Luis Toledo, Laprisamata: “El arte siempre intenta imitar a la naturaleza pero casi nunca le sale”

María von Touceda Por María von Touceda
13 Min lectura
El artista madrileño nos habla de su imaginario y sus técnicas de trabajo

Luis Toledo (Madrid, 1981), conocido también como Laprisamata, es un artista que atiende a la minuciosidad del dibujo. Dentro de un peculiar estilo hipnótico ha desarrollado trabajos para compañías como Warner Music, Atlantic Records, EA Games, Y&R.

El artista es reconocido internacionalmente con el Wacom Awards, Pantone Awards y el National Design Awards de Behance, entre otros premios.

Sus obras han sido expuestas en lugares como Denver, Ámsterdam, Madrid, Singapura, Portugal y Chicago. Ha realizado portadas para la música de grupos como Weezer, Antemasque, Big Wild, Gary Clark Jr., Residente y Caravan Palace. Durante este año también ha ilustrado la primera novela de Pete Townshend de The Who.

 

 

 

Laprisamata, Nekko and The Lighthouse into Sea Dreams or Fuerza VII, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué peso de atribuyes a la religión dentro de tu trabajo?

R. Estético y por el poder de los símbolos. Siempre me han interesado los altares de las iglesias y siempre que viajo me gusta estudiar los templos antiguos. Creo que las imágenes religiosas tienen mucha fuerza. Pero tengo muy claro que las religiones son el cáncer de la humanidad y que frenan el progreso del hombre y sobre todo el de la mujer.

 

 

 

Laprisamata, Mago del Bosque, 2016. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Y a la naturaleza?

R. Creo que el arte siempre intenta imitar a la naturaleza pero casi nunca le sale. La naturaleza es complicada, meticulosa y fascinante, por eso intento siempre aportar muchos detalles para dotar a la obra de un aspecto más orgánico.

 

 

 

Laprisamata, Thangka II , 2016. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué importancia crees que tiene la reflexión sobre la muerte en tu imaginario?

R. Es el tema principal de mis obras porque creo que es lo único importante en la vida. Todo el mundo quiere una buena vida y salud para llegar a la muerte lo más tarde posible. Me obsesiona bastante la idea de morir pronto. No es que me de miedo, sino que me jodería bastante no haber hecho todo lo que he querido. Los símbolos de la calavera, la sangre o el esqueleto creo que nos llegan a lo más profundo del cerebro y nos ponen en alerta. En las sociedades occidentales cada vez se intenta esconder más la muerte y vendernos que comprando ciertos productos vamos a poder llegar a la inmortalidad, pero la realidad es que la muerte siempre está cerca y siempre ha sido así.

 

 

 

Laprisamata, Psymuray, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Se podría decir que la psicodelia también forma parte de tu obra?

R. Depende a qué nos refiramos con psicodelia, en su primer significado, “que manifiesta el alma”, sí lo veo acertado porque es mi intención intentar representar mi interior o la de otra persona en particular. También el arte psicodélico me ha interesado como parte de la contracultura, desde el movimiento hippie al movimiento psytrance, pero siempre me he visto muy distanciado de esos mundos.

 

 

 

Laprisamata, -M41K0-, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué te atrae de lo onírico?

R. Me encanta cuando recuerdo los sueños y siempre se los cuento a quien tengo cerca o los apunto. Creo que lo que más me interesa o más me divierte es como cosas que has visto o has vivido en los últimos días se mezclan de forma extraña, pero en el sueño resultan como algo natural. Dalí y muchos surrealistas dicen que representan los sueños, pero ¿quién tiene sueños tan bonitos y tan estéticos? Nadie, es todo un invento para justificar la temática en obras no realistas.

 

 

 

Laprisamata, Dioscuros, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué técnica usas para elaborar tus trabajos?

R. Dibujo bastante con tintas y lápices, pero absolutamente toda la obra que subo a las redes es digital. Me cuesta mucho digitalizar obras físicas porque me gusta que vivan solo en el mundo material, que se puedan tocar. Lo de utilizar el ordenador es por economía de espacio y velocidad en el trabajo. Me encantaría poder hacer muchas más obras grandes y mezclando muchos materiales, por eso siempre veo mis obras digitales como bocetos o ensayos de algo que haré en el futuro. Antes siempre empezaba las obras en papel, pero ahora la mayoría de las veces la empiezo a dibujar directamente desde el iPad por comodidad.

 

 

 

Laprisamata, El Piloto, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Existe una búsqueda emocional en la elección de tu paleta cromática?

