectos no cerrados, pero como pincelada te comento que estoy preparando obra para Miami, São Paulo y también trabajamos en un proyecto para China.

 

 

Puedes ver más obras de Cesc Abad en su página web y en su perfil de Instagram.

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