La primera novela de Belén López Peiró, es un relato polifónico y realista de los abusos sexuales en el seno familiar
¿Por qué lo cuentas ahora? ¿Por qué no lo dijiste antes? ¿Por qué no te fuiste? ¿Por qué no hiciste nada? ¿Por qué no dijiste “no”? ¿Por qué no te defendiste? ¿Por qué volvías cada verano?
No son preguntas inocentes, formuladas desde el interés por comprender, por la necesidad de poner en orden lo ocurrido, por esclarecer la verdad. A menudo se convierten en afirmaciones hirientes que cuestionan a las víctimas de abusos sexuales.
Dedos acusadores que señalan y culpan a la única persona que no tiene culpa de nada, incapaces de asumir la realidad de la que probablemente son cómplices de una u otra manera.
Belén López Peiró lo sabe por experiencia propia: «¿Estás cansada de que te cuestionen? Acostumbrate, porque todavía queda para rato. Que por qué volvías, qué por qué no hablaste, que por qué dejaste que te cogieran. Olvidate, jamás van a aceptar lo que decís. Siempre te van a cuestionar. A vos, a tu palabra. Querida, poner bajo la lupa a un hombre siempre sale caro. Su hombría, su machismo, pesan más que tu integridad y la de las otras chicas. No tengas ninguna duda de que eso es así. Pero no te sientas especial. Les pasa a todas. A las que denuncian y a las que no, a las que guardan bajo llave su secreto y a las que lo gritan a los cuatro vientos».
Y fue eso lo que hizo López Peiró, callar durante mucho tiempo el abuso que había sufrido durante sus años de adolescencia por parte de su tío, perteneciente, además, a las fuerzas policiales
Y fue eso lo que hizo López Peiró, callar durante mucho tiempo el abuso que había sufrido durante sus años de adolescencia por parte de su tío, perteneciente, además, a las fuerzas policiales, dato para nada baladí.
Nacida en Buenos Aires en 1992, Belén López Peiró estudió Periodismo y Ciencias de la Comunicación. En la actualidad, dirige talleres de escritura de no ficción con perspectiva de género.
La autora lleva tiempo ligada al mundo de los talleres de escritura y fue en uno de ellos, coordinado por Gabriela Cabezón Cámara, donde nacieron los primeros textos que después habrían de convertirse en su primera novela, la polifónica e indispensable Por qué volvías cada verano. Ciento treinta y seis páginas llenas de crudeza y de un realismo insoportables y, al mismo tiempo, absolutamente necesarias.
Por qué volvías cada verano se publicó en España en noviembre de 2020 por Las Afueras, una editorial exquisita, que dice entender la literatura como un espacio y la lectura como la indagación de sus límites. Concibe los libros como señales que indican el desvío para escapar del centro (del canon literario establecido, de la dictadura de la novedad, de lo comercial) y apuestan por las voces y obras no muy fáciles o cómodas, pero desde luego críticas y necesarias.
López Peiró construye una narración colectiva, desde la perspectiva de diferentes personajes, porque también el abuso es colectivo e implica a otras personas más allá de la víctima y el agresor
López Peiró construye una narración colectiva, desde la perspectiva de diferentes personajes, porque también el abuso es colectivo e implica a otras personas más allá de la víctima y el agresor. En la novela aparecen las voces de otros familiares y de las instituciones, todo el entorno familiar y social de la víctima, aflorando así la violencia que impregna la sociedad, en este caso, argentina, en la que una de cada cinco niñas es abusada sexualmente.
No es sólo su historia, su discurso va más allá de la experiencia personal para convertirse en un acto político. En ese sentido, resulta un acierto la inclusión de los textos judiciales, los expedientes, las declaraciones testimoniales, la denuncia, las entrevistas.
Todos estos textos dotan de realismo y verosimilitud al conjunto y, de nuevo, refuerzan la idea de la negligencia de las instituciones educativas, sanitarias, judiciales y policiales. La mayoría de los lectores se enfrentará por primera vez a este tipo de textos, con su estilo y léxico propios y resulta muy interesante el ejercicio de objetividad y distancia.
Por qué volvías cada verano no es sólo la historia de esa niña de trece años de quien su tío abusa hasta los diecisiete, esa niña que se convierte en una adolescente triste, retraída, obligada a pasar cada verano con su agresor, sin que nadie de su entorno más próximo parezca darse cuenta de nada de lo que sucede ante sus narices. Ni de ese tío policía que deja el arma bien a la vista y al alcance en casa y que da masajes a sus sobrinas ante la mirada de su esposa y demás familiares. Es un puzle que López Peiró nos propone componer a través de las voces de esos otros personajes que, de un modo u otro, son cómplices del abuso al permitir y facilitar el sentimiento de poder que para el abusador legitima sus actos y deseos.
Hay una familia nuclear y una extensa, policías, abogados, médicos, profesores… todo un entramado social que permite el abuso y sustenta al abusador
Porque como bien ha señalado la autora en alguna ocasión, el abuso tiene que ver lo que sucede antes, durante y después. Hay una familia nuclear y una extensa, policías, abogados, médicos, profesores… todo un entramado social que permite el abuso y sustenta al abusador, que con frecuencia es cómplice directo y otorga más poder al victimario.
La primera novela de Belén López Peiró es una obra valiosa no sólo para ella, quien afirma que su escritura le ha permitido recuperar el dominio de su cuerpo y de su voz. Un texto muy trabajado, muy equilibrado y que atrapa al lector hasta el final, transitando por el camino por muchas emociones y otras tantas reflexiones.
Belén López Peiró, Por qué volvías cada verano, 2020. Las Afueras. 136 páginas. 15,95 €