Antonio Montalvo: «La pintura es una especie de alquimia que busca dar cuerpo a una emoción»

María von Touceda Por María von Touceda
12 Min lectura
El artista granadino nos habla de su carrera, su visión de la pintura y de su imaginario

Antonio Montalvo (Granada, 1982) es un artista andaluz que, a través de su trabajo, proyecta un exquisito halo de misterio con el envuelve al espectador hasta aprehender sus propios secretos. Su pintura de corte clásico narra lo no concreto, de manera que el placer de lo onírico rezuma entre sus veladuras.

El trabajo de Antonio Montalvo debería considerarse como un nuevo género, en tanto en cuanto los temas que trata. Su manera de plasmarlos va más allá del Barroco, del Simbolismo, hasta el Surrealismo para convertirse en unas obras tan originales que solo se pueden explicar a través de las analogías.

Montalvo recrea unos paisajes emocionales únicos que sobreviven al espectador hasta cuando éste abandona la sala expositiva. Se trata de un artista que perdura en la memoria como solo los grandes genios logran, en una Historia del Arte en la que solo unos pocos logran ser únicos e irrepetibles.

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada, Antonio Montalvo es uno de los artistas indispensables del panorama español, tanto por su buen hacer como por su imaginario tan personal. Hablamos con él sobre su obra y sus motivaciones.

 

 

 

Antonio Montalvo, Monodia, 2016. Cortesía del artista

 

 

 

P. Lo enigmático parece ser el leitmotiv de tu trabajo. ¿Qué te atrae de no desvelar la «verdad»?

R. Creo que la pintura es una forma como otra cualquiera de intentar arrancarle a la realidad su posible secreto. Hay en toda cosa algo misterioso y a la vez lleno de sentido, pero ignoramos qué sentido pueda ser; es nuestro deber profundizar en ese misterio. En cualquier caso, el elemento más crucial de una pintura es que debe haber algo que no sea posible aprehender del todo.

 

 

 

Antonio Montalvo, De noes, 2015. Cortesía del artista

 

 

 

P. En relación a ese «no desvelar», utilizas telas con las que ocultas objetos, a la manera de los surrealistas, y que a la vez funcionan como telones barrocos. ¿Con cuál de esos dos movimientos te sientes más identificado?

R. Sin duda, con el barroco. El barroco –fundamentalmente el español– ha supuesto para mí un refugio cercano. Su sentido del vacío y del silencio ha sido un eje vertebral para mi trabajo, sobre todo al comienzo de mi carrera.

 

 

 

Antonio Montalvo, Otredad, 2013. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué técnica utilizas para lograr esa pátina tan melancólica que recubre tus obras?

R. En primer lugar, preparo mis propios soportes. Utilizo una tela de algodón aparejada con gesso, sin imprimación; trabajo con el blanco como fondo. Y después diluyo el óleo con Liquin, que acelera el secado y permite superponer cuantas capas necesite. Construyo la imagen con el sistema de las veladuras, superponiendo transparencias.

 

 

 

Antonio Montalvo, Piel de oveja, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Los temas sobre los que trabajas son ensoñaciones, visiones, deseos o recuerdos?

R. De un tiempo a esta parte trabajo sobre temas que me son cercanos: mi pareja, el estudio, algún rincón de Granada y sus alrededores. Desde Zeuxis y Parraxio hasta Arikha o Hockney (pasando por toda la pintura oriental) la pintura ha consistido en sentarse delante de aquello que te ha emocionado previamente e intentar encarnar, dar cuerpo a esa emoción. Es una especie de alquimia que busca dar cuerpo a una emoción. Es más sencillo de lo que parece.

 

 

 

Antonio Montalvo, Ticio, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuánto de mitología e iconografía cristiana hay detrás de tus obras? ¿Hablan tus pinturas de un «cordero místico»?