R. Desde hace 20 años llevo buscando los colores con los que sentirme a gusto, pero todavía no lo he conseguido. Mi paleta suele ser cálida desde siempre como algo natural que sale de mí. Me imagino simplemente es porque no me interesa el frío, ni los países fríos, ni las personas frías ni el arte frío. Dedico mucho tiempo a elegir los colores y hago muchas pruebas y correcciones de color. En las últimas series he restringido un poco la cantidad de colores y crear cierta continuidad.

 

 

 

Laprisamata, Fuerza, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué movimiento artístico encuadrarías tus obras?

R. No sé, me encuadran dentro del arte psicódelico, del surrealismo pop o del lowbrow. Así que no lo sé, yo creo que es un arte pop latino-mediterráneo.

 

 

 

Laprisamata, Guerrera, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo te preparas para trabajar?

R. Suelo darme un paseo temprano hasta llegar a mi estudio en el centro de Madrid. Siempre escuchando música desde que me despierto. En el paseo comienzo a priorizar, si tengo alguna idea que me apetece llevar a cabo en ese momento es con lo primero que me pongo al llegar. Y los días que estoy menos inspirado hago los encargos y los trabajos del estudio de diseño. Me gusta trabajar tranquilo, pero comparto espacio de trabajo con una revista de música así que siempre hay músicos y todo tipo de gente de la industria por allí. No me gusta desconcentrarme así que desde hace dos años no utilizo el teléfono y solo con ese detalle evito un montón de interrupciones. Últimamente intento no trabajar mucho por la noche, me voy a algún concierto o si me quedo en casa me veo alguna peli y leer hasta las tantas.

 

 

 

Laprisamata, Gorgoneion, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. Tadanori Yokoo, Pedro Friedeberg, Keichii Tanaami, Moebius, el arte clásico sobre todo mosaicos romanos, cultura íbera, la pintura Tibetana, los grabados japoneses, el arte prehispánico…

 

 

 

Laprisamata, Offering Ritual, 2015. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué exposición, de todas las que has visitado, crees que te ha impactado más?

R. La exposición de Kuniyoshi, Héroes, en el museo OTA de Tokyo me impactó mucho. Exponían cien grabados sobre guerreros hechos a principio del siglo XXI. Muy épicos, con mucha fuerza y con una cantidad enorme de detalles.

 

 

 

Laprisamata, Reredos, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el ámbito artístico?

R. Al machismo solo se le combate con feminismo y educación. Bueno como en otros puntos de la sociedad creo que el feminismo está empezando a calar pero todavía queda camino. Creo que la presencia de la mujer en el mundo artístico cada vez es más fuerte. Muchas galeristas y comisarías ahora mismo son mujeres, aunque no sé qué tanto por ciento son feministas o hacen su trabajo desde una perspectiva feminista. La realidad es que en las ferias y exposiciones hay menos mujeres pero en Internet la cosa creo que se iguala más.

 

 

 

Laprisamata, Space Opera Serie, 2015. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?

R. Independiente. Si me llaman de una galería y me interesa les envío las obras y luego me pagan. No me gustan las inauguraciones, ni las relaciones sociales por interés ni que ningún galerista me diga por dónde tengo que llevar mi obra. Ahora con las redes sociales es más fácil llegar a mucha gente y no es tan imprescindible estar en galerías. En los últimos años he participado en exposiciones sobre todo en Estados Unidos donde las cosas son un poco más fáciles a la hora de vender. En España todavía no he hecho ninguna exposición solo mía y creo que de momento va a seguir así.

 

 

 

Laprisamata, TechnoMagic, 2016. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Seguir con la serie Éxtasis, obra grande muy grande, la imagen de un festival de música. Este año tengo varios encargos de varias portadas de disco. Y me gustaría editar un primer libro que recopile algunos trabajos de los últimos 15 años.

 

 

 

Laprisamata, Thangka, 2015. Cortesía del artista

 

 

 

P. El mundo sin arte sería…

R. …más triste pero menos depresivo para los artistas.

 

La mirada de Luis Toledo proyecta un crisol de culturas unidas por su vertiente más espiritual y psicodélica.

Sus dibujos atienden a la necesidad de expandimiento de las ideas que el artista reproduce dentro de sus propios cánones, con un imaginario muy particular y que lo hace destacar en entre otros artistas que trabajan dentro del mismo movimiento.

El estilo de Toledo narra una serie de inquietudes que el artista madrileño pone de manifiesto para el deleite del espectador sin que esto deje de funcionar como una especie de azarosas composiciones.

En realidad, son dibujos donde la minuciosidad y el buen hacer van de la mano de un objetivo muy claro: que la imagen impacte más allá de lo que podemos ver.

 

Puedes ver otros trabajos de Laprisamata en su página web, Behance y su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.