R. Lo quiera o no, soy culturalmente cristiano; eso no se elige. Me eduqué en un entorno eminentemente católico. Mis recuerdos más antiguos remiten a la granadina Abadía del Sacromonte, donde mi tío abuelo, también pintor, ejercía como canónigo. Pocos lugares me han condicionado tan fuertemente. Además, ya en la carrera, tuve el gran privilegio de tener allí un estudio, el mejor que he tenido y tendré. Supongo que mi relación con el barroco –y con la iconografía cristiana, claro– nace ahí, en la Abadía del Sacromonte. En cuanto a los corderos, siempre me han gustado; así de sencillo. Uno pinta las cosas que le importan, aquellas que le atañen más íntimamente. Por lo demás, siempre me ha llamado la atención que ese animal que ha simbolizar el sufrimiento no haga pensar en él, sino en todo lo contrario: suavidad, familiaridad…

 

 

 

Antonio Montalvo, Los que han llegado tarde, 2013. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué crees que no te enseñaron en tu facultad de Bellas Artes que sí te hubiese gustado aprender allí?

R. Creo que las facultades de Bellas Artes deberían parecerse más a un estudio. No sé hasta qué punto la enseñanza del arte puede tener encaje en el rígido modelo universitario, con su correspondiente suma de créditos. No obstante, estoy muy contento con la formación que recibí en Granada. Encontré grandes profesores.

 

 

 

Antonio Montalvo, El pulpo, 2015. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué dirías que es lo mejor y lo peor del sistema que sostiene el arte contemporáneo español?

R. Lo mejor, sin duda, la calidad de nuestros artistas. Es difícil encontrar un panorama tan rico, cualitativa y cuantitativamente, como el español. Lo peor, su eterna debilidad.

 

 

 

Antonio Montalvo, Diorama, 2012. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué exposición, de todas las que has visitado, recuerdas con más cariño por el impacto que creó en ti?

R. Recuerdo especialmente la que se hizo con fondos del Hermitage en el Prado, o la de Solana en el Reina Sofía, por citar sólo dos. Pero más que exposiciones puntuales, me quedo con el impacto de una primera visita a un gran museo. Recorrer por vez primera las salas del Louvre, la National Gallery o el Metropolitan es una experiencia casi atenazante por su intensidad y belleza. No querría olvidar mi primer encuentro con una obra mayor. Fue en la citada Abadía del Sacromonte, no sé a qué edad. Se trata de Virgen de la rosa, del flamenco Gerard David. Me recuerdo aún anotando su nombre en una libreta tras escuchárselo a mi tío.

 

 

 

Antonio Montalvo, Piano, 2013. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuáles dirías que son tus principales referentes?

R. Velázquez, Rembrandt, Tiziano, Cézanne, Van Gogh, Gwen John, Seiho Takeuchi… En el campo de la literatura habría que destacar a Tolstói, Chéjov, Vasili Grossman, Thomas Mann, Kafka, Robert Walser.

 

 

 

Antonio Montalvo, El aliento, 2016. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. Antes de que naciese mi hijo sí tenía algo parecido a una rutina, incluso a un ritual: llegaba temprano, hacía té, ponía música (música clásica, fundamentalmente) y me sentaba a planificar el trabajo del día. Comparto el taller con mi mujer, la artista Irene Sánchez Moreno. Lo tenemos a tres minutos de casa, en una especie de semisótano con poca luz natural. Ahora, con el bebé, todo eso ha cambiado. Para empezar, ya no podemos pintar a la vez (alguien debe cuidar al crío). De modo que pinto un par de horas por las tardes.

 

 

 

Antonio Montalvo, Arrojado de una apetencia a otra, 2014. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?

R. Digamos que no tengo demasiadas razones para quejarme. Trabajo con una de las galerías españolas con mayor visibilidad, Espacio Mínimo y vivo de mi pintura desde 2008. Aceptamos desde el comienzo que la precariedad y la incertidumbre son compañeras infatigables.

 

 

 

Antonio Montalvo, Winterreise, 2016. Cortesía del artista

 

 

 

P. Para combatir el machismo en el arte muchas comisarias optan por hacer exposiciones solo de mujeres. ¿Qué opinión te merece esta estrategia?

R. La respeto pero no la comparto. Lo que está claro es que la desconfianza que el sistema ha mostrado hacia la mujer cae por su propio peso. A la calidad de nuestras artistas me remito.

 

 

 

Antonio Montalvo, Yesca, 2014. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Acabo de terminar un dibujo para la cubierta de una novela de Salvatore Satta aún inédita en español: De Profundis. Por lo demás, nunca trabajo en base a una serie o en torno a un proyecto. Cuando llega la exposición reúno lo que tengo y listo. De momento, lo único programado, es la próxima edición de Arco.

 

Puedes ver otras obras de Antonio Montalvo en su página web y su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.